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Cambridge Analyrica ha sido uno de los más sonados escándalos de la red social más usada en el mundo. Según Facebook, todo se remonta a 2013, cuando un investigador ruso-estadounidense, Alexandre Kogan, pone a punto una aplicación de tests psicológicos, "thisisyourdigitallife", propuesta en la red social igual que otras aplicaciones exteriores, a las que el cliente se conecta vía su cuenta Facebook.
Unas 300.000 personas la descargan para acceder a las informaciones sobre sus perfiles, pero también a los datos de sus "amigos".
A partir de 2015, Facebook limita esta capacidad e impide a terceras aplicaciones acceder a los datos de "amigos" sin el consentimiento de éstos.
La red social es informada el mismo año que Kogan transmitió las informaciones recuperadas a la firma británica Cambridge Analytica (CA), especializada en el análisis de datos y en comunicación estratégica.
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En 2016, CA había sido contratada por el equipo de campaña del candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump.
La red dice haber recibido garantías en 2015 de que CA había borrado esos datos. Pero, Facebook estima que la firma pudo acceder a los datos de 87 millones de personas, la mayoría en Estados Unidos, sin su consentimiento, y haberlos usado para la campaña de Trump.
Cambridge Analytica, que rechaza esas acusaciones, cesó su actividad y se declaró en quiebra en Reino Unido y luego en Estados Unidos.
Facebook está acusada por su lado de negligencia en la protección de datos de sus usuarios. Pese a las disculpas del grupo, la imagen de Facebook quedó muy malparada tras este escándalo.
El FTC, regulador estadounidense del comercio, ya acusó en 2011 a Facebook de "engañar" a los usuarios, y advirtió contra aplicaciones de terceros ya que tenían acceso a demasiados datos. Estas acusaciones se saldaron con un acuerdo amistoso.
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Facebook también está acusada, al igual que Twitter y Google, de haber dejado proliferar "falsas informaciones" para manipular a la opinión pública durante la campaña presidencial estadounidense de 2016 y favorecer la elección de Trump.
Estas tres empresas admitieron haber hallado en sus plataformas mensajes, cuentas y páginas procedentes de la Internet Research Agency, considerada por la justicia de Estados Unidos como una fábrica de 'trolls' pagada por el Kremlin para inundar las redes sociales con mensajes sobre temas polémicos (armas, inmigración, religión...).
Según los cálculos de Facebook, más de 120 millones de usuarios vieron este tipo de contenidos.
A su vez, la red social está acusada de no haber hecho verificaciones sobre estos contenidos y sobre la autenticidad de sus autores, sobre todo porque la financiación de publicidades políticas desde el extranjero está prohibida en Estados Unidos.
A mediados de septiembre, el presidente de Facebook, Mark Zuckerberg, aseguró que el grupo está "mejor preparado" contra los intentos de manipulación de elecciones, mientras planean nuevas amenazas sobre las legislativas estadounidenses de noviembre.