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Meta dio a conocer este martes una serie de cambios trascendentales en sus prácticas de moderación de contenidos, marcando el fin de su programa de verificación de datos. Esta política, implementada años atrás, tenía como objetivo reducir la propagación de información errónea en las plataformas de redes sociales de la compañía, incluidas Facebook, Instagram y Threads.
La decisión de eliminar esta iniciativa refleja un cambio estratégico en la empresa y es interpretada como una señal de reposicionamiento en el contexto político actual, específicamente en la era post-Trump. En su anuncio, Meta adoptó un tono reflexivo, describiendo los cambios como una rectificación de su trayectoria. Según la compañía, las políticas implementadas en la última década se habían desviado de los valores fundamentales de la organización.
“Queremos deshacer el deslizamiento de la misión que ha hecho que nuestras normas sean demasiado restrictivas y propensas a una aplicación excesiva”, señaló Joel Kaplan, el recientemente nombrado jefe de política global de Meta, en un comunicado oficial.
En lugar de seguir trabajando con organizaciones de noticias y grupos externos para verificar la información, Meta adoptará un enfoque más descentralizado. Ahora, confiará en que los propios usuarios añadan notas o correcciones a publicaciones que puedan contener información falsa o engañosa. Este enfoque sugiere un cambio hacia una moderación más participativa y menos dependiente de terceros.
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Del mismo modo, en un vídeo difundido a través de las plataformas de Meta, Mark Zuckerberg, CEO de la compañía, explicó que estos cambios responden a la necesidad de regresar a los valores originales de la empresa. “Es hora de volver a nuestras raíces en lo referente a la libertad de expresión”, afirmó Zuckerberg, señalando como detonantes de este cambio los resultados de las recientes elecciones presidenciales en Estados Unidos y el regreso de Donald Trump a la presidencia.
Según Zuckerberg, el sistema actual, que se apoyaba en un grupo seleccionado de agencias neutrales para verificar la información publicada, no logró los resultados esperados. Además, reconoció que muchas de las acciones de moderación podían interpretarse como partidistas. Este no es el único cambio significativo: el equipo interno de moderación de contenidos será trasladado de California a Texas, marcando una nueva etapa operativa de la empresa.
El modelo que Meta adoptará será similar al que utiliza la red social X (anteriormente Twitter), instaurado poco antes de la compra de la plataforma por Elon Musk. Con este sistema, cualquier usuario podrá añadir notas y contexto a las publicaciones de otros. Si estas notas obtienen suficientes votos de aprobación, se mostrarán junto a la publicación original.
Sin embargo, este enfoque ha enfrentado críticas. En X, el algoritmo que decide cuándo se muestra una nota ha sido señalado por su falta de transparencia y lentitud, lo que retrasa la efectividad a las correcciones. En muchas ocasiones, las notas tardan días en aparecer junto a la publicación original, por esa razón, disminuye su impacto para contrarrestar la desinformación.
La compañía aseguró que seguirá moderando y bloqueando contenido referente a drogas, abuso infantil o terrorismo. El sistemas de notas comunitarias comenzará inicialmente en Estados Unidos y se extenderá en un futuro a otros países. De momento, no está claro si en Europa, que cuenta con una regulación más estricta sobre el contenido de las redes sociales, será suficiente o tendrá que ser complementado con otras medidas.
Meta busca reforzar su relación con Trump y los conservadores
La decisión de Meta de abandonar su programa de verificación de datos marca el fin de una práctica implementada hace ocho años, tras la elección de Donald Trump en 2016. En ese momento, Facebook enfrentó fuertes críticas por permitir la difusión desenfrenada de desinformación en su plataforma, incluidas publicaciones de gobiernos extranjeros destinadas a sembrar discordia entre el público estadounidense. La presión pública llevó a Zuckerberg a tomar medidas significativas para abordar el problema.
Como parte de su respuesta, Meta (en ese entonces conocido como Facebook) estableció asociaciones con organizaciones externas como The Associated Press, ABC News, el sitio de verificación de datos Snopes y otras entidades globales aprobadas por la Red Internacional de Verificación de Datos. Estas organizaciones revisaban publicaciones potencialmente falsas o engañosas en Facebook e Instagram y decidían si debían ser anotadas o eliminadas. Este enfoque, sin embargo, se convirtió en un punto de controversia con el tiempo, especialmente entre sectores conservadores, que lo percibían como una herramienta partidista que afectaba injustamente a sus publicaciones.
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Trump, quien ha sido un crítico constante de Mark Zuckerberg y las políticas de Meta, argumentó en diversas ocasiones que la verificación de datos trataba injustamente las publicaciones de usuarios conservadores. Desde que Trump ganó su segundo mandato en noviembre, Meta ha tomado medidas rápidas para reparar las tensas relaciones con el presidente y su base política.
Zuckerberg, en declaraciones recientes, describió las elecciones como un “punto de inflexión cultural para volver a dar prioridad a la expresión”. Este cambio se ve reflejado no solo en las políticas de moderación, sino también en movimientos estratégicos y gestos significativos hacia la administración de Trump. A finales de noviembre, Zuckerberg cenó con Trump y se reunió con Marco Rubio, el nominado por Trump para secretario de Estado. Además, Meta realizó una donación de un millón de dólares para apoyar la ceremonia de toma de posesión del presidente electo.
En paralelo, Zuckerberg ascendió a Joel Kaplan, un veterano conservador y el ejecutivo de Meta más cercano al Partido Republicano, al cargo más alto en el área de políticas de la compañía. Otro movimiento notable fue la incorporación de Dana White, presidente de la UFC y aliado cercano de Trump, al consejo directivo de Meta, anunciado el pasado lunes.
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