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La seguridad en los sitios web es especialmente importante en aquellos donde se suministra información personal o datos bancarios sensibles. Para proteger la información de los usuarios y evitar ataques de bots que intentan robar credenciales de acceso, se implementan diversos mecanismos de seguridad.
Uno de los sistemas claves y más populares es el CAPTCHA, que popularmente demuestra que “No soy un robot”. Esta herramienta se posiciona como un filtro para establecer si quien intenta acceder a determinado servicio es una persona real o un programa automatizado.
Fue en el año 2000 cuando un joven de 22 años, Luis Von Ahn, desarrolló la primera versión de CAPTCHA, con el propósito de controlar el acceso automatizado y la nueva oleada de spam en la época. Von Ahn diseñó un sistema sencillo, pero efectivo: solicitaba a los usuarios que demostraran ser humanos al resolver un desafío visual que los bots no podían completar. Esta prueba inicial requería que el usuario reconociera y escribiera caracteres distorsionados en una imagen, una tarea fácil para los humanos pero difícil para los algoritmos de aquella época.
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A medida que los bots avanzaron y mejoraron sus capacidades de reconocimiento de texto, los desarrolladores adaptaron el sistema para fortalecer su seguridad y mantenerse un paso adelante. La segunda generación presentó a los usuarios desafíos visuales con imágenes, como identificar objetos específicos, como por ejemplo “selecciona todas las imágenes con bicicletas”, una asignación que los bots encontraban más difícil de procesar con precisión.
Actualmente, los sistemas CAPTCHA han evolucionado hacia métodos que permiten verificar la presencia humana de forma casi invisible para el usuario, un ejemplo destacado es el reCAPTCHA v3 de Google. En lugar de exigir la identificación de texto o imágenes, este sistema realiza un análisis de comportamiento sutil que incluye la observación del movimiento del ratón antes de que el usuario interactúe con el sistema de seguridad, así como patrones de clics y el tiempo de permanencia en la página. Estos datos ayudan a diferenciar entre una interacción humana y una automatizada de manera mucho más precisa.
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Sin embargo, este enfoque ha suscitado preocupaciones sobre la privacidad, ya que implica una forma de seguimiento virtual de la actividad del usuario sin un consentimiento explícito y directo. ¿Por qué?, el análisis en mención ocurre en el segundo plano sin que el usuario proporcione un consentimiento explícito, lo que levanta dudas sobre la transparencia en el manejo de los datos personales y el alcance de la vigilancia virtual que se ejerce.
A medida que los sistemas CAPTCHA han avanzado, también ha crecido el debate ético respecto a la recopilación de datos de comportamiento, debido a que esta vigilancia en segundo plano puede percibirse como una invasión de privacidad. Así, aunque los métodos actuales son altamente efectivos y transparentes para el usuario, también abren interrogantes sobre el equilibrio entre seguridad y privacidad en el ámbito digital.
Google ha enfrentado demandas ha enfrentado a varios procesos legales debido a preocupaciones sobre la recopilación de datos en sistemas y sus prácticas de seguimiento en línea. Como respuesta a las acusaciones, la compañía realizó ajustes en sus sistemas y políticas de privacidad en respuesta a estos cuestionamientos, especialmente en la Unión Europea, para cumplir con las normativas de protección de datos.
En la página de soporte, Google afirma “protege los datos con tecnologías de almacenamiento, anonimización y privacidad del lado del cliente. Los datos recogidos solo se utilizan para el funcionamiento y la seguridad de reCAPTCHA, no para la publicidad personalizada de Google”.
En todas sus formas, este sistema ha cumplido un rol fundamental para mitigar elementos que pueden saturar un página o utilizarla con un objetivo inadecuado. En el caso de un formulario o una encuesta digital, esta capa de protección evita que se llenen de respuestas de spam. Su uso, aunque puede considerarse tedioso, es clave para la seguridad del usuario y la información que suministra en el sitio web.
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