Noticias falsas, redes sociales y desconfianza en los medios: el coctel de la desinformación
Expertos internacionales y directores de medios colombianos explicaron la relación entre el auge de las noticias que faltan a la verdad y la elección del presidente Trump, los resultados del Brexit en el Reino Unido y el triunfo del No en el plebiscito de Colombia.
Juan Miguel Hernández Bonilla
Los 20 artículos más leídos en portales de noticias falsas que defendían posiciones partidistas y radicales durante las últimas elecciones presidenciales en Estados Unidos generaron nueve millones de interacciones con los ciudadanos. Mientras tanto, los 20 artículos más leídos en los periódicos tradicionales, durante el mismo periodo y sobre el mismo tema, produjeron siete millones de reacciones y comentarios. (Lea "'Los medios deben demostrar que la verdad les importa'")
Este panorama, enunciado con preocupación por Christopher Isham, vicepresidente y jefe de cobertura política de la cadena de noticias CBS, durante el foro “Noticias falsas, el gran reto para el periodismo actual”, confirma los temores que invaden las salas de redacción de todo el mundo: la gente del común desconfía cada vez más de los medios de comunicación tradicionales y está buscando otras formas de informarse.
Las cifras que miden la confianza de los estadounidenses en los grandes medios de comunicación han ido cayendo drásticamente. En 1972, por ejemplo, cuando The Washington Post destapó el escándalo de Watergate, gozaban del 70% de confianza; en 1997, llegaron al 53% y en 2017, los índices bajaron hasta 32%. Incluso, la buena imagen de los periódicos norteamericanos en este momento oscila entre el 9% y el 15%.
De acuerdo con Isham, este deterioro de la credibilidad en los medios podría explicar por qué, a pesar de que la mayoría de ellos estuvo en contra de la candidatura de Trump, el magnate es hoy el presidente de Estados Unidos. Una situación similar ocurrió con el referendo que definió la salida del Reino Unido de la Unión Europea y la victoria del No en el plebiscito de los acuerdos de paz con las Farc en Colombia. (Lea "Christopher Isham y la cruzada contra las noticias falsas")
Con este escenario gris de fondo, es preciso identificar qué factores han incidido en el auge de las noticias falsas y que antídotos puede haber para combatirlas. Susan King, decana de la escuela de medios y periodismo de la Universidad de Carolina del Norte, es optimista. “El periodismo es el alma de la democracia. Para recuperar la posición de los medios es necesario recuperar la confianza de los lectores a través del compromiso ético con la verdad. Hay que volver a demostrar que los periodistas son rigurosos con el manejo de la información y que el mundo digital ha ayudado a que lo mejor del periodismo prospere y nos mantenga conectados”, aseguró King.
King, además, hizo énfasis en que si bien las empresas de tecnología y redes sociales, como Google, Facebook y Twitter, tienen una responsabilidad directa a la hora de propagar contenidos malintencionados, ideologizados y que faltan a la verdad, también son una posibilidad para difundir el periodismo de buena calidad. “Tenemos que ser más sofisticados en el uso de redes sociales. Cuando yo era pequeña, The New York Times lo leía la gente de la ciudad. Ahora, con internet y redes sociales, lo puede leer todo el mundo”.
Roberto Pombo, director de El Tiempo, y Fidel Cano, director de El Espectador, reconocieron que una de las principales tareas de los medios para tratar de ganarles lectores a las páginas de noticias falsas y para recuperar la confianza de los ciudadanos es conocer más de cerca de las formas de consumo de sus audiencias.
“Es nuestro deber reinventarnos y aprender cómo podemos utilizar, por ejemplo, Whatsapp, uno de los canales que más rápido reproduce las noticias falsas, para difundir historias bien hechas, con análisis e investigación. Tenemos que explorar nuevos caminos y conversar con la gente con la que no lo estamos haciendo”, aseguró Cano. Esta decisión cobra aún más relevancia si se tiene en cuenta que en la actualidad más del 60% de las personas admite que en su vida cotidiana se informa a través de las redes sociales.
“Las redes sociales no son un enemigo, sino una herramienta”, añadió Pombo. Por su parte, Rodrigo Pardo, director editorial de la Revista Semana, sostuvo que, aunque las noticias falsas no son un fenómeno nuevo, sí se han transformado con la tecnología. “Lo distinto es que ahora el alcance de las noticias falsas es masivo y nos coge en un momento de debilidad. Tenemos menos periodistas y menos tiempo para cumplir con nuestro deber de informar con la verdad, contextualizar e ir más allá de los simples hechos”, finalizó Pardo. (Lea “Ya vienen las noticias falsas”)
Los 20 artículos más leídos en portales de noticias falsas que defendían posiciones partidistas y radicales durante las últimas elecciones presidenciales en Estados Unidos generaron nueve millones de interacciones con los ciudadanos. Mientras tanto, los 20 artículos más leídos en los periódicos tradicionales, durante el mismo periodo y sobre el mismo tema, produjeron siete millones de reacciones y comentarios. (Lea "'Los medios deben demostrar que la verdad les importa'")
Este panorama, enunciado con preocupación por Christopher Isham, vicepresidente y jefe de cobertura política de la cadena de noticias CBS, durante el foro “Noticias falsas, el gran reto para el periodismo actual”, confirma los temores que invaden las salas de redacción de todo el mundo: la gente del común desconfía cada vez más de los medios de comunicación tradicionales y está buscando otras formas de informarse.
Las cifras que miden la confianza de los estadounidenses en los grandes medios de comunicación han ido cayendo drásticamente. En 1972, por ejemplo, cuando The Washington Post destapó el escándalo de Watergate, gozaban del 70% de confianza; en 1997, llegaron al 53% y en 2017, los índices bajaron hasta 32%. Incluso, la buena imagen de los periódicos norteamericanos en este momento oscila entre el 9% y el 15%.
De acuerdo con Isham, este deterioro de la credibilidad en los medios podría explicar por qué, a pesar de que la mayoría de ellos estuvo en contra de la candidatura de Trump, el magnate es hoy el presidente de Estados Unidos. Una situación similar ocurrió con el referendo que definió la salida del Reino Unido de la Unión Europea y la victoria del No en el plebiscito de los acuerdos de paz con las Farc en Colombia. (Lea "Christopher Isham y la cruzada contra las noticias falsas")
Con este escenario gris de fondo, es preciso identificar qué factores han incidido en el auge de las noticias falsas y que antídotos puede haber para combatirlas. Susan King, decana de la escuela de medios y periodismo de la Universidad de Carolina del Norte, es optimista. “El periodismo es el alma de la democracia. Para recuperar la posición de los medios es necesario recuperar la confianza de los lectores a través del compromiso ético con la verdad. Hay que volver a demostrar que los periodistas son rigurosos con el manejo de la información y que el mundo digital ha ayudado a que lo mejor del periodismo prospere y nos mantenga conectados”, aseguró King.
King, además, hizo énfasis en que si bien las empresas de tecnología y redes sociales, como Google, Facebook y Twitter, tienen una responsabilidad directa a la hora de propagar contenidos malintencionados, ideologizados y que faltan a la verdad, también son una posibilidad para difundir el periodismo de buena calidad. “Tenemos que ser más sofisticados en el uso de redes sociales. Cuando yo era pequeña, The New York Times lo leía la gente de la ciudad. Ahora, con internet y redes sociales, lo puede leer todo el mundo”.
Roberto Pombo, director de El Tiempo, y Fidel Cano, director de El Espectador, reconocieron que una de las principales tareas de los medios para tratar de ganarles lectores a las páginas de noticias falsas y para recuperar la confianza de los ciudadanos es conocer más de cerca de las formas de consumo de sus audiencias.
“Es nuestro deber reinventarnos y aprender cómo podemos utilizar, por ejemplo, Whatsapp, uno de los canales que más rápido reproduce las noticias falsas, para difundir historias bien hechas, con análisis e investigación. Tenemos que explorar nuevos caminos y conversar con la gente con la que no lo estamos haciendo”, aseguró Cano. Esta decisión cobra aún más relevancia si se tiene en cuenta que en la actualidad más del 60% de las personas admite que en su vida cotidiana se informa a través de las redes sociales.
“Las redes sociales no son un enemigo, sino una herramienta”, añadió Pombo. Por su parte, Rodrigo Pardo, director editorial de la Revista Semana, sostuvo que, aunque las noticias falsas no son un fenómeno nuevo, sí se han transformado con la tecnología. “Lo distinto es que ahora el alcance de las noticias falsas es masivo y nos coge en un momento de debilidad. Tenemos menos periodistas y menos tiempo para cumplir con nuestro deber de informar con la verdad, contextualizar e ir más allá de los simples hechos”, finalizó Pardo. (Lea “Ya vienen las noticias falsas”)