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Esta semana, Apple sorprendió con dos noticias sobre sus planes futuros. Una de ellas tiene consecuencias monetarias para la empresa (no graves), así como representa una suerte de retirada estratégica para intentar esquivar parte del aluvión de investigaciones por regulación que enfrenta.
El jueves, la compañía detrás del iPhone dijo que permitirá que ciertas aplicaciones móviles incluyan un enlace a su sitio web, donde los usuarios pueden administrar sus cuentas y pagar su suscripción.
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Esto, en efecto, es permitir que haya pagos que no se manejen a través de la App Store, una de las piedras angulares en el enorme ecosistema de negocio de la compañía.
La firma presentó esta modificación de las reglas del App Store como solución para “poner fin” a una investigación de la autoridad de competencia japonesa, según un comunicado difundido el miércoles.
En esencia, el cambio opera de esta forma: a partir de principios de 2022, los servicios de streaming, las aplicaciones para libros, periódicos y otros medios podrán escapar de la comisión del 15 o 30% que cobra el fabricante del iPhone y apodada “impuesto Apple” por los numerosos detractores del sistema.
La decisión de Apple Abarca a las ventas de aplicaciones en la App Store y las compras de bienes y servicios digitales dentro de esas aplicaciones.
La empresa siempre ha defendido el funcionamiento cerrado de su tienda de aplicaciones como algo necesario para garantizar la seguridad de las transacciones y también de los datos de los usuarios. Y este es un asunto que no debe tomarse a la ligera, en general, pero también se ha vuelto una razón vital para Apple, en la medida en la que Play Store (la tienda de Android) tiene un nivel de seguridad menor (pero también mucha mayor libertad y flexibilidad para los desarrolladores).
Ahora bien, las razones que Apple esgrime van más allá de lo que dijo a través de ese comunicado. La compañía más valiosa del planeta enfrenta investigaciones en Estados Unidos, la Unión Europea, el Reino Unido e India (país que tiene un cierto gusto por desarmar los planes de las grandes compañías de tecnología, para la referencia hay que preguntarle a Facebook).
Además, el martes de esta semana el parlamento de Corea del Sur aprobó legislación para impedir que los dueños de tiendas de aplicaciones obliguen a los desarrolladores a utilizar determinadas opciones de sistemas de pago. ¿Alguien dijo App Store?
De acuerdo con analistas, esta jugada no impactará mayormente el negocio del App Store, que puede reportar unos US$20.000 millones anualmente. Buena parte de estas ganancias llegan por videojuegos: de acuerdo con cifras reveladas por Epic Games en su pleito contra Apple, sólo en 2016, 81 % de los ingresos de la tienda de aplicaciones están relacionados con transacciones de juegos.
Apple aún espera el veredicto en la demanda presentada en su contra por Epic Games, el editor del famoso videojuego Fortnite, que entró en un diferendo por intentar eludir el sistema de pago de la App Store.
Esta retirada estratégica ha sido leída por analistas, y detractores, como un movimiento que no sólo trata de capotear las investigaciones de reguladores en todo el mundo, sino también operaría como una concesión para no entregar más partes de la torta. Por ejemplo, la compañía podría dejar de cobrar comisiones por las compras que se hacen dentro de una app (dinero que debería ir directo al desarrollador, según los críticos) o permitir que un usuario instale más tiendas de aplicaciones en su dispositivo (al fin y al cabo lo compró la persona) o descargar las apps directamente de internet.