¿Qué es el metaverso y por qué Facebook le apuesta a esta visión tecnológica?
En medio del mayor escándalo en su historia, la red social podría anunciar esta semana un cambio de nombre que señalaría el camino en una evolución hacia una experiencia más profunda en tecnología.
Si todo sale como está previsto, este jueves Facebook introducirá un cambio de nombre para su plataforma, que debería reflejar el enfoque de la compañía en algo que se conoce como el metaverso.
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Si todo sale como está previsto, este jueves Facebook introducirá un cambio de nombre para su plataforma, que debería reflejar el enfoque de la compañía en algo que se conoce como el metaverso.
Antes de entrar en materia con aquello del metaverso, bien vale la pena comentar un par de cosas alrededor de la expresión “como está previsto”, ya que son días tumultuosos en los que, al menos para la red social, el libreto se está saliendo bastante de las líneas planeadas.
A la ola de reportes que emergieron el lunes, publicados por un consorcio con más de 12 medios internacionales, se sumó la entrega de resultados financieros de la compañía, que reportó cifras correspondientes al más reciente trimestre. Si juzgamos la historia desde estos números se podría decir que todo sigue como si nada, “business as usual”.
En pocas palabras, los Facebook Papers, unos 10.000 documentos revelados por un consorcio de medios internacionales, señalan la escala de los problemas de la red social, así como las acciones que ha emprendido, o dejado de tomar, para mejorar escenarios como el del discurso de odio y la desinformación.
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Facebook publicó resultados que muestran ganancias por más de US$9.000 millones, con un aumento de 17 %, y un crecimiento de usuarios que lo lleva a 2.910 millones a nivel global.
La empresa obtuvo entre enero y septiembre unas ganancias netas de US$29.085 millones, lo que representa un crecimiento de 62 % frente al mismo periodo del año anterior. Por el lado de las acciones la cosa va bien también: los accionistas de la compañía se han hecho a US$10,27 por título, frente a los US$6,29 que se registraron en septiembre de 2020.
Sin embargo, durante la usual charla para comentar los resultados, Mark Zuckerberg, fundador y presidente de la compañía, comentó acerca del escándalo actual en el que se encuentra inmersa la mayor red social del planeta. “Las críticas de buena fe nos ayudan a mejorar. Pero, en mi opinión, lo que estamos viendo es un esfuerzo coordinado para hacer un uso selectivo del material filtrado y así pintar una imagen falsa de nuestra compañía”.
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Hay que hacer una salvedad: los resultados financieros de la empresa parecieran no incorporar el posible efecto que nuevas salvaguardas de privacidad de Apple pueden tener sobre la efectividad de Facebook a la hora de ofrecer publicidad a sus usuarios, lo que representa la columna vertebral del modelo de negocios de la plataforma.
Hablando del modelo de negocio, hay que acercarse a los terrenos del metaverso y el posible rebautizo de Facebook.
¿Qué es el metaverso?
Los primeros rumores sobre el posible cambio de nombre de la plataforma llegaron de la mano del portal The Verge, que reportó la semana pasada que la compañía planeaba efectuar esta maniobra. El anuncio podría darse en su conferencia Connect, que se celebrará este jueves.
Los rumores alrededor de este movimiento señalan que el nuevo nombre corporativo estaría relacionado con el enfoque de la compañía en ser más una plataforma metaversa que sólo una red social.
El propio Zuckerberg lleva meses alimentando esta visión públicamente. En julio de este año dijo que “en los próximos años, espero que la gente pase de vernos como una empresa de redes sociales, a vernos como una empresa metaversa. En muchos sentidos, el metaverso es la máxima expresión de la tecnología social”.
Lo que Zuckerberg propone es que Facebook trascienda sus propias barreras como red social hacia una experiencia virtual. Para entender un poco más a fondo las ambiciones de la compañía, ahora sí, hay que hablar acerca de qué es el metaverso.
El término original apareció en “Snow Crash”, una novela de 1992 de Neal Stephenson, un autor de culto en el mundo de la ciencia ficción y la tecnología y que, en conjunto con otros autores como William Gibson, suele ser la primera línea de algo conocido como cyberpunk.
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En muy resumidas cuentas, las obras que suelen agruparse bajo este nombre (títulos como “Neuromante”, entre otros), suelen describir escenarios que oscilan entre la utopía y distopía, pero que presentaron en su momento visiones novedosas sobre la relación entre el hombre y las máquinas y acerca de las tensiones entre sociedad y tecnología. Desde la ciencia ficción fueron planteando preguntas acerca de cómo evolucionamos socialmente en medio de un mundo altamente tecnificado.
El rastro del término, o al menos de sus características, puede seguirse hasta trabajos como “Ready player one”, la novela de Ernest Cline (llevada al cine por Steven Spielberg) en la que una plataforma virtual (el Oasis) se ha convertido en la nueva realidad para una humanidad que malvive en su experiencia lejos del teclado.
Independientemente de la visión que presente, entre redención o apocalipsis, el metaverso se suele leer como una extensión de las experiencias que la tecnología ofrece: una disolución (más o menos permeable) entre lo que sucede en un mundo tangible y uno digitalizado.
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En la novela de Cline, por ejemplo, el Oasis es el lugar en donde la sociedad vive para todo excepto para suplir funciones corporales como comer; uno de los personajes lo define como “el mayor recurso económico en el mundo”.
Actualmente, la experiencia del metaverso aún dista mucho de la imagen que presenta Ready Player One, por ejemplo, pero la idea está encaminada un poco hacia el mismo lado: una expansión del dominio digital de la vida.
Por cierto, algunos elementos y herramientas del ecosistema tecnológico actual ofrecen algunos sabores preliminares de cómo sería una primera encarnación del metaverso. Hablamos de cosas como Fortnite o incluso criptomonedas. Si supo qué era o deambuló por la experiencia Second Life puede haber tenido una visión preliminar (rudimentaria o escasa también aplican) de lo que el metaverso puede ofrecer.
El metaverso es visto por muchos como la siguiente evolución de internet, algo que, en su sentido más amplio, sólo será posible si hay una interoperabilidad entre servicios y plataformas y no reinos apartes con muros claros entre una compañía y otra, entre una app y la siguiente.
¿Y Facebook?
Una expansión de la experiencia digital de la vida es, bajo cualquier mirada, algo que una compañía como Facebook desearía. De hecho, buena parte de su trayectoria ha estado encaminada justo hacia esa meta (eso y, en sus palabras, ofrecerle puntos de conexión a una audiencia global).
Durante una llamada con analistas para discutir los resultados financieros del anterior trimestre (en julio), Zuckerberg se tomó el tiempo para describir su versión del metaverso a analistas e inversionistas. Aunque había hablado de eso antes, en esta ocasión aumentó el nivel de entusiasmo, con un enfoque más claro en la idea del metaverso como una conclusión inevitable para el próximo capítulo del internet. Los ejecutivos de Facebook mencionaron la palabra metaverso más de una docena de veces en la llamada del miércoles, un término que no había aparecido en las llamadas anteriores.
Y aclaró: “la cualidad definitoria de la presencia metaversa es la sensación de que estás realmente ahí con otra persona o en otro lugar. La creación de avatares y objetos digitales será fundamental para la forma en que nos expresaremos”, según reportó en su momento la agencia Bloomberg.
Si bien el cambio de nombre Facebook puede reflejar el foco en transitar hacia el metaverso, lo cierto es que el momento en el que elige hacerlo resulta particular, por decir lo menos.
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“Cambiar el nombre de una empresa sumida en la controversia nunca es un remedio infalible para los males que desbordan sus operaciones o destruyen su reputación. Y las empresas a menudo adoptan nuevos nombres debido a la controversia, no a causa de un cambio estratégico radical que requiera un cambio de imagen. El gigante del tabaco Philip Morris se rebautizó como Altria Group hace casi dos décadas tras las investigaciones sobre su conocimiento de la adicción a la nicotina. WorldCom se convirtió en MCI tras un escándalo de fraude y la quiebra. ValueJet Airlines se convirtió en AirTran Airways tras un trágico accidente”, escribió Timothy O’Brien, editor de opinión en Bloomberg.
Claro, las compañías también cambian de nombre por razones menos oscuras. Pero sí resulta sumamente llamativo el momento de Facebook para llevar a cabo esta transición, en medio del que quizá sea el mayor daño reputacional para una marca que, en justicia, ya ha pasado por varios incendios más.
Habrá que esperar al jueves para ver si, en efecto, habrá cambio de nombre y, con él, una plataforma más enfocada en el metaverso, así como enfocada en solucionar los varios y graves problemas que la aquejan hoy en día.
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