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Muchos consideran los datos personales como “el oro del siglo XXI”, y no es una comparación exagerada, ya que sobre estos se sustentan negocios como Google y Facebook. No, no son servicios gratuitos, los pagamos con nuestros datos.
El espectro de lo que se considera un dato personal es bastante amplio, pues va desde el lugar en donde una persona tiene su residencia, género y edad, pasando por sus ingresos económicos, intereses de consumo y patrimonio adquirido, y llegando hasta su orientación sexual, afiliaciones políticas y condiciones de salud.
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Varios de los datos mencionados anteriormente son considerados como sensibles y, por tanto, son protegidos por la regulación colombiana, es decir, una persona no está en la obligación de suministrarlos. Ejemplo de esto son los del tipo biométrico (huellas dactilares, tono de voz, iris de los ojos y hasta la forma de caminar), que solo pueden ser usados en casos muy específicos.
¿Sabía usted que no está en la obligación de dar su huella dactilar para tener ingreso a un gimnasio, entidad gubernamental o empresa? por ser un dato sensible usted tiene el derecho a negar su tratamiento y estas entidades tienen el deber de suministrarle otros métodos de autenticación de identidad.
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¿Cómo saber qué datos debo y no suministrar? ¿Qué hacen las empresas con estos datos? ¿Cómo puedo resultar afectado si se le da un tratamiento equivocado a estos datos? Estas y otras preguntas son las que responde Héctor García, director del Observatorio de Gobierno y TIC de la Universidad Javeriana, en este podcast de Hablando con Expertos.
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