Imagen de referencia.
A estas alturas, el siglo XXI avanza a todo vapor y nos envuelve en una maraña tecnológica de la cual ni el más escéptico puede escapar. Conectados a internet hasta en el baño, somos testigos de los cambios sociales que los microprocesadores y la hiperconectividad traen a la aldea global.
Las relaciones humanas ya no son solo entre congéneres y la naturaleza, sino que hemos desarrollado una relación de dependencia —y casi de identidad— con las máquinas y los algoritmos, y debemos pensar tanto en las ventajas como en los problemas que este...
Por Fundación Karisma
Temas recomendados:
Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación