Quyca-Bot: la obra teatral de robots actores en Colombia
El proyecto de la Universidad Javeriana desarrolló los primeros robots actores en Colombia. La profesora investigadora del área de educación, Mónica Brijaldo comentó sobre la experiencia de la creación de la obra.
La obra de teatro nace bajo propósitos educativos en un esfuerzo en conjunto con las facultades de Artes, Ingeniería, y Educación. Mónica Brijaldo, directora del proyecto, explicó que el proyecto nació con la intención de desarrollar robótica educativa: “Con la Facultad de Ingeniería y la de Educación, buscamos realizar estos ejercicios pensando en toda la puesta pedagógica para llevar este tipo de tecnologías a los niños y jóvenes”.
La propuesta implicó meses de trabajo, con la colaboración de individuos de las facultades implicadas, demostrando que la unión entre disciplinas hace la fuerza. Por cuestiones económicas, la obra fue realizada en formato video y no está disponible al público por temas de propiedad intelectual, según explico Brijaldo. Sin embargo, el contenido audiovisual se ha podido llevar a escuelas e instituciones para programas pedagógicos educativos para los niños.
A simple vista, puede parecer una producción teatral sencilla, pero Mónica explica que la complejidad detrás de cada robot es alta. “Cuando conoces de programación, sabes que hacer que dos robots se muevan de manera coordinada no es así de fácil. Es una patente que tiene la Javeriana en ingeniería, se llaman robots cooperativos”. Los robots funcionan autónomamente durante los once minutos de obra con actuaciones y música en el escenario.
Azul y Rojo
La obra inicia con la presentación de los dos protagonistas: Rojo, vive en la abundancia y el esplendor de la tranquilidad. Las luces se apagan para darle paso a Azul, quien sufre buscando chispazos de energía para sobrevivir. A partir de ahí interactúan los dos personajes representando los valores de la empatía y el respeto. “La idea era que los chicos deban aprender algo con la obra, todo empieza a diseñarse a partir del concepto de ponerse en los zapatos del otro y así surge esta propuesta” dijo la directora. Los actores son 100% robots, con luces, cables, y un código de programación a modo de cerebro.
Le recomendamos leer: Piratería en los Videojuegos: el negocio detrás del negocio
De acuerdo con Brijaldo, los que mejor han interpretado la obra son los niños: “el público para el que nosotros pensamos la obra la entienden perfectamente. A veces los adultos no entienden mucho de que se trata o se pierde. Es una obra que no tiene diálogos, sino que es la música, el escenario y las actuaciones de los robots que hacen entender la obra”.
El formato de la obra estaba presupuestado para realizarlo en teatro; sin embargo, por la pandemia, los recursos y el tiempo limitado decidieron ejecutar la obra en video.
¿Cómo nace el proyecto educativo?
Mónica Brijaldo comentó que han desarrollado proyectos de regalías en Cundinamarca en los últimos años, en los cuales proponían actividades educativas para que los niños crearán historias a través de juguetes: representaban problemáticas sociales que se habían trabajado o que eran de su entorno.
Mediante esos trabajos pedagógicos, el área de Educación tuvo la idea de implementar los robots para desarrollar estos trabajos. Brijaldo recordó una experiencia en particular que le impactó “Un proyecto en Girardot, fue muy interesante. Hicimos varias obras en las cuales, la venta de drogas y otras situaciones era lo que más se trabajaba con los muchachos. Entonces disfrazaron nuestros robots de la Javeriana, que eran carritos que se movían, y con los materiales reciclables crearon los personajes. A partir de ahí surgió la idea de empezar a pensar en el teatro robótico inicial”.
Con esos proyectos en las escuelas cundinamarqueses, la Facultad de Educación promovió temas de ciudadanía y de entorno social, por otro lado, enseñaron de programación básica para que entendieran como funcionaba el movimiento de los robots. “Con eso pensamos que podía ser interesante generar obras de teatro más profesionales, porque nosotros hasta ahora lo que habíamos hecho eran guiones que los chicos inventaban con sus profesores. Entonces acudimos a la Facultad de Artes y Alejandro Converse, que trabaja escrituras creativas, se sumó a la propuesta. En ingeniería trabajamos con el profesor Enrique González que es quien trabaja todos los temas de robótica”.
Al proyecto inicial también se sumaron Víctor Quesada, director de obras de arte; Rocío López, profesora de la Facultad de Educación y Flor Bravo en el sector de ingeniería.
Le recomendamos leer: La historia de los videojuegos de fútbol: la guerra por las ventas y las licencias
Otro esfuerzo aparte fueron los guiones. Comentó Brijaldo que, desde su ignorancia, pensó que la construcción de los guiones era una tarea sencilla basándose en su experiencia con los niños “realmente montar una obra de teatro es toda una parafernalia enorme porque hay que pensar en la música, en los escenarios, los movimientos, en fin. Ahí aprendimos sobre el ejercicio profesional del guión”.
La robótica detrás de los actores
Enrique González explica como ha sido el proceso detrás de la creación de Rojo y Azul, los protagonistas de la obra teatral de la Universidad Javeriana: “venimos evolucionando desde hace 10 años, se agrega y se desarrolla cosas, pero nunca se arranca de cero, entonces en ese sentido es un proceso relativamente corto, a menos que quieras hacer una evolución muy fuerte”.
No obstante, González comentó que darle un personaje no fue una tarea que sencilla y tomó un tiempo de preparación “desde el disfraz, el escenario y la caracterización de los personajes son detalles que se deben establecer para poder programar al robot. Los detalles en lo físico pueden tomar menos tiempo, pero desarrollar todo el proceso de dramaturgia es una labor de detenimiento”.
El ensamble de los robots se hizo con dos ruedas con motores, que en simultáneo o alternando la velocidad de las ruedas, pueden avanzar, frenar o girar. También poseen un sensor que puede detectar líneas negras en un fondo blanco que les permite mantener una instrucción de dirección. Asimismo tienen una pantalla LED que se puede controlar desde el software para mostrar diferentes caras o, como en la obra, expresiones. González explica que toda la coordinación es mediante patentes de programación que permiten el desarrollo actoral de los robots cooperativos.
Para próximos prototipos, el profesor confirmó que ya están en procesos avanzados para una evolución del robot actoral: “Es más grande, con un controlador más amplio y mejores motores. El nuevo modelo puede tener una pantalla táctil, para proyectar videos y que las personas puedan interactuar con él. También tendrá parlante incluido para que, cuando tengan voz, salga del mismo robot. Estamos trabajando y espero que lo tengamos pronto totalmente funcional, siempre pensando el contexto educativo”.
Con miras el futuro, Mónica Brijaldo afirmó que siempre vendrán mejoras para las propuestas de robots, principalmente educativos. Las mejoras de hardware y software han sido optimizadas para el diseño físico e interno con el cual funcionan los robots. Pensado en el ambiente estudiantil, se espera que cada vez existan prototipos que sea de fácil manejo para los estudiantes. “Que los niños puedan hacer robots es fantástico, hacer que un sujeto que no eres tú y le des la orden de caminar, moverse, girar o frenar para los niños es muy llamativo”.
👽👽👽 ¿Ya está enterado de las últimas noticias de tecnología? Lo invitamos a visitar nuestra sección en El Espectador.
La obra de teatro nace bajo propósitos educativos en un esfuerzo en conjunto con las facultades de Artes, Ingeniería, y Educación. Mónica Brijaldo, directora del proyecto, explicó que el proyecto nació con la intención de desarrollar robótica educativa: “Con la Facultad de Ingeniería y la de Educación, buscamos realizar estos ejercicios pensando en toda la puesta pedagógica para llevar este tipo de tecnologías a los niños y jóvenes”.
La propuesta implicó meses de trabajo, con la colaboración de individuos de las facultades implicadas, demostrando que la unión entre disciplinas hace la fuerza. Por cuestiones económicas, la obra fue realizada en formato video y no está disponible al público por temas de propiedad intelectual, según explico Brijaldo. Sin embargo, el contenido audiovisual se ha podido llevar a escuelas e instituciones para programas pedagógicos educativos para los niños.
A simple vista, puede parecer una producción teatral sencilla, pero Mónica explica que la complejidad detrás de cada robot es alta. “Cuando conoces de programación, sabes que hacer que dos robots se muevan de manera coordinada no es así de fácil. Es una patente que tiene la Javeriana en ingeniería, se llaman robots cooperativos”. Los robots funcionan autónomamente durante los once minutos de obra con actuaciones y música en el escenario.
Azul y Rojo
La obra inicia con la presentación de los dos protagonistas: Rojo, vive en la abundancia y el esplendor de la tranquilidad. Las luces se apagan para darle paso a Azul, quien sufre buscando chispazos de energía para sobrevivir. A partir de ahí interactúan los dos personajes representando los valores de la empatía y el respeto. “La idea era que los chicos deban aprender algo con la obra, todo empieza a diseñarse a partir del concepto de ponerse en los zapatos del otro y así surge esta propuesta” dijo la directora. Los actores son 100% robots, con luces, cables, y un código de programación a modo de cerebro.
Le recomendamos leer: Piratería en los Videojuegos: el negocio detrás del negocio
De acuerdo con Brijaldo, los que mejor han interpretado la obra son los niños: “el público para el que nosotros pensamos la obra la entienden perfectamente. A veces los adultos no entienden mucho de que se trata o se pierde. Es una obra que no tiene diálogos, sino que es la música, el escenario y las actuaciones de los robots que hacen entender la obra”.
El formato de la obra estaba presupuestado para realizarlo en teatro; sin embargo, por la pandemia, los recursos y el tiempo limitado decidieron ejecutar la obra en video.
¿Cómo nace el proyecto educativo?
Mónica Brijaldo comentó que han desarrollado proyectos de regalías en Cundinamarca en los últimos años, en los cuales proponían actividades educativas para que los niños crearán historias a través de juguetes: representaban problemáticas sociales que se habían trabajado o que eran de su entorno.
Mediante esos trabajos pedagógicos, el área de Educación tuvo la idea de implementar los robots para desarrollar estos trabajos. Brijaldo recordó una experiencia en particular que le impactó “Un proyecto en Girardot, fue muy interesante. Hicimos varias obras en las cuales, la venta de drogas y otras situaciones era lo que más se trabajaba con los muchachos. Entonces disfrazaron nuestros robots de la Javeriana, que eran carritos que se movían, y con los materiales reciclables crearon los personajes. A partir de ahí surgió la idea de empezar a pensar en el teatro robótico inicial”.
Con esos proyectos en las escuelas cundinamarqueses, la Facultad de Educación promovió temas de ciudadanía y de entorno social, por otro lado, enseñaron de programación básica para que entendieran como funcionaba el movimiento de los robots. “Con eso pensamos que podía ser interesante generar obras de teatro más profesionales, porque nosotros hasta ahora lo que habíamos hecho eran guiones que los chicos inventaban con sus profesores. Entonces acudimos a la Facultad de Artes y Alejandro Converse, que trabaja escrituras creativas, se sumó a la propuesta. En ingeniería trabajamos con el profesor Enrique González que es quien trabaja todos los temas de robótica”.
Al proyecto inicial también se sumaron Víctor Quesada, director de obras de arte; Rocío López, profesora de la Facultad de Educación y Flor Bravo en el sector de ingeniería.
Le recomendamos leer: La historia de los videojuegos de fútbol: la guerra por las ventas y las licencias
Otro esfuerzo aparte fueron los guiones. Comentó Brijaldo que, desde su ignorancia, pensó que la construcción de los guiones era una tarea sencilla basándose en su experiencia con los niños “realmente montar una obra de teatro es toda una parafernalia enorme porque hay que pensar en la música, en los escenarios, los movimientos, en fin. Ahí aprendimos sobre el ejercicio profesional del guión”.
La robótica detrás de los actores
Enrique González explica como ha sido el proceso detrás de la creación de Rojo y Azul, los protagonistas de la obra teatral de la Universidad Javeriana: “venimos evolucionando desde hace 10 años, se agrega y se desarrolla cosas, pero nunca se arranca de cero, entonces en ese sentido es un proceso relativamente corto, a menos que quieras hacer una evolución muy fuerte”.
No obstante, González comentó que darle un personaje no fue una tarea que sencilla y tomó un tiempo de preparación “desde el disfraz, el escenario y la caracterización de los personajes son detalles que se deben establecer para poder programar al robot. Los detalles en lo físico pueden tomar menos tiempo, pero desarrollar todo el proceso de dramaturgia es una labor de detenimiento”.
El ensamble de los robots se hizo con dos ruedas con motores, que en simultáneo o alternando la velocidad de las ruedas, pueden avanzar, frenar o girar. También poseen un sensor que puede detectar líneas negras en un fondo blanco que les permite mantener una instrucción de dirección. Asimismo tienen una pantalla LED que se puede controlar desde el software para mostrar diferentes caras o, como en la obra, expresiones. González explica que toda la coordinación es mediante patentes de programación que permiten el desarrollo actoral de los robots cooperativos.
Para próximos prototipos, el profesor confirmó que ya están en procesos avanzados para una evolución del robot actoral: “Es más grande, con un controlador más amplio y mejores motores. El nuevo modelo puede tener una pantalla táctil, para proyectar videos y que las personas puedan interactuar con él. También tendrá parlante incluido para que, cuando tengan voz, salga del mismo robot. Estamos trabajando y espero que lo tengamos pronto totalmente funcional, siempre pensando el contexto educativo”.
Con miras el futuro, Mónica Brijaldo afirmó que siempre vendrán mejoras para las propuestas de robots, principalmente educativos. Las mejoras de hardware y software han sido optimizadas para el diseño físico e interno con el cual funcionan los robots. Pensado en el ambiente estudiantil, se espera que cada vez existan prototipos que sea de fácil manejo para los estudiantes. “Que los niños puedan hacer robots es fantástico, hacer que un sujeto que no eres tú y le des la orden de caminar, moverse, girar o frenar para los niños es muy llamativo”.
👽👽👽 ¿Ya está enterado de las últimas noticias de tecnología? Lo invitamos a visitar nuestra sección en El Espectador.