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Realidades sobre la educación en línea

La fundadora de Coursera viene al país para discutir temas de este sector. En esta entrevista habla de cómo bajar la tasa de abandono de los cursos web y ofrece un panorama de cómo la tecnología cambia el rol del maestro.

Santiago La Rotta
27 de septiembre de 2015 - 02:00 a. m.
Realidades sobre la educación en línea
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Daphne Koller fundó Coursera, la plataforma de cursos gratuitos en línea más grande del mundo, luego de que tres seminarios de la Universidad de Stanford lograran una audiencia global de 100 mil usuarios totalmente inesperada. La iniciativa, pensó Koller, debería crecer, necesariamente.

El servicio llega hoy a 15 millones de usuarios, que pueden acceder a contenido publicado por 120 de las instituciones educativas más prestigiosas del mundo.

Aunque aún no se conoce una alianza oficial con universidades colombianas, se sabe que la Universidad de los Andes, por ejemplo, ofrecerá un curso sobre Gabriel García Márquez en esta plataforma para octubre de este año. Koller llega este martes a Colombia para discutir temas de educación y hacer anuncios relacionados con el sector.

¿Por qué viene a Colombia?

Es una reunión auspiciada por la Fundación Corona e involucra a gente de toda Latinoamérica para discutir temas de la educación que son importantes para la región. Vamos a profundizar en los números de nuestra encuesta sobre estudiantes (Learner´s Survey) y puede que haya otros anuncios interesantes. Colombia es el tercer mercado más grande en español en Coursera y uno de los primeros diez en todo el mundo.

¿Hay planes de trabajar con universidades colombianas?

Anunciaremos cosas interesantes en nuestro evento de la próxima semana, pero no puedo hablar de esto en este momento.

¿Por qué cambiar una carrera en la academia, como profesora de ciencias de la computación, por Coursera?

Inicialmente, la plataforma comenzó como algo que estaba dentro de mis funciones en Stanford. Siempre había tenido un interés particular por la educación y, como parte de eso, ya me encontraba pensando en cómo la tecnología, aplicada a la educación, puede mejorar la forma de enseñar en el campus universitario. Y esto llevó al lanzamiento, en septiembre de 2011, de los primeros tres MOOC (Massive Open Online Course, en inglés) en esta universidad. Cuando vimos el éxito de esta iniciativa, que le llegó a 100.000 personas en todo el mundo, nos dimos cuenta de que esto no era algo que podríamos hacer una sola vez, sino que tenía que ser un proyecto mucho más grande. De ahí nació Coursera. La verdad es que fue una transición más bien natural para mí, una evolución de mi papel como educadora.

¿Cuál es la ventaja que plataformas como Coursera tienen sobre la educación tradicional?

La diferencia más significativa es la flexibilidad y el alcance. En una plataforma como Coursera, un profesor puede enseñar a 100.000 estudiantes simultáneamente y esto permite abrir el acceso a educación de la mejor calidad para muchas más personas. En la educación presencial uno puede llegar efectivamente a 20 personas en una clase magistral para 200 en un auditorio, pero esto no crea una buena oportunidad de acceso, como sí lo hace la tecnología.

¿Cómo cambia el rol del profesor a través de la educación en línea?

Desde la perspectiva de la educación en línea, el cambio fundamental es que el profesor puede llegar a una audiencia más grande de lo que jamás había experimentado. Y esto es una gran oportunidad para los educadores, no sólo para los estudiantes. Ahora, desde el punto de vista de la educación tradicional, la gran ventaja que ofrecen estas plataformas es que, en vez de utilizar las clases para entregar un contenido sobre el que se evalúa luego, el profesor puede distribuir su material en línea y utilizar las sesiones presenciales para ahondar en éste, para diversificar la experiencia de aprendizaje que parte de un conocimiento previamente distribuido a través de la web. Y esto, creo, necesariamente transforma el papel del educador, incluso lo vuelve más interesante.

Su relación con las universidades está mucho más establecida en este punto. ¿Cómo fue al principio de Coursera: fue difícil que estas organizaciones le creyeran al modelo de los MOOC?

Fue un asunto que, en efecto, presentó muchos retos. Nuestros primeros socios fueron muy valientes y progresistas, pues les estábamos presentando un modelo nuevo a instituciones que llevaban más de 100 años haciendo las cosas a su manera, en la mayoría de los casos. Y teníamos la labor de convencerlo de poner a disposición de todo el mundo el contenido que producen, que en últimas es el corazón de su actividad, está justo en el centro de su ser. Las primeras universidades que se unieran a Coursera también fueron las primeras en darse cuenta de que el mundo estaba cambiando y de que la tecnología iba a modificar la educación, de la misma forma que ya lo había hecho en otros campos, como el periodismo, por ejemplo. Estas instituciones quisieron liderar, en vez de simplemente seguir una tendencia, pero también hicieron parte de un momento en el que pudieron definir en parte cómo sería este nuevo modelo.

¿Cómo es la selección de sus socios en el proyecto, cómo eligen qué universidades participan y con qué cursos?

Pues es un asunto de dos partes, pues la universidad también debe querer participar, obviamente. Pero siempre queremos ofrecer la mejor educación posible y por eso nos aliamos con las universidades que están a la cabeza en sus regiones. Nuestra lista de socios incluye las universidades líderes, no sólo en Estados Unidos, sino en Australia, China, Singapur, Francia, Alemania, Suiza, México, Chile y así. Trabajar con estas instituciones es algo que nos llena de orgullo. Y esto también nos ofrece un camino hacia la selección de los cursos como tal porque, al trabajar con organizaciones de primera línea, son éstas las que comienzan a tomar esta decisión. La cosa es que, para resguardar su marca y su experiencia educativa, las universidades son cuidadosas acerca de qué material es el que van a proporcionar a la plataforma, y así también aseguramos altos estándares académicos.

¿Qué enseñanzas han emergido del modelo de educación en línea que pueden ser aplicables para la educación presencial?

Primero, algo que ya he discutido acerca de cómo el rol del profesor cambia mediante la entrega de contenido a través de la web. Pero hay otras cosas que estamos aprendiendo. La educación en línea, como la hemos concebido hasta ahora, es una actividad que tiene que estar centrada en el estudiante, orbitar alrededor de él. Si uno piensa acerca de cómo se enseña en una universidad, esto es algo que está muy enfocado en el profesor: él tiene unos objetivos y unos temas que le interesan y espera que los alumnos aprendan esto, en una forma específica. En la educación en línea sucede que quien entra al curso lo hace voluntariamente, así que si lo que se le presenta, de la forma como lo encuentra, no le parece interesantes pues abandona el curso a la mitad y ya. Una de las cosas que estamos haciendo es mostrarles a los educadores cómo hacer su labor con el estudiante siempre en la mira y creo que es bueno adquirir esta habilidad, que con seguridad no sólo servirá para las labores al interior del campus. Otro aspecto en el que estamos contribuyendo es en la entrega de enormes cantidades de datos que nos dicen qué funciona y qué no en la clase. Y esta información es muy valiosa para los profesores porque les permite refinar la calidad de sus materiales, tanto para ofrecer en línea, como para sus actividades en el campus.

La educación en línea tiende a tener altas tasas de abandono de los cursos. ¿Cómo lidian con este fenómeno? ¿Cómo disminuir este indicador?

Quiero precisar una cosa primero, porque creo que este problema no es entendido por muchos. Cuando uno mira a la tasa de abandono encuentra cosas como que sólo 5 % de las personas que se enrolan en los cursos los terminan. Y si bien la cifra es correcta, esta no es una estadística significativa. La mayoría de la gente que se inscribe en un curso que es gratis suele no tener la intención de completarlo: la mitad de estos ni siquiera se conecta el primer día, no les interesó y en ese momento están haciendo algo diferente. De la mitad que sí se presenta el primer día, 50 % no pasa de la clase número uno, muchas veces porque resulta que pensaron que el curso sería diferente o de otro tema, incluso. Por ejemplo, un estudiante que se inscribió a una clase de astrobiología, que trata de la biología en otros planetas, nos dijo que pensó que iba a ser de astrología y se salió del curso. La gente llega a veces con concepciones erradas acerca de qué es lo que va a encontrar en una lección en particular y, al no ser lo que esperaba, pues abandona la clase. Ahora, también hay una porción de usuarios que hacen el curso completo, pero no entregan los trabajos, pues entran a la plataforma para acceder a los videos y los materiales, como quien ve una serie documental; esto igual cuenta como un curso no completado, a pesar de haber visto todo el contenido. La pregunta acá es: ¿De las personas que tienen la intención de completar el curso, cuántos de verdad lo hacen? Creo que una forma de medir esto es ir a la gente que se inscribe para recibir un certificado y averiguar cuántos llegaron al final de las lecciones (y estos son certificados baratos, de US$50). Y en este nivel, hemos encontrado que 70 % de estos usuarios sí terminaron el curso. Y esta es una cifra mucho más alta que los reportes iniciales sobre tasas de abandono; no es un número número tan alto como quisiera, pues me encantaría que fuera de 95%, pero no es lo que se pensaba a primera vista. Ahora, habiendo dicho esto, la tasa de personas que acaban los cursos sí está creciendo y crece, entre otras cosas, porque más empleadores reconocen los certificados que producimos como un punto para entregar mejores condiciones laborales.

¿Qué beneficio trae Coursera para una persona en términos de su hoja de vida? ¿Ayuda para conseguir un mejor trabajo?

Hace poco publicamos nuestra encuesta sobre estudiantes que completan los cursos (Learner’s Survey). Y en esta preguntamos cosas como ¿qué beneficios trajo completar las lecciones, si acaso los hubo? Descubrimos dos grupos de usuarios. Uno, que representa la mitad de nuestros estudiantes, son los que buscan mejorar sus carreras con los cursos. Y aquí hay unas cifras interesantes: globalmente, 87 % de este tipo de personas dijo que había recibido beneficios laborales y en Latinoamérica este porcentaje fue de 92 %; en el mundo, 33 % de estos usuarios reportaron grandes mejoras en sus carreras (trabajos con un salario más alto, salida del desempleo) y en Latinoamérica, 39 %; 9 % dijo que los cursos le permitieron empezar nuevos negocios en el mundo y 14% aseguró lo mismo en el continente.

¿Por qué la diferencia entre los datos globales y los datos de Latinoamérica?

Es algo que es consistente con los resultados que hemos visto en otros mercados emergentes. Lo que encontramos, en general, es que los usuarios que más se benefician con el modelo de educación en línea son quienes no tenían acceso a éste en primer lugar. En sitios con un gran desarrollo en esta materia, como Estados Unidos y Europa, la gente suele tener mejores oportunidades de educación de entrada. En Latinoamérica, hay muchas personas motivadas e inteligentes que no ha podido tener educación de calidad y el encuentro con estas plataformas es el punto en el que abren la puerta hacia este mundo.

Por Santiago La Rotta

 

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