Sobrevivir en el mundo del videojuego
La entrada a bolsa de Rovio, la compañía de Angry Birds, puede servir como fuente de lecciones y advertencias para el mercado de los videojuegos móviles.
Redacción Economía.
La empresa comenzó a ser transada públicamente desde finales de septiembre y, aunque el precio de sus acciones ha mantenido un comportamiento más bien estable, su desempeño tampoco ha sido extraordinario. La compañía esperaba una valuación superior a los US$2.000 millones, aunque este número quedó en poco más de US$1.000 millones, días antes de su oferta pública inicial (IPO, por sus siglas en inglés).
El precio inicial de las acciones fue de 11,50 euros. Este martes, la acción se transaba a 11,63 euros, y en los últimos días ha mostrado una recuperación sostenida, después de una baja que la llevó por debajo de los 11 euros el 3 de septiembre.
El desempeño, modesto bajo la visión de algunos analistas, puede explicarse por la típica volatilidad del mercado de videojuegos móviles, en el que la supervivencia depende, siempre, del próximo éxito.
Claramente, esta no es la primera vez que una compañía como Rovio llega a la bolsa. Por ejemplo, King Digital Entertainment (diseñadores de Candy Crush) entró al mercado de acciones en 2014 y el año pasado fue comprada por Activision por un precio en el cual sus títulos estuvieron 20 % por debajo de su precio original. Zynga, diseñador de títulos como FarmVille, entró a la bolsa en 2011 y hoy sus acciones han bajado US$6, aproximadamente.
La mayor estrategia de comercialización de los juegos móviles es el llamado modelo freemium, en el que el jugador adquiere gratis el juego, pero, por un lado debe someterse a la visualización de publicidad. Por el otro, también puede comprar elementos dentro del juego para mejorar su experiencia. Esta estrategia está presente en cerca del 90 % de los videojuegos móviles de iOS y Android.
Esto reduce, de cierta forma, el rango de acción de los estudios diseñadores, pues la monetización de sus productos suele estar atada a la popularidad masiva que logren conseguir en un mercado densamente poblado.
Bajo algunas estimaciones, este año el mercado de videojuegos móviles sobrepasaría el 40 % de los ingresos de esta industria a nivel global. O sea, el contenido para celulares inteligentes y tabletas movería poco más de US$46.000 millones a finales de 2017.
La estrategia de Rovio, cuya supervivencia descansa fuertemente en Angry Birds, va más allá de la sola monetización del videojuego e incluye la venta de mercancía, el diseño de experiencias para formatos en 3D y, claro, la película, que se embolsilló unos US$350 millones en taquilla y que podría tener una secuela en 2019.
Esta diversificación podría haber salvado el barco de la empresa, que en 2015 tuvo que salir del 40 % de su fuerza de trabajo para mantenerse a flote. Como anotó un usuario en Reddit: “Si quieres sobrevivir en el mundo de los videojuegos, tienes que hacer más que solo videojuegos”.
En declaraciones a medios, Kati Levoranta, CEO de la empresa, dijo que “para ser honestos, estamos en muy buena forma y tenemos una estrategia clara. Tan sólo hay que ejecutarla”.
La empresa comenzó a ser transada públicamente desde finales de septiembre y, aunque el precio de sus acciones ha mantenido un comportamiento más bien estable, su desempeño tampoco ha sido extraordinario. La compañía esperaba una valuación superior a los US$2.000 millones, aunque este número quedó en poco más de US$1.000 millones, días antes de su oferta pública inicial (IPO, por sus siglas en inglés).
El precio inicial de las acciones fue de 11,50 euros. Este martes, la acción se transaba a 11,63 euros, y en los últimos días ha mostrado una recuperación sostenida, después de una baja que la llevó por debajo de los 11 euros el 3 de septiembre.
El desempeño, modesto bajo la visión de algunos analistas, puede explicarse por la típica volatilidad del mercado de videojuegos móviles, en el que la supervivencia depende, siempre, del próximo éxito.
Claramente, esta no es la primera vez que una compañía como Rovio llega a la bolsa. Por ejemplo, King Digital Entertainment (diseñadores de Candy Crush) entró al mercado de acciones en 2014 y el año pasado fue comprada por Activision por un precio en el cual sus títulos estuvieron 20 % por debajo de su precio original. Zynga, diseñador de títulos como FarmVille, entró a la bolsa en 2011 y hoy sus acciones han bajado US$6, aproximadamente.
La mayor estrategia de comercialización de los juegos móviles es el llamado modelo freemium, en el que el jugador adquiere gratis el juego, pero, por un lado debe someterse a la visualización de publicidad. Por el otro, también puede comprar elementos dentro del juego para mejorar su experiencia. Esta estrategia está presente en cerca del 90 % de los videojuegos móviles de iOS y Android.
Esto reduce, de cierta forma, el rango de acción de los estudios diseñadores, pues la monetización de sus productos suele estar atada a la popularidad masiva que logren conseguir en un mercado densamente poblado.
Bajo algunas estimaciones, este año el mercado de videojuegos móviles sobrepasaría el 40 % de los ingresos de esta industria a nivel global. O sea, el contenido para celulares inteligentes y tabletas movería poco más de US$46.000 millones a finales de 2017.
La estrategia de Rovio, cuya supervivencia descansa fuertemente en Angry Birds, va más allá de la sola monetización del videojuego e incluye la venta de mercancía, el diseño de experiencias para formatos en 3D y, claro, la película, que se embolsilló unos US$350 millones en taquilla y que podría tener una secuela en 2019.
Esta diversificación podría haber salvado el barco de la empresa, que en 2015 tuvo que salir del 40 % de su fuerza de trabajo para mantenerse a flote. Como anotó un usuario en Reddit: “Si quieres sobrevivir en el mundo de los videojuegos, tienes que hacer más que solo videojuegos”.
En declaraciones a medios, Kati Levoranta, CEO de la empresa, dijo que “para ser honestos, estamos en muy buena forma y tenemos una estrategia clara. Tan sólo hay que ejecutarla”.