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Taxis voladores “made in China”, una industria que quiere despegar en 2024

Hechos en fibra de carbono, alcanzan velocidades de 110 km/h y algunos podrán ser pilotados por una IA. Esta es la empresa que los fabrica.

Daniel Felipe Rodríguez Rincón
06 de mayo de 2024 - 03:30 p. m.
Radicada en la ciudad de Chengdú, dentro de la provincia de Sichuan, Aerofugia tiene órdenes de vehículos voladores que empezará a despachar solo hasta 2026, pero que ya empezó a producir.
Radicada en la ciudad de Chengdú, dentro de la provincia de Sichuan, Aerofugia tiene órdenes de vehículos voladores que empezará a despachar solo hasta 2026, pero que ya empezó a producir.
Foto: Cortesía Aerofugia
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Las películas y la literatura de ciencia ficción nos han pintado un futuro con autos voladores, como si existiese un consenso universal de que la humanidad solo se considerará “avanzada” cuando conquiste los cielos con la misma practicidad de la movilidad terrestre.

La recordada trilogía de Volver al futuro o la distópica saga de Matrix, pasando por series como Los Supersónicos o Futurama han construido -a su estilo- universos donde las personas podrán subirse a autos voladores en su vida cotidiana. Artefactos que hacen obsoletos a sus pares con rines y neumáticos.

En este punto de la historia, seguro ya sabrá de drones y de sus diferentes usos, y puede que haya leído sobre prototipos, pruebas piloto y proyecciones lejanas para la producción de los carros voladores. Sí, de esos que llevan personas a bordo.

¿Pero sabía que en países como China ya hay una industria establecida de estos vehículos? Allí, la llamada economía de baja altitud está dándole forma a todo aquello que solo se imaginaba en libros, películas y cómics.

La economía de baja altitud

El gigante asiático cuenta con un clúster compuesto por varias compañías que están haciendo negocios en todo el mundo con las aeronaves inteligentes para el tráfico de baja altitud.

Y dentro del amplio portafolio de vehículos que ofrecen se destacan algunos que recuerdan a helicópteros. Eso sí, con curvas, colores y diseños que -de nuevo- podrían encajar en esa “visión futurista” que Hollywood ha acotado sobre la movilidad aérea.

Aerofugia es una de estas empresas. Radicada en la ciudad de Chengdú (mejor conocida como la capital mundial de los osos panda), dentro de la provincia de Sichuan, tiene órdenes de vehículos voladores que empezará a despachar solo hasta 2026, pero que ya empezó a producir.

La firma se dedica a fabricar lo que en el argot aeronáutico se denomina eVTOL, es decir, aeronaves eléctricas de despegue y aterrizaje vertical, una categoría en la que también se encuentran los drones que están siendo usados en labores de delivery, fotografía o monitoreo de desastres naturales en varios países.

La diferencia es que los eVTOL, como los que está fabricando Aerofugia, pretenden ser taxis aéreos, vehículos para labores militares o de seguridad e incluso hay versiones no tripuladas que, se prevé, podrían ser usados para la vigilancia de oleoductos.

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En síntesis, vehículos voladores compactos diseñados para trayectos cortos, a relativa baja altitud y en la ciudad principalmente; para uno o hasta una decena de pasajeros. Una vez la producción en masa empiece, los usos de estas aeronaves serán tantos como la imaginación lo permita.

De paso, la masificación de estas aeronaves traería consigo una cadena de suministro con encadenamientos que, como suele ocurrir con los bienes de alto valor agregado, vincularían a los países en desarrollo. La pregunta, entonces, será el rol que jugarán países como Colombia en esta naciente economía de baja altitud: ¿un exportador de materias primas o, por el contrario, podría pensarse en productor de repuestos, instrumentos o productos complementarios que lleven a la tecnificación de nuestras industrias?

Y si vamos más allá, ¿qué necesita Colombia para producir un vehículo volador? Para Burt Guo, la economía de baja altitud vincula dos sectores, la industria aeronáutica y la industria de automóviles. “Normalmente, los países que tienen un desarrollo en estas dos industrias suelen tener enormes avances (en la producción de autos voladores)”, señala el CEO de Aerofugia.

A la conquista del cielo urbano

En las instalaciones de Aerofugia, en Chengdú, recientemente se presentaron algunos de los modelos de vehículos voladores que podrían empezar a circular por el espacio aéreo de las principales ciudades del mundo en unos pocos años.

El AE200 de Aerofugia, por ejemplo, es una especie de híbrido entre helicóptero y dron: aunque su chasis y rotor recuerdan al primero, sus hélices le dan la estabilidad y el control necesario para despegar y aterrizar prácticamente en cualquier lugar.

Según explicó Burt Guo, CEO de Aerofugia, esta aeronave tiene una longitud de nueve metros (14,5 metros si se cuentan las alas), puede transportar hasta cinco pasajeros (piloto incluido) y alcanza velocidades de crucero de hasta 248 km/h.

Aunque solo ha sido probado en pruebas controladas, el AE200 puede recorrer hasta 200 kilómetros de distancia con una carga completa.

“(Al ser eléctrico), esta aeronave puede satisfacer las necesidades de operaciones comerciales de cero emisiones, bajo ruido y alta frecuencia, en aglomeraciones urbanas o áreas interurbanas con mayor carga y alcance”, señaló el CEO de Aerofugia, la única empresa china dentro de las diez firmas más influyentes en materia de investigación y desarrollo de eVTOL, de acuerdo con la última publicación (en febrero de 2024) de la revista Aviation Week.

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De acuerdo con los directivos de Aerofugia, el AE200 cuesta la mitad de la inversión inicial de un helicóptero de la misma clase y su costo operativo representa un cuarto del valor de mantener un helicóptero.

En plata blanca, una de estas aeronaves podría costar entre US $3 y US $5 millones, según mencionó Guo, quien anunció que ya cuentan con pedidos de más de 100 unidades y han recibido las llamadas de varios países de Europa para “cotizar” uno de estos modelos.

El AE200 es el primer vehículo volador aprobado por las autoridades chinas (la Administración de Aviación Civil de China) y Aerofugia es la primera empresa en el gigante asiático que cuenta con una certificación para producir este tipo de aeronaves, lo cual sienta las bases para la producción comercial a gran escala desde el gigante asiático.

Los taxis aéreos despegan

La movilidad es uno de los aspectos que más recienten el acelerado crecimiento de las ciudades en tamaño y población. Una dinámica que trae consigo afectaciones a la calidad del aire, los tiempos de viaje y el ruido, entre otros.

De ahí que los eVTOL estén llamados a ser una solución costoeficiente, de energía limpia, silenciosos y prácticos, pues no requieren infraestructura aérea como pistas de aterrizaje.

Palabras más, palabras menos, se trata de “taxis aéreos” cuyos trayectos pueden demorar hasta cinco veces menos que ir por tierra; un viaje en carro que, en condiciones normales de tráfico, puede tardar hasta 70 minutos, un eVTOL podría hacerlo en 14 minutos.

En Chengdú, China, ingenieros chinos y alemanes se aliaron para diseñar modelos pensados especialmente para funcionar “taxis aéreos”, pues pueden transportar hasta 200 kilógramos de carga y pueden recorrer distancias de hasta 35 kilómetros con una sola carga.

Según el CEO de Aerofugia, hay modelos de 18 rotores que son cuatro veces más silenciosos que un helicóptero pequeño y que, en un futuro, podrán ser pilotados por una inteligencia artificial sin la necesidad de un piloto en cabina.

Si bien la empresa viene realizando experimentos con aeronaves no tripuladas, el estado primigenio en que se encuentran las tecnologías para la navegación autónoma (así como la legislación actual) hacen necesario que una persona siempre esté a bordo por cuestiones de seguridad y vigilancia.

2024, la prueba de fuego

En palabras de Burt Guo, la economía de baja altitud despegará en el 2024, de la mano de empresas de países desarrollados que quieren trasladar al cielo sus operaciones logísticas, industriales o comerciales.

Precisamente, el 2024 marcará un punto y aparte en materia de movilidad aérea, pues durante los Juegos Olímpicos en París, Francia, que iniciarán a mediados de este año, tendrán lugar las primeras pruebas de “taxis aéreos” en situaciones reales, como lo es su funcionamiento en la capital francesa durante una cita que congrega a miles de personas.

Los intentos de Ícaro por alcanzar el sol, cueste lo que cueste, y los planos de la máquina voladora que ilustró Leonardo Da Vinci dejan claro que hacerle el quite a la gravedad y surcar los cielos de manera estable ha sido un anhelo de la humanidad que ni los aviones -dependientes de la fuerza de sustentación- ni los helicópteros -con sus limitaciones de despegue y aterrizaje- han satisfecho del todo. Está en manos de los eVTOL hacer este deseo realidad.

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Daniel Felipe Rodríguez Rincón

Por Daniel Felipe Rodríguez Rincón

Comunicador Social y Periodista. Desde 2017, se ha desempeñado en diferentes medios de comunicación colombianos.@DanfeRodriguezdrodriguez@elespectador.com

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