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En Colombia recientemente, debido al sismo del Calvario, se evidenciaron algunas consecuencias de los movimientos telúricos. En términos de la población, este tipo de eventos, de manera directa o indirecta, genera pérdida de vidas humanas, heridos, confusión, temor, desesperación y, en algunos casos, estados de shock e histeria, con desenlaces fatales como se evidenció en Bogotá.
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En situaciones de sismo, la pérdida de vidas humanas, la pérdida o deterioro de la vivienda, del transporte y de los servicios básicos como la salud y la seguridad, han hecho que se desarrollen técnicas modernas de ingeniería que, respecto a la infraestructura convencional, protegen en un mayor nivel la vida humana, minimizan los posibles daños en la infraestructura y hacen que esta continúe operativa durante y después de un evento sísmico. Adicionalmente generan en la población seguridad, confianza y resguardo.
Dichas técnicas se denominan sistemas de control estructural, entre las que se encuentran el aislamiento sísmico de base y los disipadores de energía.
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El buen comportamiento de estos sistemas se ha evidenciado en sismos fuertes en países como Japón, Italia, y Turquía. Hoy Japón es el líder de la implementación de estas técnicas con más de 8000 edificios protegidos.
Colombia, debido a su alta amenaza sísmica, ha comenzado a implementar en su infraestructura este tipo de sistemas. Actualmente hay aproximadamente 30 edificios y el mismo número de puentes poseen sistemas de control estructural.
Se espera que, con la publicación del primer reglamento del país en la temática, el cual será ley, Colombia se beneficie de las ventajas de estos sistemas ante los sismos como el que sacudió a Cundinamarca y Meta.
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