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Cuando los guionistas de esa eterna telenovela en la que se convirtió la compra de Twitter por parte del dueño de Tesla pensaban ya en una segunda “temporada”, el hombre más rico del mundo confirmó la compra de la red social. Esto, a poco más de 24 horas de que expirara el viernes el plazo que le dio una jueza para formalizar la operación so pena de comenzar un juicio.
Y aunque la adquisición de la firma del pajarito azul es por la nada despreciable cifra de US$44.000 millones, Musk asegura que su motivación es “ayudar a la humanidad” que ama, y “no para hacer dinero”.
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Luego de cerrar el negocio, Musk despidió a cuatro altos ejecutivos y anunció la creación de un consejo que decidirá cosas como si, eventualmente, el expresidente Donald Trump puede regresar a la plataforma (de la que fue expulsado por incitar al odio después del asalto al Capitolio de EE.UU. en enero de 2021).
La siguiente cronología ayuda a entender cómo esta herramienta pasó de ser una startup a un peso global en la conversación en línea, que ahora está en manos de una persona con visiones particulares, y hasta peligrosas, sobre cómo se debe redefinir la tensión entre moderación de contenido y libertad de expresión.
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