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Twitter lleva un par de semanas agitadas, por decir lo menos: anuncio de nuevo CEO (Jack Dorsey, cofundador y quien ya había ostentado este cargo), reajustes de sus metas financieras para el cuarto fiscal, despidos masivos y entrada en funcionamiento de nuevos servicios.
El problema de Twitter es el clásico del perro que se muerde la cola: en pocas palabras, el servicio resulta extraño de usar para gente que no pasa sus días curando y revisando su cuenta y esto no sólo ha limitado el crecimiento de la plataforma en términos de tráfico (que registra hoy poco más de 316 millones de usuarios), sino también el interés de los anunciantes por un lugar que, al parecer, no resulta fácil de entender para muchos: si pocos lo entienden y lo usan, entonces ¿para qué pautar en él?; y así. (Lea más acerca del nombramiento de Jack Dorsey acá)
Las jugadas de Dorsey son anteriores a su entrada oficial al cargo, pero responden justamente a estas dos preocupaciones: cómo capturar más audiencia y cómo volver la plataforma más rentable.
Parte de la estrategia incluye los despidos anunciados este martes, que representan el 8% de la fuerza de trabajo de la empresa, 336 empleados. Para junio de este año, la compañía llegó a 4.100 trabajadores, lo que representó un incremento de 24% sobre las cifras registradas para el mismo momento de 2014. Los recortes le costarán a Twitter unos US$20 millones. Sin embargo, la compañía aseguró que sus ingresos para el cuarto fiscal estarán por encima de lo proyectado, US$560 millones, de los cuales US$115 millones serán ganancias. (Lea más acerca de los despidos acá)
Además de esto, la empresa anunció la semana pasada, en un evento hecho para la gente del mundo del mercadeo, nuevas funciones para permitir que los anunciantes entren más en profundidad en la plataforma, incluyendo la posibilidad de que aquellos usuarios especializados en publicación de video permitan voluntariamente que un anunciante paute al principio de su contenido; la operación no debe costarle al usuario más que un clic en las preferencias de su cuenta y el 70% de los ingresos generados por publicidad van para éste, el 30% restante se quedaría en Twitter. Una funcionalidad buena, y en el sentido correcto, pues el video es el tipo de contenido que más crece en la red, pero que claramente no acelerará por sí solo el crecimiento de la empresa.
Desde hace meses, la compañía había asegurado que se encontraba trabajando en un proyecto llamado Lightning que, palabras más, palabras menos, le daría un vuelco a la experiencia de usuario de Twitter y sería la puerta de entrada para nuevas audiencias.
Twitter adolece de un mal curioso y ciertamente paradójico, pues su mayor fortaleza es, a su vez, su mayor debilidad: la forma como está concebida la plataforma es lo que la convierte en el lugar preferido para saber qué está pasando en el mundo a cada instante, pero esto también evita que sea de fácil uso para muchos y que, para quienes no están dispuestos a pasar sus días refrescando la lista de tweets, sea más bien un lugar caótico, sin contexto y sin relevancia aparente.
Moments es el nombre oficial del proyecto Lightning. La nueva función introducida por la compañía representa el cambio de visión más drástico que ha hecho la empresa: sí, Twitter es un lugar para saber qué está pasando a cada momento, pero también puede ser el sitio para entender lo que está sucediendo, no sólo enterarse, sino comprender.
La diferencia no es un mero asunto semántico, sino que, en el fondo, implica romper con varias de las reglas doradas de la plataforma. Moments es, como su nombre lo dice, una colección de momentos a través de tweets. Por ejemplo, si hay un partido de fútbol importante, este evento puede ser consultado como un momento en el que se agrupan los tweets más relevantes al respecto, no sólo los de más reciente publicación: la idea es contar bien una historia, un acontecimiento, de la forma más coherente posible y no quedarse solamente con la información más inmediata que, muchas veces, no es la mejor para entender un fenómeno.
El servicio está disponible únicamente en Estados Unidos, por el momento, pero las primeras pruebas sugieren consistentemente una metáfora: Twitter es como un servicio inacabable de información sin mayor contexto, mientras que Moments es algo así como la primera página de este servicio.
Es curioso que ambas asociaciones tengan que ver con noticias y con medios de comunicación porque buena parte del éxito de Moments estará en manos de editores que, en un principio, irán curando los momentos disponibles para los usuarios y los tweets que componen estos momentos. Twitter puede que no quiera entrar al negocio de las noticias, o al menos no ahora, pero aquí surgen varias preguntas que orbitan alrededor del criterio con el que son seleccionados estos momentos.
De nuevo, uno de los grandes valores de Twitter es su apertura, una característica que le ha permitido ser el vehículo para canalizar el disenso en situaciones en las que se ha reprimido el discurso libre, generalmente en oposición a una fuera política dominante: desde la primavera árabe, pasando por episodios en antiguas repúblicas soviéticas, hasta algunos hechos en Irán.
Moments no reemplazará a la línea de tiempo clásica de Twitter, pero sí aspira a ser la puerta de entrada para nuevos usuarios y aquí el criterio de selección es fundamental por aquello de los riesgos que hay de presentar información sesgada o incompleta. Ahora, el contenido siguen siendo los mismos tweets que circulan hoy en día en la plataforma, pero su selección claramente puede ofrecer un discurso diferente.
Por otro lado, Moments pretender ser un reflejo de lo que está sucediendo en el servicio, lo más popular en el sitio. Y, siendo internet lo que es muchas veces, esto puede terminar por ser una eterna colección de videos de gatos cuando llegue el día en el que los usuarios puedan crear sus propios momentos, un punto que aún no está claro cuándo sucederá, tan sólo que eventualmente llegará.
Navegar estas aguas puede no ser un asunto fácil para Twitter, pero lo que queda claro es que Dorsey y su equipo quieren no sólo expandir el alcance de la compañía, sino ir redefiniendo, de cara a la gente y a los anunciantes, qué se puede hacer con un medio de comunicación inmediato en la era de la comunicación inmediata. Si la ecuación se balancea apropiadamente, puede que todos ganemos un poco. Quizá.