Así es el puente suspendido de cristal de Dashbashi, único en el mundo
Se ha convertido en uno de los grandes atractivos turísticos de Georgia, ya que cruza a 280 metros de altura un espectacular cañón situado en el corazón del Cáucaso.
Misha Vignanski
La estructura de acero y cristal tiene una longitud de 240 metros y en su centro cuenta con una cafetería-bar en forma de diamante desde donde los visitantes pueden disfrutar de las vistas guarecidos del viento en el parque nacional Algeti.
"Presumimos de ser la estructura suspendida más grande del mundo", dijo a EFE Maya Kukava, directora general de Kass Land, la compañía que ganó la licitación para gestionar la infraestructura turística del parque nacional.
La construcción del puente y su “diamante”, que encajan orgánicamente en el paisaje montañoso de la región situada a 90 kilómetros de la capital georgiana, llevó tres años y supuso una inversión de 120 millones de laris, unos 40 millones de euros.
Un imán para los turistas
“Pero el esfuerzo valió la pena", añade sonriente Kukava al destacar que la instalación se ha convertido en un “imán para los turistas que buscan disfrutar de una experiencia extrema inolvidable”.
Para los turistas que se hospedan en el parque el acceso al puente de cristal es gratuito. Los que vienen por el día, en cambio, deben abonar una entrada: los extranjeros, 49 laris (16 euros) y los georgianos 29 (en torno a 10 euros).
Muy cerca del puente, a unos 300 metros de altura sobre el fondo del cañón, los amantes de las sensaciones fuertes pueden ponerse a prueba y cruzarlo en bicicleta por un carril de tirolesa. El viaje de ida y vuelta tiene un coste de 120 laris (unos 40 euros), pero no faltan los deseosos de hacer el periplo.
“Es una experiencia única. Es la primera vez que vengo y tengo claro que volveré. Es espectacular”, comentó a EFE, con la respiración entrecortada por la emoción, Shorena.
El cañón Cabeza de Piedra
El cañón, de origen volcánico, se encuentra a unos 1.500 metros sobre el nivel del mar tiene una longitud ocho kilómetros y una superficie de 670 hectáreas.
Su nombre, Dashbashi, palabra azerbaiyana que significa Cabeza de Piedra, se ha convertido en un todo un reclamo turístico: el año pasado fue visitado por más de 90.000 personas.
La gestora del parque tiene previsto ampliar considerablemente su complejo hotelero: a las 62 villas de dos plantas para dos o cinco personas se sumará un hotel de 52 habitaciones que será inaugurado en octubre próximo.
“Nuestro objetivo es llegar, con el tiempo, a tener 450.000 visitas anuales”, señaló Kukava, que añade que año el mayor número de turistas proviene de Rusia, India, Arabia Saudí, Israel y Emiratos Árabe Unidos.
El turismo, la gran apuesta de Georgia
El desarrollo de la industria turística es uno de los objetivos prioritarios de las autoridades de Georgia, que buscan impulsar este sector tras el retroceso que experimentó debido a la pandemia del covid-19.
Los primeros síntomas de recuperación del turismo se produjeron el año pasado. El país, con una población de 3,7 millones habitantes, recibió cerca de 5 millones de turistas extranjeros, atraídos por sus balnearios en el mar Negro, pistas de esquí, aguas minerales, gastronomía y, desde luego, por el vino, que según Georgia nació en su tierra hace miles de años.
Según las estadísticas, en 2023 el turismo aportó 4.000 millones de dólares al presupuesto del país y fue la tercera mayor fuente de ingresos, con 150.000 personas ocupadas directamente en el sector, aunque se estiman en cerca de 450.000 las que de una u otra forma se encuentran vinculadas con el turismo.
En el primer semestre de 2024 más de 3 millones de turistas extranjeros visitaron Georgia, por lo que se espera que se superen los resultados del año pasado.
La estructura de acero y cristal tiene una longitud de 240 metros y en su centro cuenta con una cafetería-bar en forma de diamante desde donde los visitantes pueden disfrutar de las vistas guarecidos del viento en el parque nacional Algeti.
"Presumimos de ser la estructura suspendida más grande del mundo", dijo a EFE Maya Kukava, directora general de Kass Land, la compañía que ganó la licitación para gestionar la infraestructura turística del parque nacional.
La construcción del puente y su “diamante”, que encajan orgánicamente en el paisaje montañoso de la región situada a 90 kilómetros de la capital georgiana, llevó tres años y supuso una inversión de 120 millones de laris, unos 40 millones de euros.
Un imán para los turistas
“Pero el esfuerzo valió la pena", añade sonriente Kukava al destacar que la instalación se ha convertido en un “imán para los turistas que buscan disfrutar de una experiencia extrema inolvidable”.
Para los turistas que se hospedan en el parque el acceso al puente de cristal es gratuito. Los que vienen por el día, en cambio, deben abonar una entrada: los extranjeros, 49 laris (16 euros) y los georgianos 29 (en torno a 10 euros).
Muy cerca del puente, a unos 300 metros de altura sobre el fondo del cañón, los amantes de las sensaciones fuertes pueden ponerse a prueba y cruzarlo en bicicleta por un carril de tirolesa. El viaje de ida y vuelta tiene un coste de 120 laris (unos 40 euros), pero no faltan los deseosos de hacer el periplo.
“Es una experiencia única. Es la primera vez que vengo y tengo claro que volveré. Es espectacular”, comentó a EFE, con la respiración entrecortada por la emoción, Shorena.
El cañón Cabeza de Piedra
El cañón, de origen volcánico, se encuentra a unos 1.500 metros sobre el nivel del mar tiene una longitud ocho kilómetros y una superficie de 670 hectáreas.
Su nombre, Dashbashi, palabra azerbaiyana que significa Cabeza de Piedra, se ha convertido en un todo un reclamo turístico: el año pasado fue visitado por más de 90.000 personas.
La gestora del parque tiene previsto ampliar considerablemente su complejo hotelero: a las 62 villas de dos plantas para dos o cinco personas se sumará un hotel de 52 habitaciones que será inaugurado en octubre próximo.
“Nuestro objetivo es llegar, con el tiempo, a tener 450.000 visitas anuales”, señaló Kukava, que añade que año el mayor número de turistas proviene de Rusia, India, Arabia Saudí, Israel y Emiratos Árabe Unidos.
El turismo, la gran apuesta de Georgia
El desarrollo de la industria turística es uno de los objetivos prioritarios de las autoridades de Georgia, que buscan impulsar este sector tras el retroceso que experimentó debido a la pandemia del covid-19.
Los primeros síntomas de recuperación del turismo se produjeron el año pasado. El país, con una población de 3,7 millones habitantes, recibió cerca de 5 millones de turistas extranjeros, atraídos por sus balnearios en el mar Negro, pistas de esquí, aguas minerales, gastronomía y, desde luego, por el vino, que según Georgia nació en su tierra hace miles de años.
Según las estadísticas, en 2023 el turismo aportó 4.000 millones de dólares al presupuesto del país y fue la tercera mayor fuente de ingresos, con 150.000 personas ocupadas directamente en el sector, aunque se estiman en cerca de 450.000 las que de una u otra forma se encuentran vinculadas con el turismo.
En el primer semestre de 2024 más de 3 millones de turistas extranjeros visitaron Georgia, por lo que se espera que se superen los resultados del año pasado.