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Bariloche, un destino para dos: nieve, chocolates y una canción de amor

Casualidades. Un eclipse total de sol, un aeropuerto, el mismo destino. Coincidencias, la misma fila, 24C y 24D. El primer contacto, la primera sonrisa. Hora del eclipse, se oscurecía la Tierra, se iluminaba el avión, en tierra miraban hacia arriba, en el aire se miraban los dos. Destino: Bariloche, un destino para dos.

María Alejandra Castaño Carmona
12 de febrero de 2019 - 09:26 p. m.
Bariloche, un destino para dos: nieve, chocolates y una canción de amor
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El cielo blanco, el piloto del Boeing 737 de Aerolíneas Argentinas anunciaba que, a pesar de la nevada, el avión estaba próximo aterrizar. Desde la ventana se ve un tapete blanco con algunas líneas grises, los ríos; también picos nevados y algunos otros, muy pocos, verdes.

500 pies de altura, ya se ve la punta de algunos cipreses que sobresalen entre el blanco, copos de nieve, el tapete brilla más, una línea gris, la pista, aterrizó. Bienvenidos al Aeropuerto Internacional Teniente Luis Candelaria, temperatura de -3 grados, no importa, es Bariloche, hay amor.

El tiempo corre al ritmo del aire fresco. A pesar del frío, la ciudad patagónica invita a recorrerla, admirarla y hasta oírla. Para darse una idea de la inmensidad que rodea a Bariloche, un buen plan es hacer el tradicional Circuito Chico, un paseo atrapante, en el que los bosques, los lagos y las montañas se integran en un solo paisaje, un camino turístico imperdible que rodea la región de Llao Llao, Lago Escondido, Punto Panorámico y Colonia Suiza.

La excursión, que empieza en el centro de la ciudad y bordea el Lago Nahuel Huapi, tiene un recorrido de 65 kilómetros y pasa por lugares de ensueño, como la laguna El Trébol, un espejo de agua con una historia de hace 10.600 años; el lago Moreno, de origen glaciar y con varias playas; Hotel Llao Llao, reconocido por su lujo y exclusividad; la soñada Capilla San Eduardo, que data de 1938 y fue construida con piedra y troncos de ciprés de la zona; decenas de miradores naturales para ver, desde todos los puntos, a Bariloche; casas de té, restaurantes, parrillas y cervecerías artesanales, entre muchas otras inolvidables paradas.

Por la noche no queda más que seguir soñando. Bariloche ofrece más de 20.000 camas, que van desde hoteles de primer nivel, cabañas, hostales y hasta camping. Hay para todos los gustos, precios y necesidades. Alguno de los recomendados es el Casco Art Hotel, una propuesta 5 estrellas boutique, que se encuentra sobre la costa del lago Nahuel Huapi. Este es el primer hotel dedicado al arte, con más de 400 obras maestras de los mejores artistas argentinos, tanto en las áreas comunes como en las espaciosas habitaciones, que brindan impresionantes vistas panorámicas.

Al son de Joaquín Sabina, A la orilla de la chimenea, una conversación en la madrugada, una tímida cogida de manos, un vino caliente, bebida tradicional de montaña. En Bariloche sigue nevando, pero sus noches están llenas de calor.

“Es la vida del cristal, el arquitecto del copo de nieve, es el fuego de la helada, el alma del rayo solar. Este aire fresco de invierno está lleno de eso”, escribió John Burroughs. La nieve, no importa cuántas veces se esté bajo ella, disfrutar de suave frescura, respirar y jugar, buscar un cuerpo cómplice para calentarse y correr para finalmente no mojarse.

De junio a octubre, Bariloche es uno de los mayores atractivos turísticos de Argentina, por su oferta de esquí, snowboard, esquí nórdico, heliesquí, paseos en trineo y cuatriciclos. Para los que se inician en los deportes invernales, los cerros brindan suaves pendientes y bosques. Los más experimentados podrán renovar sus desafíos en pendientes, que llegan hasta los 2.100 metros sobre el nivel del mar, y los aficionados, que hasta ahora empiezan, se sorprenderán con la variedad de opciones disponibles.

Cerro Catedral, por ejemplo, es el centro de esquí más grande del hemisferio sur, con 120 kilómetros de pistas distribuidas en una superficie de 600 hectáreas. Está abierto todo el año y cuenta con 34 medios de elevación, entre aerosillas, cabinas y medios de arrastre, facilitando el ascenso de 36 mil personas por hora.

En el centro de la ciudad de Bariloche hay muchos lugares que prestan ropa para la nieve y todos los accesorios necesarios para esquiar. Y aunque es ideal que desde el primer día alquile una buena chaqueta, guantes, botas y hasta un pantalón (las temperaturas son muy bajas. En esta temporada de invierno el promedio es de 0 grados centígrados), es preferible que el pesado equipo de esquí lo alquile en la base del Cerro, ahí encontrará muchas alternativas.

La ciudad de la provincia de Río Negro también es famosa por la fabricación de los chocolates más puros y artesanales, gracias a sus maestros reposteros y sus originales recetas. Entonces imagínese… luego de un día de esquí, caminando bajo la nieve, viendo cómo cae el sol, sintiendo el aroma del chocolate, mientras prueba el primer bocado del que más le provocó, de algunos de los chocolates más deliciosos del mundo.

Entre las decenas de chocolaterías se destaca Rapa Nui, que nos transporta a Europa, a principios del siglo XX, donde Aldo Fenoglio conoció y sostuvo a la perfección la tradición familiar de sus ancestros: la elaboración del chocolate artesanal. La estrella de Rapa Nui son las FraNui, deliciosas frambuesas provenientes de la pequeña ciudad El Bolsón, bañadas en chocolate con leche, o amargo y chocolate blanco.

Y por otro lado, la tradicional muñeca rusa es la imagen de Mamuschka, otro de los chocolates más ricos y tradicionales de Bariloche; además, su colorido local es visita obligada para los turistas que caminan por las románticas calles de la ciudad. Recientemente fueron galardonados con tres medallas en el International Chocolate Awards, en Nueva York, y con seis medallas en los Academy Chocolate Awards.

El Centro Cívico, fundado en 1940, también es especial. La plaza reúne edificios públicos, que tienen arquitectura inspirada en los Alpes, como los correos, la Municipalidad, la reconocida Torre del Reloj y Perros San Bernardo, otra marca de la ciudad.

Por su parte, Ice Bariloche, el bar de hielo más grande Suramérica, ubicado en el corazón de la ciudad, es otro de los buenos planes. Un espacio de 380 metros cuadrados, con buena música, cocteles tradicionales, vasos, mesas, sillas, figuras y paredes construidas con más de 40.000 kilos de hielo.

Otros de los recomendados son el Complejo Teleférico Cerro Otto, con un puente colgante de 35 metros de largo; la Cabaña de los Espejos y la legendaria confitería giratoria, a 1.400 metros sobre el nivel del mar; Piedras Blancas, para andar en trineo; Roca Negra en Cerro López, para recorrer caminos montañosos en 4x4; y cabalgatas bajo la nieve en la estepa patagónica, con absoluto silencio y sonrisas cómplices de un amor que, como dicen en la ciudad turística, “te quita la respiración pero el aire puro te la devuelve”.

La gastronomía también es cómplice del destino, una combinación entre la experiencia de reconocidos chefs de fama internacional con los exquisitos ingredientes naturales de la misteriosa Patagonia. Cordero, trucha, diferentes ahumados, pizzas recién salidas del horno y los legendarios chocolates se pueden combinar con las deliciosas cervezas artesanales que se fabrican en la región.

Bariloche es para saborear, disfrutar, sentir, enamorarse, reenamorarse. La exactriz y productora argentina Cris Morena escribió que “uno no encuentra el amor, que el amor te encuentra, y cuando te encuentra te arrasa, te da vueltas, te vuelve de aire, y lo único que te importa es amar, amar de frente, sin razones, sin especulaciones, amar y solo amar. Esa es la verdadera naturaleza del amor”.

Un viaje que empezó con un eclipse, en un avión. Un amor entre nieve, chocolates y canciones de amor. ¿Cómo es el suyo? ¿Ya lo soñó?

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