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Brasil contra el turismo excesivo: las medidas que podrían tomarse

Análisis de tres expertos sobre las estrategias regulatorias que Brasil está considerando para mitigar el impacto del turismo excesivo.

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Diego Suárez
12 de septiembre de 2024 - 03:44 p. m.
Brasil ha experimentado un aumento del 8.6% en la llegada de turistas internacionales en los primeros siete meses de 2024, acumulando ingresos de 43 mil millones de dólares en su sector de turismo receptivo.
Brasil ha experimentado un aumento del 8.6% en la llegada de turistas internacionales en los primeros siete meses de 2024, acumulando ingresos de 43 mil millones de dólares en su sector de turismo receptivo.
Foto: Cortesía Reserva Natural Palmari
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En los primeros siete meses de 2024, Brasil ha experimentado un aumento del 8.6% en la llegada de turistas internacionales, acumulando ingresos de 43 mil millones de dólares en su sector de turismo receptivo. Esta expansión es notable considerando que en 2023 el país recibió un total de 38.7 millones de turistas internacionales, un 12.6% más que en 2022. Este crecimiento ha sido impulsado por una mayor demanda en destinos nacionales, según los datos del gobierno brasileño. Sin embargo, la creciente afluencia de visitantes plantea desafíos significativos para la infraestructura y los recursos locales, generando preocupación entre los expertos y responsables de políticas sobre el impacto del turismo masivo.

En respuesta a estas preocupaciones, el gobierno brasileño está considerando varias medidas regulatorias para manejar el flujo de turistas de manera más sostenible. Entre ellas se encuentran, por ejemplo, la limitación de la construcción de nuevos hoteles en áreas saturadas para controlar el crecimiento desmedido del turismo, una medida similar a las acciones tomadas en Bali, en donde desde 2023 se implementó una moratoria para limitar la construcción de nuevos hoteles en áreas sobrecargadas, como el sur de la isla, con el objetivo de reducir el impacto ambiental y preservar el equilibrio ecológico.

Tras un año de haberse tomado esa medida en Bali, el Gobierno Provincial de Bali reportó, en su sitio web, que ha mostrado resultados positivos en términos de control del desarrollo excesivo y la protección del patrimonio cultural de la isla. Esta medida ha contribuido a mejorar la calidad del turismo, preservar las áreas sobrecargadas y limitar el impacto ambiental. Sin embargo, la duración de la moratoria aún está en discusión, con propuestas de extensión hasta 10 años en ciertas regiones clave de la isla.

De acuerdo con Omar García, director de la Asociación Hotelera y Turística de Colombia (Cotelco) Magdalena, implementar esa medida en Brasil podría ofrecer varios beneficios significativos como “reducir significativamente la presión sobre los ecosistemas locales, pues se estima que la limitación podría reducir en un 20% la deforestación en áreas costeras y de selva tropical en los próximos 5 años, ayudando a conservar la biodiversidad. Además, al controlar el crecimiento de la infraestructura hotelera, se puede evitar la saturación de destinos turísticos, mejorando la calidad de la experiencia para los visitantes, se sabe que la satisfacción del turista aumenta en un 15%, al reducir las aglomeraciones y mejorar la gestión del flujo de visitantes. Y limitar la construcción de nuevos hoteles puede preservar el valor cultural y estético de los destinos turísticos, evitando la sobreexplotación de áreas de alto valor histórico y cultural, podría haber una reducción del 25% en la degradación visual y cultural de los principales destinos turísticos, protegiendo así su atractivo a largo plazo”.

No obstante, también plantea tres posibles riesgos de tomar dicha medida: “la reglamentación podría restringir oportunidades de inversión y desarrollo en el sector hotelero, resultando en una posible reducción del 8% en la creación de empleos y en la inversión económica local. Además, la oferta de alojamiento se vería restringida, lo que podría llevar a un aumento del 10-15% en los precios de las habitaciones, haciendo que los destinos turísticos sean menos accesibles para turistas de menor presupuesto. Por último, los turistas podrían optar por destinos alternativos que no enfrenten restricciones similares, potencialmente reduciendo la llegada de turistas a Brasil en un 5% y afectando la competitividad del país en el mercado global”, dijo García.

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Otra de las medidas que el gobierno brasileño estaría planteando para frenar el turismo excesivo son las restricciones y regulaciones en actividades turísticas, imponiendo una moratoria en nuevos proyectos turísticos y regulando el número de visitantes en destinos específicos. Estas acciones buscan controlar la sobrecarga en áreas ya saturadas y proteger los recursos naturales y la calidad de vida local.

Según Laura Rivas, profesora e investigadora en el Departamento de Turismo y Hospitalidad de la Universidad de los Andes, se trata de una medida que ayudaría a reducir el impacto ambiental y preservar los ecosistemas y sitios culturales al limitar la sobrecarga en áreas naturales y recursos ecológicos. “Se estima una disminución del 25% en la degradación ambiental y una mejora del 15% en la conservación de patrimonio cultural. Disminuir la congestión y el estrés en las comunidades locales, aumentando su satisfacción en un 20%. Además, ofrecer una experiencia turística más agradable y manejable al reducir la saturación en destinos populares, con un incremento del 12% en la satisfacción del visitante. Por último, impulsar prácticas de turismo responsable y redirigir el flujo de turistas hacia áreas menos saturadas. Esto podría resultar en un aumento del 30% en la inversión en proyectos de turismo sostenible y una distribución más equitativa de los beneficios turísticos”, explicó.

Sin embargo, Rivas señaló que las restricciones en nuevos proyectos turísticos y la regulación del número de visitantes “podrían limitar las oportunidades de inversión y desarrollo en el sector, reduciendo la creación de empleos y la actividad económica local. Se estima que la creación de nuevos empleos en el sector turístico podría disminuir en un 8%. Con una oferta limitada de alojamiento y actividades, los precios podrían aumentar, haciéndolos menos accesibles para turistas con presupuestos ajustados. Los precios de las habitaciones de hotel podrían subir entre un 10% y 15%, afectando la accesibilidad para una parte del mercado. Y la limitación en el crecimiento de la infraestructura y la regulación del turismo podrían llevar a los turistas a elegir otros destinos menos restringidos, reduciendo la competitividad de Brasil en el mercado global. Podría haber una disminución del 5% en la llegada de turistas a los destinos afectados, afectando la cuota de mercado del país”.

Otra medida que ha sonado es la del fomento del turismo sostenible y redistribución de visitantes, promoviendo la acción turística en áreas menos saturadas y ofreciendo incentivos para el turismo sostenible. Esto pretende redistribuir el flujo de turistas a regiones menos visitadas y apoyar prácticas que reduzcan el impacto ambiental y beneficien a las comunidades locales.

De acuerdo con Felipe Santos, docente del Centro de Estudios en Economía del Turismo (CEET) de la Universidad Nacional de Colombia, esto ayudaría a “mejorar la sostenibilidad ambiental y conservación, pues puede reducir la degradación ambiental en un 30% y mejorar la preservación de sitios culturales y naturales en un 20%, al limitar la presión sobre recursos naturales y evitar la sobreexplotación. La mejora en la experiencia del visitante es otro beneficio, ofrecer una experiencia turística más agradable y eficiente, con una satisfacción del visitante, podría aumentar en un 15% gracias a la reducción de aglomeraciones y una gestión más equilibrada de los destinos. Por último, la estimulación del turismo en nuevas áreas y turismo sostenible, pues fomentar el desarrollo en destinos menos saturados, aumentando el turismo en estas áreas en un 25%, y estimular una inversión en prácticas de turismo sostenible que podría incrementarse en un 35%”.

Aún así, señala el experto, se debe tener en cuenta que “la pérdida de oportunidades económicas, limitar la construcción de nuevos hoteles y regular el número de visitantes puede restringir las oportunidades de inversión y desarrollo en el sector turístico, reduciendo la creación de empleos y la actividad económica local. El aumento de precios y reducción de accesibilidad, la oferta limitada de alojamiento y actividades puede llevar a un aumento de precios, haciendo que los destinos turísticos sean menos accesibles para los turistas con presupuestos ajustados. Los precios de las habitaciones de hotel podrían aumentar entre un 10% y 15%, y la desviación del turismo a otros destinos, pues las restricciones podrían hacer que los turistas busquen destinos alternativos sin tales limitaciones, reduciendo la competitividad de Brasil en el mercado global. Se podría observar una disminución del 5% en la llegada de turistas a los destinos afectados, afectando la cuota de mercado del país”.

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Por Diego Suárez

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