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¿Cómo hacer turismo espeleológico de forma sostenible?

Las cavernas constituyen ecosistemas sumamente frágiles, por ello ESPELEOCOL, habla sobre por qué se debe tener una protección estricta y rigurosa cuando se planea realizar actividades turísticas en ellas.

Leidy Barbosa
13 de junio de 2024 - 02:00 p. m.
En Colombia hay un registro de 780 cavernas aproximadamente, sumando otras 40 de procedencia dudosa, para un total de 820 cavidades.
En Colombia hay un registro de 780 cavernas aproximadamente, sumando otras 40 de procedencia dudosa, para un total de 820 cavidades.
Foto: Getty Images

Las cuevas son auténticos paraísos naturales que año tras año atraen a miles de curiosos que desean admirar sus colores y formaciones extravagantes, así como a expertos de diversas disciplinas, cuyo objetivo es estudiar de cerca su origen, desvelar los secretos que guardan y comprender la importancia de sus frágiles pero extraordinarios ecosistemas.

Sin embargo, se trata de lugares que merecen especial cuidado pues albergan especies o poblaciones endémicas amenazadas o en peligro de extinción. De ahí que existan diversas asociaciones que protegen e investigan estos patrimonios naturales en el mundo.

En Colombia, esta función la cumple la Asociación Espeleológica Colombiana (Espeleocol), que lidera la exploración, investigación y conservación de sistemas subterráneos y desde 2006 tiene el rol de representante exclusivo del país ante la UIS y la FEALC, organizaciones que son claves en la promoción y protección de la espeleología a nivel global y regional, brindando espacios internacionales para actividades espeleológicas a través de sus comisiones y grupos de trabajo. Además, establecen directrices comunes para la preservación del patrimonio espeleológico en el mundo.

El Espectador habló con Gonzalo Valdivieso-Bohórquez, geólogo, espeleólogo y presidente de Espeleocol, para conocer las directrices sobre cómo realizar turismo espeleológico en Colombia de manera sostenible, los requisitos necesarios para esta actividad como empresa turística y las consecuencias de no llevar a cabo un turismo responsable en estos frágiles entornos.

Cuando una organización es reconocida por la UIS y la FEALC ¿Qué ventajas puede adquirir frente a la investigación y deporte de cuevas en el país?

Una de las ventajas es solicitar apoyos técnicos o participar en eventos internacionales, en los cuales contamos con descuentos. Se puede, también, solicitar recursos para realizar proyectos de conservación de cavernas y de investigación, y lo que hará la Unión Internacional de Espeleología (UIS) por ejemplo, es de brindar apoyo logístico y, en ocasiones, económico. Actualmente, la vicepresidenta de la Asociación Espeleológica Colombiana (Espeleocol) ejerce como secretaria de UIS, por lo que, en cuanto a nosotros, siempre estamos informados sobre las actividades y novedades a nivel internacional a través de esta organización.

Cuando una agencia turística, o personas aficionadas al deporte espeleológico ofrecen experiencias para visitar cuevas, ¿Qué requisitos deben tener?

El más importante es el legal, pues estos deben hacer capacitaciones y certificaciones que te acreditan como guía turístico o técnico en espeleoturismo, de hecho, uno de estos talleres lo dicta el SENA. Pero, si hablamos de requisitos en cuanto al cuidado ambiental, estos no son tan estrictos y dependen mucho de la corporación autónoma regional. Por ejemplo, en Santander son más flexibles y no exigen mayores controles, mientras que en Antioquia son más rigurosos y solicitan controles de acceso a las cuevas y ciertos datos que se deben exigir.

Entonces, para realizar actividades turísticas en cavernas, es necesario cumplir con la norma técnica sectorial, las cuales mencionan a grandes rasgos que los prestadores de servicios turísticos que operen actividades de espeleoturismo deben proporcionar información detallada al turista, garantizar medidas de seguridad, contar con equipos de protección personal y operación adecuados, entre otros requisitos. Aunque actualmente estamos trabajando para actualizarla, ya que fue elaborada hace aproximadamente 15 años y las metodologías actuales son diferentes a las de aquel entonces, ya contamos con más información para exigir aspectos más relevantes para el turismo en cuevas.

Sin embargo, lo que nosotros hacemos como Espeleocol, puesto que somos una asociación académica, no una autoridad reguladora, es hacer más que todo veeduría y supervisión. Si observamos prácticas inadecuadas, enviamos comunicaciones a las corporaciones o gobernaciones, impartimos charlas e invitamos a los involucrados en el turismo de cavernas a vincularse con nosotros para aprender y capacitarse. Además, brindamos capacitaciones y traducciones, ya que muchas veces los operadores turísticos no son académicos ni espeleólogos, por lo que es importante guiarlos y educarlos para que las actividades se realicen correctamente.

¿Cuántas cuevas hay en Colombia y en cuantas de ellas se puede hacer turismo?

Yo me propuse en pandemia a actualir este registros e incorpore las cadenas de información explicadas en publicaciones recientes. El resultado fue un registro de 780 cavernas aproximadamente, sumando otras 40 de procedencia dudosa, para un total de 820 cavidades.

Este catastro espeleológico actualizado será publicado en el próximo Congreso Colombiano de Espeleología. En él, se asigna un código a cada caverna, citando la fuente de donde se tomó el dato, el autor y la publicación correspondiente. Como comunidad académica y científica, es fundamental citar las fuentes para evitar la propagación de información falsa o especulativa, por lo que actualmente no hemos registrado más.

En cuanto al turismo, no todas las cavernas son aptas para el turismo. Existen clasificaciones que permiten determinar si una cueva se puede utilizar con fines turísticos o no. Los factores clave a considerar son la presencia de fauna endémica en riesgo, yacimientos arqueológicos y la capacidad de recuperación de la caverna ante las visitas. Por ejemplo, si una cueva alberga especies endémicas vulnerables que podrían verse amenazadas por el ingreso de turistas, definitivamente no se recomienda el turismo en ese lugar. Asimismo, si la caverna contiene vestigios arqueológicos, tampoco se debe permitir el acceso turístico para evitar daños.

¿Cómo se determina si una cueva es turística?

Uno de los aspectos cruciales es evaluar cuánto tiempo tarda la caverna en recuperar sus condiciones naturales de temperatura, humedad y presión después de recibir visitantes. Nuestra vicepresidenta Natalia, realizó estudios en Antioquia y utilizando data loggers, pudo medir los cambios en las cavernas tras el ingreso de grupos de turistas y determinar el tiempo que tardaban en volver a su estado inicial. Esto permite establecer la capacidad de carga turística adecuada para cada cavidad.

En Santander, este tipo de estudios aún no se ha realizado a profundidad, por lo que no se sabe como está afectando el turismo ahí Sin embargo, algunas cavernas grandes con buena circulación de aire, como la Cueva de la Tronera o la Cueva de la Vaca, parecen tener una rápida recuperación y se considera factible el turismo controlado en ellas.

Quiero aclarar que es fundamental contar con datos objetivos y mediciones precisas para determinar el impacto del turismo en las cavernas y tomar decisiones informadas. La percepción subjetiva de los operadores turísticos no es suficiente. Como comunidad académica y científica, debemos respaldar nuestras acciones con evidencia sólida para proteger estos ecosistemas frágiles y promover un turismo responsable.

¿Qué riesgos específicos pueden resultar de la iluminación de una cueva sin realizar estudios previos de tipo biológico, espeleológico o turístico?

El problema radica en que, muchas veces, no se tienen en cuenta aspectos básicos que pueden dañar el ecosistema de la caverna. Por ejemplo, el tipo de iluminación utilizada (fría o caliente) puede ocasionar cambios drásticos en la temperatura de la cueva, desplazando a los animales que la habitan. Además, la iluminación constante propicia el crecimiento de la llamada “lampenflora”, una especie de algas que destruyen el paisaje natural de las paredes de la caverna.

Otro aspecto crucial es el impacto de la iluminación en el acceso o entrada de la caverna. Si bien se argumenta que las zonas iluminadas no afectan directamente a los murciélagos, peces y cangrejos, el problema radica en que se está interrumpiendo el ingreso de energía a todo el ecosistema de la caverna. A esto se le llama la cadena trófica y esta no depende del sol, sino del ingreso de materia orgánica a través del agua o del estiércol de los murciélagos que entran y salen. Este estiércol permite el crecimiento de insectos coprófagos, que a su vez alimentan a cangrejos y peces. Si se afecta la entrada de este alimento, se altera toda la cadena trófica de la caverna, incluso en las zonas supuestamente “protegidas”.

Un turismo responsable y bien planificado puede ser un recurso sostenible a largo plazo para una región. Pero si se hace de forma inadecuada, se corre el riesgo de destruir la caverna y perder ese recurso valioso. Nosotros no nos oponemos a la iluminación de cavernas con fines turísticos. De hecho, nos gustaría que se hiciera, pero de manera adecuada, por ello nos gustaría que cuenten con nuestra opinión.

¿Qué prácticas sugiere la asociación para promover un turismo sostenible en las cuevas y cavernas de Colombia?

Es sumamente importante que los turistas que visiten cavernas lo hagan acompañados de guías capacitados. ¿Por qué? Porque los guías, al ser residentes locales, son los encargados de cuidar y proteger estas cavernas. Nosotros, como asociación, podemos tener la intención de conservarlas, pero al final son las comunidades aledañas quienes terminan preservándolas o dañándolas. Por esto, invertir en la educación de los guías turísticos es primordial. Si la gente conoce la riqueza natural que posee, no permitirá que otros la dañen.

Nuestra labor es capacitar a estos guías y enfatizar la importancia de monitorear constantemente las condiciones ambientales de las cavernas. Lo ideal sería realizar un monitoreo durante al menos un año antes de iniciar actividades turísticas, para conocer el estado natural de la caverna y los cambios que ocurren al volverse un atractivo turístico. Lamentablemente, los equipos de monitoreo son costosos, pero a través del Servicio Geológico estamos empezando a adquirirlos y evaluando qué cavernas requieren iniciar este proceso.

En cuanto al Estado, debemos mostrarle la relevancia de que entidades como el Servicio Geológico conozcan y protejan nuestros sistemas kársticos y cavernas. El caso de San Andrés es alarmante: la isla está construida sobre rocas kársticas con cavernas que proveen agua a toda la población, pero están llenas de basura y desechos, contaminando el acuífero que los abastece. Esto ocurre porque la comunidad desconoce la importancia de este sistema y su fauna única.

¿Y la cueva del Nitro, en Santander?

Este caso es uno preocupante, pues investigadores franceses invirtieron en iluminar la caverna, algo particularmente delicado dado que Francia es uno de los países con más antecedentes de daños a cuevas por iluminación inadecuada. Instalaron luces, afirmaron haber realizado estudios, pero no compartieron información ni contaron con la participación local. Simplemente se fueron, dejándonos por fuera, ya que no contaron con nuestra opinión.

Esto esta mal, porque se necesitan investigacione para saber que estoy afectando. Entonces, el primer paso es realizar una cartografía que permita ubicar espacialmente la caverna y sus recursos hídricos. Luego, es fundamental hacer un inventario de la fauna presente, las especies, su ubicación y, de ser posible, estudios de densidad poblacional. A nivel geoquímico, es clave conocer las condiciones del agua y la relación hidrológica con las lluvias y avenidas torrenciales, especialmente si se planea turismo, para evitar riesgos de inundaciones y que la gente quede atrapada.

Por ello, lo más importante que quiero que la gente tenga en cuenta, es que se den cuenta y se preocupen por la increíble riqueza espeleológica que posee Colombia. Contamos con un mundo subterráneo fascinante, con una fauna única que ha evolucionado durante miles de años para adaptarse a condiciones de oscuridad extrema y baja energía. Pero no solo poseemos riqueza biológica, también contamos con invaluables tesoros paleontológicos y arqueológicos en nuestras cavernas. Si la gente supiera de toda esta riqueza natural y cultural que albergan, estoy seguro que se preocuparía más por cuidarla y preservarla.

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Por Leidy Barbosa

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