El termómetro se dispara y las vacaciones llegan, por ello millones de personas hacen las maletas, ansiosas por escapar hacia destinos paradisíacos. Sin embargo, en medio de las afectaciones del cambio climático y en momentos en que en varias regiones del mundo se registran temperaturas extremas, vale la pena tener en cuenta qué medidas se deben tomar para que las vacaciones perfectas no se conviertan en una experiencia agotadora e incluso peligrosa.
Para que el calor no lo tome por sorpresa y le impida disfrutar plenamente de su viaje, le hemos preparado una guía sobre los posibles síntomas y consejos que debe conocer para evitar que las altas temperaturas afecten su bienestar.
¿Qué es una ola de calor y que puede causarle a su cuerpo?
Las olas de calor son períodos prolongados de temperaturas excepcionalmente altas para una región determinada, a menudo acompañadas de alta humedad. Se trata de episodios con temperaturas máximas consecutivas que superan significativamente los promedios históricos.
De acuerdo con el Dr. Medardo Díaz Guevara, médico general y miembro de la red de especialistas de la plataforma de salud DoctorAkí, estas condiciones extremas pueden representar un serio riesgo para la salud, pues “entre los síntomas que pueden presentarse debido a la ola de calor se encuentran: piel seca, sudoración excesiva, mareo, debilidad, confusión, aumento de la frecuencia cardiaca, dolor de cabeza intenso, náusea, vómito o cansancio excesivo. Estos pueden variar dependiendo de la edad, peso o comorbilidades”.
De hecho, las olas de calor pueden exacerbar diversas condiciones médicas preexistentes, como por ejemplo:
- Hipertensión arterial: El calor extremo puede elevar la presión sanguínea, representando un riesgo significativo para quienes ya presentan hipertensión. Esta situación aumenta la probabilidad de sufrir infartos agudos de miocardio o accidentes cerebrovasculares.
- Diabetes: Las altas temperaturas pueden alterar la regulación de la glucemia, provocando fluctuaciones peligrosas en los niveles de azúcar en sangre. Esto puede derivar en complicaciones graves como síncopes o cetoacidosis diabética.
- Cardiopatías: El calor intenso incrementa el estrés cardiovascular, elevando el riesgo de ataques cardíacos y arritmias en personas con afecciones cardíacas preexistentes.
- Enfermedades respiratorias: La combinación de calor extremo y deterioro en la calidad del aire puede desencadenar o agravar episodios de broncoobstrucción en pacientes con asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
- Grupos vulnerables: Los bebés y adultos mayores son particularmente susceptibles a los efectos del calor intenso debido a su limitada capacidad para regular la temperatura corporal, lo que los expone a un mayor riesgo de complicaciones relacionadas con el calor.
Consejos para evitar que el calor se convierta en un problema
“Viajar en condiciones de calor extremo puede ser seguro si se toman las medidas necesarias y se está atento a los signos de estrés por calor, tanto en uno mismo como en los acompañantes”, afirma el doctor Díaz. “La preparación y la proactividad son fundamentales para evitar complicaciones relacionadas con el calor durante el viaje”.
Por ello el médico aconseja que tenga en cuenta varios factores:
- Hidratacion y comida:
“En condiciones de calor extremo, nuestro cuerpo demanda una mayor cantidad de líquidos debido a la sudoración intensiva. Como regla general, recomiendo consumir al menos 2-3 litros de agua diariamente en climas cálidos. Sin embargo, es importante destacar que esta cantidad puede variar significativamente según factores individuales como el tamaño corporal, el nivel de actividad física y la tolerancia personal al calor”, explica el doctor Díaz.
Menciona que debe prestar mucha atención a las señales que su cuerpo le envía, ya que la sed es un mecanismo de alerta temprana de deshidratación, por lo que no espere a sentir necesidad de agua para beberla, en su lugar, mantenga una hidratación proactiva y constante.
En cuanto a la alimentación, el Dr. Díaz recomienda los siguientes snacks:
- Frutas y verduras frescas: Estas son excelentes opciones por su alto contenido de agua y nutrientes. Opte por alimentos fáciles de transportar como uvas, sandía, melón, pepino y zanahorias.
- Frutos secos y semillas: Son ideales para proporcionar energía y nutrientes esenciales. Considere almendras, nueces, pistachos y semillas de girasol.
- Las barras de cereales o energéticas pueden ser útiles, pero elija aquellas bajas en azúcares añadidos y ricas en fibra para mantener niveles de energía estables.
- En condiciones de calor intenso, es común perder electrolitos a través del sudor. Snacks salados como palitos de pan integral o chips de plátano pueden ayudar a reponer estos electrolitos perdidos. Sin embargo, evite las bebidas con alto contenido de azúcar.
Por otro lado el doctor enfatiza que es crucial evitar alimentos pesados o con alto contenido de grasas, pues estos alimentos requieren más energía para ser digeridos, lo que puede aumentar la temperatura corporal y causar malestar en condiciones de calor extremo. Por lo tanto, es mejor optar por comidas ligeras y fáciles de digerir para ayudar a su cuerpo a mantener una temperatura estable.
- Ropa y bloqueador:
“Otro punto importante es la elección adecuada de ropa durante períodos de calor extremo. El material de la ropa juega un papel crucial en la regulación de la temperatura corporal, por ello optar por prendas ligeras y holgadas, preferiblemente de materiales naturales como el algodón o telas técnicas diseñadas para favorecer la transpiración y la ventilación. Es fundamental evitar telas sintéticas que puedan retener el calor y el sudor, ya que esto puede llevar a irritaciones cutáneas y aumentar el riesgo de golpes de calor”, menciona Diaz.
De hecho enfatiza en que el color de la ropa también es un factor a considerar, pues los colores claros como el blanco, beige o tonos pastel son más beneficiosos, ya que reflejan mejor la luz solar y ayudan a mantener una temperatura corporal más baja en comparación con los colores oscuros que absorben el calor. Por otro lado, en cuanto a la cobertura y protección, a pesar de la tendencia a usar menos ropa en el calor, el experto recomienda el uso de prendas de manga larga y pantalones largos cuando sea posible, ya que esto proporciona una barrera física contra la radiación UV directa. “Además, un sombrero de ala ancha es esencial para proteger áreas sensibles como el rostro, las orejas y el cuello, que son propensas a quemaduras solares y daños a largo plazo”.
En cuanto a los bloqueadores solares menciona que hay diferentes tipos de recomendaciones:
- Tipo de protector solar: Elija un protector solar de amplio espectro que proteja contra los rayos UVA y UVB. Preferiblemente, busque aquellos que sean resistente al agua si espera sudar mucho o estar en contacto con el agua.
- Factor de protección solar (FPS): Para largas horas al aire libre, especialmente en climas soleados o durante una ola de calor, se recomienda usar un protector solar con FPS de al menos 30. Esto proporciona una buena protección contra los rayos UV. Si tiene la piel muy clara o sensible, considere un FPS más alto, como 50+.
- Aplicación y reaplicación: Aplique el protector solar generosamente al menos 15-30 minutos antes de salir al sol. Reaplique cada 2 horas, o más frecuentemente si está nadando o sudando intensamente.
Precauciones en zonas con alta humedad:
“Cuando visitas zonas con alta humedad además del calor, como climas tropicales o lugares cercanos al agua, es importante tomar ciertas precauciones adicionales para mantenerte cómodo y seguro, pues aquí lo que tendrá que tener en cuenta es la humedad del ambiente”, señala.
Tenga en cuenta:
- Hidratación adecuada: Es imperativo mantener una ingesta adecuada de líquidos para contrarrestar la pérdida hídrica ocasionada por la sudoración profusa, fenómeno que se intensifica en ambientes con elevada humedad.
- Descansos en lugares frescos:: Es aconsejable buscar refugio en áreas sombreadas o climatizadas para recuperarse y mitigar los efectos del calor, particularmente durante las horas de mayor intensidad térmica y humedad.
- Evite el sol directo: La conjunción de calor y humedad puede exacerbar la sensación de sofoco. Se sugiere el empleo de sombreros, gafas de sol y protección solar adecuada en caso de exposición inevitable a la radiación solar directa.
- Control de la exposición al aire libre: Se aconseja restringir la permanencia prolongada bajo el sol y evitar la realización de ejercicio físico intenso durante los períodos de mayor temperatura y humedad ambiental.
“En cuanto a la utilización de dispositivos de ventilación portátiles, es importante que usted comprenda que estos pueden ofrecer cierto alivio al promover la circulación del aire. No obstante, debo advertir que en ambientes caracterizados por una alta humedad, la eficacia de estos aparatos puede verse significativamente reducida en comparación con climas más secos. Esto se debe a que, en esencia, los ventiladores simplemente desplazan el aire cálido y saturado de humedad, lo cual puede no proporcionar el nivel de confort deseado” dice Díaz.
Aclara que en cuanto a los nebulizadores personales, estos dispositivos pueden ser empleados para aplicar una fina bruma de agua sobre la piel, lo cual puede proporcionar una sensación momentánea de frescor. Sin embargo, aunque estos aparatos pueden ofrecer un alivio inmediato, su uso prolongado o excesivo en climas húmedos puede, paradójicamente, exacerbar la sensación de bochorno y malestar, ya que el incremento adicional de la humedad en el ambiente puede interferir con los mecanismos naturales de termorregulación del cuerpo.
¿Qué hago si me da un golpe de calor?
- Traslado inmediato a un entorno térmicamente controlado: En caso de que un individuo presente sintomatología indicativa de golpe de calor (hipertermia, estado confusional, vértigo, taquicardia), es imperativo proceder a su inmediata reubicación en un área con temperatura moderada y protegida de la radiación solar directa. El objetivo primordial es la reducción expedita de la temperatura corporal del afectado.
- Quitar ropa de inmediato: Se debe proceder a la remoción o aflojamiento de toda prenda que pueda obstaculizar la termorregulación eficiente del organismo.
- Enfriamiento rápido: Aplicar métodos de reducción térmica, tales como la hidratación cutánea con agua a temperatura ambiente (evitando el uso de líquidos excesivamente fríos) y la ventilación activa del cuerpo.
- Rehidratación: Se debe administrar líquidos a temperatura ambiente, preferentemente agua, evitando la ingesta de bebidas con propiedades diuréticas como las que contienen cafeína o alcohol.
- Buscar atención médica: Si los síntomas son graves (como pérdida del conocimiento, convulsiones, dificultad para respirar), llame al servicio de emergencias local o lleva a la persona a un centro médico lo antes posible.
- Vigilancia constante: Vigile los signos vitales mientras espera ayuda médica y siga enfriando la piel con agua fresca. Asegurase de que la persona esté cómoda y tranquila.
- No utilizar métodos drásticos de enfriamiento: Evite sumergir a la persona en agua fría o aplicar hielo directamente sobre la piel, ya que puede provocar shock térmico.
“El golpe de calor es una emergencia médica seria y requiere atención inmediata. Conocer estas medidas de primeros auxilios puede marcar la diferencia en la recuperación y el bienestar de una persona afectada”, finaliza.
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