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Soy una persona sencilla, que siempre ha manejado un bajo perfil y me gusta ser así. Casi siempre he estado dedicado al negocio de las obras civiles, a pesar de que no soy ingeniero, por lo general rodeado de mi familia. Fue en septiembre del año pasado cuando, por primera vez, me animé a entrar a la contratación pública. Tenía unos contactos y terminé siendo subcontratista para construir obras civiles que tenían que ver con un puente peatonal en la Autopista Sur y andenes en el norte de la ciudad, de los reconocidos empresarios Julio Gómez y Emilio Tapia (aunque él no aparece mencionado), hoy salpicados en el escándalo del cartel de la contratación.
Al principio, estaba entusiasmado, con buenas perspectivas y, sobre todo, buenos ingresos. Pero como dice el dicho “de eso tan bueno no dan tanto” y a mí lo bueno en la contratación distrital me duró menos de lo que yo esperaba. Los problemas comenzaron cuando en febrero me sacaron del negocio sin pagarme los avances que había hecho.
Incumplieron los acuerdos que tenían conmigo (me debían cerca de $200 millones) y no me quedó más remedio que denunciar. Lo hice a fines de marzo de este año ante la Contraloría y la Fiscalía. Mi versión, gracias a Dios, se ha ido comprobando con el tiempo: hay una mafia que se está quedando con la mayoría de los contratos millonarios, especialmente, en el área de construcción del Distrito, y sus cabezas son: Emilio Tapia, Julio Gómez y Javier Haddad. Su modus operandi consiste, básicamente, en quedarse con los anticipos de las obras y financiarse con subcontratistas como yo.
Antes, le había contado todo a un asesor del alcalde Samuel Moreno, llamado Leonardo Echeverry. También, le había mandado un correo electrónico a Andrés Rojas, otro cercano funcionario del mandatario local. Para mí, obviamente que el Alcalde sabía lo que estaba pasando, aunque, aclaro, yo nunca me he metido con él ni lo he denunciado ni nada. Por eso es que no entiendo cómo él se ha dedicado a atacarme y cuestionar mi testimonio.
Yo he dicho la verdad y quiero que lo sepa el mundo. Desde un principio fui la mofa de todos los que ahora están siendo investigados y contra las cuerdas, porque ellos se creen Dios. Nunca se imaginaron que yo llegaría adonde he llegado. Pienso que prefirieron robar. Ahora que se destapó todo, espero que ellos empiecen a totearse entre ellos porque el país ni la ciudad son estúpidos.
Cuando las decisiones de la justicia apenas empiezan a verse, me siento tranquilo y seguro fuera del país, contando lo que sé y entregando todas mis pruebas. Confío, ante todo, en la justicia divina. Todos los nombres que he dado desde el principio han sido mencionados por los investigadores. Seguirán cayendo.
* Ex subcontratista