El encanto de los románticos tejados de París, ahora reconocido por la Unesco
Este miércoles, la Unesco inscribió el oficio de los techadores y ornamentalistas parisinos del zinc en su lista del patrimonio cultural inmaterial.
Desde la terraza de Galeries Lafayette los turistas se aventuran a describir el panorama, como Felipe, visitante ecuatoriano: “estos techos son totalmente diferentes a los techos que se ven en América Latina, desde aquí ves un vértice bajar en dos ejes. También llama la atención las ventanitas en los techos y las chimeneas”.
A los que están de paso les impresiona y los viven bajo esos techos no se acostumbran, asegura Michelle, estudiante colombiana en la Universidad Sorbona: “son más bien cuadrados, la arquitectura es más bien rústica, muy uniforme y también algo en parte histórico porque me explicaban, la primera vez que los vi, que esas ventanitas pequeñas son cuartos chiquitos a los que se les llama chambre de bonne [también buhardillas] donde antes vivían quienes trabajaban en las casas de esos edificios. Es como que tú ves eso en la ciudad en general y aprendes de historia y costumbres”.
Toda la historia de la ciudad, que tiene más de 2.000 años, puede leerse en sus palacios, iglesias, hoteles, plazas y casas. Construcciones de la época galo romana que sobreviven entre construcciones góticas, neoclásicas, modernas y contemporáneas visibles cuando se osa perderse entre las calles parisinas, sin embargo cuando se ve en su conjunto desde arriba, a nivel de los tejados, un único estilo se impone.
Corinne Ménégaux, directora de la Oficina de Turismo de París: "Esta arquitectura es un verdadero testimonio de la historia, del patrimonio, de nuestra cultura parisina así que son muy simbólicos. Representa un pasado y al mismo tiempo es un sello de cierta modernidad porque aprendimos a renovarlos con los mismos materiales cuya imagen es indisociable de la imagen que tenemos de París".
Para tener una vista sobre esos famosos techos existen las azoteas con acceso gratuito como las de Lafayette, Printemps o el Instituto del Mundo Arabe, también hay unos 20 bares y restaurantes ubicados en el último piso de los edificios. Otra opción es visitar los puntos más altos de la ciudad: Montmartre o el parque de Belleville en el distrito 20, noreste de París.
200 años de zinc y pizarra
Estos techos que tanto aprecian los turistas permiten relatar los últimos 200 años de historia parisina. El barón Georges-Eugène Haussmann, prefecto del Sena a mediados del siglo XIX, supervisa una serie de proyectos de obras públicas necesarias para la salud, el transporte y la vivienda de la creciente población de la época. Ayuda a la reconstrucción de la ciudad bajo las órdenes del emperador Napoleón III. Desde 1853 hasta 1870, Haussmann instala nuevas tuberías de agua y alcantarillado, surgen las estaciones de tren así como los amplios bulevares reconocibles por los edificios de apartamentos color crema a lado y lado de las avenidas.
Las fachadas repiten patrones de construcción. Su color se debe a la piedra caliza luteciana de origen local, uno de los materiales más utilizados en la capital francesa donde viven 2.165.423 personas según datos del Instituto Nacional de Estadística y de Estudios Económicos de Francia.
Apur es una asociación creada en 1967 que documenta, analiza e imagina la evolución urbana y societal de París y su región. En la base de datos de Apur se cuenta París tiene 128.000 tejados de los cuales “en el 79% predomina el zinc u otros materiales” como la pizarra que es una roca metamórfica de origen sedimentario que data de hace 550 millones de años, muy utilizada en la construcción desde los antiguos egipcios.
La pizarra utilizada para la renovación de los techos de París es extraída del norte de España. Se estima que casi el 90% de la pizarra natural que actualmente se utiliza en la construcción sale del país ibérico, que es el que tiene las mayores reservas de pizarra tectónica del mundo.
Patrimonio de la Unesco
Estos techos tan particulares necesitan techadores especializados en zinc. A este oficio creado hace dos siglos se le llama couvreurs-zingueurs es actualmente ejercido por unos 1.500 obreros, que pretenden que su forma de trabajar sea protegida y perpetuada gracias a la Unesco.
“Es una profesión especial que desaparecerá si no la protegemos. Hoy en día es difícil contratar, por eso es importante poner el foco en nuestro oficio para ayudarnos a encontrar techadores, y también creo que París es zinc, es un material emblemático de una época, de la edad de oro de París, y de una habilidad de construcción más bien única”, defiende Cyril Venturini, director de La Louisianne S.A. empresa especializada en techos, fontanería, impermeabilización y climatización, figura entre los grandes nombres de la profesión.
Después de pasar 30 años sobre los tejados Cyril baja a nivel de la calle su oficio en una tienda llamada Les Toits Parisiens, es español Los Techos Parisinos.
Couvreurs-zingueurs, los techadores de París
Estos techos son abuhardillados de cuatro lados, tienen una inclinación pronunciada con un ángulo de 45°. Albergan pequeñas habitaciones de unos 10m², reconocibles por sus pequeñas ventanas de marco blanco.
En uno de estos espacios pasa sus primeros años de vida Frédéric Cordier. “Tuve la suerte de crecer en un ático parisino así que literalmente siempre estuve acompañado de zinc, miraba por la ventana y lo primero que veía era zinc. Muchas veces me regañaron por subir al tejado con amigos a jugar policías y ladrones, imitando las películas de acción de Jean-Paul Belmondo. Esos tejados fueron mi infancia y mi adolescencia por eso también cuando debí elegir un oficio estaba seguro que quería ayudar a conservarlos”, recuerda Frédéric hoy jefe de obra, es decir que es responsable de la construcción, mantenimiento y reparación de cubiertas de todo tipo de edificios.
París con sus tejados de mil matices de azul y gris también inspiran a pintores, poetas y cantantes. Muchos personajes de más de 15 películas, dos videojuegos y dos tiras cómicas han cabalgado sobre ellos y es gracias a la mirada de propios y extraños que se perpetúa su existencia.
Desde la terraza de Galeries Lafayette los turistas se aventuran a describir el panorama, como Felipe, visitante ecuatoriano: “estos techos son totalmente diferentes a los techos que se ven en América Latina, desde aquí ves un vértice bajar en dos ejes. También llama la atención las ventanitas en los techos y las chimeneas”.
A los que están de paso les impresiona y los viven bajo esos techos no se acostumbran, asegura Michelle, estudiante colombiana en la Universidad Sorbona: “son más bien cuadrados, la arquitectura es más bien rústica, muy uniforme y también algo en parte histórico porque me explicaban, la primera vez que los vi, que esas ventanitas pequeñas son cuartos chiquitos a los que se les llama chambre de bonne [también buhardillas] donde antes vivían quienes trabajaban en las casas de esos edificios. Es como que tú ves eso en la ciudad en general y aprendes de historia y costumbres”.
Toda la historia de la ciudad, que tiene más de 2.000 años, puede leerse en sus palacios, iglesias, hoteles, plazas y casas. Construcciones de la época galo romana que sobreviven entre construcciones góticas, neoclásicas, modernas y contemporáneas visibles cuando se osa perderse entre las calles parisinas, sin embargo cuando se ve en su conjunto desde arriba, a nivel de los tejados, un único estilo se impone.
Corinne Ménégaux, directora de la Oficina de Turismo de París: "Esta arquitectura es un verdadero testimonio de la historia, del patrimonio, de nuestra cultura parisina así que son muy simbólicos. Representa un pasado y al mismo tiempo es un sello de cierta modernidad porque aprendimos a renovarlos con los mismos materiales cuya imagen es indisociable de la imagen que tenemos de París".
Para tener una vista sobre esos famosos techos existen las azoteas con acceso gratuito como las de Lafayette, Printemps o el Instituto del Mundo Arabe, también hay unos 20 bares y restaurantes ubicados en el último piso de los edificios. Otra opción es visitar los puntos más altos de la ciudad: Montmartre o el parque de Belleville en el distrito 20, noreste de París.
200 años de zinc y pizarra
Estos techos que tanto aprecian los turistas permiten relatar los últimos 200 años de historia parisina. El barón Georges-Eugène Haussmann, prefecto del Sena a mediados del siglo XIX, supervisa una serie de proyectos de obras públicas necesarias para la salud, el transporte y la vivienda de la creciente población de la época. Ayuda a la reconstrucción de la ciudad bajo las órdenes del emperador Napoleón III. Desde 1853 hasta 1870, Haussmann instala nuevas tuberías de agua y alcantarillado, surgen las estaciones de tren así como los amplios bulevares reconocibles por los edificios de apartamentos color crema a lado y lado de las avenidas.
Las fachadas repiten patrones de construcción. Su color se debe a la piedra caliza luteciana de origen local, uno de los materiales más utilizados en la capital francesa donde viven 2.165.423 personas según datos del Instituto Nacional de Estadística y de Estudios Económicos de Francia.
Apur es una asociación creada en 1967 que documenta, analiza e imagina la evolución urbana y societal de París y su región. En la base de datos de Apur se cuenta París tiene 128.000 tejados de los cuales “en el 79% predomina el zinc u otros materiales” como la pizarra que es una roca metamórfica de origen sedimentario que data de hace 550 millones de años, muy utilizada en la construcción desde los antiguos egipcios.
La pizarra utilizada para la renovación de los techos de París es extraída del norte de España. Se estima que casi el 90% de la pizarra natural que actualmente se utiliza en la construcción sale del país ibérico, que es el que tiene las mayores reservas de pizarra tectónica del mundo.
Patrimonio de la Unesco
Estos techos tan particulares necesitan techadores especializados en zinc. A este oficio creado hace dos siglos se le llama couvreurs-zingueurs es actualmente ejercido por unos 1.500 obreros, que pretenden que su forma de trabajar sea protegida y perpetuada gracias a la Unesco.
“Es una profesión especial que desaparecerá si no la protegemos. Hoy en día es difícil contratar, por eso es importante poner el foco en nuestro oficio para ayudarnos a encontrar techadores, y también creo que París es zinc, es un material emblemático de una época, de la edad de oro de París, y de una habilidad de construcción más bien única”, defiende Cyril Venturini, director de La Louisianne S.A. empresa especializada en techos, fontanería, impermeabilización y climatización, figura entre los grandes nombres de la profesión.
Después de pasar 30 años sobre los tejados Cyril baja a nivel de la calle su oficio en una tienda llamada Les Toits Parisiens, es español Los Techos Parisinos.
Couvreurs-zingueurs, los techadores de París
Estos techos son abuhardillados de cuatro lados, tienen una inclinación pronunciada con un ángulo de 45°. Albergan pequeñas habitaciones de unos 10m², reconocibles por sus pequeñas ventanas de marco blanco.
En uno de estos espacios pasa sus primeros años de vida Frédéric Cordier. “Tuve la suerte de crecer en un ático parisino así que literalmente siempre estuve acompañado de zinc, miraba por la ventana y lo primero que veía era zinc. Muchas veces me regañaron por subir al tejado con amigos a jugar policías y ladrones, imitando las películas de acción de Jean-Paul Belmondo. Esos tejados fueron mi infancia y mi adolescencia por eso también cuando debí elegir un oficio estaba seguro que quería ayudar a conservarlos”, recuerda Frédéric hoy jefe de obra, es decir que es responsable de la construcción, mantenimiento y reparación de cubiertas de todo tipo de edificios.
París con sus tejados de mil matices de azul y gris también inspiran a pintores, poetas y cantantes. Muchos personajes de más de 15 películas, dos videojuegos y dos tiras cómicas han cabalgado sobre ellos y es gracias a la mirada de propios y extraños que se perpetúa su existencia.