El llamado de las comunidades del Pacífico para hacer un turismo responsable
El turismo biocultural de base comunitaria en el Pacífico colombiano busca preservar la biodiversidad y el patrimonio cultural, empoderando a las comunidades locales en la gestión sostenible de su territorio.
Leidy Barbosa
En el marco de la COP16, las comunidades del Pacífico colombiano presentaron una propuesta para el desarrollo turístico en territorios colectivos: el turismo biocultural de base comunitaria. Esta iniciativa se fundamenta en la interrelación entre la diversidad biológica y cultural de los pueblos indígenas, comunidades afrodescendientes y poblaciones locales en donde se busca garantizar la participación activa de los habitantes en todos los aspectos de la cadena turística, desde la planificación hasta la operación. De este modo, se promueve no solo el bienestar de las comunidades, sino también la valorización de su patrimonio natural y cultural, tanto en áreas rurales como urbanas.
El modelo quedó formalizado en un manifiesto surgido durante el Primer Encuentro de Expertos y Expertas Locales en Turismo de Base Comunitaria, celebrado en octubre. En este evento, se compartieron conocimientos y experiencias de 14 territorios estratégicos, incluyendo Tumaco, Buenaventura, Guapi, Quibdó, Nuquí, Acandí, Barbacoas y Bahía Solano. Las comunidades presentes hicieron un llamado a la acción para consolidar el turismo biocultural como herramienta clave en la construcción de paz, la conservación ambiental y el desarrollo sostenible de la región.
El manifiesto recoge 15 principios fundamentales que sientan las bases del turismo biocultural de base comunitaria, los cuales se explican en estos cinco ítems:
- Turismo comunitario y protagonismo de la comunidad nativa: El turismo en territorios étnicos debe ser de base comunitaria, donde la comunidad nativa gestione y maneje la actividad turística. Este enfoque permite que la actividad turística sea una herramienta para generar bienestar colectivo, fortaleciendo la cultura y las economías locales.
- Conservación biocultural y sostenibilidad: Este turismo debe contribuir a la preservación del patrimonio natural y cultural de los territorios étnicos, fomentando la armonía biocultural. La actividad turística no solo debe respetar el entorno natural, sino también los conocimientos ancestrales que guían su manejo sostenible.
- Gobernanza comunitaria y políticas diferenciales: Es fundamental que el turismo esté en manos de las comunidades locales, respetando sus estructuras de gobierno y normativas especiales para sus territorios colectivos y ancestrales. Las políticas públicas deben ser diferenciadas, habilitantes y contextualizadas, reconociendo y apoyando la autonomía y el derecho propio de las autoridades étnicas para ordenar y gestionar su territorio.
- Alianzas estratégicas y cooperación interna y externa: El turismo debe desarrollarse mediante alianzas estratégicas tanto dentro como fuera de las comunidades. La cooperación entre la comunidad y actores externos debe garantizar que el turismo fortalezca la gobernanza local, siempre en beneficio de la preservación cultural, el respeto a la biodiversidad y el desarrollo sostenible.
- Investigación participativa y economía diversificada: La investigación participativa es clave para combinar el conocimiento ancestral y científico, fortaleciendo la apropiación territorial y el desarrollo sostenible. Además, el turismo no debe ser la única fuente de ingresos, sino que se deben impulsar otras economías locales para evitar la dependencia del turismo y garantizar la autosuficiencia de la comunidad.
El Espectador habló con Santiago Valencia González, líder ambiental y asesor en proyectos turísticos, quien ha dedicado más de 15 años al desarrollo del turismo de base comunitaria, para conocer más sobre la propuesta y la importancia de empoderar a las comunidades locales.
¿Qué propone el manifiesto sobre el turismo, la gobernanza y la conservación de la biodiversidad en territorios colectivos como Nuquí, Bahía Málaga y Buenaventura?
Este modelo busca contribuir simultáneamente a la conservación ambiental, la preservación del patrimonio cultural y el fortalecimiento del conocimiento ancestral. La experiencia de 15 proyectos turísticos en territorios étnicos de Muko, Tumaco, Guapi, Valladolid y Buenaventura ha permitido establecer principios fundamentales para guiar estas iniciativas, los cuales están basados en tres enfoques fundamentales.
El primer principio es el bienestar colectivo, donde las decisiones sobre el turismo se toman en comunidad. La planificación se realiza en coordinación con resguardos indígenas y consejos comunitarios, priorizando siempre el beneficio común sobre el individual. Este enfoque garantiza que el desarrollo turístico responda a las necesidades y aspiraciones reales de la comunidad.
La conservación del patrimonio biocultural constituye el segundo principio fundamental. Este enfoque integra la preservación del conocimiento ancestral sobre el territorio con las prácticas tradicionales en la oferta turística. Un aspecto crucial es el mantenimiento de la soberanía alimentaria y las actividades productivas tradicionales, evitando que el turismo desplace estas prácticas esenciales para la identidad y supervivencia de las comunidades.
El tercer principio se centra en el protagonismo comunitario, donde las comunidades actúan como empresarias y no como empleadas. Este modelo fomenta la gestión del conocimiento científico y ancestral, mientras se evalúan constantemente los impactos del turismo en el territorio. La meta es evitar la dependencia exclusiva del turismo y mantener el control local sobre el desarrollo de la actividad.
¿Cómo cree que el turismo biocultural puede servir como alternativa sostenible frente al turismo masivo en regiones como el Pacífico colombiano?
Hemos desarrollado este modelo pensando en la megabiodiversidad y la identidad única de los pueblos étnicos en Colombia, con especial énfasis en el Pacífico, donde existe un riesgo latente debido al turismo masivo que ya ha comenzado a generar impactos negativos en algunos lugares. Frente al turismo depredador, proponemos un modelo de turismo sustentable donde la comunidad de base es quien toma las decisiones sobre el desarrollo turístico, los beneficios principales deben quedarse en la comunidad, el territorio debe ser responsable de evaluar los impactos, y la planificación y ordenamiento debe realizarse desde el territorio mismo, en coordinación con instituciones y cooperantes.
Este manifiesto, con sus principios irrenunciables, proporciona un ABC orientador para territorios donde ya existe el turismo y donde apenas comienza. Permite que instituciones, academia y cooperación internacional propongan proyectos turísticos respetuosos de estos principios, basados en más de 20 años de experiencia en algunos casos.
Las comunidades étnicas estamos demostrando que existe una manera de desarrollar el turismo sin poner en riesgo la biodiversidad, la comunidad, la gestión del territorio y el bienestar colectivo. Proponemos el turismo biocultural como modelo, aunque aún no ha sido ampliamente reconocido en el país. Este enfoque se fundamenta en la preservación de la biodiversidad, la protección de la cultura local y el respeto al conocimiento ancestral en la gestión del territorio (gobernanza comunitaria).
Estos principios irrenunciables son esenciales para evitar que el turismo genere impactos negativos a nivel mundial, y para asegurar que en estos territorios se desarrolle un modelo turístico que salvaguarde tanto la naturaleza como los sistemas tradicionales de gestión territorial.
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan las comunidades en la implementación de proyectos turísticos sostenibles en el Pacífico?
El desarrollo turístico en el Pacífico colombiano enfrenta desafíos críticos que requieren atención inmediata. Entre los más apremiantes se encuentra el manejo de residuos sólidos, especialmente visible en destinos donde el turismo, incluso cuando está planificado, genera impactos negativos. Además, la actividad turística puede desencadenar problemas sociales como la prostitución, la drogadicción y, crucialmente, la pérdida de territorio a través de procesos de gentrificación.
Frente a estos retos, diversas experiencias que llevan años en la región demuestran caminos alternativos. Pues aquí los participantes asumen un rol fundamental en el cuidado de la comunidad y la naturaleza, comprometiéndose con la defensa del territorio. Un ejemplo significativo es el código de régimen interno de la comunidad negra de Guayamalaga, que prohíbe la venta de tierras a personas externas, protegiendo así el territorio de la gentrificación.
Es importante cuestionar la idea simplista de que el turismo es solo un mecanismo para el desarrollo económico. Aunque puede ofrecer oportunidades importantes, su éxito depende de una planificación cuidadosa y de que las comunidades locales participen activamente en las decisiones, es por esto que la planificación y el ordenamiento territorial son esenciales para proteger a las comunidades. Para que el turismo sea positivo en estos territorios, es necesario contar con principios claros que guíen su desarrollo, teniendo en cuenta tanto sus beneficios como sus posibles efectos negativos. Solo con una gestión consciente y participativa se puede asegurar que el turismo fortalezca, en lugar de dañar, el tejido social y ambiental de las comunidades del Pacífico.
¿Qué aspectos clave debería incluir el Estado en dichas políticas para garantizar la conservación biocultural y el bienestar de las comunidades?
La política turística para el Pacífico colombiano requiere un enfoque diferencial que reconozca la megadiversidad única de regiones como el Chocó biogeográfico. Esta diferenciación es fundamental porque en estos territorios existen instrumentos de gobierno propios: códigos de régimen interno de las comunidades negras, planes de vida de comunidades indígenas y planes de manejo del ecoturismo construidos por la comunidad. El turismo no puede desarrollarse aquí como en otros territorios, pues está en juego la biodiversidad, la permanencia comunitaria y la gestión territorial por parte de las comunidades étnicas.
Un vacío significativo en la política turística de es la falta de reconocimiento de los consejos comunitarios como autoridad técnica en la planificación turística a nivel distrital, municipal, departamental y nacional. Este reconocimiento es crucial porque las comunidades negras han desarrollado modelos de planificación que impactan positivamente tanto en sus territorios como en los de comunidades indígenas.
Es fundamental reconocer y respetar los procesos comunitarios en el desarrollo turístico. Tradicionalmente, la institucionalidad y los profesionales externos han impuesto sus metodologías y conocimientos sin establecer un verdadero diálogo participativo con las comunidades. Es necesario reconocer que el modelo de gobernanza interna de cada comunidad debe ser el eje central de cualquier iniciativa. A través del trabajo con el viceministerio, hemos logrado avances importantes en la priorización de acciones turísticas, pero también en el fortalecimiento integral de otras actividades tradicionales como la pesca, la recolección de piangua y la agricultura. Este enfoque holístico debe aplicarse en todos los territorios, reconociendo el papel fundamental de los gobiernos internos, ya sean resguardos indígenas o consejos comunitarios.
¿Cómo ha sido el apoyo del gobierno local, regional y nacional en la promoción y protección del turismo biocultural en los territorios colectivos?
La articulación institucional se está fortaleciendo a través de mesas de planeación que incluyen al Viceministerio de Turismo, la Gobernación del Valle del Cauca, la Secretaría de Turismo de Buenaventura y la cooperación internacional. Sin embargo, es notable que el apoyo principal ha provenido de la cooperación internacional, con organizaciones como WWF Colombia, USAID Colombia y Conservación Internacional, más que del gobierno nacional.
Hemos contado con un apoyo constante y valioso de la academia, especialmente de instituciones como la Universidad del Valle, la Universidad de los Andes, la Universidad Javeriana de Cali y la Universidad Tecnológica de Pereira. Estas universidades han sido fundamentales en la investigación y el acompañamiento técnico, contribuyendo a llevar el conocimiento más allá de las aulas. Su colaboración ha sido clave para desarrollar proyectos piloto junto a las comunidades, generando soluciones concretas y sostenibles.
¿Qué estrategias se están implementando para garantizar que el turismo no genere dependencia económica en las comunidades?
La diversificación económica es fundamental para evitar la dependencia exclusiva del turismo en las comunidades del Pacífico. La experiencia de la pandemia demostró esta necesidad de manera contundente, cuando las comunidades enfocadas únicamente en el turismo atravesaron meses críticos de dificultad económica. Esta lección ha llevado a replantear el modelo de desarrollo turístico, enfatizando la importancia de mantener y fortalecer las actividades económicas tradicionales.
En Bahía Málaga, se ha desarrollado un modelo integral que fortalece múltiples cadenas de valor. En el sector pesquero, se implementa el programa Ecogourmet en colaboración con Conservación Internacional y la UNAD, promoviendo la pesca responsable y mejorando los canales de comercialización. Paralelamente, se trabaja con las mujeres piangueras para fortalecer la cadena de comercialización de la piangua, estableciendo ordenamientos que respeten las tallas mínimas de captura y garanticen la sostenibilidad del recurso para futuras generaciones.
La gestión forestal sostenible constituye otro pilar importante de este modelo. A través de la colaboración con familias madereras y el proyecto RED+ de USAID Colombia, se buscan alternativas a la tala indiscriminada. Este trabajo se complementa con el desarrollo de iniciativas productivas como la cría de especies menores (gallinas y cerdos) y la producción de aceites y extractos de frutos del bosque, incluyendo el procesamiento y comercialización de productos como el naidí y el açaí. Estas iniciativas no solo generan ingresos adicionales sino que fortalecen la soberanía alimentaria de las comunidades, un aspecto fundamental para su autonomía y resiliencia.
Lo que buscamos aquí es evitar los impactos negativos observados en otros territorios que se volcaron exclusivamente al turismo. La experiencia ha demostrado que la pérdida de cultura, territorio y la degradación ambiental son consecuencias frecuentes de la dependencia turística. Por ello, la planificación, el ordenamiento y el apoyo institucional son fundamentales para desarrollar un modelo económico resiliente y sostenible que beneficie a toda la comunidad, manteniendo vivas sus tradiciones y protegiendo su patrimonio natural.
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En el marco de la COP16, las comunidades del Pacífico colombiano presentaron una propuesta para el desarrollo turístico en territorios colectivos: el turismo biocultural de base comunitaria. Esta iniciativa se fundamenta en la interrelación entre la diversidad biológica y cultural de los pueblos indígenas, comunidades afrodescendientes y poblaciones locales en donde se busca garantizar la participación activa de los habitantes en todos los aspectos de la cadena turística, desde la planificación hasta la operación. De este modo, se promueve no solo el bienestar de las comunidades, sino también la valorización de su patrimonio natural y cultural, tanto en áreas rurales como urbanas.
El modelo quedó formalizado en un manifiesto surgido durante el Primer Encuentro de Expertos y Expertas Locales en Turismo de Base Comunitaria, celebrado en octubre. En este evento, se compartieron conocimientos y experiencias de 14 territorios estratégicos, incluyendo Tumaco, Buenaventura, Guapi, Quibdó, Nuquí, Acandí, Barbacoas y Bahía Solano. Las comunidades presentes hicieron un llamado a la acción para consolidar el turismo biocultural como herramienta clave en la construcción de paz, la conservación ambiental y el desarrollo sostenible de la región.
El manifiesto recoge 15 principios fundamentales que sientan las bases del turismo biocultural de base comunitaria, los cuales se explican en estos cinco ítems:
- Turismo comunitario y protagonismo de la comunidad nativa: El turismo en territorios étnicos debe ser de base comunitaria, donde la comunidad nativa gestione y maneje la actividad turística. Este enfoque permite que la actividad turística sea una herramienta para generar bienestar colectivo, fortaleciendo la cultura y las economías locales.
- Conservación biocultural y sostenibilidad: Este turismo debe contribuir a la preservación del patrimonio natural y cultural de los territorios étnicos, fomentando la armonía biocultural. La actividad turística no solo debe respetar el entorno natural, sino también los conocimientos ancestrales que guían su manejo sostenible.
- Gobernanza comunitaria y políticas diferenciales: Es fundamental que el turismo esté en manos de las comunidades locales, respetando sus estructuras de gobierno y normativas especiales para sus territorios colectivos y ancestrales. Las políticas públicas deben ser diferenciadas, habilitantes y contextualizadas, reconociendo y apoyando la autonomía y el derecho propio de las autoridades étnicas para ordenar y gestionar su territorio.
- Alianzas estratégicas y cooperación interna y externa: El turismo debe desarrollarse mediante alianzas estratégicas tanto dentro como fuera de las comunidades. La cooperación entre la comunidad y actores externos debe garantizar que el turismo fortalezca la gobernanza local, siempre en beneficio de la preservación cultural, el respeto a la biodiversidad y el desarrollo sostenible.
- Investigación participativa y economía diversificada: La investigación participativa es clave para combinar el conocimiento ancestral y científico, fortaleciendo la apropiación territorial y el desarrollo sostenible. Además, el turismo no debe ser la única fuente de ingresos, sino que se deben impulsar otras economías locales para evitar la dependencia del turismo y garantizar la autosuficiencia de la comunidad.
El Espectador habló con Santiago Valencia González, líder ambiental y asesor en proyectos turísticos, quien ha dedicado más de 15 años al desarrollo del turismo de base comunitaria, para conocer más sobre la propuesta y la importancia de empoderar a las comunidades locales.
¿Qué propone el manifiesto sobre el turismo, la gobernanza y la conservación de la biodiversidad en territorios colectivos como Nuquí, Bahía Málaga y Buenaventura?
Este modelo busca contribuir simultáneamente a la conservación ambiental, la preservación del patrimonio cultural y el fortalecimiento del conocimiento ancestral. La experiencia de 15 proyectos turísticos en territorios étnicos de Muko, Tumaco, Guapi, Valladolid y Buenaventura ha permitido establecer principios fundamentales para guiar estas iniciativas, los cuales están basados en tres enfoques fundamentales.
El primer principio es el bienestar colectivo, donde las decisiones sobre el turismo se toman en comunidad. La planificación se realiza en coordinación con resguardos indígenas y consejos comunitarios, priorizando siempre el beneficio común sobre el individual. Este enfoque garantiza que el desarrollo turístico responda a las necesidades y aspiraciones reales de la comunidad.
La conservación del patrimonio biocultural constituye el segundo principio fundamental. Este enfoque integra la preservación del conocimiento ancestral sobre el territorio con las prácticas tradicionales en la oferta turística. Un aspecto crucial es el mantenimiento de la soberanía alimentaria y las actividades productivas tradicionales, evitando que el turismo desplace estas prácticas esenciales para la identidad y supervivencia de las comunidades.
El tercer principio se centra en el protagonismo comunitario, donde las comunidades actúan como empresarias y no como empleadas. Este modelo fomenta la gestión del conocimiento científico y ancestral, mientras se evalúan constantemente los impactos del turismo en el territorio. La meta es evitar la dependencia exclusiva del turismo y mantener el control local sobre el desarrollo de la actividad.
¿Cómo cree que el turismo biocultural puede servir como alternativa sostenible frente al turismo masivo en regiones como el Pacífico colombiano?
Hemos desarrollado este modelo pensando en la megabiodiversidad y la identidad única de los pueblos étnicos en Colombia, con especial énfasis en el Pacífico, donde existe un riesgo latente debido al turismo masivo que ya ha comenzado a generar impactos negativos en algunos lugares. Frente al turismo depredador, proponemos un modelo de turismo sustentable donde la comunidad de base es quien toma las decisiones sobre el desarrollo turístico, los beneficios principales deben quedarse en la comunidad, el territorio debe ser responsable de evaluar los impactos, y la planificación y ordenamiento debe realizarse desde el territorio mismo, en coordinación con instituciones y cooperantes.
Este manifiesto, con sus principios irrenunciables, proporciona un ABC orientador para territorios donde ya existe el turismo y donde apenas comienza. Permite que instituciones, academia y cooperación internacional propongan proyectos turísticos respetuosos de estos principios, basados en más de 20 años de experiencia en algunos casos.
Las comunidades étnicas estamos demostrando que existe una manera de desarrollar el turismo sin poner en riesgo la biodiversidad, la comunidad, la gestión del territorio y el bienestar colectivo. Proponemos el turismo biocultural como modelo, aunque aún no ha sido ampliamente reconocido en el país. Este enfoque se fundamenta en la preservación de la biodiversidad, la protección de la cultura local y el respeto al conocimiento ancestral en la gestión del territorio (gobernanza comunitaria).
Estos principios irrenunciables son esenciales para evitar que el turismo genere impactos negativos a nivel mundial, y para asegurar que en estos territorios se desarrolle un modelo turístico que salvaguarde tanto la naturaleza como los sistemas tradicionales de gestión territorial.
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan las comunidades en la implementación de proyectos turísticos sostenibles en el Pacífico?
El desarrollo turístico en el Pacífico colombiano enfrenta desafíos críticos que requieren atención inmediata. Entre los más apremiantes se encuentra el manejo de residuos sólidos, especialmente visible en destinos donde el turismo, incluso cuando está planificado, genera impactos negativos. Además, la actividad turística puede desencadenar problemas sociales como la prostitución, la drogadicción y, crucialmente, la pérdida de territorio a través de procesos de gentrificación.
Frente a estos retos, diversas experiencias que llevan años en la región demuestran caminos alternativos. Pues aquí los participantes asumen un rol fundamental en el cuidado de la comunidad y la naturaleza, comprometiéndose con la defensa del territorio. Un ejemplo significativo es el código de régimen interno de la comunidad negra de Guayamalaga, que prohíbe la venta de tierras a personas externas, protegiendo así el territorio de la gentrificación.
Es importante cuestionar la idea simplista de que el turismo es solo un mecanismo para el desarrollo económico. Aunque puede ofrecer oportunidades importantes, su éxito depende de una planificación cuidadosa y de que las comunidades locales participen activamente en las decisiones, es por esto que la planificación y el ordenamiento territorial son esenciales para proteger a las comunidades. Para que el turismo sea positivo en estos territorios, es necesario contar con principios claros que guíen su desarrollo, teniendo en cuenta tanto sus beneficios como sus posibles efectos negativos. Solo con una gestión consciente y participativa se puede asegurar que el turismo fortalezca, en lugar de dañar, el tejido social y ambiental de las comunidades del Pacífico.
¿Qué aspectos clave debería incluir el Estado en dichas políticas para garantizar la conservación biocultural y el bienestar de las comunidades?
La política turística para el Pacífico colombiano requiere un enfoque diferencial que reconozca la megadiversidad única de regiones como el Chocó biogeográfico. Esta diferenciación es fundamental porque en estos territorios existen instrumentos de gobierno propios: códigos de régimen interno de las comunidades negras, planes de vida de comunidades indígenas y planes de manejo del ecoturismo construidos por la comunidad. El turismo no puede desarrollarse aquí como en otros territorios, pues está en juego la biodiversidad, la permanencia comunitaria y la gestión territorial por parte de las comunidades étnicas.
Un vacío significativo en la política turística de es la falta de reconocimiento de los consejos comunitarios como autoridad técnica en la planificación turística a nivel distrital, municipal, departamental y nacional. Este reconocimiento es crucial porque las comunidades negras han desarrollado modelos de planificación que impactan positivamente tanto en sus territorios como en los de comunidades indígenas.
Es fundamental reconocer y respetar los procesos comunitarios en el desarrollo turístico. Tradicionalmente, la institucionalidad y los profesionales externos han impuesto sus metodologías y conocimientos sin establecer un verdadero diálogo participativo con las comunidades. Es necesario reconocer que el modelo de gobernanza interna de cada comunidad debe ser el eje central de cualquier iniciativa. A través del trabajo con el viceministerio, hemos logrado avances importantes en la priorización de acciones turísticas, pero también en el fortalecimiento integral de otras actividades tradicionales como la pesca, la recolección de piangua y la agricultura. Este enfoque holístico debe aplicarse en todos los territorios, reconociendo el papel fundamental de los gobiernos internos, ya sean resguardos indígenas o consejos comunitarios.
¿Cómo ha sido el apoyo del gobierno local, regional y nacional en la promoción y protección del turismo biocultural en los territorios colectivos?
La articulación institucional se está fortaleciendo a través de mesas de planeación que incluyen al Viceministerio de Turismo, la Gobernación del Valle del Cauca, la Secretaría de Turismo de Buenaventura y la cooperación internacional. Sin embargo, es notable que el apoyo principal ha provenido de la cooperación internacional, con organizaciones como WWF Colombia, USAID Colombia y Conservación Internacional, más que del gobierno nacional.
Hemos contado con un apoyo constante y valioso de la academia, especialmente de instituciones como la Universidad del Valle, la Universidad de los Andes, la Universidad Javeriana de Cali y la Universidad Tecnológica de Pereira. Estas universidades han sido fundamentales en la investigación y el acompañamiento técnico, contribuyendo a llevar el conocimiento más allá de las aulas. Su colaboración ha sido clave para desarrollar proyectos piloto junto a las comunidades, generando soluciones concretas y sostenibles.
¿Qué estrategias se están implementando para garantizar que el turismo no genere dependencia económica en las comunidades?
La diversificación económica es fundamental para evitar la dependencia exclusiva del turismo en las comunidades del Pacífico. La experiencia de la pandemia demostró esta necesidad de manera contundente, cuando las comunidades enfocadas únicamente en el turismo atravesaron meses críticos de dificultad económica. Esta lección ha llevado a replantear el modelo de desarrollo turístico, enfatizando la importancia de mantener y fortalecer las actividades económicas tradicionales.
En Bahía Málaga, se ha desarrollado un modelo integral que fortalece múltiples cadenas de valor. En el sector pesquero, se implementa el programa Ecogourmet en colaboración con Conservación Internacional y la UNAD, promoviendo la pesca responsable y mejorando los canales de comercialización. Paralelamente, se trabaja con las mujeres piangueras para fortalecer la cadena de comercialización de la piangua, estableciendo ordenamientos que respeten las tallas mínimas de captura y garanticen la sostenibilidad del recurso para futuras generaciones.
La gestión forestal sostenible constituye otro pilar importante de este modelo. A través de la colaboración con familias madereras y el proyecto RED+ de USAID Colombia, se buscan alternativas a la tala indiscriminada. Este trabajo se complementa con el desarrollo de iniciativas productivas como la cría de especies menores (gallinas y cerdos) y la producción de aceites y extractos de frutos del bosque, incluyendo el procesamiento y comercialización de productos como el naidí y el açaí. Estas iniciativas no solo generan ingresos adicionales sino que fortalecen la soberanía alimentaria de las comunidades, un aspecto fundamental para su autonomía y resiliencia.
Lo que buscamos aquí es evitar los impactos negativos observados en otros territorios que se volcaron exclusivamente al turismo. La experiencia ha demostrado que la pérdida de cultura, territorio y la degradación ambiental son consecuencias frecuentes de la dependencia turística. Por ello, la planificación, el ordenamiento y el apoyo institucional son fundamentales para desarrollar un modelo económico resiliente y sostenible que beneficie a toda la comunidad, manteniendo vivas sus tradiciones y protegiendo su patrimonio natural.
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