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Hasta hace seis años pasar vacaciones en un crucero que hiciera escala en puertos colombianos era excepcional. Quienes querían y se podían dar el gusto debían viajar hasta Miami y restringirse a rutas diseñadas por la industria norteamericana, con visa incluida. Esa situación cambió de manera radical gracias al replanteamiento de las políticas y la infraestructura, promovidas desde el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y la Oficina de Promoción de Turismo, Inversión y Exportaciones, Proexport Colombia. Ahora es común que turistas colombianos y latinoamericanos aborden este tipo de embarcaciones en puertos modernizados en el mar Caribe, como Cartagena, Santa Marta y San Andrés, e incluso Bahía Solano en el Pacífico.
Entre las 27 líneas de cruceros que escogieron a Colombia como destino están las prestigiosas Pullmantur, Royal Caribbean, Princess Cruises, Norwegian Cruise Line, Holland America Line y Celebrity Cruises. En 2006 llegaron 53 de estos buques y en 2012 la cifra subió a 168; de 51.000 turistas a más de 250.000. La española Pullmantur acaba de inaugurar un bello circuito caribeño con su nuevo buque insignia Monarch, con capacidad para 2.766 pasajeros y 53 salidas semanales programadas entre 2013 y 2014, en las que aspira a movilizar 145.000 turistas de todo el mundo. La ruta, a la que fue invitado El Espectador, parte de Cartagena e incluye los puertos de Aruba, La Guaira (Venezuela), Curazao y Colón (Panamá), antes de regresar a Cartagena.
Es un placentero viaje de una semana en el que se alterna navegación en alta mar con diversas excursiones en los destinos previstos, incluyendo desde turismo histórico hasta programas de playa, compras y buceo. En este momento la mayoría de pasajeros son colombianos, seguidos por panameños, venezolanos, argentinos y chilenos, aunque es creciente el número de norteamericanos, europeos y asiáticos.
Ofrecer a tal cantidad de turistas un plan todo incluido con estándares cinco estrellas implica una operación logística de grandes proporciones: el Monarch tiene 800 tripulantes de 35 nacionalidades, incluidos colombianos, bajo el mando del capitán portugués Amadeo Albuquerque, quien a los 62 años de edad y luego de recorrer el mundo está feliz con la ruta: “Es fantástica, por lo bella y tranquila. Para un capitán no tiene nada complicado porque el Caribe y la Antillas son calmadas, a comparación de otros mares; no hay olas de ocho metros sino de dos y apenas necesitamos diez metros de calado para navegar”. Aparte de la comodidad, la seguridad es prioritaria y lo primero que hacen los turistas una vez se instalan en sus camarotes es participar en un plan de evacuación en botes salvavidas en el que se les enseña cómo reaccionar en caso de emergencia. Después, a descansar a todo dar.
Lo comprobó el ministro de Comercio, Industria y Turismo, Sergio Díaz-Granados, quien presidió la ceremonia de bienvenida al Monarch, junto con la presidenta de Proexport, María Claudia Lacouture. José Manuel Martin, director comercial de Pullmantur para Latinoamérica, destacó la consolidación de una industria creciente: “De lado y lado se genera una importante suma de ingresos y empleos directos e indirectos. Gana Colombia y ganamos nosotros, y eso se demuestra con que la cuarta temporada estamos ampliando la calidad de nuestra oferta”. Esta vez en Cartagena subieron al Monarch dos contenedores con 80 toneladas de insumos colombianos, la mayoría frutas y alimentos.
Con la crisis económica en Europa, Pullmantur se ha reinventado en Latinoamérica y, además de Colombia, acaba de presentar un crucero que sale desde República Dominicana e incluye islas como San Martín y Martinica. Empezó a operar la semana pasada desde Argentina y también incluirá destinos en Brasil, como Isla Bella.
A una velocidad promedio de 12 nudos, los viajeros disfrutan de la belleza del mar Caribe desde cubiertas donde pueden acceder a dos piscinas, jacuzzis, zonas para practicar deportes tradicionales, enfrentarse a un muro de escalada o simplemente tomar el sol. Desde allí y desde las ventanas de los camarotes se puede comprobar lo que parece ficción en la película ganadora del Óscar 2013 Una aventura extraordinaria, la lluvia de pececillos voladores color plateado en torno a la estela que va dejando el Monarch.
Si el turista se cansa de broncearse, puede acceder a la ciudad flotante, que son los doce pisos e incluyen locales comerciales de todo tipo, una oferta de restaurantes tipo bufet, como el Panorama, en la cubierta de las piscinas, hasta especializados en las cubiertas tres y cuatro. También se puede cambiar de bar: el 360 en lo más alto del barco, dos en las cubiertas superiores y abajo el formal Fragata, donde se oye música brasileña, o el Rendez-vous, donde predominan los ritmos caribeños con una orquesta dominicana. También está la discoteca Cyan y amplios salones de descanso o diversión para niños y adolescentes, que cuentan con clubes propios, o para adultos que pueden acceder a casino, spa, gimnasio, salas de belleza o al exclusivo The Waves Yacht Club.
A bordo hay todo lo imaginable, desde un hospital que funciona las 24 horas hasta un gran teatro, el Broadway, donde hay funciones de primer nivel todas las noches y al que acuden los cruceristas para celebrar una noche de gala, una noche blanca, una noche tropical, otra de rock, e incluye espectáculos de danza contemporánea y humor. Todo esto, sumado a los paseos en tierra por cada uno de los paradisiacos destinos, hace de este crucero un plan ideal de vacaciones de primera clase.