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El cambio climático representa un reto urgente para todas las industrias, y el sector de la aviación no es una excepción. En un contexto donde la huella de carbono y la sostenibilidad ocupan un lugar central en la agenda mundial, las aerolíneas enfrentan presiones crecientes para adaptar sus operaciones y reducir sus emisiones. Más allá de la demanda del consumidor, los avances en tecnología, normativas y compromisos internacionales impulsan a las aerolíneas a explorar alternativas que minimicen su impacto en el medio ambiente y refuercen su responsabilidad con el planeta.
La COP16 marca un momento clave para la discusión y definición de metas concretas para mitigar el cambio climático. En este marco, múltiples actores globales presentan sus avances en sostenibilidad y compromisos de largo plazo. Con esta intención, Air France KLM expone su enfoque en sostenibilidad, sus proyectos y las prácticas que buscan integrar en sus operaciones, contribuyendo a los esfuerzos que trazan el camino hacia una industria de aviación más respetuosa con el medio ambiente.
Air France KLM es una de las mayores alianzas de aerolíneas europeas, nacida de la fusión entre Air France y KLM en 2004. Su red conecta a viajeros de todo el mundo a través de sus dos principales centros operativos en París y Ámsterdam. El Espectador habló con Maristella Rodríguez, directora comercial AIR FRANCE-KLM, para conocer su perspectiva sobre los retos de la aviación sostenible y la adaptación del combustible sostenible, también conocido como SAF (Sustainable Aviation Fuel) que es un tipo de combustible producido a partir de fuentes sostenibles, como residuos orgánicos y aceites reciclados, diseñado para reducir las emisiones de CO₂ en la aviación. Su uso permite disminuir la huella de carbono en comparación con los combustibles fósiles tradicionales, ya que produce menos gases de efecto invernadero a lo largo de su ciclo de vida. Aunque actualmente su uso es limitado, el SAF puede ser clave para alcanzar los objetivos de sostenibilidad en el sector aéreo.
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En términos de viabilidad, cuál es el mayor desafío que enfrenta la industria aeronáutica para adoptar el combustible sostenible para aviación (SAF) a gran escala?
Los desafíos en la producción y uso del SAF se dividen en dos niveles: internacional y nacional. A nivel internacional, el principal desafío es la falta de producción, que debe cumplir con ciertos estándares para ser considerado sostenible. Es fundamental que el SAF se produzca solo a partir de desechos orgánicos, que genere un ahorro no menor al 75 % en emisiones de CO₂ en todos sus ciclos, comparado con los combustibles fósiles, y que no compita con la alimentación de las comunidades ni implique el desperdicio de recursos naturales. Para asegurar su sostenibilidad, se requieren certificaciones internacionales como las de CORSIA, y las de entidades como RSBC e ISCC, que verifican el cumplimiento de normas en cada etapa del ciclo del SAF. Actualmente, el gran reto es que, aunque hay una gran demanda de SAF en el sector de la aviación para alcanzar la neutralidad de carbono en 2050 (donde el SAF podría representar el 65 % de la solución), la oferta es limitada debido a los costos y complejidad de su producción.
En el contexto colombiano, como aerolínea europea, vemos que existe un potencial inmenso, debido a que Colombia es un país agrícola con abundantes desechos orgánicos y recursos como el aceite usado de cocina que pueden servir como materia prima para el SAF. Sin embargo, en el país estamos apenas comenzando y enfrentamos desafíos importantes. No contamos aún con los avances tecnológicos, la infraestructura ni los marcos legales necesarios, que ya están establecidos en Europa. Colombia se encuentra en la fase inicial, desarrollando una hoja de ruta que está próxima a completarse y que será el primer paso hacia la creación de un marco legal específico para el SAF. Este documento, además de facilitar la producción, establecerá beneficios tributarios para los involucrados en la cadena de valor, lo cual sería clave, ya que no se esperan subsidios directos del gobierno.
El segundo desafío en Colombia es la creación de sinergias. La cadena de producción del SAF involucra a muchos actores, desde los agricultores, que proveen los desechos orgánicos, hasta las empresas de transporte y procesamiento de esta materia prima. Es crucial establecer cómo y dónde se procesará el SAF, quiénes estarán a cargo de estas operaciones y cómo se integrarán con las refinerías y otros actores. También debe considerarse la logística para que este combustible llegue a las aerolíneas en los aeropuertos. Aunque el SAF puede distribuirse por las mismas vías de los combustibles fósiles, es necesario que todos los sectores involucrados estén coordinados.
Dado que el SAF actualmente representa una pequeña fracción del combustible utilizado en vuelos comerciales, ¿qué plazos realistas estima AIR FRANCE-KLM para que se convierta en una alternativa dominante?
El SAF es una alternativa dominante en el camino hacia la carbono neutralidad, cubriendo aproximadamente 65 % de la solución para alcanzar este objetivo en 2050. Se trata de una solución a largo plazo, mientras que las alternativas a corto plazo ya se están implementando en el sector de la aviación.
Si nos enfocamos en el SAF, es importante resaltar que este combustible es esencial para los vuelos de largo recorrido, como los que conectan a Colombia con otros continentes. Aunque han surgido opciones como los aviones de hidrógeno y eléctricos, que también se han probado desde 2023, estas son viables principalmente para vuelos de corta duración, de aproximadamente 90 minutos.
En cambio, el SAF es una solución práctica y aplicable en la actualidad, ya que puede mezclarse con hasta un 50 % de combustible fósil sin requerir modificaciones tecnológicas en las aeronaves actuales, lo cual lo convierte en la opción más viable y dominante.
¿Qué barreras regulatorias o de infraestructura impiden que más aerolíneas utilicen el SAF ampliamente hoy en día?
El SAF tiene la capacidad de reducir hasta 90 % de las emisiones de CO₂ en comparación con el combustible fósil, dependiendo del ciclo de producción que se utilice. El ahorro mínimo aceptado para las aerolíneas europeas es de 75 %, y es posible encontrar opciones de SAF que ofrezcan menores reducciones, como de 60 % o 50 %.
En cuanto a la regulación en Colombia, no existe aún un marco legal establecido para el SAF. Actualmente, se están llevando a cabo mesas de trabajo lideradas por la Aeronáutica Civil, que también lidera el proyecto de SAF. En estos encuentros, que incluyen más de cinco o seis reuniones técnicas y más de tres específicamente sobre la Hoja de Ruta, participan todos los actores clave de la cadena de valor. En estas reuniones se analizan las diversas fuentes de SAF, como aceite de palma, desechos orgánicos y aceite usado de cocina, abarcando desde la primera hasta la tercera generación de SAF.
Aunque aún no hay limitaciones legales para su uso en Colombia, se está trabajando en la creación de una Hoja de Ruta, un marco regulatorio y, posteriormente, una ley específica para el SAF. Este proceso integrará las perspectivas de todos los sectores implicados y permitirá establecer los lineamientos necesarios para la adopción del SAF en el país.
En términos de costos, ¿cómo se comparan los precios actuales del SAF con los combustibles fósiles tradicionales, y qué rol juegan los subsidios o incentivos gubernamentales en este contexto?
En el inicio de la compra de SAF, cuando la producción mundial era aún limitada, su precio llegó a ser de tres o hasta cuatro veces el del combustible fósil. Aunque los costos han disminuido casi a la mitad desde entonces, el SAF sigue siendo más costoso. Sin embargo, en algunos países donde existen mandatos y subsidios gubernamentales, los productores de SAF pueden reducir sus costos, lo cual permite ofrecer precios más asequibles. Esto, a su vez, incentiva la demanda de SAF por parte de las aerolíneas.
En países sin subsidios, las aerolíneas dependen únicamente de beneficios tributarios. Esto representa una desventaja competitiva frente a países donde los subsidios permiten reducir el precio del SAF, facilitando así la adopción de este combustible sostenible en la industria de la aviación.
¿Cuál es el compromiso actual de AIR FRANCE-KLM en términos de inversión en tecnologías más sostenibles para sus flotas? ¿Y cómo equilibran ese enfoque con las expectativas de los accionistas?
Las expectativas de nuestros accionistas y stakeholders están alineadas en torno a la sostenibilidad, un pilar esencial de la rentabilidad, especialmente frente al cambio climático. Nuestro enfoque de sostenibilidad se basa en tres pilares: eco-pilotaje, renovación de flota y uso de SAF.
El eco-pilotaje utiliza inteligencia artificial para optimizar trayectorias de vuelo, logrando entre 3 % y 4 % de ahorro en emisiones. La renovación de la flota implica una inversión de 1.000 millones de euros anuales, con una meta de 64 % de renovación para 2028. En Colombia, por ejemplo, ya operamos con aviones Airbus A350 y el Boeing 787 Dreamliner 1000, que reducen la contaminación auditiva en 60 % y las emisiones de CO₂ en 25 %. Finalmente, el tercer pilar, el SAF, tiene una meta de alcanzar 10 % de uso para 2030, superando el objetivo de la Comisión Europea de 6 %.
¿Qué dice frente al escepticismo de algunos sectores que señalan que la adopción del SAF sigue siendo más una estrategia de mercadeo que una solución real a corto plazo?
Lo más importante para nosotros es mantener la honestidad y transparencia en nuestras acciones y resultados. Somos la única aerolínea que cuenta con la certificación del SBTi (Science Based Targets Initiative), lo cual avala que nuestras iniciativas de sostenibilidad se están cumpliendo y dando resultados verificables. Esto permite demostrar que estamos auditados y certificados, y que nuestro compromiso con la sostenibilidad es real.
Por ejemplo, estamos en camino de alcanzar una utilización de SAF de 2% para 2025, y actualmente ya hemos alcanzado 1,6 %. A nivel global, el grupo utilizó 16 % de todo el SAF producido en el mundo el año pasado.
Esta transparencia nos permite mostrar a nuestros clientes y al público que el uso del SAF no es solo una tendencia de marketing. Desde 2011, hemos utilizado SAF en rutas específicas, como Ámsterdam-Los Ángeles, donde tenemos plantas de producción tanto en el origen como en el destino. Este compromiso de ser claros y ofrecer datos concretos, junto con la certificación SBTi, demuestra que estamos trabajando con un enfoque genuino hacia la sostenibilidad.
¿Qué pasos concretos está tomando el grupo para reducir su dependencia de los combustibles fósiles más allá del SAF, y cómo espera que impacte esto en su modelo de negocio en los próximos 10 años?
El año pasado, realizamos pruebas a escala de aeronaves impulsadas por hidrógeno y eléctricas, incluyendo un vuelo entre dos ciudades de Países Bajos con un avión eléctrico de 19 pasajeros. Estas pruebas han permitido obtener certificaciones específicas para el uso de estas aeronaves que no requieren combustible fósil. La infraestructura aeroportuaria juega un papel esencial, y por ello estas pruebas se han llevado a cabo en Países Bajos, donde contamos con el apoyo adecuado.
En el caso del SAF, somos líderes mundiales en su uso y en la promoción de su importancia en todos los mercados en los que operamos, incluyendo Colombia.
Además, en operaciones de rampa, estamos migrando nuestros vehículos a eléctricos, lo cual contribuye a reducir emisiones y avanzar hacia la neutralidad de carbono.
Finalmente, en cuanto a la percepción pública, ¿considera que la industria de la aviación ha sido suficientemente transparente con los viajeros en cuanto a sus emisiones y planes de sostenibilidad? ¿Cómo mejorar esta comunicación sin caer en el llamado “greenwashing”?
Puedo hablar de nuestro compromiso continuo con la sostenibilidad. Publicamos reportes de sostenibilidad anuales en nuestras páginas web, disponibles para cualquier interesado, donde detallamos nuestras acciones, soluciones y resultados. Además, contamos con certificaciones internacionales como las de Corchia, IES, ARZUA, ART SBCIASISC, y Science Based Targets Initiative (SBTi), que aseguran y verifican la autenticidad de nuestros esfuerzos y logros en sostenibilidad. Esto garantiza que nuestras iniciativas son reales y están alineadas con los estándares más exigentes del sector.
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