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Puede que el término turismo rural se le haga conocido, pero, ¿sabe realmente qué implica esta forma de viajar? Pues se trata de una experiencia turística en la que el visitante se conecta con una amplia gama de actividades vinculadas a la naturaleza, la agricultura, las culturas rurales, la pesca tradicional y la visita a lugares de interés. Es una invitación a explorar las raíces de un país y las tradiciones más profundas que tiene el territorio.
Este tipo de turismo prospera en entornos rurales, donde la baja densidad poblacional y los paisajes agrícolas dominan el horizonte. En estas regiones, las comunidades mantienen sus modos de vida tradicionales, y el tiempo parece transcurrir de manera diferente, invitando al viajero a desconectarse del ritmo frenético y reconectarse con lo esencial. En Colombia, este tipo de turismo adquiere una matiz especial, ya que se fusiona con lo que muchos conocen como turismo comunitario, donde la historia, la cultura local y la biodiversidad se entrelazan para ofrecer una experiencia auténtica y enriquecedora.
En este contexto de creciente interés por el turismo rural sostenible, surge una iniciativa en el país: el Diplomado en Turismo Rural Sostenible de la Fundación PANACA. Este programa de formación se destaca por su enfoque práctico y su compromiso con el desarrollo sostenible del campo colombiano. El diplomado se basa en la metodología del “aprender haciendo”, ofreciendo a los participantes un entorno real donde pueden desarrollar habilidades, destrezas y conocimientos cruciales para la gestión efectiva del turismo rural. Su objetivo principal es formar gestores integrales capaces de manejar proyectos sostenibles y sustentables, contribuyendo así al florecimiento del turismo rural en Colombia.
Desde su inicio en 2019, el diplomado ha formado a 2.365 personas provenientes de los 32 departamentos de Colombia. El Espectador habló con Lorena Marcela Cuéllar Romero, directora de la Fundación, para conocer más sobre la iniciativa.
¿En qué consiste el Diplomado “Turismo Rural Sostenible”?
La Fundación PANACA, nacida en paralelo al Parque PANACA, tiene 25 años de trayectoria desde su inauguración el 7 de diciembre de 1999. Y, aunque el parque es reconocido por su faceta de entretenimiento, desde sus inicios ha mantenido un firme compromiso con la formación, no solo de la población rural, sino también de estudiantes de colegios y universidades a través de salidas de campo y experiencias pedagógicas únicas.
La filosofía que impulsa tanto al parque como a la fundación se resume en una poderosa frase: “Sin campo no hay ciudad”. Esta visión se expande para la fundación en un mantra más amplio: “Sin campo no hay ciudad, sin campesinos no hay campo, y sin educación pertinente y habilitante para ellos, no hay prosperidad”.
Sin embargo, no nos limitamos a los campesinos tradicionales; También abarcamos a productores, comunidades indígenas, afrodescendientes y diversos grupos con enfoques diferenciales. De hecho, la fundación ofrece una amplia y variada oferta educativa, que incluye programas técnicos y laborales en áreas como autogestión agroalimentaria, lechería tropical, turismo sostenible y regenerativo, entre más de 14 temáticas especializadas.
El Diplomado en Turismo Rural Sostenible tiene una duración de 30 días bajo un régimen de internado, y ha logrado atraer a participantes de toda América Latina, no solo de Colombia. Esto ha sido posible gracias a colaboraciones estratégicas, como la establecida con la Agencia Presidencial de Cooperación (APC Colombia), ya que a través de esta alianza, hemos recibido estudiantes de 12 países pertenecientes al proyecto Mesoamérica y la Comunidad Andina, entre ellos Honduras, México, Costa Rica, Bolivia y Ecuador.
Aquí, no solo capacita a los participantes en turismo rural, sino que también empodera a la mujer rural, fortalece habilidades administrativas y promueve el reconocimiento y la valorización del patrimonio cultural colombiano. El diplomado pone un fuerte énfasis en la cadena de valor del turismo, abarcando desde restaurantes y transportistas hasta artistas y organizadores de festivales, en donde se les enseña a responder a las nuevas demandas del turismo en la era post-pandemia, donde los viajeros buscan experiencias significativas, auténtico contacto con las comunidades locales e inmersión en la gastronomía regional, y los preparamos para ofrecer no solo un servicio al cliente de excelencia, sino también experiencias turísticas memorables y bien estructuradas, alineadas con las normas técnicas del sector.
¿Cuál es la metodología educativa que aplican en el diplomado y de qué manera garantiza que los participantes adquieran tanto conocimientos teóricos como habilidades prácticas?
La Fundación PANACA utiliza una metodología educativa única, pues está certificada con derechos de autor por el Ministerio del Interior, que se caracteriza por ser inclusiva y accesible, ya que está diseñada para llegar a personas que no han tenido acceso a la educación formal, incluyendo aquellas que no saben leer, escribir o hablar español. El enfoque central es el “aprender haciendo”, lo que permite a los participantes desarrollar habilidades prácticas en entornos reales, aunque no tengan una formación académica previa.
El corazón de este enfoque es la creación de “aulas vivas”, donde los estudiantes aprenden en situaciones reales y experimentan directamente el manejo de diversas actividades turísticas, como la gestión de visitantes, diseño de rutas, servicio al cliente y la creación de experiencias turísticas. Un ejemplo de esto es la formación en cultivos como el cacao o el maracuyá, donde los estudiantes no solo aprenden sobre el cultivo, sino que también experimentan la producción de productos derivados y la creación de experiencias turísticas alrededor de estos.
La metodología también incorpora principios de andragogía, que reconoce que los adultos aprenden de manera distinta a los jóvenes. Esto implica que los facilitadores no solo enseñan de manera teórica, sino que se adaptan a las necesidades y experiencias previas de los estudiantes, proporcionando un aprendizaje más significativo y efectivo. Quiero aclarar que los facilitadores están capacitados en educación experiencial y andragogía para asegurarse de que los contenidos lleguen a todos los participantes, independientemente de su nivel.
Además, empleamos un método que se llama el Diseño Universal para el Aprendizaje, el cual reconoce que cada persona aprende de manera diferente. Esto significa que los facilitadores deben ser flexibles en sus enfoques de enseñanza, adaptándose a las necesidades individuales de cada estudiante nuevo que llega, lo que permite que los programas sean personalizados según las características y necesidades de los territorios donde se implementa.
Desde su creación en 2019, el diplomado ha formado a más de 4.500 personas en los 32 departamentos de Colombia, gracias a las alianzas estratégicas con entidades gubernamentales como la Gobernación de Cundinamarca y la Alcaldía de Medellín. Recientemente, se ha consolidado una clave de colaboración con el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, a través de Fontur, lo que ha permitido ampliar el impacto del programa y fortalecer el turismo rural en todo el país.
¿Qué criterios se utilizan para seleccionar a los participantes del diplomado, y cómo pueden postularse las personas interesadas en participar?
Actualmente, la fundación no ofrece inscripciones abiertas al público general para sus programas de formación. En su lugar, se ha establecido un modelo de colaboración con socios estratégicos que comparten su visión de desarrollo rural y turístico. Este enfoque permite a la fundación trabajar con grupos específicos, generalmente provenientes de áreas rurales, que ya poseen conocimientos básicos y experiencia en el sector. Por ejemplo, recientemente han colaborado con Ecopetrol para beneficiar a 23 campesinos y habitantes rurales de los municipios de Medina y Uvalá en Cundinamarca.
La decisión de no abrir los programas al público general se basa en varios factores. Primero, el enfoque está en la población rural, con programas diseñados específicamente para personas que viven y trabajan en entornos rurales. Segundo, se busca la homogeneidad de los grupos, lo que permita una formación más eficiente y efectiva. Tercero, se aprovechan los conocimientos previos de los participantes, quienes generalmente poseen “presaberes” esenciales sobre la vida rural. Por último, los grupos seleccionados suelen tener un propósito territorial claro para el desarrollo de sus comunidades o proyectos asociativos.
El abrir los programas a individuos de entornos urbanos sin experiencia rural requeriría un enfoque educativo completamente diferente. Una persona de la ciudad que desee participar necesitaría comenzar desde cero en muchos aspectos básicos de la vida y el trabajo rural, lo que actualmente no está contemplado en el diseño de los programas. Sin embargo, la Fundación no descarta la posibilidad de expandir su oferta en el futuro.
¿Realizan algún tipo de seguimiento a los participantes del diplomado después de su graduación?
Nuestra metodología consiste en visitar el territorio y reunirnos nuevamente con ellos en puntos estratégicos. Buscamos fomentar su articulación con entidades locales, por lo que invitamos a alcaldes y representantes gubernamentales a estos encuentros. Durante estas reuniones, los graduados comparten sus avances y cómo están formando redes de colaboración. Un logro significativo es la creación de más de 18 redes de graduados en turismo a nivel nacional. Estas redes les permiten consolidarse y desarrollar actividades turísticas conjuntas, bajo el lema “Juntos somos más”.
Sin embargo, la magnitud de nuestro país presenta desafíos para el seguimiento individual. Por ejemplo, solo en Antioquia tenemos más de 140 graduados dispersos en un departamento extenso, entonces por eso nos enfocamos mas en el papel de formación, mientras que el Ministerio de Interior, a través de sus gestores territoriales, se encarga del seguimiento detallado de los proyectos individuales.
¿Cómo ha influido la diversidad de los participantes en el enfoque y resultados del programa?
El valor más significativo de nuestro programa radica en reunir a Colombia en un solo espacio. Muchos de nuestros participantes, provenientes de zonas rurales, nunca han salido de sus veredas, algunos ni siquiera han experimentado un viaje en autobús de más de siete horas, y mucho menos han volado en avión. Así que, partiendo de esta realidad, nuestro objetivo es ampliar su visión global del turismo, no solo en Colombia sino en el mundo. Por ello, a través de salidas pedagógicas, les mostramos diversas formas de hacer turismo y lo bello, es que es en esos momentos cuando los participantes se dan cuenta de la inmensa riqueza que poseen en sus propios territorios.
La verdadera riqueza de este programa es la oportunidad que brinda a personas de diferentes rincones del país de reunirse en un solo espacio. Allí no solo se fortalecen como colombianos, sino que también potencian el turismo rural de sus regiones.
¿Cuáles son los mayores desafíos que han enfrentado para organizar este diplomado?
El mayor desafío de nuestro programa es lograr que las personas reconozcan su propio valor y vean en su territorio una herramienta de transformación. Para abordar este reto, nos basamos en tres pilares fundamentales. El primero es la formación técnica en turismo, que proporciona a los participantes las habilidades necesarias para desarrollar proyectos turísticos sostenibles y competitivos.
El segundo pilar es la formación del ser, donde nos enfocamos en desarrollar habilidades para la vida y fomentar la autoconfianza. Esto es esencial para resignificar el trabajo de los campesinos y de las personas en las zonas rurales, dándoles las herramientas para reconocer el valor de su labor y su territorio.
El tercer pilar, el acompañamiento psicosocial, es clave para nuestro éxito, y es el principal factor por el cual nuestra tasa de deserción es inferior al 1%. Aquellos pocos que abandonan el programa lo hacen debido a calamidades domésticas graves. Este acompañamiento no solo apoya el proyecto de vida de los participantes, sino que también les ofrece apoyo emocional durante todo el proceso formativo, asegurando que puedan superar las barreras personales y familiares que puedan surgir.
Otro desafío es aumentar nuestra capacidad para recibir más participantes en la fundación: campesinos, afrodescendientes, mujeres víctimas, excombatientes, firmantes de paz y reintegrados. Estas personas necesitan formación para desarrollar nuevas habilidades y explorar alternativas económicas.
¿Y las dificultades para los mismos estudiantes?
El mayor desafío para los emprendedores del turismo rural es la articulación. A pesar de que ellos ponen su mejor esfuerzo y capital para emprender, a menudo enfrentan dificultades para encontrar eco y respuesta en las organizaciones establecidas, además Colombia enfrenta desafíos significativos en términos de infraestructura vial y accesibilidad, además de unos prejuicios poco atractivos en el exterior. Sin embargo, es gratificante ver que el gobierno actual está implementando campañas atractivas para promover “el país de la belleza”, presentando a Colombia de una manera más positiva. Aunque persisten desafíos, se están dando pasos importantes en la dirección correcta.
Lo que realmente hace falta es la visibilización de estas innovadoras estrategias en el turismo rural, pues estos proyectos necesitan una plataforma para darse a conocer y atraer a turistas interesados en experiencias auténticas y únicas.
¿Existen planes para expandir el alcance del diplomado a nivel internacional, dado el creciente interés en el turismo rural y sostenible?
Realmente el mundo actual se caracteriza por su rápida evolución, obligándonos a una actualización constante. Desafíos globales como el cambio climático y la inseguridad alimentaria nos exigen respuestas ágiles y efectivas, por ello, en este contexto, es crucial reevaluar conceptos como la seguridad alimentaria, lo que nos lleva a enfocarnos en la autogestión agroalimentaria a nivel local.
La Fundación Panaca responde a estos retos adaptando continuamente sus modelos y programas. Nuestro alcance va más allá de la formación de personas en zonas rurales; también capacitamos a profesionales como los extensionistas del ICA y de la Agencia de Desarrollo Rural. Estos expertos, a pesar de su amplio conocimiento, se benefician de nuestras metodologías innovadoras para transmitir exitosamente su experiencia en el campo. Nuestro objetivo es crear soluciones que aborden directamente los retos y los desafíos de la actualidad.
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