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Decenas de miles de personas se manifestaron el sábado en las islas Canarias para exigir cambios en el modelo de turismo de masas que, según ellos, está devastando este archipiélago español en el Atlántico.
Con lemas como “Canarias tiene un límite” o “Canarias no se vende”, los manifestantes salieron a las calles de las principales ciudades de las siete islas que forman el archipiélago, situado frente a las costas del noroeste de África y famoso por sus paisajes volcánicos y sus numerosos días de sol.
Los organizadores de las marchas alegan que el turismo de masas perpetúa un modelo económico que perjudica a la población local y piden a las autoridades que ponga límites.
Además, la protesta canaria llegó también a la capital de España, con una concentración en la céntrica Puerta del Sol madrileña para criticar un modelo económico que les está “expulsando” de su tierra. ”Hoy estamos aquí porque no podemos estar allí”, afirmó la encargada de leer el manifiesto en Madrid.
En Las Palmas de Gran Canaria, la mayor ciudad de este archipiélago español conocido en todo el mundo por su oferta turística pero que también afronta situaciones complicadas como la constante recepción de migrantes subsaharianos, miles de personas se manifestaron para reclamar otro modelo de oferta de turismo.
También miles se manifestaron en Santa Cruz de Tenerife, capital de la isla de Tenerife, en otra de las mayores concentraciones.
El germen de las marchas es la denuncia del agotamiento del modelo del motor económico de las islas (que significa 35 % del Producto Interior Bruto de Canarias y cerca del 40 % del empleo) y la reclamación de una moratoria, una ecotasa y la regulación de la compra de vivienda por parte de extranjeros.
Con el paso de las semanas, el debate se ha ido extendiendo hacia los altos índices de pobreza, los bajos salarios, la escalada de los precios de los alquileres o la saturación de las carreteras y de los espacios naturales.
La movilización también pretendía conseguir que se paralice la construcción de dos complejos hoteleros en Tenerife, la principal isla del archipiélago, y que se tome más en cuenta a los vecinos y el medioambiente ante un desarrollo del turismo que juzgan descontrolado.
“El gobierno y cabildos [autoridades regionales] de todas las islas tienen que detener este modelo de crecimiento corrupto infinito basado en la destrucción del medioambiente, que sólo precariza la economía”, dijo otro manifestante, Alfonso Boullon.
Canarias recibió el año pasado 16 millones de visitantes, siete veces más que sus 2,2 millones de habitantes, algo que es insostenible para los recursos limitados de las islas, según los militantes.
“Estamos hartos de la masificación, del maltrato institucional, de tener sueldos bajos (...), de que las tierras las compren los extranjeros porque tienen más dinero para comprar las tierras de nuestros abuelos”, explicó Nieves Rodrigues Rivera, una profesora de 59 años, a AFPTV.
Las protestas contra la masificación turística se han multiplicado en los últimos meses en toda España, el segundo país más visitado del mundo y que el año pasado recibió 85,1 millones de visitantes.
El turismo supone un 12,8% del PIB español y concentra el 12,6% de los empleos.
Antes de que la pandemia paralizara el turismo en 2020, ya hubo movilizaciones importantes contra el turismo masificado en España, especialmente en Barcelona.