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“De todas las playas, pocas tienen aguas tan cristalinas. La arena es tan blanca que es difícil creer que es auténtica. Esta zona está entre las mejores del mundo”. Así retrató la Unesco a República Dominicana hace 46 años. Hoy, esta apreciación sigue vigente y la isla protagoniza por segundo año el evento de turismo más importante de Colombia.
“A los colombianos les gusta nuestro destino y se sienten identificados gracias a las grandes similitudes con la cultura dominicana. Además tenemos una conectividad aérea importante que nos permite acercarnos: vuelos directos a Santo Domingo y a Punta Cana, y con conexiones a Santiago de los Caballeros”, cuenta emocionado el embajador de República Dominicana en Colombia, Briunny Garabito.
Con orgullo, los dominicanos insisten en que su isla lo tiene todo. Lugares hermosos para descansar, playas de ensueño, deportes de viento y los mejores campos de golf de la región, ubicados en la zona norte y en la costa este. Y tienen razón.
Santo Domingo y Punta Cana son las ciudades más visitadas. La primera es considerada el centro cultural y de negocios del país. El plan es caminar por ella, recorrer el malecón y disfrutar del atardecer mientras las olas golpean los riscos que la rodean. Punta Cana, en cambio, seduce a los turistas con sus playas y el complejo de resorts y hoteles de lujo.
República Dominicana, sin embargo, tiene mucho más que ofrecer y poco a poco se abren paso destinos como Samaná, cuyo principal atractivo es el avistamiento de ballenas entre enero y marzo; las dunas de Baní, en la península de Las Calderas, y el lago Enriquillo, la mayor reserva natural de agua de la isla.
Hay planes para todos los presupuestos. La mayoría oscilan entre US$800 y US$3.000. Los colombianos deben sacar la visa dominicana o presentar la visa estadounidense, canadiense o de la Unión Europea.