¡Lo logró! Este es el hombre que recorrió los 1.105 municipios de Colombia
Diego Rosselli terminó este sábado la travesía de visitar los 1.105 municipios de Colombia. Aquí le contamos su experiencia.
Leidy Barbosa
El municipio de Unguía, Chocó, se convirtió este sábado en testigo de una hazaña sin precedentes. Hasta este lugar de la región del Darién llegó el médico y viajero Diego Rosselli, para finalizar una tarea titánica que se impuso hace 20 años cuando se propuso recorrer los 1.105 municipios de Colombia. Aproximadamente 7.488 días después de que pusiera en marcha lo que entonces parecía un objetivo descomunal, este 13 de julio se convirtió en la primera persona en recorrer todos los municipios de Colombia.
Endeudado, echando mano de sus ahorros y todos los recursos disponibles, este hombre de 66 años comenzó el recorrido primero en las 100 ciudades principales del país a bordo del “tinieblo rezandero”, un Land Rover rojo que lo acompañó por parajes y rincones recónditos. Luego subió la apuesta y se dio a la tarea de hacer el recorrido completo. Todo está documentado, cientos de imágenes que se tomó en cada municipio visitado, siempre con una misma pose: él con el tinieblo y con la iglesia local como telón de fondo.
A comienzos de este año logró completar el recorrido por los 1.065 municipios accesibles por carretera y comenzó a planear la llegada a esos otros 40 que él mismo denomina inaccesibles, aquellos lugares remotos a los que únicamente se puede llegar por lancha o avioneta.
El Espectador habló con el médico en medio de esta celebración quien nos contó más sobre el final de estás dos décadas de viaje.
Acaba de cumplir la meta de visitar todos los municipios de Colombia, ¿qué sensación le queda al terminar esta travesía?
Cada viaje me emociona y me llena de incertidumbre. Incluso siempre me pregunto cuando salgo si lograré completarlo, porque cualquier cosa puede surgir, desde problemas con vuelos hasta complicaciones en las conexiones de transporte y más cuando combina tanto transporte y tan diferente. Por ejemplo, este viaje en particular combinó avión, lancha y moto en un trayecto de cuatro horas. Entonces sí, la ansiedad persiste hasta el último momento.
Es por eso que tengo como precaución enviar la foto de la iglesia local a algunos amigos apenas llego, para dejar constancia de mi presencia en caso de que algo suceda. Solo al completar el recorrido me sentiré realmente convencido de haberlo logrado. Será como haber escalado el Everest o llegado al Polo Sur: una meta aparentemente imposible alcanzada con paciencia y persistencia.
¿Por qué Unguía es el punto de cierre?
Bueno Santa María La Antigua del Darién fue el punto de partida de importantes expediciones: Vasco Núñez de Balboa partió de allí para descubrir el Océano Pacífico, Diego de Almagro hacia Chile, Francisco Pizarro rumbo a Perú, y Sebastián de Belalcázar, quien fundaría Quito, Cali y Popayán. Así, la conquista de los países sudamericanos del Pacífico comenzó en este lugar, entonces me gusta pensar que yo finalice mi expedición dónde todo comenzó.
De hecho, la ubicación exacta de Santa María La Antigua del Darién se perdió en el tiempo y no fue redescubierta hasta los años 60 del siglo XX, convirtiéndola en una especie de “ciudad perdida” y hoy en día, visitar el sitio arqueológico requiere un viaje de dos horas en moto desde Ungía y un permiso especial. El lugar cuenta con un museo arqueológico que preserva y exhibe la rica historia de este importante enclave colonial.
¿Cuáles fueron los mayores desafíos logísticos que enfrentó durante estos 20 años de viaje por Colombia?
Creo que lo principal es que este proyecto ha sido financiado enteramente con mis recursos personales, lo cual ha implicado un considerable gasto de mis ahorros e incluso endeudarme. Es decir, los costos de gasolina, mantenimiento, peajes y tiquetes aéreos, realmente representará una inversión significativa, de hecho actualmente, tengo una deuda bancaria que me permitió financiar estos últimos 20 municipios, pues tuve que contratar seguridad y otros servicios.
Los retos logísticos también han sido todo un reto, movilizarse por Colombia implica enfrentar una variedad de obstáculos impredecibles: desde derrumbes y puentes caídos hasta bloqueos por manifestaciones. Entonces esta incertidumbre constante añade complejidad a los viajes, incluso en las rutas más establecidas.
El tercer punto es en cuanto a la seguridad, aunque yo he sido afortunado. De los 1.105 municipios visitados, solo en dos ocasiones tuve encuentros con grupos al margen de la ley, como el ELN, que aun así fue un encuentro relativamente tranquilo. Otras cosas que puedo decir son las condiciones de las carreteras, especialmente en los Llanos, donde los caminos polvorientos añaden un nivel adicional de incomodidad al viaje.
¿Cómo ha cambiado su perspectiva sobre Colombia después de visitar tantos municipios diversos?
Viajar por Colombia no es una novedad para mí, pues desde niño, recorrí el país con mi familia, y luego exploré muchos lugares como mochilero. Sin embargo, esta experiencia me ha revelado aspectos tanto positivos como negativos de nuestra nación que siempre me ha gustado resaltar.
Un aspecto positivo es que el temor que muchos tienen de viajar por Colombia es infundado o exagerado. El riesgo no es mayor que en cualquier otra parte del mundo. Esto lo digo porque es común escuchar a gente decir que no viajan a Pasto, la costa o Bucaramanga por miedo, pero la realidad es que viajar por Colombia es mucho menos peligroso de lo que se imagina. Curiosamente, en destinos remotos como el Guaviare, es más común encontrar turistas extranjeros que colombianos, por ello siento que incluso nosotros mismos ni siquiera valoramos el turismo que tenemos.
¿Y lo negativo?
La desigualdad de oportunidades es evidente, especialmente para los jóvenes en regiones apartadas. Si las opciones son difíciles para jóvenes privilegiados, imagina para aquellos en pueblos donde apenas hay educación básica. Muchos se ven obligados a dejar sus hogares en busca de mejores oportunidades en las ciudades capitales y es duro de ver y escuchar.
Además, es innegable que en Colombia persisten el racismo, el clasismo y el machismo. Por ejemplo, el papel de la mujer sigue siendo desigual, variando en intensidad según la región, pero presente en todo el país. Es frustrante ver que, incluso en las grandes ciudades, las mujeres no pueden caminar tranquilas sin ser acosadas verbalmente.
Otro aspecto que creo y no aprovechamos ni valoramos lo suficiente, es nuestra extraordinaria diversidad, con ello me refiero a la diversidad climática, que nos permite disfrutar de una variedad de paisajes y ecosistemas en un solo país. También a nuestra diversidad cultural, que se manifiesta en tradiciones, costumbres y formas de vida únicas en cada región. La diversidad gastronómica es otro tesoro nacional, con una riqueza culinaria que varía de un lugar a otro. Y no menos importante es la diversidad de pensamiento y perspectivas que encontramos a lo largo y ancho del territorio.
Me llama la atención, además, que a veces las mayores rivalidades se dan entre pueblos vecinos. No es tanto un conflicto entre regiones distantes, sino entre comunidades cercanas geográficamente. Esta dinámica refleja que aún nos queda camino por recorrer en términos de tolerancia y aceptación de la diversidad, incluso en escalas locales.
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¿Cómo logró mantener la motivación durante dos décadas para completar este proyecto tan ambicioso?
Yo creo que si desde el principio hubiera pensado en visitar todos los municipios de Colombia, probablemente me habría parecido una locura y no se si estaría aquí. Pero la realidad es que todo fue un proceso, ya que primero comencé con la intención de visitar las principales ciudades, y cuando me di cuenta, ya había recorrido 400 municipios. Entonces ahí dije ¿Y porqué no seguir? Y seguí haciéndolo sin un objetivo específico, sumando más y más lugares.
Fue alrededor de 2017, cuando llevaba unos 700 municipios visitados que me sorprendí a mí mismo y decidí establecer la meta de completarlos todos. Primero, me propuse llegar a todos los que tuvieran acceso por carretera, ya que la idea era usar mi Land Rover. Una vez logrado esto, me di cuenta de que solo me faltaban unos 40 municipios.
Sin embargo, descubrí que tres de los que creía inaccesibles por carretera sí tenían acceso. Tuve que viajar hasta allá, específicamente a tres municipios del Chocó. Después de eso, decidí seguir adelante y completar absolutamente todos los municipios.
¿Siente que dejó algún legado?
La verdad sí, de hecho quiero convertirme en una voz confiable en temas de la realidad nacional, pues tengo los conocimientos y este viaje me ha hecho influir positivamente en el sistema. Si bien mi disciplina principal es la salud, este recorrido ha abierto puertas en otros ámbitos. Me han invitado a dar charlas en la Agencia Nacional de Infraestructura, la Procuraduría y Universidades para hablar sobre la diversidad colombiana. Mi objetivo es generar un cambio positivo en el país.
Después de este gran proyecto, lo que más me importa es el legado que puedo dejar al país. Entonces tengo una ambición de escribir un libro que explique Colombia a los colombianos. No sería un libro exclusivamente de historia, geografía, biología, antropología o sociología, sino una combinación de todas estas disciplinas. Quiero ofrecer una visión integral de nuestro país, reconociendo tanto lo bueno como lo malo. No me considero un patriota en el sentido tradicional, pero creo firmemente en entender y aprovechar al máximo el lugar donde nos tocó vivir.
¿Qué consejo le daría a alguien que quiera emprender un proyecto similar en su propio país?
Recomiendo ir despacio. No es necesario apresurarse, es mejor disfrutar el proceso. Empiecen por lo local, conociendo su departamento o región. Viajar por Colombia puede ser económico si se planifica bien, incluso más barato que quedarse en las grandes ciudades. Aunque para alguien con salario mínimo puede ser desafiante, existen opciones accesibles. Sugiero formar grupos de amigos e intercambiar visitas entre regiones para ayudar con los costos.
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El municipio de Unguía, Chocó, se convirtió este sábado en testigo de una hazaña sin precedentes. Hasta este lugar de la región del Darién llegó el médico y viajero Diego Rosselli, para finalizar una tarea titánica que se impuso hace 20 años cuando se propuso recorrer los 1.105 municipios de Colombia. Aproximadamente 7.488 días después de que pusiera en marcha lo que entonces parecía un objetivo descomunal, este 13 de julio se convirtió en la primera persona en recorrer todos los municipios de Colombia.
Endeudado, echando mano de sus ahorros y todos los recursos disponibles, este hombre de 66 años comenzó el recorrido primero en las 100 ciudades principales del país a bordo del “tinieblo rezandero”, un Land Rover rojo que lo acompañó por parajes y rincones recónditos. Luego subió la apuesta y se dio a la tarea de hacer el recorrido completo. Todo está documentado, cientos de imágenes que se tomó en cada municipio visitado, siempre con una misma pose: él con el tinieblo y con la iglesia local como telón de fondo.
A comienzos de este año logró completar el recorrido por los 1.065 municipios accesibles por carretera y comenzó a planear la llegada a esos otros 40 que él mismo denomina inaccesibles, aquellos lugares remotos a los que únicamente se puede llegar por lancha o avioneta.
El Espectador habló con el médico en medio de esta celebración quien nos contó más sobre el final de estás dos décadas de viaje.
Acaba de cumplir la meta de visitar todos los municipios de Colombia, ¿qué sensación le queda al terminar esta travesía?
Cada viaje me emociona y me llena de incertidumbre. Incluso siempre me pregunto cuando salgo si lograré completarlo, porque cualquier cosa puede surgir, desde problemas con vuelos hasta complicaciones en las conexiones de transporte y más cuando combina tanto transporte y tan diferente. Por ejemplo, este viaje en particular combinó avión, lancha y moto en un trayecto de cuatro horas. Entonces sí, la ansiedad persiste hasta el último momento.
Es por eso que tengo como precaución enviar la foto de la iglesia local a algunos amigos apenas llego, para dejar constancia de mi presencia en caso de que algo suceda. Solo al completar el recorrido me sentiré realmente convencido de haberlo logrado. Será como haber escalado el Everest o llegado al Polo Sur: una meta aparentemente imposible alcanzada con paciencia y persistencia.
¿Por qué Unguía es el punto de cierre?
Bueno Santa María La Antigua del Darién fue el punto de partida de importantes expediciones: Vasco Núñez de Balboa partió de allí para descubrir el Océano Pacífico, Diego de Almagro hacia Chile, Francisco Pizarro rumbo a Perú, y Sebastián de Belalcázar, quien fundaría Quito, Cali y Popayán. Así, la conquista de los países sudamericanos del Pacífico comenzó en este lugar, entonces me gusta pensar que yo finalice mi expedición dónde todo comenzó.
De hecho, la ubicación exacta de Santa María La Antigua del Darién se perdió en el tiempo y no fue redescubierta hasta los años 60 del siglo XX, convirtiéndola en una especie de “ciudad perdida” y hoy en día, visitar el sitio arqueológico requiere un viaje de dos horas en moto desde Ungía y un permiso especial. El lugar cuenta con un museo arqueológico que preserva y exhibe la rica historia de este importante enclave colonial.
¿Cuáles fueron los mayores desafíos logísticos que enfrentó durante estos 20 años de viaje por Colombia?
Creo que lo principal es que este proyecto ha sido financiado enteramente con mis recursos personales, lo cual ha implicado un considerable gasto de mis ahorros e incluso endeudarme. Es decir, los costos de gasolina, mantenimiento, peajes y tiquetes aéreos, realmente representará una inversión significativa, de hecho actualmente, tengo una deuda bancaria que me permitió financiar estos últimos 20 municipios, pues tuve que contratar seguridad y otros servicios.
Los retos logísticos también han sido todo un reto, movilizarse por Colombia implica enfrentar una variedad de obstáculos impredecibles: desde derrumbes y puentes caídos hasta bloqueos por manifestaciones. Entonces esta incertidumbre constante añade complejidad a los viajes, incluso en las rutas más establecidas.
El tercer punto es en cuanto a la seguridad, aunque yo he sido afortunado. De los 1.105 municipios visitados, solo en dos ocasiones tuve encuentros con grupos al margen de la ley, como el ELN, que aun así fue un encuentro relativamente tranquilo. Otras cosas que puedo decir son las condiciones de las carreteras, especialmente en los Llanos, donde los caminos polvorientos añaden un nivel adicional de incomodidad al viaje.
¿Cómo ha cambiado su perspectiva sobre Colombia después de visitar tantos municipios diversos?
Viajar por Colombia no es una novedad para mí, pues desde niño, recorrí el país con mi familia, y luego exploré muchos lugares como mochilero. Sin embargo, esta experiencia me ha revelado aspectos tanto positivos como negativos de nuestra nación que siempre me ha gustado resaltar.
Un aspecto positivo es que el temor que muchos tienen de viajar por Colombia es infundado o exagerado. El riesgo no es mayor que en cualquier otra parte del mundo. Esto lo digo porque es común escuchar a gente decir que no viajan a Pasto, la costa o Bucaramanga por miedo, pero la realidad es que viajar por Colombia es mucho menos peligroso de lo que se imagina. Curiosamente, en destinos remotos como el Guaviare, es más común encontrar turistas extranjeros que colombianos, por ello siento que incluso nosotros mismos ni siquiera valoramos el turismo que tenemos.
¿Y lo negativo?
La desigualdad de oportunidades es evidente, especialmente para los jóvenes en regiones apartadas. Si las opciones son difíciles para jóvenes privilegiados, imagina para aquellos en pueblos donde apenas hay educación básica. Muchos se ven obligados a dejar sus hogares en busca de mejores oportunidades en las ciudades capitales y es duro de ver y escuchar.
Además, es innegable que en Colombia persisten el racismo, el clasismo y el machismo. Por ejemplo, el papel de la mujer sigue siendo desigual, variando en intensidad según la región, pero presente en todo el país. Es frustrante ver que, incluso en las grandes ciudades, las mujeres no pueden caminar tranquilas sin ser acosadas verbalmente.
Otro aspecto que creo y no aprovechamos ni valoramos lo suficiente, es nuestra extraordinaria diversidad, con ello me refiero a la diversidad climática, que nos permite disfrutar de una variedad de paisajes y ecosistemas en un solo país. También a nuestra diversidad cultural, que se manifiesta en tradiciones, costumbres y formas de vida únicas en cada región. La diversidad gastronómica es otro tesoro nacional, con una riqueza culinaria que varía de un lugar a otro. Y no menos importante es la diversidad de pensamiento y perspectivas que encontramos a lo largo y ancho del territorio.
Me llama la atención, además, que a veces las mayores rivalidades se dan entre pueblos vecinos. No es tanto un conflicto entre regiones distantes, sino entre comunidades cercanas geográficamente. Esta dinámica refleja que aún nos queda camino por recorrer en términos de tolerancia y aceptación de la diversidad, incluso en escalas locales.
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¿Cómo logró mantener la motivación durante dos décadas para completar este proyecto tan ambicioso?
Yo creo que si desde el principio hubiera pensado en visitar todos los municipios de Colombia, probablemente me habría parecido una locura y no se si estaría aquí. Pero la realidad es que todo fue un proceso, ya que primero comencé con la intención de visitar las principales ciudades, y cuando me di cuenta, ya había recorrido 400 municipios. Entonces ahí dije ¿Y porqué no seguir? Y seguí haciéndolo sin un objetivo específico, sumando más y más lugares.
Fue alrededor de 2017, cuando llevaba unos 700 municipios visitados que me sorprendí a mí mismo y decidí establecer la meta de completarlos todos. Primero, me propuse llegar a todos los que tuvieran acceso por carretera, ya que la idea era usar mi Land Rover. Una vez logrado esto, me di cuenta de que solo me faltaban unos 40 municipios.
Sin embargo, descubrí que tres de los que creía inaccesibles por carretera sí tenían acceso. Tuve que viajar hasta allá, específicamente a tres municipios del Chocó. Después de eso, decidí seguir adelante y completar absolutamente todos los municipios.
¿Siente que dejó algún legado?
La verdad sí, de hecho quiero convertirme en una voz confiable en temas de la realidad nacional, pues tengo los conocimientos y este viaje me ha hecho influir positivamente en el sistema. Si bien mi disciplina principal es la salud, este recorrido ha abierto puertas en otros ámbitos. Me han invitado a dar charlas en la Agencia Nacional de Infraestructura, la Procuraduría y Universidades para hablar sobre la diversidad colombiana. Mi objetivo es generar un cambio positivo en el país.
Después de este gran proyecto, lo que más me importa es el legado que puedo dejar al país. Entonces tengo una ambición de escribir un libro que explique Colombia a los colombianos. No sería un libro exclusivamente de historia, geografía, biología, antropología o sociología, sino una combinación de todas estas disciplinas. Quiero ofrecer una visión integral de nuestro país, reconociendo tanto lo bueno como lo malo. No me considero un patriota en el sentido tradicional, pero creo firmemente en entender y aprovechar al máximo el lugar donde nos tocó vivir.
¿Qué consejo le daría a alguien que quiera emprender un proyecto similar en su propio país?
Recomiendo ir despacio. No es necesario apresurarse, es mejor disfrutar el proceso. Empiecen por lo local, conociendo su departamento o región. Viajar por Colombia puede ser económico si se planifica bien, incluso más barato que quedarse en las grandes ciudades. Aunque para alguien con salario mínimo puede ser desafiante, existen opciones accesibles. Sugiero formar grupos de amigos e intercambiar visitas entre regiones para ayudar con los costos.
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