Lo que significa la peregrinación a La Meca para el turismo en Arabia Saudita
Es el quinto y último pilar del islam: la peregrinación a La Meca que todo musulmán debe hacer una vez en la vida, siempre que esté en buena forma física y pueda permitírselo. El hach comienza este viernes 14 de junio en Arabia Saudita. La organización de la peregrinación supone un reto logístico y de seguridad para las autoridades, pero también una ganancia económica para el reino.
Nicolas Feldmann -RFI
Las imágenes de la explanada de la Kaaba en la Gran Mezquita de La Meca vacía de peregrinos en la época del Covid-19 son ya un recuerdo lejano. Se espera que el hach vuelva a los niveles anteriores a la pandemia.
En 2019, 2,5 millones de fieles acudieron a realizar la gran peregrinación. Las autoridades esperan casi el mismo número este año. Son buenas noticias para los fieles, pero también para los ingresos del reino.
Antes de Covid-19, el hach aportaba cada año entre 10.000 y 15.000 millones de dólares a las arcas del Estado saudita. Si a esto se añaden los ingresos de la otra peregrinación, la umrah, no obligatoria, que los musulmanes pueden realizar durante el resto del año, la ganancia financiera asciende a casi 20.000 millones de dólares, lo que la convierte en la segunda fuente de ingresos del reino, aunque muy por detrás de los miles de millones procedentes de los hidrocarburos.
El turismo religioso en el centro de Visión 2030
Arabia Saudita siempre ha invertido en sus ciudades santas. En La Meca se han desarrollado hoteles, restaurantes y decenas de miles de tiendas climatizadas para acoger a los peregrinos. Desde 2016, sin embargo, el príncipe heredero Mohammed Bin Salmán ha situado el turismo religioso en el centro del plan Visión 2030, que prepara al reino para alejarse de su dependencia de los hidrocarburos.
Para lograrlo, Arabia Saudita está poniendo en marcha nuevos proyectos. En 2018, Riad inauguró una línea de tren de alta velocidad que une Medina y La Meca en menos de dos horas. Coste del proyecto: 16.000 millones de dólares. De aquí a 2030, las ambiciones de “MBS” son claras: atraer a más de cinco millones de peregrinos cada año para el hach, es decir, casi el doble que en la actualidad.
Pero para los fieles, completar el hach puede ser una carga. Aunque algunos países subvencionan parte de los gastos de viaje de sus nacionales, es difícil completar la gran peregrinación sin gastar al menos 5.000 euros. Para esta edición de 2024, por ejemplo, cada uno de los cerca de 13.000 peregrinos senegaleses tuvo que desembolsar casi 4,3 millones de francos CFA (más de 6.500 euros), el doble que antes de Covid-19.
La subida de las tarifas aéreas y hoteleras y la devaluación de algunas divisas están detrás del aumento de los precios y suponen inevitablemente una carga para los presupuestos de los peregrinos. Esto dificulta cada vez más que algunos peregrinos puedan realizar el hach, el “viaje de su vida”.
Las imágenes de la explanada de la Kaaba en la Gran Mezquita de La Meca vacía de peregrinos en la época del Covid-19 son ya un recuerdo lejano. Se espera que el hach vuelva a los niveles anteriores a la pandemia.
En 2019, 2,5 millones de fieles acudieron a realizar la gran peregrinación. Las autoridades esperan casi el mismo número este año. Son buenas noticias para los fieles, pero también para los ingresos del reino.
Antes de Covid-19, el hach aportaba cada año entre 10.000 y 15.000 millones de dólares a las arcas del Estado saudita. Si a esto se añaden los ingresos de la otra peregrinación, la umrah, no obligatoria, que los musulmanes pueden realizar durante el resto del año, la ganancia financiera asciende a casi 20.000 millones de dólares, lo que la convierte en la segunda fuente de ingresos del reino, aunque muy por detrás de los miles de millones procedentes de los hidrocarburos.
El turismo religioso en el centro de Visión 2030
Arabia Saudita siempre ha invertido en sus ciudades santas. En La Meca se han desarrollado hoteles, restaurantes y decenas de miles de tiendas climatizadas para acoger a los peregrinos. Desde 2016, sin embargo, el príncipe heredero Mohammed Bin Salmán ha situado el turismo religioso en el centro del plan Visión 2030, que prepara al reino para alejarse de su dependencia de los hidrocarburos.
Para lograrlo, Arabia Saudita está poniendo en marcha nuevos proyectos. En 2018, Riad inauguró una línea de tren de alta velocidad que une Medina y La Meca en menos de dos horas. Coste del proyecto: 16.000 millones de dólares. De aquí a 2030, las ambiciones de “MBS” son claras: atraer a más de cinco millones de peregrinos cada año para el hach, es decir, casi el doble que en la actualidad.
Pero para los fieles, completar el hach puede ser una carga. Aunque algunos países subvencionan parte de los gastos de viaje de sus nacionales, es difícil completar la gran peregrinación sin gastar al menos 5.000 euros. Para esta edición de 2024, por ejemplo, cada uno de los cerca de 13.000 peregrinos senegaleses tuvo que desembolsar casi 4,3 millones de francos CFA (más de 6.500 euros), el doble que antes de Covid-19.
La subida de las tarifas aéreas y hoteleras y la devaluación de algunas divisas están detrás del aumento de los precios y suponen inevitablemente una carga para los presupuestos de los peregrinos. Esto dificulta cada vez más que algunos peregrinos puedan realizar el hach, el “viaje de su vida”.