Luna en Medio Otoño, así es una de las festividades más tradicionales de China
China celebra este martes el Medio Otoño, una de las festividades más tradicionales y coloridas de su calendario lunisolar y con las que el Gobierno espera impulsar el consumo interno en un momento de ralentización económica.
Jesús Centeno - EFE
El festival, que se celebra el decimoquinto día del octavo mes del calendario chino, reúne a millones de personas para rendir pleitesía a la luna llena en un día cargado de simbolismo y grandes banquetes donde no faltan los pasteles con la forma del astro.
Desde las grandes metrópolis hasta los pueblos remotos del interior, calles y parques se engalanan con linternas de colores para recibir el momento en que la luna se ve más redonda y brillante.
Muchos se han reunido esta noche en el emblemático Templo del Cielo de la capital para observar la superluna, que iluminará también el este del país después de que los cielos se despejaran tras el paso del tifón Bebinca por Shanghái y otras zonas aledañas.
“Aunque los tiempos cambian los chinos seguimos celebrando este festival para conectar con la familia y los amigos y desearnos una vida más próspera y perfecta como la luna”, relata una residente pequinesa, He Danni, obsesionada con tomar esta noche las mejores fotografías posibles del satélite.
Y es que la luna llena, según la creencia popular, representa la unidad familiar, uno de los valores más apreciados en el país, y por eso el Medio Otoño es considerado “la festividad tradicional más importante para nosotros después del Año Nuevo lunar”, señala el académico Kang Zhen, profesor de Arte y Literatura en la Universidad Normal de Pekín.
"El festival tiene más de 3.000 años de historia y está íntimamente relacionado con leyendas que han perdurado a lo largo de los siglos. Una de las más conocidas es la historia de Chang'e, la diosa de la luna, que según la mitología china vive en el astro tras beber un elixir de inmortalidad, separándose de su amado esposo, el arquero Houyi", cuenta.
El Medio Otoño, que también celebra la cosecha y el cambio de estaciones, es un recordatorio para los chinos de la importancia de su cultura: "El patio está bañado por un charco de luz, y las flores de osmanto están mojadas por el rocío frío en una noche silenciosa. La luna llena que cuelga en el cielo parece tan brillante y esta noche todos la contemplan y disfrutan de su luz. ¿En qué familia se posará el sentimiento de nostalgia?", narra un famoso poema de la dinastía Tang (618-907).
Impulsor del consumo
Entretanto, el Gobierno espera que las celebraciones supongan un aumento significativo en el gasto de los consumidores: según datos de la Academia de Ciencias de China, el país podría ver un incremento del 15 % en las ventas al por menor durante este feriado en comparación con el mismo período del año pasado.
El turismo y la restauración son los motores del gasto, al que hay que sumar la lucrativa venta de productos tradicionales: las empresas que fabrican los pasteles de luna -incluyendo a multinacionales como la estadounidense Häagen-Dazs- espera facturar más de 20.000 millones de yuanes (unos 2.750 millones de euros) y para ello diversifican la oferta sustituyendo el tradicional relleno de pasta de semilla de loto o de judías rojas por sabores 'modernos' como el chocolate, el té de matcha o el ron.
El festival es también sinónimo de oportunidad para las taquillas o para las plataformas de comercio electrónico y, según el gigante Alibaba, las ventas de productos relacionados han aumentado un 30 % respecto al año pasado.
La celebración tiene sus raíces en las zonas rurales, pero quien puede aprovecha el feriado para escapar de las grandes urbes. Las empresas del sector esperan que más de 100 millones de chinos viajen entre el sábado pasado y este martes para visitar destinos populares como Xi'an (centro) o las pintorescas ciudades orientales de Hangzhou y Suzhou.
El gasto en viajes podría traducirse en ingresos de hasta 500.000 millones de yuanes (unos 68.800 millones de euros), de acuerdo estimaciones de la Asociación de Turismo del país.
El festival, que se celebra el decimoquinto día del octavo mes del calendario chino, reúne a millones de personas para rendir pleitesía a la luna llena en un día cargado de simbolismo y grandes banquetes donde no faltan los pasteles con la forma del astro.
Desde las grandes metrópolis hasta los pueblos remotos del interior, calles y parques se engalanan con linternas de colores para recibir el momento en que la luna se ve más redonda y brillante.
Muchos se han reunido esta noche en el emblemático Templo del Cielo de la capital para observar la superluna, que iluminará también el este del país después de que los cielos se despejaran tras el paso del tifón Bebinca por Shanghái y otras zonas aledañas.
“Aunque los tiempos cambian los chinos seguimos celebrando este festival para conectar con la familia y los amigos y desearnos una vida más próspera y perfecta como la luna”, relata una residente pequinesa, He Danni, obsesionada con tomar esta noche las mejores fotografías posibles del satélite.
Y es que la luna llena, según la creencia popular, representa la unidad familiar, uno de los valores más apreciados en el país, y por eso el Medio Otoño es considerado “la festividad tradicional más importante para nosotros después del Año Nuevo lunar”, señala el académico Kang Zhen, profesor de Arte y Literatura en la Universidad Normal de Pekín.
"El festival tiene más de 3.000 años de historia y está íntimamente relacionado con leyendas que han perdurado a lo largo de los siglos. Una de las más conocidas es la historia de Chang'e, la diosa de la luna, que según la mitología china vive en el astro tras beber un elixir de inmortalidad, separándose de su amado esposo, el arquero Houyi", cuenta.
El Medio Otoño, que también celebra la cosecha y el cambio de estaciones, es un recordatorio para los chinos de la importancia de su cultura: "El patio está bañado por un charco de luz, y las flores de osmanto están mojadas por el rocío frío en una noche silenciosa. La luna llena que cuelga en el cielo parece tan brillante y esta noche todos la contemplan y disfrutan de su luz. ¿En qué familia se posará el sentimiento de nostalgia?", narra un famoso poema de la dinastía Tang (618-907).
Impulsor del consumo
Entretanto, el Gobierno espera que las celebraciones supongan un aumento significativo en el gasto de los consumidores: según datos de la Academia de Ciencias de China, el país podría ver un incremento del 15 % en las ventas al por menor durante este feriado en comparación con el mismo período del año pasado.
El turismo y la restauración son los motores del gasto, al que hay que sumar la lucrativa venta de productos tradicionales: las empresas que fabrican los pasteles de luna -incluyendo a multinacionales como la estadounidense Häagen-Dazs- espera facturar más de 20.000 millones de yuanes (unos 2.750 millones de euros) y para ello diversifican la oferta sustituyendo el tradicional relleno de pasta de semilla de loto o de judías rojas por sabores 'modernos' como el chocolate, el té de matcha o el ron.
El festival es también sinónimo de oportunidad para las taquillas o para las plataformas de comercio electrónico y, según el gigante Alibaba, las ventas de productos relacionados han aumentado un 30 % respecto al año pasado.
La celebración tiene sus raíces en las zonas rurales, pero quien puede aprovecha el feriado para escapar de las grandes urbes. Las empresas del sector esperan que más de 100 millones de chinos viajen entre el sábado pasado y este martes para visitar destinos populares como Xi'an (centro) o las pintorescas ciudades orientales de Hangzhou y Suzhou.
El gasto en viajes podría traducirse en ingresos de hasta 500.000 millones de yuanes (unos 68.800 millones de euros), de acuerdo estimaciones de la Asociación de Turismo del país.