Ocupación hotelera disminuyó en vacaciones: ¿cuáles son las razones y soluciones?
De acuerdo con la Asociación Hotelera y Turística de Colombia (Cotelco), la ocupación hotelera en Colombia disminuyó en un 3,46%. Expertos en la industria del turismo analizan las causas y proponen posibles soluciones.
Diego Suárez
La Asociación Hotelera y Turística de Colombia (Cotelco) reveló este martes un informe según el cual la ocupación hotelera en Colombia durante los meses de junio y julio de 2024 se ubicó en un 56,31%, registrando una disminución de -3,46% a comparación con el mismo período de 2023. Las regiones del Quindío, Cauca, Huila, Risaralda, Boyacá, Santander, Antioquia, Cartagena y Casanare fueron las de menor ocupación, mientras que las únicas que tuvieron variaciones positivas, respecto a las cifras registradas el año anterior, fueron Magdalena y Cesar.
Según Cotelco, durante los pasados meses de junio y julio cada establecimiento hotelero contaba con 67 habitaciones disponibles y 38 ocupadas en promedio. Es decir, la media arrojó que 29 habitaciones se dejaron de ocupar por cada hotel. “Para lograr la reactivación del sector, necesitamos medidas concretas como alivios tributarios para los hogares colombianos, garantizar la seguridad en las regiones y en los desplazamientos por las vías, y abordar los altos niveles de informalidad en el sector. Este es un reto que debe ser asumido tanto a nivel nacional como local, para fortalecer el encadenamiento productivo y la generación de empleo en el sector turístico”, dijo el presidente ejecutivo de Cotelco, José Duarte, durante la presentación de las cifras.
Además, el informe incluye los datos de ocupación hotelera desde el 2019 para la época de junio y julio, demostrando que el 2022 fue el de mejor registro y el año 2020 el de peor cifra porcentual.
AÑO | OCUPACIÓN HOTELERA | VARIACIÓN CON EL AÑO ANTERIOR |
---|---|---|
2019 | 56,1% | +3.2% |
2020 | 4,70% | -51,81% |
2021 | 41,33% | +36,63% |
2022 | 63,00% | +21,67% |
2023 | 59.77% | -3,22% |
2024 | 56,31% | -3,46% |
Según datos de la Aeronáutica Civil, Bogotá fue el destino preferido por los colombianos con un 36,28% del total de pasajeros movilizados a nivel nacional. Otros destinos destacados incluyen a Antioquia (15,13%), Bolívar (8,55%), Valle del Cauca (7,38%) y Magdalena (5,58%).
Por vía terrestre, los datos del Ministerio de Transporte indican que los destinos más visitados en junio y julio de 2024 fueron Bogotá (11,8%), Antioquia (11,7%), Valle del Cauca (11,3%), Cundinamarca (8,0%), Boyacá (8,0%) y Tolima (4,7%).
Posibles causas
De acuerdo con Omar García, director Cotelco Magdalena, en general las razones dela disminución en la ocupación hotelera pueden ser tres: “primero las condiciones económicas desfavorables, pues la inflación y el aumento de costos en productos y servicios han afectado el poder adquisitivo de los turistas nacionales e internacionales. Esto ha resultado en una menor disposición a gastar en viajes y alojamiento, afectando directamente la ocupación hotelera. Segundo, los cambios en el comportamiento del turismo, porque se ha observado una tendencia hacia el turismo de corto plazo y de última hora, lo que ha generado fluctuaciones en la ocupación hotelera. Además, el aumento en la preferencia por alquileres vacacionales y alojamientos alternativos como Airbnb ha impactado la demanda de hoteles tradicionales. Y por último, factores climatológicos y sociales ya que las condiciones climáticas adversas, como lluvias intensas en varias regiones del país, y eventos sociales como manifestaciones o incertidumbres políticas, han desincentivado el turismo en ciertas áreas durante estos meses, contribuyendo a la disminución en la ocupación hotelera”.
Por su parte, Daniel Parra, profesor de Hotelería y Turismo de la Universidad Externado de Colombia señaló que existen otro factores que también deben tenerse en cuenta. “Primero la competencia internacional y regional, los destinos internacionales, especialmente aquellos que ofrecen paquetes turísticos más accesibles o que han implementado agresivas campañas de promoción post-pandemia, han atraído a los turistas colombianos y extranjeros, reduciendo la demanda interna. Esto se ve potenciado por la reactivación de vuelos internacionales y la competencia entre aerolíneas, que han hecho más atractivos estos destinos”
El profesor también recalcó que existen cambios en las preferencias de los turistas “pues existe un creciente interés en experiencias de viaje más personalizadas y en destinos menos convencionales, como áreas rurales, ecoturismo o turismo comunitario. Estos cambios han desviado el flujo turístico de las grandes ciudades y destinos tradicionales hacia opciones menos saturadas, impactando la ocupación en hoteles convencionales”.
A eso se suman, señaló, los efectos residuales de la pandemia, “por que a pesar de la recuperación económica, aún persisten efectos residuales de la pandemia en el comportamiento del consumidor. La incertidumbre sanitaria, aunque menor, sigue influyendo en las decisiones de viaje, y muchos turistas prefieren opciones de alojamiento que perciben como más seguras, como viviendas privadas o lugares con mayor control sobre la higiene. Esto ha reducido la preferencia por hoteles, especialmente en áreas urbanas densamente pobladas”.
Posibles soluciones
Cotelco señaló que es esencial implementar políticas desde una ley de fomento al turismo que promueva el alojamiento turístico formal. Según García, en el caso de pensarse dicha ley, debería incluir tres componentes clave:
Incentivos fiscales y financieros: La ley debería ofrecer beneficios fiscales a los establecimientos de alojamiento formal, como exenciones o reducciones de impuestos sobre la renta, prediales y de industria y comercio, especialmente para aquellos que operen en regiones con menor desarrollo turístico. Además, se podrían implementar líneas de crédito con condiciones favorables para la modernización y ampliación de la infraestructura hotelera.
Regulación y fiscalización del alojamiento informal: Es fundamental establecer mecanismos claros y eficientes para la regulación y control del alojamiento informal, como plataformas de alquileres vacacionales. Esto incluiría la obligatoriedad de registro, pago de impuestos y cumplimiento de normativas de calidad y seguridad, equiparando las condiciones con las que operan los establecimientos formales.
Fomento a la capacitación y calidad en el servicio: La ley debería promover programas de capacitación continua para el personal de la industria hotelera, apoyando iniciativas que mejoren la calidad del servicio y fomenten la innovación en la oferta turística. Esto no solo fortalecería la competitividad de los alojamientos formales, sino que también garantizaría una experiencia más enriquecedora y segura para los turistas.
Parra, a su turno, destacó dos ítems más para pensar en dicha ley:
Promoción internacional y alianzas estratégicas: Se debe establecer un marco para la promoción internacional del país como destino turístico, en el que los alojamientos formales jueguen un rol central. Esto podría incluir la creación de alianzas estratégicas entre el sector público y privado para desarrollar campañas de marketing conjunto, resaltando la calidad, seguridad y sostenibilidad de los alojamientos formales en Colombia.
Incentivos para la sostenibilidad y responsabilidad social: La ley debería incluir incentivos para que los establecimientos de alojamiento formal adopten prácticas sostenibles y se comprometan con la responsabilidad social. Esto podría incluir beneficios por la implementación de tecnologías limpias, la reducción de la huella de carbono, o el apoyo a comunidades locales. Al vincular el turismo formal con la sostenibilidad, se fortalece la imagen de Colombia como un destino responsable y se promueve un desarrollo turístico equilibrado.
La Asociación Hotelera y Turística de Colombia (Cotelco) reveló este martes un informe según el cual la ocupación hotelera en Colombia durante los meses de junio y julio de 2024 se ubicó en un 56,31%, registrando una disminución de -3,46% a comparación con el mismo período de 2023. Las regiones del Quindío, Cauca, Huila, Risaralda, Boyacá, Santander, Antioquia, Cartagena y Casanare fueron las de menor ocupación, mientras que las únicas que tuvieron variaciones positivas, respecto a las cifras registradas el año anterior, fueron Magdalena y Cesar.
Según Cotelco, durante los pasados meses de junio y julio cada establecimiento hotelero contaba con 67 habitaciones disponibles y 38 ocupadas en promedio. Es decir, la media arrojó que 29 habitaciones se dejaron de ocupar por cada hotel. “Para lograr la reactivación del sector, necesitamos medidas concretas como alivios tributarios para los hogares colombianos, garantizar la seguridad en las regiones y en los desplazamientos por las vías, y abordar los altos niveles de informalidad en el sector. Este es un reto que debe ser asumido tanto a nivel nacional como local, para fortalecer el encadenamiento productivo y la generación de empleo en el sector turístico”, dijo el presidente ejecutivo de Cotelco, José Duarte, durante la presentación de las cifras.
Además, el informe incluye los datos de ocupación hotelera desde el 2019 para la época de junio y julio, demostrando que el 2022 fue el de mejor registro y el año 2020 el de peor cifra porcentual.
AÑO | OCUPACIÓN HOTELERA | VARIACIÓN CON EL AÑO ANTERIOR |
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2019 | 56,1% | +3.2% |
2020 | 4,70% | -51,81% |
2021 | 41,33% | +36,63% |
2022 | 63,00% | +21,67% |
2023 | 59.77% | -3,22% |
2024 | 56,31% | -3,46% |
Según datos de la Aeronáutica Civil, Bogotá fue el destino preferido por los colombianos con un 36,28% del total de pasajeros movilizados a nivel nacional. Otros destinos destacados incluyen a Antioquia (15,13%), Bolívar (8,55%), Valle del Cauca (7,38%) y Magdalena (5,58%).
Por vía terrestre, los datos del Ministerio de Transporte indican que los destinos más visitados en junio y julio de 2024 fueron Bogotá (11,8%), Antioquia (11,7%), Valle del Cauca (11,3%), Cundinamarca (8,0%), Boyacá (8,0%) y Tolima (4,7%).
Posibles causas
De acuerdo con Omar García, director Cotelco Magdalena, en general las razones dela disminución en la ocupación hotelera pueden ser tres: “primero las condiciones económicas desfavorables, pues la inflación y el aumento de costos en productos y servicios han afectado el poder adquisitivo de los turistas nacionales e internacionales. Esto ha resultado en una menor disposición a gastar en viajes y alojamiento, afectando directamente la ocupación hotelera. Segundo, los cambios en el comportamiento del turismo, porque se ha observado una tendencia hacia el turismo de corto plazo y de última hora, lo que ha generado fluctuaciones en la ocupación hotelera. Además, el aumento en la preferencia por alquileres vacacionales y alojamientos alternativos como Airbnb ha impactado la demanda de hoteles tradicionales. Y por último, factores climatológicos y sociales ya que las condiciones climáticas adversas, como lluvias intensas en varias regiones del país, y eventos sociales como manifestaciones o incertidumbres políticas, han desincentivado el turismo en ciertas áreas durante estos meses, contribuyendo a la disminución en la ocupación hotelera”.
Por su parte, Daniel Parra, profesor de Hotelería y Turismo de la Universidad Externado de Colombia señaló que existen otro factores que también deben tenerse en cuenta. “Primero la competencia internacional y regional, los destinos internacionales, especialmente aquellos que ofrecen paquetes turísticos más accesibles o que han implementado agresivas campañas de promoción post-pandemia, han atraído a los turistas colombianos y extranjeros, reduciendo la demanda interna. Esto se ve potenciado por la reactivación de vuelos internacionales y la competencia entre aerolíneas, que han hecho más atractivos estos destinos”
El profesor también recalcó que existen cambios en las preferencias de los turistas “pues existe un creciente interés en experiencias de viaje más personalizadas y en destinos menos convencionales, como áreas rurales, ecoturismo o turismo comunitario. Estos cambios han desviado el flujo turístico de las grandes ciudades y destinos tradicionales hacia opciones menos saturadas, impactando la ocupación en hoteles convencionales”.
A eso se suman, señaló, los efectos residuales de la pandemia, “por que a pesar de la recuperación económica, aún persisten efectos residuales de la pandemia en el comportamiento del consumidor. La incertidumbre sanitaria, aunque menor, sigue influyendo en las decisiones de viaje, y muchos turistas prefieren opciones de alojamiento que perciben como más seguras, como viviendas privadas o lugares con mayor control sobre la higiene. Esto ha reducido la preferencia por hoteles, especialmente en áreas urbanas densamente pobladas”.
Posibles soluciones
Cotelco señaló que es esencial implementar políticas desde una ley de fomento al turismo que promueva el alojamiento turístico formal. Según García, en el caso de pensarse dicha ley, debería incluir tres componentes clave:
Incentivos fiscales y financieros: La ley debería ofrecer beneficios fiscales a los establecimientos de alojamiento formal, como exenciones o reducciones de impuestos sobre la renta, prediales y de industria y comercio, especialmente para aquellos que operen en regiones con menor desarrollo turístico. Además, se podrían implementar líneas de crédito con condiciones favorables para la modernización y ampliación de la infraestructura hotelera.
Regulación y fiscalización del alojamiento informal: Es fundamental establecer mecanismos claros y eficientes para la regulación y control del alojamiento informal, como plataformas de alquileres vacacionales. Esto incluiría la obligatoriedad de registro, pago de impuestos y cumplimiento de normativas de calidad y seguridad, equiparando las condiciones con las que operan los establecimientos formales.
Fomento a la capacitación y calidad en el servicio: La ley debería promover programas de capacitación continua para el personal de la industria hotelera, apoyando iniciativas que mejoren la calidad del servicio y fomenten la innovación en la oferta turística. Esto no solo fortalecería la competitividad de los alojamientos formales, sino que también garantizaría una experiencia más enriquecedora y segura para los turistas.
Parra, a su turno, destacó dos ítems más para pensar en dicha ley:
Promoción internacional y alianzas estratégicas: Se debe establecer un marco para la promoción internacional del país como destino turístico, en el que los alojamientos formales jueguen un rol central. Esto podría incluir la creación de alianzas estratégicas entre el sector público y privado para desarrollar campañas de marketing conjunto, resaltando la calidad, seguridad y sostenibilidad de los alojamientos formales en Colombia.
Incentivos para la sostenibilidad y responsabilidad social: La ley debería incluir incentivos para que los establecimientos de alojamiento formal adopten prácticas sostenibles y se comprometan con la responsabilidad social. Esto podría incluir beneficios por la implementación de tecnologías limpias, la reducción de la huella de carbono, o el apoyo a comunidades locales. Al vincular el turismo formal con la sostenibilidad, se fortalece la imagen de Colombia como un destino responsable y se promueve un desarrollo turístico equilibrado.