Páramo del sol: ¿apertura al ecoturismo o conservación ambiental?
La posible reapertura de la montaña más alta de Antioquia ha abierto el debate entre quienes están a favor de la actividad turística y los que defienden que se conserve ambientalmente.
Diego Suárez
La posible reapertura del Páramo del Sol, un ecosistema emblemático de la cordillera Central de los Andes en Antioquia, ha encendido un intenso debate entre defensores de la conservación ambiental y promotores del ecoturismo. Mientras que los ecologistas advierten sobre los riesgos de perturbar este frágil hábitat, crucial para la regulación hídrica y la biodiversidad, los impulsores del ecoturismo destacan el potencial de desarrollo sostenible y la oportunidad de educar al público sobre la importancia de estos ecosistemas. En medio de estas voces, la decisión sobre el futuro del Páramo del Sol se convierte en un delicado equilibrio entre la preservación de la naturaleza y el aprovechamiento responsable de sus recursos.
De acuerdo con Luis Umata, secretario de turismo del municipio de Urrao hay una posibilidad de que el Páramo del Sol sea reabierto el próximo 31 de agosto, tras dos años de restricción total para turistas. “Si el estudio que está realizando la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Urabá (Corpouraba) determina que la montaña está apta para el ecoturismo, se reabrirá, pero no desde ese día. Con esa determinación, comenzaremos un proceso de estructuración que tenga como objetivo que el Páramo del Sol no sea víctima del turismo masivo y el camping”, explicó Umata a El Espectador.
El Páramo del Sol es conocido por su biodiversidad y paisajes escénicos. Experimenta un clima de alta montaña con temperaturas frescas a frías durante todo el año y una alta humedad relativa, características típicas de los páramos andinos. Es hogar de una flora y fauna únicas adaptadas a las condiciones extremas del páramo, como musgos, frailejones (especies de la familia Asterácea), y aves endémicas como el colibrí paramuno.
El 8 de julio de 2022, Corpouraba anunció que el Páramo del Sol sería cerrado para cualquier tipo de actividad turística. “Debido a la evidencia de deterioro en la montaña por cuenta del turismo desbordado y el camping, el Páramo del Sol no va tener acceso para visitantes hasta diciembre de 2022”, expuso entonces la entidad mediante la resolución 1412 de 2022.
Durante el cierre, Corpouraba realizó estudios en el Páramo del Sol que impidieron su reapertura. “Cuando Corpouraba inspeccionó los estragos causados por los turistas encontró cientos de metros cuadrados de frailejones quemados, montañas de basuras y zonas sensibles completamente devastadas por el paso de personas y animales de carga, por lo que no tuvo de otra que tomar la decisión de emitir una resolución que prohibió totalmente el acceso a la montaña paramuna. El terreno del páramo puede llegar a hundir a las personas hasta la muerte. Su peligrosidad y riesgo es de categoría cinco, que es la máxima” expuso la resolución 1980 de 2022 al respecto.
Según Juan Flores, científico de Corpouraba y quien ha hecho parte de todos los estudios que se han realizado sobre el territorio, el acceso no se ha permitido debido a que Páramo del Sol todavía no está apto para el ecoturismo. “Son tres estudios los que hemos realizado: el primero que finalizó en diciembre de 2022, el segundo que fue hasta mayo de 2023 y el último finalizó en diciembre del mismo año. Ahora está en curso un cuarto estudio, que determinará los resultados, el 31 de agosto de este año y que asegurará que el turismo no genere peligrosidad a los visitantes”, explicó a El Espectador.
La alcaldía municipal de Urrao prefiere que el Páramo del Sol no tenga reapertura a la actividad turística “si dependiera de nosotros, no lo haríamos. Preferimos la conservación natural del páramo a que tenga turismo que ha generado una muerte, accidentes y enfermedades en las personas. Sobretodo porque esa reapertura no genera mayores beneficios Pero nos acogemos a lo que indique Corpouraba”, aseguró Umata.
¿Cómo afecta la actividad turística al Páramo del Sol?
Luisa Navarro, ingeniera ambiental y quien vive muy cerca del Páramo del Sol, calificó de “desesperanzadora” una posible apertura de la montaña. “Hemos librado durante años una lucha, muchas veces solitaria, para que el páramo sea cobijado con medidas de conservación y el acceso sea permitido exclusivamente para fines científicos. No existe técnicamente ninguna medida que pueda garantizar que la actividad turística no generará un impacto altamente nocivo al páramo”, aseguró.
“Nosotros como Alcaldía de Urrao estamos de acuerdo con que esas afectaciones son fundamento para no hacer una reapertura del Páramo del Sol. En caso tal de que se tenga que reabrir comenzaremos a estructurar un plan de turismo que evite cualquiera de esas afectaciones a esta importante reliquia natural”, agregó Umata.
De acuerdo con los estudios de Corpouraba, estas son las afectaciones que genera la actividad turística al Páramo del Sol:
Degradación del suelo: El tráfico constante de turistas y campistas compacta el suelo, lo que reduce su capacidad para absorber y retener agua, afectando la función hidrológica crítica del páramo.
Erosión: La compactación y el tránsito continuo pueden causar la erosión del suelo, desplazando la capa superficial y exponiendo las raíces de las plantas a daños.
Pisoteo de plantas sensibles: Plantas endémicas y frágiles, como los frailejones, son susceptibles al daño por pisoteo, lo que puede inhibir su crecimiento y regeneración.
Cambio en la composición vegetal: La introducción involuntaria de especies no nativas por los turistas puede alterar la composición de la vegetación, desplazando a las especies autóctonas y reduciendo la biodiversidad.
Impacto en la Fauna: La presencia constante de personas puede ahuyentar a la fauna local, alterando sus patrones de comportamiento, reproducción y alimentación.
Productos Químicos: El uso de jabones y otros productos de limpieza puede introducir químicos nocivos en el agua, afectando la pureza del agua y la salud del ecosistema acuático.
Perturbación del Ciclo Hídrico: La compactación del suelo y la pérdida de vegetación reducen la capacidad del páramo para captar y almacenar agua, lo que puede afectar la disponibilidad de agua en las regiones circundantes y alterar los ciclos hidrológicos locales.
Riesgo de Incendios Forestales: El uso inapropiado de fogatas y equipos de cocina al aire libre puede provocar incendios forestales, que pueden devastar grandes áreas del páramo y alterar su equilibrio ecológico.
En contraste con estas posiciones, desde el sector turístico hay quienes señalan que es posible hacer turismo sostenible y responsable en la zona. Santiago Vásquez quien ha trabajado como guía turístico en el municipio de Urrao, por ejemplo, se manifestó a favor de la reapertura del Páramo del Sol a visitantes, señalando que el ecoturismo puede educar a los visitantes sobre la importancia de los ecosistemas frágiles como el páramo, fomentando una mayor apreciación y respeto por la naturaleza. “Los ingresos generados por el ecoturismo pueden ser reinvertidos en esfuerzos de conservación, como la restauración de hábitats, monitoreo de especies y control de especies invasoras. Además, puede proporcionar ingresos a las comunidades locales a través de la creación de empleos en guías turísticos, alojamientos, restaurantes y servicios relacionados. Ofrece oportunidades para el intercambio cultural entre visitantes y residentes, promoviendo el entendimiento y la cooperación. Por último, el ecoturismo permite ver el valor que otros atribuyen a un ecosistema y pueda motivar a las comunidades locales y a los gobiernos a invertir más en su protección”, aseguró Vásquez.
Por su parte, para Carlos Guerrero, especialista en destinos de la agencia de viajes y turismo Ecoturismo Colombia, el ecoturismo puede generar conciencia sobre la conservación del medio ambiente, fomentando la protección de áreas naturales y ecosistemas frágiles. “Es paradójico porque es la razón fundamental por la que se quiere prohibir el ecoturismo, pero generando conciencia podemos convertir ese peligro en fortaleza y beneficio. Desde luego el desarrollo económico local, creando oportunidades de empleo e ingresos económicos para las comunidades locales con los hoteles, restaurante, artesanías y demás servicios turístico. En este ámbito económico, el ecoturismo también diversifica la economía de la región y evita la dependencia de otras fuentes de ingreso. Desde luego, y como toda actividad turística, otro beneficio es la promoción cultural y patrimonial de las tradiciones locales. Y por último con buenos resultados de turismo yo creo que eso estimula la inversión en infraestructuras turísticas básicas como caminos, agua potable y telecomunicaciones, beneficiando tanto a residentes como a visitantes”, expuso Guerrero.
Sin embargo, Umata ha señalado que los “beneficios económicos” solo lo reciben las empresas turísticas. “Ningún porcentaje de ese dinero entra a la alcaldía, es para los guías turísticos, quienes, por ejemplo, han demostrado en situaciones específicas no estar a la altura del servicio que se debe ofrecer y por ello los accidentes que han ocurrido”.
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La posible reapertura del Páramo del Sol, un ecosistema emblemático de la cordillera Central de los Andes en Antioquia, ha encendido un intenso debate entre defensores de la conservación ambiental y promotores del ecoturismo. Mientras que los ecologistas advierten sobre los riesgos de perturbar este frágil hábitat, crucial para la regulación hídrica y la biodiversidad, los impulsores del ecoturismo destacan el potencial de desarrollo sostenible y la oportunidad de educar al público sobre la importancia de estos ecosistemas. En medio de estas voces, la decisión sobre el futuro del Páramo del Sol se convierte en un delicado equilibrio entre la preservación de la naturaleza y el aprovechamiento responsable de sus recursos.
De acuerdo con Luis Umata, secretario de turismo del municipio de Urrao hay una posibilidad de que el Páramo del Sol sea reabierto el próximo 31 de agosto, tras dos años de restricción total para turistas. “Si el estudio que está realizando la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Urabá (Corpouraba) determina que la montaña está apta para el ecoturismo, se reabrirá, pero no desde ese día. Con esa determinación, comenzaremos un proceso de estructuración que tenga como objetivo que el Páramo del Sol no sea víctima del turismo masivo y el camping”, explicó Umata a El Espectador.
El Páramo del Sol es conocido por su biodiversidad y paisajes escénicos. Experimenta un clima de alta montaña con temperaturas frescas a frías durante todo el año y una alta humedad relativa, características típicas de los páramos andinos. Es hogar de una flora y fauna únicas adaptadas a las condiciones extremas del páramo, como musgos, frailejones (especies de la familia Asterácea), y aves endémicas como el colibrí paramuno.
El 8 de julio de 2022, Corpouraba anunció que el Páramo del Sol sería cerrado para cualquier tipo de actividad turística. “Debido a la evidencia de deterioro en la montaña por cuenta del turismo desbordado y el camping, el Páramo del Sol no va tener acceso para visitantes hasta diciembre de 2022”, expuso entonces la entidad mediante la resolución 1412 de 2022.
Durante el cierre, Corpouraba realizó estudios en el Páramo del Sol que impidieron su reapertura. “Cuando Corpouraba inspeccionó los estragos causados por los turistas encontró cientos de metros cuadrados de frailejones quemados, montañas de basuras y zonas sensibles completamente devastadas por el paso de personas y animales de carga, por lo que no tuvo de otra que tomar la decisión de emitir una resolución que prohibió totalmente el acceso a la montaña paramuna. El terreno del páramo puede llegar a hundir a las personas hasta la muerte. Su peligrosidad y riesgo es de categoría cinco, que es la máxima” expuso la resolución 1980 de 2022 al respecto.
Según Juan Flores, científico de Corpouraba y quien ha hecho parte de todos los estudios que se han realizado sobre el territorio, el acceso no se ha permitido debido a que Páramo del Sol todavía no está apto para el ecoturismo. “Son tres estudios los que hemos realizado: el primero que finalizó en diciembre de 2022, el segundo que fue hasta mayo de 2023 y el último finalizó en diciembre del mismo año. Ahora está en curso un cuarto estudio, que determinará los resultados, el 31 de agosto de este año y que asegurará que el turismo no genere peligrosidad a los visitantes”, explicó a El Espectador.
La alcaldía municipal de Urrao prefiere que el Páramo del Sol no tenga reapertura a la actividad turística “si dependiera de nosotros, no lo haríamos. Preferimos la conservación natural del páramo a que tenga turismo que ha generado una muerte, accidentes y enfermedades en las personas. Sobretodo porque esa reapertura no genera mayores beneficios Pero nos acogemos a lo que indique Corpouraba”, aseguró Umata.
¿Cómo afecta la actividad turística al Páramo del Sol?
Luisa Navarro, ingeniera ambiental y quien vive muy cerca del Páramo del Sol, calificó de “desesperanzadora” una posible apertura de la montaña. “Hemos librado durante años una lucha, muchas veces solitaria, para que el páramo sea cobijado con medidas de conservación y el acceso sea permitido exclusivamente para fines científicos. No existe técnicamente ninguna medida que pueda garantizar que la actividad turística no generará un impacto altamente nocivo al páramo”, aseguró.
“Nosotros como Alcaldía de Urrao estamos de acuerdo con que esas afectaciones son fundamento para no hacer una reapertura del Páramo del Sol. En caso tal de que se tenga que reabrir comenzaremos a estructurar un plan de turismo que evite cualquiera de esas afectaciones a esta importante reliquia natural”, agregó Umata.
De acuerdo con los estudios de Corpouraba, estas son las afectaciones que genera la actividad turística al Páramo del Sol:
Degradación del suelo: El tráfico constante de turistas y campistas compacta el suelo, lo que reduce su capacidad para absorber y retener agua, afectando la función hidrológica crítica del páramo.
Erosión: La compactación y el tránsito continuo pueden causar la erosión del suelo, desplazando la capa superficial y exponiendo las raíces de las plantas a daños.
Pisoteo de plantas sensibles: Plantas endémicas y frágiles, como los frailejones, son susceptibles al daño por pisoteo, lo que puede inhibir su crecimiento y regeneración.
Cambio en la composición vegetal: La introducción involuntaria de especies no nativas por los turistas puede alterar la composición de la vegetación, desplazando a las especies autóctonas y reduciendo la biodiversidad.
Impacto en la Fauna: La presencia constante de personas puede ahuyentar a la fauna local, alterando sus patrones de comportamiento, reproducción y alimentación.
Productos Químicos: El uso de jabones y otros productos de limpieza puede introducir químicos nocivos en el agua, afectando la pureza del agua y la salud del ecosistema acuático.
Perturbación del Ciclo Hídrico: La compactación del suelo y la pérdida de vegetación reducen la capacidad del páramo para captar y almacenar agua, lo que puede afectar la disponibilidad de agua en las regiones circundantes y alterar los ciclos hidrológicos locales.
Riesgo de Incendios Forestales: El uso inapropiado de fogatas y equipos de cocina al aire libre puede provocar incendios forestales, que pueden devastar grandes áreas del páramo y alterar su equilibrio ecológico.
En contraste con estas posiciones, desde el sector turístico hay quienes señalan que es posible hacer turismo sostenible y responsable en la zona. Santiago Vásquez quien ha trabajado como guía turístico en el municipio de Urrao, por ejemplo, se manifestó a favor de la reapertura del Páramo del Sol a visitantes, señalando que el ecoturismo puede educar a los visitantes sobre la importancia de los ecosistemas frágiles como el páramo, fomentando una mayor apreciación y respeto por la naturaleza. “Los ingresos generados por el ecoturismo pueden ser reinvertidos en esfuerzos de conservación, como la restauración de hábitats, monitoreo de especies y control de especies invasoras. Además, puede proporcionar ingresos a las comunidades locales a través de la creación de empleos en guías turísticos, alojamientos, restaurantes y servicios relacionados. Ofrece oportunidades para el intercambio cultural entre visitantes y residentes, promoviendo el entendimiento y la cooperación. Por último, el ecoturismo permite ver el valor que otros atribuyen a un ecosistema y pueda motivar a las comunidades locales y a los gobiernos a invertir más en su protección”, aseguró Vásquez.
Por su parte, para Carlos Guerrero, especialista en destinos de la agencia de viajes y turismo Ecoturismo Colombia, el ecoturismo puede generar conciencia sobre la conservación del medio ambiente, fomentando la protección de áreas naturales y ecosistemas frágiles. “Es paradójico porque es la razón fundamental por la que se quiere prohibir el ecoturismo, pero generando conciencia podemos convertir ese peligro en fortaleza y beneficio. Desde luego el desarrollo económico local, creando oportunidades de empleo e ingresos económicos para las comunidades locales con los hoteles, restaurante, artesanías y demás servicios turístico. En este ámbito económico, el ecoturismo también diversifica la economía de la región y evita la dependencia de otras fuentes de ingreso. Desde luego, y como toda actividad turística, otro beneficio es la promoción cultural y patrimonial de las tradiciones locales. Y por último con buenos resultados de turismo yo creo que eso estimula la inversión en infraestructuras turísticas básicas como caminos, agua potable y telecomunicaciones, beneficiando tanto a residentes como a visitantes”, expuso Guerrero.
Sin embargo, Umata ha señalado que los “beneficios económicos” solo lo reciben las empresas turísticas. “Ningún porcentaje de ese dinero entra a la alcaldía, es para los guías turísticos, quienes, por ejemplo, han demostrado en situaciones específicas no estar a la altura del servicio que se debe ofrecer y por ello los accidentes que han ocurrido”.
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