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La introducción de un sistema dual de precios para visitantes extranjeros ha suscitado cierta preocupación en el país por la posibilidad de que socave la estrategia del gobierno nipón para promocionar este sector, con expectativas de atraer a 60 millones de turistas anuales para 2030.
Junto a este nuevo método de precios, doce municipios ya aplican un impuesto para los visitantes extranjeros que quieran pernoctar y más de cuarenta estudian introducirlo para recaudar fondos destinados a infraestructuras.
No todo se reduce a las pequeñas ciudades, el gobierno central ya introdujo en 2019 un impuesto internacional a los turistas que entran y salen del país de 1.000 yenes (unos 5,95 euros), una tasa que las aerolíneas añaden al precio del billete y pagan al Estado.
El sistema dual de precios, una “nueva” alternativa
La aplicación de precios más caros para visitantes extranjeros en comparación con consumidores locales se ha convertido en el sistema por el que empiezan a optar algunos negocios que buscan beneficiarse del creciente flujo turístico.
Tamatebako es un restaurante bufé situado en el concurrido distrito de Shibuya de la capital japonesa, que ofrece hasta 60 tipos de pescados y mariscos y que tiene un sistema dual de precios con una diferencia de 1.100 yenes (6,63 euros) entre visitantes extranjeros y residentes en el país.
“El objetivo del precio doble es cubrir la subida del coste en personal, porque requiere más recursos explicar a los visitantes (y en otro idioma distinto al japonés) el sistema del restaurante y cómo se come la comida”, aseguran a EFE fuentes de la empresa propietaria.
La misma fuente señala que el 20 % de los clientes son turistas y subraya que los residentes extranjeros pagan el mismo precio que los japoneses.
Además de negocios privados, varios operadores de atracciones turísticas valoran cobrar más a los turistas extranjeros, ya que su llegada ha supuesto un incremento en los gastos de mantenimiento y renovación.
El castillo de Himeji, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, planea cobrar una entrada especial a los turistas extranjeros que cuadruplicará la tarifa para los locales.
“Es normal, porque cuando hay más turistas, el precio se dispara y sube, y porque los turistas suelen tener más presupuesto para poder viajar”, declara a EFE un turista chino de visita en el barrio tokiota de Asakusa.
“La gente no quiere que afecte al precio para los japoneses normales, porque es el mundo en el que viven, el precio al que viven, así que creo que es normal que el gobierno o las tiendas fijen precios diferentes” añade.
Nuevas tarifas en gobiernos locales
Además de negocios y municipios, regiones niponas que acogen un gran número de turistas extranjeros han comenzado a valorar o implementar tasas para este tipo de visitantes.
El gobierno de la prefectura de Osaka (oeste de Japón) sopesa introducir un impuesto específico para visitantes extranjeros, posiblemente para el inicio de la Exposición Universal en abril de 2025.
La prefectura de Okinawa (sudoeste del archipiélago nipón) espera introducir una medida similar en 2026 para apoyar “una industria turística sostenible con una nueva fuente de ingresos independiente”, según el gobierno regional.
“Pienso que está bien porque así Japón se puede beneficiar de mayores industrias y ahora que está teniendo dificultades en su economía, puede sacar un buen provecho del turismo que está creciendo cada vez más”, declara a EFE Elías, un estudiante mexicano que reside en Japón.
La emblemática isla de Miyajima, en el oeste de Japón, empezó también a cobrar un impuesto de entrada de 100 yenes (unos 0,60 euros) que se suma a la tarifa del billete de ferry necesario para llegar y del que se excluye a residentes, trabajadores en la isla y estudiantes.
Estas soluciones llegan en el contexto del récord histórico de 17,77 millones de turistas que llegaron a Japón durante primer semestre de 2024, y con una predicción de 35 millones para todo el año.