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Cuando pase la crisis se fortalecerá el turismo nacional, como primera medida para superar las pérdidas. Serán los primeros en reactivarse, por las prohibiciones aéreas, la seguridad y salud de los viajeros y porque, en general, la economía terminará muy golpeada. Los viajes cortos y dentro del país serán los elegidos por quienes quieran conocer nuevos destinos, relajarse luego de días de estrés e incertidumbre y tomar aire luego del encierro.
Por lo tanto, el Gobierno nacional, gremios como la Asociación Hotelera y Turística de Colombia (Cotelco), la Asociación de Turismo Responsable (Acotur) y la Asociación Colombiana de Agencias de Viajes y Turismo (Anato), entre otras, cada día ofrecen alternativas para capacitar a destinos no tradicionales para que cuenten con las herramientas que les permitan ajustarse a las expectativas de los visitantes y desarrollar productos turísticos con enfoque de mercado en un escenario posterior al COVID-19.
Putumayo lo espera
Putumayo, uno de los destinos que más recibía turismo extranjero en el país, ahora se prepara para ofrecer sus productos de primera calidad a viajeros nacionales.
El departamento cuenta con cientos de ofertas entre restaurantes, hospedajes y más de sesenta lugares con atractivos naturales para el turismo étnico, gastronómico, de medicina natural, de aventura y de naturaleza.
Solo el corredor turístico entre Mocoa y Villagarzón tiene atractivos como las cascadas del Fin del Mundo, el Cañón del Mandiyaco, las cascadas de Donde se Oculta el Sol, el Centro Experimental Amazónico, la Reserva Natural Paway y el Centro Ancestral Maitu Wassi, entre otros.
Según cifras del Sistema de Información sobre Biodiversidad de Colombia, el departamento tiene 5.867 especies entre aves, mamíferos, peces, plantas y líquenes; 168 son exclusivas de esa zona del país.
Tal como lo cuenta Parques Nacionales Naturales, además de la riqueza natural, el piedemonte andino amazónico es de un valor incalculable para Colombia por la presencia de varios pueblos indígenas: cofán, siona, korewaju, inga, kamentsa, murui, kichwa, nasa, awá, pasto, emberá chamí y yanakona, y campesinos de diversos orígenes y conocimientos.
“Conscientes de nuestros atractivos, quisimos empezar con la bandera del turismo, pero no la hemos tenido fácil. Cuando empezamos tocaba luchar contra el estigma de ser un lugar violento. Después de un gran trabajo ya teníamos un buen flujo turístico, pero llegó la avalancha de Mocoa en 2017 y de nuevo se paró la actividad. Y cuando nos volvimos a recuperar llegó la pandemia”, dice Juan Pablo Ramírez, líder de turismo en la región.
“Hemos enfrentado la violencia, la avalancha y ahora el COVID-19, pero todo nos ha hecho más fuertes, nos ha permitido tener muy buenos planes de emergencia y contingencia”, añade Ramírez, dueño de la Posada Turística Dantayaco, ubicada a pocos metros de la entrada del Fin del Mundo, uno de los atractivos más imponentes del país.
En Putumayo se dieron cuenta de que la unión es clave. Por lo tanto, se han desarrollado capacitaciones y reuniones por diferentes plataformas, apoyadas por docentes de la Unicauca y lideradas por Fredy Segura, otro prestador de servicios de la región. En estas reuniones han logrado plantear propuestas para consolidar el destino y hacer protocolos de bioseguridad con modelos de turismo pos-COVID-19 de España y Portugal, con base en la Resolución 666 del Ministerio de Salud.
Paralelamente se conformó un grupo entre la Cámara de Comercio, el SENA, agencias de viajes, la Gobernación de Putumayo, alcaldías, Gran Tierra Energy, Ecopetrol, el Instituto Tecnológico del Putumayo, Corpoamazonia, Procolombia y Acotur, entre otros.
“Por mi parte, también logré un crédito en el Banco Agrario, con unos intereses muy bajos. Con este crédito de Finagro estoy en remodelación y mantenimiento de la posada, que, además de permitirme ofrecer un gran servicio cuando todo pase, me ha dejado generar empleo en una vereda donde cada día las cifras de desempleo aumentaban. De igual forma estoy construyendo una cabaña con apoyo de un proyecto Swisscontact”, cuenta Ramírez.
Y agrega que “con el equipo de colaboradores se entendió esta crisis como un alto en el camino, no para sentirnos derrotados, sino para mejorar. Entendimos que se debe partir desde la base de ser una mejor persona y así poder estar preparado para brindar una verdadera experiencia, que cumpla con los protocolos de bioseguridad, y así generar en el visitante una verdadera confianza y seguridad en nuestro destino”.
Los prestadores de servicios también aseguran que cada día son más conscientes de que la sostenibilidad debe ser el eje. Y recuerdan una charla de César Isaza Vásquez, dueño del Almejal Lodge & Reserva Natural, donde aseguraba que la calidad es la estrategia de éxito del pequeño empresario y la forma de marcar la diferencia.
“Estamos convencidos de que así como se venció el estigma de la violencia y se superó el efecto de la avalancha, saldremos adelante de la pandemia”, concluye Ramírez.