Qué hacer en Santa Marta en 3 días de escapada
La Perla de América sigue brillando gracias a la amplia oferta de atractivos turísticos que se han sumado para convertir a este destino natural y mágico en uno de los 5 más visitados durante 2022. Guía de viaje.
No cabe duda de que la ciudad más antigua de Colombia aún tiene mucho por contar. Historias de veleros, saqueos y piratas, tradiciones milenarias para restaurar la madre tierra, experiencias cargadas de aventura y naturaleza, gastronomía única que demuestra la fortuna de estar entre la Sierra Nevada y el mar Caribe, y la hospitalidad y carisma de personas que saben lo que es vivir con una brisa loca que no deja cabeza con sombrero ni peinado sin revolcar.
Y es precisamente esta variedad de opciones las que hicieron que, según el Portal de Información Turística de Colombia, Santa Marta se ubicara en el top 5 de las ciudades más visitadas durante 2022, con más de 2 millones de visitantes nacionales e internacionales, y en donde destaca la cifra de visitantes extranjeros que superó en más de 300 % la registrada durante 2021.
Desde caminar por laberintos naturales que cuentan historias macondianas de mariposas amarillas hasta conocer antiguos fuertes de batalla mientras se navega en un barco pirata. Este es solo un corto resumen de lo que el territorio de los indígenas Tairona, Kogui, Arhuacos, Wiwa y Kankuamos ofrece en tres días.
Día 1: caminata por el Camellón de la Bahía + almuerzo del mar a la sierra + tour carro eléctrico
El aeropuerto Simón Bolívar se encuentra a 30 minutos en carro del centro de Santa Marta, donde un taxi o bus lo llevará sin problema. En su arribo a la ciudad no dude en preguntar por La Casa Marina, ubicada en la carrera 1C con calle 22, fortaleza de Visit Santa Marta, agencia de promoción, comercialización y operación turística de experiencias únicas bajo la hospitalidad del samario. Y es en esta emblemática esquina donde comienza el Camellón de la Bahía, un espacio de 23.376 m2 que recorre la bahía de la ciudad y conecta a la Catedral de Santa Marta con el Museo del Oro Tairona, y el renovado Teatro Santa Marta con el Parque de los Novios. Pero también permite recorrer callejones estrechos rodeados de algunas fachadas que en sus grietas guardan historias, y otras tantas edificaciones adornadas con murales que buscan narrar dichas leyendas.
Una cuadra arriba del Camellón de la Bahía, sobre la angosta carrera 2, se encuentra Guásimo, el restaurante del artista y chef Fabián Rodríguez Reyes, quien por medio de la gastronomía y la pintura busca honrar las tradiciones y características de la cultura samaria. Un espacio sutil decorado con pinturas en oleo que representan la riqueza natural de la región es el hogar de algunas creaciones gastronómicas que conectan la Sierra Nevada con el mar Caribe: tomates asados de la sierra con balsámico de gulupa, emulsión de coco y polvo de casabe, o pesca local con especias y arroz húmedo de fríjol negro de la sierra, son algunas recomendaciones de la casa.
Y una buena opción para terminar el primer día es pasear por las calles del antiguo Centro Histórico de Santa Marta en un carrito eléctrico que lo llevará por callejones donde la arquitectura colonial se mezcla con la vida nocturna de una ciudad que a toda hora tiene algo nuevo por enseñar.
Día 2: laberinto natural Macondo + almuerzo autóctono + tubing en río
El día con más carga de aventura comienza con un recorrido de aproximadamente 40 minutos desde el centro de Santa Marta hasta El Laberinto Macondo, espacio inspirado en el pueblo que Gabriel García Márquez creó en su obra literaria ‘Cien Años de Soledad’. Macondo es una analogía al Caribe colombiano y en palabras del autor “no es un lugar, sino un estado de ánimo”, por eso, este laberinto natural con más de 3.000 m2 y estaciones que incluyen una vivienda autentica de los indígenas Koguis y un bote que alguna vez navegó la Ciénaga Grande, es un homenaje al Nobel de Literatura colombiano y a la historia de ese lugar al que “no se puede llegar sino perdiéndose”.
Después de varios minutos buscando la salida bajo un sol macondiano, se hace necesario un buen almuerzo tradicional a la orilla del río. A pocos kilómetros del Laberinto Macondo pasa el Río Don Diego, un afluente que baja desde la Sierra Nevada de Santa Marta y desemboca en el mar Caribe. Allí, la señora Lourdes Álvarez Cierra, cocinera y dueña del restaurante Samy el Buen Sabor, ofrece un inigualable almuerzo autóctono que no tiene nada que envidiar de los mejores restaurantes de la ciudad. Pargo rojo frito con arroz de coco, patacón y limonada fue la dosis de energías ideal para realizar la actividad que cierra el segundo día.
Un flotador que más parece una llanta es el medio de transporte ideal para que por más de 3 kilómetros se disfrute del descenso por el Río Don Diego hasta llegar a la desembocadura. Sin duda, una experiencia relajante y de contemplación, pues en los árboles que custodian el caudal del río viven monos y aves únicas de la zona, por no entrar en detalle de las babillas que, según los habitantes de la zona, en ocasiones toman el sol a la orilla del caudal.
Día 3: recorrido en barco pirata + cata de café
La Marina de Santa Marta es un lugar obligado para visitar. Los yates lujosos que para algunas personas sirven de casa, se agitan suavemente por el movimiento del agua que también sacude barcas pesqueras, veleros deportivos y la única embarcación de madera que aún atraca en estas costas: un barco pirata tripulado por la Asociación de Filibusteros de Santa Marta (AFS) que, además de explicar con lujo de detalles las leyendas de piratas y corsarios, convierten la embarcación en un centro de cata de lo que se comenta fue una de las bebidas preferidas por los bucaneros, el ron.
En un recorrido de cerca de 1 hora por la bahía más linda de América, la AFS recrea algunas situaciones que, de acuerdo con los historiadores, ocurrieron en la época de la colonización. Entre espadas, barriles y una bandera negra que ondea en lo más alto de la embarcación se narran historias de cruzadas entre piratas e históricos fuertes de batalla, como el de San Fernando o el de la isla de El Morro, que a pesar de los años, niegan con derrumbarse.
Y para cerrar con broche de oro el tercer día, en tierra firme, justo en frente del monumento en homenaje a la Deidad Tayrona, en la esquina de la carrera 1C con calle 22, se encuentra el Café Vívolo, un espacio que más que una cafetería es el epicentro de los mejores productos de la Sierra Nevada de Santa Marta: café cultivado con vientos glaciares provenientes de los picos nevados, chocolate bajado directamente de la Sierra, productos y tejidos indígenas, y emprendimientos de samarios cobran vida en esta nueva fortaleza del turismo de Santa Marta.
Así termina un rápido recorrido de 3 días por la Perla de América, un destino mágico y ancestral que entrega las mejores experiencias que una ciudad con más de 490 años de historia y con el privilegio de conectar la Sierra Nevada de Santa Marta con el mar Caribe puede ofrecer.
Turismo comunitario, sostenible y de calidad
Visit Santa Marta es la agencia de promoción, comercialización y operación que reúne más de 150 gestores turísticos para brindar experiencias únicas y seguir consolidando a Santa Marta y al Magdalena como destinos sostenibles y de alta calidad.
“El destino tiene todo para promocionarse, por eso nos dedicamos a crear una plataforma virtual y física, e incluir a todos los actores formales, porque queremos ayudarnos entre todos, ya sea por medio de la página web, o La Casa Marina. Porque la calidad del producto es lo más alto y ya está, solo falta la presentación y el empaque, y estamos acá para ayudar con eso”, comenta Alex Griffith, CEO de Santa Marta Tourism Center (SMTC), grupo de inversión extranjera al que pertenece Visit Santa Marta.
Es por esto por lo que Visit Santa Marta se posiciona como el Marketplace que busca enseñar al mundo la variada oferta que ofrece el destino: experiencias memorables en naturaleza, cultura, historia, aventura; vida nocturna, sol y playa, actividades náuticas, etnológicas, comunitarias y deportivas, y muchas más.
*Invitación de Visit Santa Marta
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No cabe duda de que la ciudad más antigua de Colombia aún tiene mucho por contar. Historias de veleros, saqueos y piratas, tradiciones milenarias para restaurar la madre tierra, experiencias cargadas de aventura y naturaleza, gastronomía única que demuestra la fortuna de estar entre la Sierra Nevada y el mar Caribe, y la hospitalidad y carisma de personas que saben lo que es vivir con una brisa loca que no deja cabeza con sombrero ni peinado sin revolcar.
Y es precisamente esta variedad de opciones las que hicieron que, según el Portal de Información Turística de Colombia, Santa Marta se ubicara en el top 5 de las ciudades más visitadas durante 2022, con más de 2 millones de visitantes nacionales e internacionales, y en donde destaca la cifra de visitantes extranjeros que superó en más de 300 % la registrada durante 2021.
Desde caminar por laberintos naturales que cuentan historias macondianas de mariposas amarillas hasta conocer antiguos fuertes de batalla mientras se navega en un barco pirata. Este es solo un corto resumen de lo que el territorio de los indígenas Tairona, Kogui, Arhuacos, Wiwa y Kankuamos ofrece en tres días.
Día 1: caminata por el Camellón de la Bahía + almuerzo del mar a la sierra + tour carro eléctrico
El aeropuerto Simón Bolívar se encuentra a 30 minutos en carro del centro de Santa Marta, donde un taxi o bus lo llevará sin problema. En su arribo a la ciudad no dude en preguntar por La Casa Marina, ubicada en la carrera 1C con calle 22, fortaleza de Visit Santa Marta, agencia de promoción, comercialización y operación turística de experiencias únicas bajo la hospitalidad del samario. Y es en esta emblemática esquina donde comienza el Camellón de la Bahía, un espacio de 23.376 m2 que recorre la bahía de la ciudad y conecta a la Catedral de Santa Marta con el Museo del Oro Tairona, y el renovado Teatro Santa Marta con el Parque de los Novios. Pero también permite recorrer callejones estrechos rodeados de algunas fachadas que en sus grietas guardan historias, y otras tantas edificaciones adornadas con murales que buscan narrar dichas leyendas.
Una cuadra arriba del Camellón de la Bahía, sobre la angosta carrera 2, se encuentra Guásimo, el restaurante del artista y chef Fabián Rodríguez Reyes, quien por medio de la gastronomía y la pintura busca honrar las tradiciones y características de la cultura samaria. Un espacio sutil decorado con pinturas en oleo que representan la riqueza natural de la región es el hogar de algunas creaciones gastronómicas que conectan la Sierra Nevada con el mar Caribe: tomates asados de la sierra con balsámico de gulupa, emulsión de coco y polvo de casabe, o pesca local con especias y arroz húmedo de fríjol negro de la sierra, son algunas recomendaciones de la casa.
Y una buena opción para terminar el primer día es pasear por las calles del antiguo Centro Histórico de Santa Marta en un carrito eléctrico que lo llevará por callejones donde la arquitectura colonial se mezcla con la vida nocturna de una ciudad que a toda hora tiene algo nuevo por enseñar.
Día 2: laberinto natural Macondo + almuerzo autóctono + tubing en río
El día con más carga de aventura comienza con un recorrido de aproximadamente 40 minutos desde el centro de Santa Marta hasta El Laberinto Macondo, espacio inspirado en el pueblo que Gabriel García Márquez creó en su obra literaria ‘Cien Años de Soledad’. Macondo es una analogía al Caribe colombiano y en palabras del autor “no es un lugar, sino un estado de ánimo”, por eso, este laberinto natural con más de 3.000 m2 y estaciones que incluyen una vivienda autentica de los indígenas Koguis y un bote que alguna vez navegó la Ciénaga Grande, es un homenaje al Nobel de Literatura colombiano y a la historia de ese lugar al que “no se puede llegar sino perdiéndose”.
Después de varios minutos buscando la salida bajo un sol macondiano, se hace necesario un buen almuerzo tradicional a la orilla del río. A pocos kilómetros del Laberinto Macondo pasa el Río Don Diego, un afluente que baja desde la Sierra Nevada de Santa Marta y desemboca en el mar Caribe. Allí, la señora Lourdes Álvarez Cierra, cocinera y dueña del restaurante Samy el Buen Sabor, ofrece un inigualable almuerzo autóctono que no tiene nada que envidiar de los mejores restaurantes de la ciudad. Pargo rojo frito con arroz de coco, patacón y limonada fue la dosis de energías ideal para realizar la actividad que cierra el segundo día.
Un flotador que más parece una llanta es el medio de transporte ideal para que por más de 3 kilómetros se disfrute del descenso por el Río Don Diego hasta llegar a la desembocadura. Sin duda, una experiencia relajante y de contemplación, pues en los árboles que custodian el caudal del río viven monos y aves únicas de la zona, por no entrar en detalle de las babillas que, según los habitantes de la zona, en ocasiones toman el sol a la orilla del caudal.
Día 3: recorrido en barco pirata + cata de café
La Marina de Santa Marta es un lugar obligado para visitar. Los yates lujosos que para algunas personas sirven de casa, se agitan suavemente por el movimiento del agua que también sacude barcas pesqueras, veleros deportivos y la única embarcación de madera que aún atraca en estas costas: un barco pirata tripulado por la Asociación de Filibusteros de Santa Marta (AFS) que, además de explicar con lujo de detalles las leyendas de piratas y corsarios, convierten la embarcación en un centro de cata de lo que se comenta fue una de las bebidas preferidas por los bucaneros, el ron.
En un recorrido de cerca de 1 hora por la bahía más linda de América, la AFS recrea algunas situaciones que, de acuerdo con los historiadores, ocurrieron en la época de la colonización. Entre espadas, barriles y una bandera negra que ondea en lo más alto de la embarcación se narran historias de cruzadas entre piratas e históricos fuertes de batalla, como el de San Fernando o el de la isla de El Morro, que a pesar de los años, niegan con derrumbarse.
Y para cerrar con broche de oro el tercer día, en tierra firme, justo en frente del monumento en homenaje a la Deidad Tayrona, en la esquina de la carrera 1C con calle 22, se encuentra el Café Vívolo, un espacio que más que una cafetería es el epicentro de los mejores productos de la Sierra Nevada de Santa Marta: café cultivado con vientos glaciares provenientes de los picos nevados, chocolate bajado directamente de la Sierra, productos y tejidos indígenas, y emprendimientos de samarios cobran vida en esta nueva fortaleza del turismo de Santa Marta.
Así termina un rápido recorrido de 3 días por la Perla de América, un destino mágico y ancestral que entrega las mejores experiencias que una ciudad con más de 490 años de historia y con el privilegio de conectar la Sierra Nevada de Santa Marta con el mar Caribe puede ofrecer.
Turismo comunitario, sostenible y de calidad
Visit Santa Marta es la agencia de promoción, comercialización y operación que reúne más de 150 gestores turísticos para brindar experiencias únicas y seguir consolidando a Santa Marta y al Magdalena como destinos sostenibles y de alta calidad.
“El destino tiene todo para promocionarse, por eso nos dedicamos a crear una plataforma virtual y física, e incluir a todos los actores formales, porque queremos ayudarnos entre todos, ya sea por medio de la página web, o La Casa Marina. Porque la calidad del producto es lo más alto y ya está, solo falta la presentación y el empaque, y estamos acá para ayudar con eso”, comenta Alex Griffith, CEO de Santa Marta Tourism Center (SMTC), grupo de inversión extranjera al que pertenece Visit Santa Marta.
Es por esto por lo que Visit Santa Marta se posiciona como el Marketplace que busca enseñar al mundo la variada oferta que ofrece el destino: experiencias memorables en naturaleza, cultura, historia, aventura; vida nocturna, sol y playa, actividades náuticas, etnológicas, comunitarias y deportivas, y muchas más.
*Invitación de Visit Santa Marta
👀🌎📄 ¿Ya está enterado de las últimas noticias del turismo en Colombia y en el mundo? Lo invitamos a verlas en El Espectador.