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Viajar agudiza ciertos sentidos, según las experiencias vividas, como el tacto y la interocepción (sensaciones de temperatura, texturas, el aire, etc.), el oído (nuevos sonidos de la naturaleza, idiomas, dialectos, etc.), el gusto (nueva comida y nuevos sabores) o la visión, así como la percepción de muchos estímulos antes desconocidos.
Para muchas personas viajar también es la oportunidad de conocer nuevas personas, comidas, sensaciones, historias y culturas, y una gran alternativa para descubrir que no somos tan diferentes y que muchas veces, sin importar el lugar de destino, su religión, tradiciones o creencias, somos seres humanos que sueñan con lo mismo: tener buena salud, vivir tranquilos y rodeados de amor y de las personas que más queremos.
Asimismo, según el psicólogo Óscar Díaz, “viajar abre la mente, permite conocer todo un universo novedoso que hace que haya una mayor confianza en sí mismo, un mayor deseo de explorar y de aprender, lo cual fortalece procesos cognoscitivos como el lenguaje, la memoria y las estrategias de solución de problemas”.
Por lo tanto, y aunque no importa qué tan cerca o lejos sea el destino que visitará, pues siempre tendrá los mismos beneficios, muchas veces conocer ese lugar lejano que está en su lista de deseos, o volver a ese que lo hizo tan feliz, se convierte en un reto personal que se necesita cumplir.
Sin embargo, algunos viajeros, a pesar de contar con los recursos para planear ese viaje soñado, les temen a los viajes largos en avión, ya sea por las turbulencias, el encierro, la altura, la pérdida de control o sentimiento de vulnerabilidad, o cualquier otra situación a la que no están acostumbrados, y aunque hay recursos profesionales a los que se debe acudir cuando la aerofobia o las condiciones lo requieren, también hay muchas recomendaciones a la hora de tomar un vuelo largo.
Ostelea, Escuela de Management en Turismo, recuerda que “el avión es el medio de transporte más seguro que existe. La probabilidad de tener un accidente es de 1 entre 2,5 millones, y es evidente de que se trata de una de las formas más rápidas de desplazarnos de un punto a otro del planeta”.
Es clave mencionar que Colombia es uno de los países con mejor recuperación del turismo, entretanto, porque según Gilberto Salcedo, vicepresidente de Turismo de Procolombia, “para este año ya se han hecho anuncios de 22 nuevas rutas internacionales, que se suman a las 35 concretadas en 2021. En el mismo sentido, en marzo de 2022 el país superó la capacidad aérea que tenía antes de la pandemia, y en abril ya ha alcanzado el 106,2 % de las sillas y el 104,4 % de las frecuencias internacionales semanales que operaban en febrero de 2020”. Lo que permite, entre otras, estar más conectados y tener la posibilidad de llegar a lugares lejanos de Colombia, como Europa o Asia, con solo una escala o ninguna.
(Lea también: Colombia, uno de los países con mejor recuperación del turismo)
Por eso, Maite García Menéndez, sénior mánager de Prevención Laboral de Iberia, se une a la invitación de viajar cómodo y tranquilo, y comparte más consejos para cumplir con el propósito.
¿Cuáles son las recomendaciones para vuelos largos?
Como es bien sabido, los aviones comerciales modernos son muy seguros y confortables. No obstante, todos los vuelos -especialmente los de duración mayor de tres horas- pueden hacerse más saludables si se siguen una serie de sugerencias, como:
- Durante el vuelo es normal encontrarse a una altura equivalente respecto a tierra, a efectos de presión, entre 1.500 y 2.500 metros. Al disminuir la presión, el gas intestinal tiende a expandirse y ello puede causar molestia en el pasajero. Por ello es aconsejable no ingerir comidas flatulentas o pesadas desde el día anterior al viaje.
- Durante las fases de despegue y aterrizaje también se producen ajustes de la presión y el cliente puede notar sensaciones de taponamiento en los oídos. Para evitar la molestia es preciso igualar la presión en el oído medio, lo que se puede conseguir cerrando la nariz con los dedos y soplando suavemente sin sacar el aire, mascando chicle o, lo que es más sencillo, sonándose la nariz con un pañuelo.
- Respecto a la humedad, dentro del avión es más baja de lo normal y oscila entre un 10-20 %. Por ello, puede haber una sensación de ligera sequedad sobre la piel, las vías respiratorias y la córnea. Para disminuir estas sensaciones es necesario evitar el alcohol y el café desde el día previo al viaje, porque ambas sustancias tienen un efecto deshidratante. Durante el vuelo es recomendable beber agua o zumos en abundancia o incluso usar crema hidratante sobre la piel.
- Es aconsejable poner las maletas de mano de modo que no impidan el libre movimiento de las piernas y vestir ropa poco ajustada, preferiblemente de fibra natural, con el fin de favorecer una menor presión sobre la piel y su mejor ventilación. Resulta beneficioso mover los miembros inferiores desde el mismo asiento (los dedos de los pies y los tobillos, y flexionar y extender las piernas), así como contraer los brazos y las piernas; puede aprovechar cuando se visita el baño para hacer estiramientos.
¿Hay algunas ubicaciones en el avión que sean más aconsejables?
Cuando uno tiene miedo a volar, la mejor opción es sentarse en los asientos cercanos a las alas. Las ubicaciones que están en el centro de gravedad del avión y en las alas perciben menos las alteraciones provocadas por los cambios de velocidad y altitud, así como posibles turbulencias.
También es preferible elegir un asiento junto al pasillo que en ventanilla, y siempre recomiendo que informen a la tripulación de cabina para que estén pendientes, les puedan trasladar sus preguntas y se sientan más relajados.
(Lea también: Aniversario 50 de Disney World: ¿Cómo unirse a celebración más mágica del mundo?)
¿De qué se trata el jet lag y cómo intentar prevenirlo?
El jet lag es un desequilibrio producido entre el reloj interno de una persona (que marca los períodos de sueño y vigilia) y el nuevo horario que se establece al viajar a largas distancias, a través de varias regiones horarias. Y aunque no puede prevenirse, hay formas de reducir sus efectos:
- Ir adaptando los horarios de sueño y de comidas desde unos días antes en función del destino.
- Comenzar el viaje descansado.
- Estar bien hidratado.
- Evitar el consumo de bebidas alcohólicas y de cafeína antes de iniciar el vuelo.
- Cambiar la hora del reloj durante el vuelo.
- Ya en el destino, las estancias al aire libre con luz ayudarán a adaptarse, ya que el ciclo de luz y oscuridad es uno de los factores más importantes para fijar el reloj corporal interno. La práctica de ejercicio a primera hora de la mañana en el primer día del desfase horario también favorecerá la adaptación.
¿Cuáles consejos brindaría para tener viajes más cómodos y seguros, y contribuir a que los otros pasajeros también tengan una buena experiencia?
El consejo más importante es siempre preparar el viaje con antelación, especialmente, hoy en día en que la forma de volar ha cambiado debido a las medidas sanitarias de cada país. En este sentido, además de llegar siempre al aeropuerto con tiempo suficiente, es importante conocer los requisitos y la documentación requerida para entrar en el destino y, para ello, me parece de gran utilidad (e invito a los lectores a que lo visiten) el apartado “Tu viaje paso a paso” en iberia.com, que recoge todo el “itinerario de viaje” desde antes de llegar al aeropuerto hasta la recogida del equipaje en el destino final.
Adicionalmente, si el pasajero presentase alguna circunstancia específica relativa a su salud que la aerolínea debería conocer, puede contactar con la compañía aérea correspondiente para que le faciliten las recomendaciones adecuadas para cada paso particular.
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