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Para disfrutar del lujo de la tranquilidad

Turismo comunitario y rural: ¿Qué hacer en Norcasia? Destino de paz y naturaleza

“Donde antes bajan flotando los muertos, hoy bajan flotando los vivos”, asegura Oliver Pescador, líder turístico del municipio más joven de Caldas. Recomendaciones de viaje.

María Alejandra Castaño Carmona
18 de enero de 2023 - 03:25 p. m.
Max, el perro aventurero; don Juan Gil de la Cruz, con su cacao; y Oliver Pescador, fundador de Norcasia Travel, algunos de los anfitriones en su viaje a este destino de Caldas.
Max, el perro aventurero; don Juan Gil de la Cruz, con su cacao; y Oliver Pescador, fundador de Norcasia Travel, algunos de los anfitriones en su viaje a este destino de Caldas.
Foto: Fotos Cortesía Norcasia Travel
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Hay destinos que son para sentir, oler, saborear, conocer personas, conectar... Lugares donde se puede disfrutar del lujo de la tranquilidad, la armonía, los sonidos y los colores de la naturaleza. Uno de ellos es Norcasia, “la Niña de Caldas”, conocido así por ser el municipio más joven del departamento —fue constituido en 1999—, pero también podría ser porque recorrer su territorio es sinónimo de vitalidad, frescura, belleza, espontaneidad, curiosidad, generosidad y empatía, como un niño.

No importa cuántas fotos haya visto, cuántas historias le hayan contado, cuántos escritos haya leído, un viaje a Norcasia le brinda la posibilidad de sorprenderse y admirar. No solo por sus paisajes imponentes, con muchas tonalidades de verde, o por el privilegio de respirar aire puro y estar rodeado de agua, sino también por las vivencias que se pueden disfrutar.

“En Norcasia Travel brindamos experiencias enmarcadas en turismo comunitario y rural. Tenemos una promesa de valor muy importante: los viajeros vienen a aprender, conocer, hacer sinergias y ser solidarios. Nuestra promesa está sustentada sobre las personas, con nombres y apellidos; sobre lugares, exuberantes paisajes y experiencias significativas. Acá se viene a probar todo lo que está dentro de un territorio lleno de magia”, resalta Oliver Pescador, creador y fundador, hace siete años, de Norcasia Travel.

En este destino, dice Pescador —a quien, a juzgar por su apellido, seguro la vida lo tenía destinado a estar en contacto con el mar o con el río—, son elemento agua. “Aunque esta es incolora, inodora e insípida, en Norcasia la podrá encontrar en diferentes tonos y masas que nos sorprenden con sus expresiones de verde esperanza”, asegura el líder turístico del municipio.

Esperanza es otra palabra arraigada en este destino, que está siendo ejemplo de cómo se puede resignificar un territorio: “Es una frase fuerte, que sé que es muy incómoda para nuestros oídos, pero donde antes bajan flotando los muertos, hoy bajan flotando los vivos”, confiesa el emprendedor.

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Norcasia, así como otros destinos de Colombia, fue testigo directo del conflicto armado, pues su ubicación, ahora privilegiada, en medio de montañas y ríos, hizo que, durante décadas, por ese territorio pasara sangre, dolor y olvido. Hoy, gracias al trabajo de la comunidad y de líderes como Oliver Pescador, este municipio se está redescubriendo para el país y el mundo, y se está convirtiendo en un lugar de paz, agua, naturaleza y vida.

Diversas experiencias de viaje con propósito

Construir en conjunto, aprender del otro, crecer juntos y ofrecer amor con cada acto son algunas de las lecciones de vida que Oliver Pescador enseña; la vida le permitió creerlo y crearlo. Su niñez, en el bienestar familiar y en la Fundación Niños de los Andes (sede Manizales), los días en que debía combinar su trabajo y la universidad, las veces que un emprendimiento no le salió, pero también la solidaridad de quienes le brindaron un hogar, comida, un abrazo; su disciplina y esfuerzo, sus ganas de dejar huella y de devolver las bendiciones que recibió, han sido motores para construir un proyecto que se sustenta en el ser humano, el agradecimiento, los amigos, la familia, la sostenibilidad y el amor.

Porque Norcasia es un destino con recursos naturales únicos, paisajes que dejan sin palabras, fiel ejemplo de la inmensidad y riqueza de Colombia, pero lo que lo hace especial son sus historias, su gente y hasta sus mascotas, como Max, uno de los perros de Oliver, el primero, otro ángel de su camino, que también es testigo de lo divertido y seguro que es recorrer el destino.

Visitar Norcasia es disfrutar de la quebrada Las Pavas, del mirador del embalse Amaní, del río La Miel; lanzarse desde un puente a las aguas cristalinas del Manso; es recorrer el casco urbano y probar su rica gastronomía local; es navegar por el embalse y visitar los puntos artesanales, pero también es sentirse querido y bien alimentado con las arepas de doña Emma, enamorarse del chocolate de don Juan Gil de la Cruz, saborear las delicias de la Casa del Chorizo, comerse un tradicional fiambre a la orilla del río o un pastel, una avena, pandeyucas, aguacates, muy populares en el destino… es difícil describirlo, no saben igual que en la ciudad, es comida que alimenta el alma.

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“Todo viene amarrado a algo. En esa búsqueda de conocer y dejar huella por medio de la industria de la felicidad, como se le llama al turismo, dijimos venga, hagamos algo no solo por la familia, sino también por la vereda, por el municipio, por Colombia… y ahí empezamos a crear experiencias de viaje con propósito”, confiesa Oliver Pescador.

Y no es necesario ir muy lejos ni hacer una gran búsqueda. En Norcasia Travel, por ejemplo, usted tiene la posibilidad de hacer desde el plan Pasadía ($140.000), que incluye un almuerzo, un snack, asistencia médica, guías locales permanentes, y transporte terrestre y fluvial para las experiencias, entre otros; o el plan Aventura ($480.000) dos noches y tres días, en hospedaje urbano, que le ofrece alojamiento, seis comidas, cuatro snacks, la asistencia y el transporte, entre otras; u opciones con alojamiento campestre, con o sin jacuzzi, de tres noches y cuatro días, entre muchas otras opciones para diferentes gustos y presupuestos.

Todos los planes incluyen la generosidad y cordialidad de los anfitriones, comida local deliciosa, la posibilidad de conocer personas que le comparten su cariño y conocimiento y paisajes y experiencias que lo harán disfrutar como un niño.

Una de ellas, solo por mencionar alguna, es la que se da en una de las cuencas fluviales más importantes del territorio: La Miel, un río regulado y controlado por la generación de energía eléctrica, que permite no solo navegarlo, sino también nadarlo de una manera diferente, divertida y segura, por medio del body rafting, una modalidad de rafting realizada sin ningún tipo de embarcación, en la que solo necesita su cuerpo para deslizarse y recorrer el río.

En los 7,5 kilómetros que dura el recorrido, siempre tendrá chaleco salvavidas y estará acompañado de canoas con motor y un equipo comprometido que le facilitará la experiencia. Entre muchos árboles y aves, también existe la posibilidad de que vea monos aulladores.

Producto justo, sostenible y solidario

“Norcasia Travel no es el dueño ni de las arepas, ni del cacao, ni de los hoteles, ni de las canoas; solo conectamos a los viajeros con anfitriones locales. Queremos que este destino les muestre a los turistas que todos podemos construir un mejor país, y que, a través de las comunidades locales, podemos transformar y visibilizar procesos productivos que le aportan a la región. El que venga al municipio ya está contribuyendo”, recalca el fundador de Norcasia Travel.

¿Usted disfruta del agua? ¿Le gusta comer rico? ¿Lo anima conocer historias de vida inspiradoras? ¿Quiere conocer cascadas? ¿Los viajes de aventura y naturaleza lo seducen? ¿Quiere contribuir con el desarrollo sostenible del país por medio del turismo? ¿Busca pagar precios justos y, más allá del placer inmediato que generan los viajes, poder llevarse memorias inolvidables a su hogar? Si su respuesta es sí para alguna de estas preguntas, Norcasia posiblemente podría ser su próximo destino de viaje.

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Para empezar a planear el recorrido, sepa que primero debe llegar a La Dorada, Caldas, desde allí deberá recorrer casi una hora, por una carretera que no está en el mejor estado, pero que es el punto de entrada a un pedazo de paraíso.

La Dorada está a unos 195 kilómetros de Bogotá, a 245 de Medellín y a 180 kilómetros de Manizales. Norcasia está en la mitad, sobre la cordillera Central y el Magdalena Medio.

¡Queda un año por delante! ¿Por qué no seguir planeando el viaje? Este, otro, cualquiera que lo sorprenda y lo haga sentir vivo… agradecido.

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