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¿Por qué, con tantos sacudones que se ven en el día a día, aún no somos conscientes de agradecer por cada segundo de vida? Estamos tan acostumbrados a vivir, que pocas veces nos detenemos a respirar, valorar y admirar la belleza que puede verse en cada momento.
Ver, oír, tocar, oler y saborear se convirtieron en la cotidianidad, la normalidad, y pocas veces se valora cada sentido, y, aunque nos los enseñan desde muy pequeños, olvidamos la función específica fundamental que tienen en la vida diaria.
En esta línea, hay muchas formas de vivir con más intensidad y reforzar la tan importante capacidad de asombro, entre ellas está viajar. Además, hay viajes que transforman, desarman, sacan lo mejor de cada persona y enseñan. Hay destinos que hacen latir fuerte, despiertan y comparten lo mejor que tienen, y Costa Rica, el reino de la naturaleza, es una muestra de ello.
Este país de Centroamérica parece una réplica del Edén. El territorio tico es tan pequeño (51.100 kilómetros cuadrados) que comprende solamente el 0,03 % de la superficie del planeta y, pese a esto, tiene el privilegio de ser el hábitat del 5 % de la biodiversidad existente en todo el mundo. Por lo tanto, el 25,58 % de su territorio está protegido bajo diversas formas de conservación.
En un solo día, viajando por Costa Rica se pueden atravesar montañas, volcanes, playas y bosques de diferentes tipos.
¡Pura vida! Esa expresión que usan los ticos en su día a día, con una connotación profunda, alegre y sincera, que puede ser un saludo o una despedida, un agradecimiento o una respuesta… también es una gran manera de describir a Costa Rica y su gente.
“Pura vida es una forma de vivir. Es la muestra de que en este país las personas son amigables, y están conectadas con los otros y con la naturaleza. Es una expresión que nos recuerda que hay que vivir la vida lo más relajado y feliz posible. Simboliza la simplicidad del buen vivir”, asegura Fernando Valladares, Guest Experience Supervisor de Costa Rica Marriott Hotel Hacienda Belén.
El origen de la expresión, según Valladares, nació de una película mexicana que se estrenó en 1956, a partir de ahí empezó arraigarse y hacer parte de la vida de los ticos, de su alegría, de su optimismo, de su postura de apreciar lo sencillo y lo natural.
Entre volcanes y café
Costa Rica está divido en siete provincias: San José (la capital), Alajuela, Cartago, Heredia, Puntarenas, Guanacaste y Limón. Su idioma oficial es el español, su moneda es el colón y desde 1948 no tiene ejército.
Su geografía es rica y variada: se pueden encontrar zonas altas, con una altura de 1.000 a 2.000 metros sobre el nivel del mar, mientras que la cordillera de Guanacaste, la cordillera Central y la cordillera de Talamanca son las principales zonas montañosas de la nación. Adicionalmente, tiene una larga costa en ambos océanos, Atlántico y Pacífico, así como un amplio número de ríos.
Entre tanto, este país también se destaca por su estrecha relación con sus volcanes. Una muestra de ellos está en el Parque Nacional Volcán Poás, un área protegida que cuenta con la Certificación de Sostenibilidad Turística (CST) para Áreas Silvestres Protegidas (públicas y privadas), en el nivel Élite, el más alto, otorgada por el Instituto Costarricense de Turismo (ICT).
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Este volcán activo, que tiene uno de los cráteres más grandes del mundo, es una muestra de la inmensidad de la naturaleza y la imponencia de los paisajes de Costa Rica. Además, por estar en Alajuela, muy cerca de San José, ofrece a los visitantes buen acceso desde las principales ciudades del país. Adicionalmente, desde la entrada principal al parque, la caminata es corta y accesible, lo que permite que muchas personas de diferentes edades y con distintas condiciones puedan llegar a verlo.
Entre los atractivos de este parque están el cráter principal del volcán, que es de forma circular y mide cerca de 1.320 metros de diámetro, con 320 metros de profundidad, según el Sistema Nacional de Áreas de Conservación de Costa Rica (SINAC). Su borde se compone de materiales piroclásticos como bloques, bombas, cenizas y lavas de 7540 años de antigüedad. Verlo, olerlo, admirarlo, respetarlo y agradecerle por dejarse ver es un plan recomendado en su viaje a Costa Rica.
La laguna Botos, antiguo cráter ocupado por una laguna fría de 400 metros de diámetro y 14 de profundidad; y el cono Von Frantzius son otros de los atractivos de este parque que también sobresale por la posibilidad de hacer avistamiento de aves.
Por otro lado, el buen café también es insignia de Costa Rica. Por lo tanto, en este destino podrá aprender sobre este grano, disfrutar de la belleza de sus cafetales y saborear algunos de sus cafés especiales.
Cuenta el Instituto del Café de Costa Rica (Icafe) que el 100 % del café de este país es de la especie Arábica, de las variedades Caturra y Catuaí, que produce un grano de mayor calidad y una taza con mejores características organolépticas: agradable, aromática y fina. Desde 1989 se prohíbe por Ley la siembra de café Robusta por inferior calidad de taza. Además, se dejó de cultivar los Catimores, de gran productividad, para preservar la calidad de taza.
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“Nuestro café se cultiva en suelos fértiles de origen volcánico y de poca acidez, condiciones ideales para su producción. Más del 80 % del área cafetalera está localizada entre los 800 y 1.600 metros de altitud y en temperaturas entre los 17º y 28º C., con precipitaciones anuales de entre 2.000 a 3.000 milímetros”, aseguran desde el Icafe.
Y entre las opciones que hay para disfrutar de la experiencia cafetera en Costa Rica está Hacienda Alsacia, la única finca de café de Starbucks; allí se trabaja el suelo, se aprende de la tierra y se canaliza la pasión de decenas de personas en un cambio positivo.
Este lugar, de 240 hectáreas, en donde se puede saborear una taza que no encontrará en ningún otro lugar, maravillarse con la hermosa vista y aprender sobre este importante grano, está en las laderas del volcán Poás, a menos de una hora de San José y se ha convertido en la sede central de agronomía de Starbucks.
Lo mejor de Costa Rica en un solo sitio
Como ve, hay lugares con alma, con una esencia especial que transporta: un ejemplo de esto es Costa Rica Marriott Hacienda Belén, a solo cinco kilómetros del Aeropuerto Internacional Juan Santamaría, un hotel que suena, sabe y se ve distinto.
La banda sonora natural del lugar son aves que cantan todo el día; además, la colección de objetos antiguos, otros simbólicos, permiten que mientras camina por los pasillos de la hacienda color amarillo claro, elegante, se sienta como en un museo al aire libre. Allí entre muchos otros, podrá encontrar varias muestras de coloridas carretas típicas, un objeto que fue declarado Símbolo Nacional del Trabajo en 1988 y Patrimonio Mundial de la Humanidad.
Son tantos los caminos, los simbolismos, la cultura que existe en Hacienda Belén, que todos los días se puede hacer un tour histórico para aprender más sobre el hotel, que fue el primer Marriott que abrió en Costa Rica, el 26 de agosto de 1996; y también sobre la importancia de la cultura cafetera y la sostenibilidad en el país.
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La arquitectura estilo hacienda, romántica, como si existiera desde hace cientos de años, con un rico aroma, flores de colores por todo lado, balcones e inmensos jardines, se complementa con las plantas de café que están en toda la entrada de la Hacienda, y son las que dan la bienvenida a lo que será una estadía entre deliciosa comida, servicios de primer nivel, elegantes habitaciones y experiencias gratuitas de bienestar que representan lo mejor de la cultura tica, como clases de comida tradicional, pintura o yoga, y otras con un valor adicional, que le enseñan más sobre este destino lleno de vida.
En este sentido, también es clave mencionar que, además de las 21 elegantes salas de eventos, un completo gimnasio, los cinco restaurantes, una capilla y las dos piscinas al aire libre, entre otros espacios, Kuö Spa se destaca por aprovechar la belleza natural del país centroamericano para ofrecer a los huéspedes una experiencia única de relajación mediante el uso del café y cenizas volcánicas para sus tratamientos.
Kuö Spa es su mejor aliado para encontrarse con usted mismo, sentir cada parte de su cuerpo y manifestar las cosas positivas que quiere para su vida. Una de las almas de este lugar es Georgina Rodríguez, una terapeuta con una discapacidad visual que no significa ninguna limitación; al contrario, es un vivo ejemplo del poder de la energía, la fuerza, el trabajo y la pasión. La suavidad de sus manos, la dulzura de sus palabras, el profesionalismo de sus movimientos, su experticia y la conexión que logra con las personas que reciben de sus manos relajación, amor, agradecimiento y plenitud son otra muestra del talento tico, que suele venir acompañado de una sonrisa sincera y un tono cálido que invita a la calma. En realidad, no es necesario preocuparse tanto cuando se está en un pedacito de paraíso, cuando visite Costa Rica lo entenderá: ¡pura vida! Gracias.
Tenga en cuenta que desde Colombia hay muy buena conectividad para viajar a Costa Rica, entre muchas ofertas, hay vuelos directos en aerolíneas como Avianca o la de bajo costo: Wingo. Recuerde, además, que es indispensable revisar los documentos y los requisitos para su viaje para que no tenga inconvenientes. Los colombianos, por ejemplo, deben presentar una visa de turista tramitada a través de la embajada del país centroamericano o en su reemplazo una visa vigente B1/B2 de los Estados Unidos o de Canadá, con una vigencia de por lo menos 30 días al momento de ingresar a Costa Rica.
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*Invitación de Marriott International.