Hay lugares que llegan al alma. Que saben, que suenan, que transmiten y que palpitan. Hay lugares a los que uno volvería una y otra vez. Estos conectan, reconfortan, enseñan, consienten y protegen, elementos que uno busca para unos días de desconexión. Uno de ellos es La Guajira, un departamento ubicado en el norte de Colombia, cuya capital es Riohacha, que cuenta con una superficie de 20.848 km2 y está conformada por 15 municipios, 44 corregimientos y 26 resguardos indígenas, según la Gobernación.
De igual manera, y desconocido por muchos, La Guajira se destaca por tener todos los pisos térmicos de la zona intertropical con temperaturas promedio entre 35 y 40 °C. El departamento tiene una variedad de ecosistemas terrestres, como el desierto, la selva seca y el área húmeda de montaña. Se podrá imaginar la cantidad de paisajes distintos que se pueden encontrar en este destino, donde adicionalmente está muy presente la cultura wayuu, uno de los pueblos indígenas más reconocidos de Colombia.
Todo en un solo lugar
Con tanta belleza, grandeza y diversidad, lo más práctico para entender mejor a La Guajira es acudiendo a sus tres subregiones geográficas: Alta, Media y Baja Guajira, cada una con características físicas y dinámicas socioeconómicas muy marcadas.
La Alta Guajira (Maicao, Uribia y Manaure) se sitúa en el extremo peninsular, es semidesértica, de escasa vegetación, donde predominan los cactus y cardonales, y algunas serranías que no sobrepasan los 650 metros sobre el nivel del mar, como la de Macuira, Jarará y El cerro de la Teta.
La Media (Dibulla y Riohacha) abarca la parte central del departamento, de relieve plano y ondulado, y un poco menos árido, donde predomina el modelado de dunas y arenales. Mientras que la Baja (Albania, Hatonuevo, Barrancas, Distracción, Fonseca, San Juan del Cesar, El Molino, Villanueva, Urumita y La Jagua del Pilar), corresponde a la Sierra Nevada de Santa Marta y a los montes de Oca; es más húmeda, de tierras cultivables y tiene todos los pisos térmicos. Por lo tanto, si busca verdes y montañas, y mar y desierto en uno solo lugar, ese es La Guajira.
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Sin embargo, pensando en que muchas veces el tiempo y el dinero se convierten en un gran delimitante de las vacaciones, es clave encontrar una alternativa que permita adentrarse en la cultura local, que ofrezca experiencias especiales y sostenibles, atención personalizada y que se convierta en un aliado de su viaje brindándole la seguridad de estar en espacios responsables y de calidad. En este caso, ese socio es el hotel Waya Guajira, operado por oxoHotel, un oasis de vivencias con sentido social ubicado en el corazón del departamento.
Desde que llega a este lugar, ubicado en el kilómetro 1,5 vía Cuestecitas, en Albania, se sentirá distinto. Ya sea por la naturaleza que lo rodea, por el silencio que solo es interrumpido por los pájaros, por los colores de las artesanías de la decoración o por la sonrisa de alguno de los colaboradores del hotel, llegar a Waya es toda una experiencia desde que pone un solo pie en la propiedad y saborea una refrescante y deliciosa bebida de bienvenida, que también le predice que comerá y beberá muy bien durante su estancia.
Entretanto, uno de los elementos más sobresalientes de Waya son sus experiencias, ya que el hotel es consciente del gran impacto que tiene en la comunidad. Por lo tanto, desde allí se pueden tomar decenas de planes de un día o más, con un sello que certifica que son actividades de calidad, seguras y que contribuyen con el medio ambiente y con el buen vivir de las personas.
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Tenga en cuenta que en Waya creen en la importancia vital del turismo sostenible y por eso cuidan celosamente los elementos de un sistema natural precioso, que les da la posibilidad de entender el delicado equilibrio de una tierra mágica.
El sendero ecológico, que también debería llamarse espiritual y de conocimiento, es una muestra de todo ese valor y del compromiso que tiene el hotel con la sostenibilidad. El recorrido, que va guiado por un experto en conocimiento ambiental, como Dailys, tiene una duración aproximada de una hora y cumple con los objetivos de conectarse con la naturaleza y aprender sobre La Guajira, resultando ser un gran abrebocas para todo lo que le espera en su viaje por esta tierra de encantos, misterios y sabiduría ancestral.
Planes para diferentes gustos
Una de las experiencias que ofrece Waya es recorrer caminos llenos de cultura hasta llegar a la sagrada tierra del Cabo de la Vela o Jepirra, no solo uno de los tesoros de Colombia, sino también la tierra santa de los wayuus, el paraíso a donde sus almas retornan después de la muerte. Allí también está una de las playas más bonitas del país, paisajes soñados, la colorida cultura wuayuu en todo su esplendor y el imponente Pilón de Azúcar o Kamaichi, con una vista privilegiada de 360 grados para ver la inmensidad que lo rodea, con un mar que se ve de varios tonos azules y un desierto inmenso como protagonistas. En este viaje el almuerzo es en la Ranchería Utta, un proyecto 100 % indígena, con playa privada y que tiene el sello Waya, lo que significa que cuenta con confort, espacios cómodos, seguros, precios justos y buena calidad. Si elige el plan de más de un día, también es el lugar donde pasan la noche. En cuanto a la gastronomía, tendrá que ir para probar la deliciosa comida, pescados frescos con una deliciosa sazón. Tenga en cuenta que el Cabo de la Vela está aproximadamente a dos horas y media del hotel.
Asimismo, la experiencia Kai Kashii, que significa sol y luna en wayuunaiki, es otro imperdible en su viaje a La Guajira. Esta se hace en la comunidad La Horqueta, a aproximadamente 20 minutos de Waya, y donde en un recorrido de aproximadamente dos horas, guiados por Orlando y Alexis, del Clan Pushaina, se conoce cómo es la vida diaria, la cultura y la cosmovisión wayuu. Allí, por ejemplo, se visita el jagüey, que es el lugar sagrado del agua en un entorno de lluvia que, por ser escasa, es preciosa; también se visita el hogar de los muertos y se aprende sobre la importancia de tenerlos cerca, también sobre los dos entierros que tienen, uno en este cementerio dentro de la comunidad y luego, cuando los llevan al Jepirra, o Cabo de la Vela; asimismo, se conoce sobre la importancia y el significado del maquillaje, de los tejidos, en donde cada patrón y color cuenta historias, se muestran caminos; el valor de los sueños, con incluso poderes proféticos, y de los encierros, el ritual de pubertad femenina wayuu, en el cual las jóvenes son aisladas para aprender los valores, comportamientos y costumbres femeninas de su cultura.
En el recorrido también se aprende que la figura central del mundo religioso wayuu es Maleiwa, se conoce y se disfruta su música, su baile y su gastronomía con delicias como la harinita dulce, el café, el friche (chivo asado) y el Yotchii, “o chirrinchi para los arijunas (extranjeros–no indígenas wayuu)”, un licor a base de panela, fuerte, pero muy sabroso, que además, dicen, tiene poderes curativos.
El Yotchii tiene la oportunidad de conocerlo y probarlo en la ceremonia de bienvenida del hotel Waya, una actividad que, como su nombre lo indica, recibe a todos los viajeros que llegan a este lugar, mostrándoles un poco de la cultura wayuu, y donde reunidos alrededor del fuego y guiados por Katya se hace un simbólico ritual.
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Si no quiere salir del hotel, además del sendero ecológico, puede disfrutar de un taller de artesanías wayuus, que es dirigido por Katya. Allí también puede aprender de la importancia del tejido y su valor para esta comunidad, donde podrá hacer su propia artesanía, o bueno, lo intentará, ya que no es tan sencillo como parece. Ahí se demuestra la sabiduría de las mujeres wayuus.
La lista de destinos y experiencias con el sello Waya ocuparían toda la edición de este diario, son tantas las propuestas que hay, que elegirlas es una de las pocas decisiones difíciles que tendrá. Lo importante es que conozca que puede personalizar los planes y armar sus días con las experiencias que quiera disfrutar. El Santuario de Flora y Fauna Los Flamencos, las salinas de Manaure, los Montes de Oca, en la Serranía del Perijá, las playas inexploradas de Mayapo o experiencias como la Ruta Vallenata, donde, entre otros, visitará la provincia de Padilla, al sur de La Guajira, donde está gran parte de la historia de Diomedes Díaz, son solo algunos de los planes que puede tomar.
En definitiva, si está buscando ese lugar con alma y que lo llene en muchos sentidos, piense en La Guajira como su próximo destino y en Waya como el aliado para el viaje perfecto. Allí descubrirá un mundo nuevo de sabores, sonidos, colores, creencias e idiomas que harán que regrese a casa renovado y diferente. Con más conocimiento, tolerancia, sensibilidad, admiración por lo nuestro y agradecimiento. Gracias, La Guajira. O mejor, Anayawachijaa por tu gente amable y cálida, como Aminta, José, Brayan y todos los que hacen aún más especial la experiencia por este tesoro de Colombia lleno de cultura, historia y diversidad.
En breves: ¿Por qué Waya Guajira sobresale en sostenibilidad?
Modelo propio
En Waya generan desarrollo inclusivo en La Guajira a través de un modelo propio de turismo sostenible que preserva su cultura. El 78 % de los empleos están representados en afrocolombianos, wayuus y nativos de Albania, municipio de La Guajira.
Recursos
Este es un hotel sostenible y confortable. Obtienen un 15 % de ahorro de energía en uso de paneles solares para el calentamiento del agua para las habitaciones y 50 % de ahorro de agua a través de la reutilización en la cual usan PTAR.
Turismo que aporta
Waya también sirve como una vitrina artesanal que apoya a 105 comunidades y genera más de $800 millones en ingresos para negocios inclusivos. Asimismo, trabajan con las comunidades para que sean ellas las guías y anfitriones de su tierra en sus propios términos.
Infraestructura
Waya se diferencia de otros hoteles en La Guajira, porque le apuesta a integrarse con el paisaje. Por ello está comprometido con evitar ser disruptivo, minimizar su impacto y respetar las condiciones naturales de su ubicación privilegiada. El 80 % de su terreno es de conservación.
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