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                                                                                                                                Valle de Tenza: paraíso para el turismo de cocreación y los nómadas digitales

                                                                                                                                Recomendaciones en esta región cultural y geográfica que se encuentra entre los departamentos de Boyacá y Cundinamarca.

                                                                                                                                Sebastián C. Santisteban

                                                                                                                                Valle de Tenza es un destino atractivo, bien conectado y poco conocido.
                                                                                                                                Foto: Cortesía Sebastián C. Santisteban
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Para llegar al Valle de Tenza se debe tomar la carretera que de Bogotá conduce a Tunja. A medio camino, en la represa del Sisga, se toma el desvío hacia el oriente y en media hora uno ya se encuentra en la región, disfrutando de su clima templado y de la impresionante vista.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Para llegar al Valle de Tenza se debe tomar la carretera que de Bogotá conduce a Tunja.
                                                                                                                                Foto: Cortesía Sebastián C. Santisteban

                                                                                                                                Entre los principales pueblos de la región están: Guateque, Sutatenza, Tenza, La Capilla, Somondoco, Guayatá, Garagoa, Macanal, Almeida, Chivor y Santa María.

                                                                                                                                En enero, sus cielos son de un azul celeste profundo y despejado, que recuerda la inmensidad del universo y produce esa sensación de acogedora futilidad que es nuestra más bien breve y pequeña existencia, y sus noches son estrelladas, negras y puras. Y en mayo todo se llena de una neblina gris que humedece la tierra y la percepción misma, y las nubes bajas vagan como dragones gigantescos y esponjosos entre las montañas.

                                                                                                                                En el Valle de Tenza se come mogolla guayatuna, chicharrón de cuajada, chirimoyas, carne al caldero, queso de hoja, pasteles de arracacha, habas y guatila. Y la gente dice cosas como: “chino”, “ole plago”, “deje de andar tontiando”, “suba la vaca pa’rriba” y “uy brincalamadre!” (sic).

                                                                                                                                Y hay un festival de pólvora importante (y más intenso de lo que jamás se podría ver en Magic Kingdom una noche cualquiera), y minas de esmeralda de miles de metros de profundo, bosques de niebla megadiversos repletos de mariposas, aves y ranas aún sin clasificar, y túneles en roca viva con cascadas internas que lo hacen dudar a uno de que exista una salida. Se pueden dar paseos en lancha junto a grandes montañas que recuerdan los fiordos de Milford Sound, en Nueva Zelanda, o a la bahía de Ha-Long, en Vietnam; bañarse en pozos de aguas azul zafiro o verde esmeralda en medio de la selva; y cuando uno sube a alguna de sus cumbres, el paso del viento sobre las copas de los eucaliptos y urapanes produce un sonido intenso de mar, un mar picado y verde y gigantesco, en el que sus olas son las mismas montañas.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Y una buena canción que puede servir de banda sonora cuando se esté de visita es la de “El Guatecano”, de E. Murillo.

                                                                                                                                (Lea también: Turismo comunitario y rural: ¿Qué hacer en Norcasia? Destino de paz y naturaleza)

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Sin embargo, más allá de ser un destino atractivo, bien conectado, poco conocido y asombroso para pasar un par de días, un fin de semana o descansar de la ciudad (y, además, de ser la vía de conexión más confiable para llegar a los llanos orientales desde el centro del país), el Valle de Tenza bien podría ser una región con una de las calidades de vida más altas del país, capaz de rivalizar con países del primer mundo.

                                                                                                                                El costo de vida, los paisajes, la cultura, el clima, la seguridad, las velocidades de internet de banda ancha y la cercanía con ciudades como Bogotá y Tunja hacen de esta parte del país un destino ideal para los nómadas digitales y los productores culturales con proyectos creativos por realizar, en medio de un ambiente tranquilo, auténtico e inspirador.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                En Luciana Cabañas (Guateque), hemos tenido la oportunidad ya de alojar a huéspedes de distintas partes del mundo como Irlanda del Norte, Japón, Estados Unidos, Francia, India, Alemania y Hungría, que se sorprenden por la suavidad del clima, la belleza del paisaje y la calidad del alojamiento y la comida.

                                                                                                                                Luciana Cabañas (Guateque).
                                                                                                                                Foto: Luciana Cabañas (Guateque). / Cortesía Sebastián C. Santisteban

                                                                                                                                Es una visión, sin embargo, distinta a lo de Cartagena, Medellín, el Eje Cafetero o Anapoima. Pues aquí no se trata de adaptarse a las demandas de unos viajeros cada vez más alienados (y presionados) por las dinámicas del capitalismo global, sino de que dichos viajeros se adapten a los ritmos, formas de vida y costumbres de una región que, en medio de sus montañas azules y empinadas, aún resiste, sin darse cuenta.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Y no se trata, entonces, de un turismo de masas sino de una experiencia de viaje de lo pequeño y sencillo, sin afanes, ni demasiados lujos, de parejas o viajeros solos, familias con mascotas o creadores y artistas, que más que entretenerse buscan experiencias genuinas que también incluyan el no hacer nada, el aburrimiento, la soledad y la nada.

                                                                                                                                (Lea también: 7 pueblos cerca de Bogotá que debe conocer)

                                                                                                                                Pues si algo hemos podido aprender de nuestros huéspedes en este tiempo, es que la vida en Colombia no tiene que ser (no es) tan miserable como nos solemos contar; hemos aprendido que vivir en Colombia puede ser, efectivamente, un bonito e inesperado privilegio.

                                                                                                                                Tal como lo definió ya Arango en su impecable poema:

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                “Con el vaso en la mano, mirando las montañas,

                                                                                                                                le acaricio el lomo a mi perro.

                                                                                                                                Estas montañas nuestras

                                                                                                                                del interior,

                                                                                                                                casi olvidadas de tan familiares,

                                                                                                                                casi invisibles de tan vistas,

                                                                                                                                no es seguro siquiera que no sean

                                                                                                                                enseres en un sueño.

                                                                                                                                Estas montañas hoscas

                                                                                                                                que se adelgazan,

                                                                                                                                que se ensimisman en nosotros.

                                                                                                                                Ya sólo acaso una manera

                                                                                                                                de la voz,

                                                                                                                                del paso,

                                                                                                                                del gesto.”

                                                                                                                                *Escritor y cofundador del proyecto Luciana Cabañas en Guateque.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                👀🌎📄 ¿Ya está enterado de las últimas noticias del turismo en Colombia y en el mundo? Lo invitamos a verlas en El Espectador.

                                                                                                                                Valle de Tenza es un destino atractivo, bien conectado y poco conocido.
                                                                                                                                Foto: Cortesía Sebastián C. Santisteban
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Para llegar al Valle de Tenza se debe tomar la carretera que de Bogotá conduce a Tunja. A medio camino, en la represa del Sisga, se toma el desvío hacia el oriente y en media hora uno ya se encuentra en la región, disfrutando de su clima templado y de la impresionante vista.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Para llegar al Valle de Tenza se debe tomar la carretera que de Bogotá conduce a Tunja.
                                                                                                                                Foto: Cortesía Sebastián C. Santisteban

                                                                                                                                Entre los principales pueblos de la región están: Guateque, Sutatenza, Tenza, La Capilla, Somondoco, Guayatá, Garagoa, Macanal, Almeida, Chivor y Santa María.

                                                                                                                                En enero, sus cielos son de un azul celeste profundo y despejado, que recuerda la inmensidad del universo y produce esa sensación de acogedora futilidad que es nuestra más bien breve y pequeña existencia, y sus noches son estrelladas, negras y puras. Y en mayo todo se llena de una neblina gris que humedece la tierra y la percepción misma, y las nubes bajas vagan como dragones gigantescos y esponjosos entre las montañas.

                                                                                                                                En el Valle de Tenza se come mogolla guayatuna, chicharrón de cuajada, chirimoyas, carne al caldero, queso de hoja, pasteles de arracacha, habas y guatila. Y la gente dice cosas como: “chino”, “ole plago”, “deje de andar tontiando”, “suba la vaca pa’rriba” y “uy brincalamadre!” (sic).

                                                                                                                                Y hay un festival de pólvora importante (y más intenso de lo que jamás se podría ver en Magic Kingdom una noche cualquiera), y minas de esmeralda de miles de metros de profundo, bosques de niebla megadiversos repletos de mariposas, aves y ranas aún sin clasificar, y túneles en roca viva con cascadas internas que lo hacen dudar a uno de que exista una salida. Se pueden dar paseos en lancha junto a grandes montañas que recuerdan los fiordos de Milford Sound, en Nueva Zelanda, o a la bahía de Ha-Long, en Vietnam; bañarse en pozos de aguas azul zafiro o verde esmeralda en medio de la selva; y cuando uno sube a alguna de sus cumbres, el paso del viento sobre las copas de los eucaliptos y urapanes produce un sonido intenso de mar, un mar picado y verde y gigantesco, en el que sus olas son las mismas montañas.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Y una buena canción que puede servir de banda sonora cuando se esté de visita es la de “El Guatecano”, de E. Murillo.

                                                                                                                                (Lea también: Turismo comunitario y rural: ¿Qué hacer en Norcasia? Destino de paz y naturaleza)

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Sin embargo, más allá de ser un destino atractivo, bien conectado, poco conocido y asombroso para pasar un par de días, un fin de semana o descansar de la ciudad (y, además, de ser la vía de conexión más confiable para llegar a los llanos orientales desde el centro del país), el Valle de Tenza bien podría ser una región con una de las calidades de vida más altas del país, capaz de rivalizar con países del primer mundo.

                                                                                                                                El costo de vida, los paisajes, la cultura, el clima, la seguridad, las velocidades de internet de banda ancha y la cercanía con ciudades como Bogotá y Tunja hacen de esta parte del país un destino ideal para los nómadas digitales y los productores culturales con proyectos creativos por realizar, en medio de un ambiente tranquilo, auténtico e inspirador.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                En Luciana Cabañas (Guateque), hemos tenido la oportunidad ya de alojar a huéspedes de distintas partes del mundo como Irlanda del Norte, Japón, Estados Unidos, Francia, India, Alemania y Hungría, que se sorprenden por la suavidad del clima, la belleza del paisaje y la calidad del alojamiento y la comida.

                                                                                                                                Luciana Cabañas (Guateque).
                                                                                                                                Foto: Luciana Cabañas (Guateque). / Cortesía Sebastián C. Santisteban

                                                                                                                                Es una visión, sin embargo, distinta a lo de Cartagena, Medellín, el Eje Cafetero o Anapoima. Pues aquí no se trata de adaptarse a las demandas de unos viajeros cada vez más alienados (y presionados) por las dinámicas del capitalismo global, sino de que dichos viajeros se adapten a los ritmos, formas de vida y costumbres de una región que, en medio de sus montañas azules y empinadas, aún resiste, sin darse cuenta.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Y no se trata, entonces, de un turismo de masas sino de una experiencia de viaje de lo pequeño y sencillo, sin afanes, ni demasiados lujos, de parejas o viajeros solos, familias con mascotas o creadores y artistas, que más que entretenerse buscan experiencias genuinas que también incluyan el no hacer nada, el aburrimiento, la soledad y la nada.

                                                                                                                                (Lea también: 7 pueblos cerca de Bogotá que debe conocer)

                                                                                                                                Pues si algo hemos podido aprender de nuestros huéspedes en este tiempo, es que la vida en Colombia no tiene que ser (no es) tan miserable como nos solemos contar; hemos aprendido que vivir en Colombia puede ser, efectivamente, un bonito e inesperado privilegio.

                                                                                                                                Tal como lo definió ya Arango en su impecable poema:

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                “Con el vaso en la mano, mirando las montañas,

                                                                                                                                le acaricio el lomo a mi perro.

                                                                                                                                Estas montañas nuestras

                                                                                                                                del interior,

                                                                                                                                casi olvidadas de tan familiares,

                                                                                                                                casi invisibles de tan vistas,

                                                                                                                                no es seguro siquiera que no sean

                                                                                                                                enseres en un sueño.

                                                                                                                                Estas montañas hoscas

                                                                                                                                que se adelgazan,

                                                                                                                                que se ensimisman en nosotros.

                                                                                                                                Ya sólo acaso una manera

                                                                                                                                de la voz,

                                                                                                                                del paso,

                                                                                                                                del gesto.”

                                                                                                                                *Escritor y cofundador del proyecto Luciana Cabañas en Guateque.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                👀🌎📄 ¿Ya está enterado de las últimas noticias del turismo en Colombia y en el mundo? Lo invitamos a verlas en El Espectador.

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                                                                                                                                Ver todas las noticias
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