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                                                                                                                                Desdichado el país que necesita héroes, por Alejandro Buenaventura

                                                                                                                                Si la organización social hubiese estado apoyada en las tres bases sólidas del trabajo, la educación y la salud los médicos no tendrían que ser héroes, dice.

                                                                                                                                Alejandro Buenaventura * / Especial para El Espectador

                                                                                                                                Reciente imagen de Alejandro Buenaventura en entrevista con el Canal Caracol. En 1955 junto a su hermano, Enrique Buenaventura, fundó el Teatro Experimental de Cali. / Cortesía
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                ¡Desdichado el país que no tiene héroes!

                                                                                                                                Y Galileo le responde con absoluta certeza:

                                                                                                                                “No, desdichado el país que necesita de héroes”.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

                                                                                                                                O, mejor dicho, vivíamos, porque de pronto, en un segundo de muerte, todo se desploma. Aparece de la nada un ciclón que arrasa sin piedad seres, historias, hombres y mujeres, ancianos y jóvenes, que amenaza y aterroriza y nos devuelve al pasado y descubrimos que en realidad, tampoco ahora existe la medicina o, para ser más claros, descubrimos que solo existe a medias y apenas para unos cuantos.

                                                                                                                                La medicina se ha convertido en el negocio más despiadado de este sistema de negocios que nos rige a los seres humanos, porque negocia con la salud, con la vida. Entonces no existe, porque no previene, no prepara y no puede actuar a tiempo y hace que lo que hoy en día podría ser nada más que una  infección controlable, se convierta en terror, en elemento de represión, en un encierro insoportable e interminable.

                                                                                                                                La desigualdad, el poder del dinero y de la fuerza, la insolidaridad, la corrupción, la avaricia, el interés individual y demás espantos, hacen que la aparición de un elemento fortuito, desencadene de pronto una tragedia que estaba allí, que convivía con el mundo, pero no queríamos, o no podíamos ver,  en la sagrada creencia de que “Dios aprieta pero no ahorca” y que la salud estaba organizada, programada, financiada y llegaba a todos los pobladores sin distingo de clase o de color o de poder económico. Era solo cuestión de hacer la fila, esperar eternamente el turno y sortear dificultades sin pagar nada después de haber pagado por meses y años sin exigir nada, sin poder remediar nada. Nos habíamos acostumbrado a que cualquier plaga, como el hambre o la enfermedad, solo mata al que no puede pagar la cura.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Nos aniquiló la idea de que la medicina no había avanzado al mismo ritmo de la Historia porque no era de todos, porque no estaba al servicio de todos, porque se trataba también de un negocio y estaba sujeta no al juramento hipocrático si no a las leyes de oferta y demanda del sistema en que vivimos.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Pero no queda más, ha llegado la hora en que hay que rogar y reprimir para que la gente se asegure, piense, tenga consciencia, porque ya ha sido aniquilado el pensamiento, destrozada la seguridad y pervertida la conciencia.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                * Estamos cubriendo de manera responsable esta pandemia, parte de eso es dejar sin restricción todos los contenidos sobre el tema que puedes consultar en el especial sobre Coronavirus

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Reciente imagen de Alejandro Buenaventura en entrevista con el Canal Caracol. En 1955 junto a su hermano, Enrique Buenaventura, fundó el Teatro Experimental de Cali. / Cortesía
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                ¡Desdichado el país que no tiene héroes!

                                                                                                                                Y Galileo le responde con absoluta certeza:

                                                                                                                                “No, desdichado el país que necesita de héroes”.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                La medicina se ha convertido en el negocio más despiadado de este sistema de negocios que nos rige a los seres humanos, porque negocia con la salud, con la vida. Entonces no existe, porque no previene, no prepara y no puede actuar a tiempo y hace que lo que hoy en día podría ser nada más que una  infección controlable, se convierta en terror, en elemento de represión, en un encierro insoportable e interminable.

                                                                                                                                La desigualdad, el poder del dinero y de la fuerza, la insolidaridad, la corrupción, la avaricia, el interés individual y demás espantos, hacen que la aparición de un elemento fortuito, desencadene de pronto una tragedia que estaba allí, que convivía con el mundo, pero no queríamos, o no podíamos ver,  en la sagrada creencia de que “Dios aprieta pero no ahorca” y que la salud estaba organizada, programada, financiada y llegaba a todos los pobladores sin distingo de clase o de color o de poder económico. Era solo cuestión de hacer la fila, esperar eternamente el turno y sortear dificultades sin pagar nada después de haber pagado por meses y años sin exigir nada, sin poder remediar nada. Nos habíamos acostumbrado a que cualquier plaga, como el hambre o la enfermedad, solo mata al que no puede pagar la cura.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Nos aniquiló la idea de que la medicina no había avanzado al mismo ritmo de la Historia porque no era de todos, porque no estaba al servicio de todos, porque se trataba también de un negocio y estaba sujeta no al juramento hipocrático si no a las leyes de oferta y demanda del sistema en que vivimos.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Pero no queda más, ha llegado la hora en que hay que rogar y reprimir para que la gente se asegure, piense, tenga consciencia, porque ya ha sido aniquilado el pensamiento, destrozada la seguridad y pervertida la conciencia.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                * Estamos cubriendo de manera responsable esta pandemia, parte de eso es dejar sin restricción todos los contenidos sobre el tema que puedes consultar en el especial sobre Coronavirus

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