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En diciembre del año pasado, cuando una comitiva de la Unesco viajó a Cartagena para estudiar si el proyecto de expansión del canal de Bocachica podía afectar patrimonios históricos, como el fuerte de San Fernando, un grupo de ciudadanos aprovechó la oportunidad para advertir que, a pocos metros, había otra riqueza que debía protegerse: el arrecife de coral de Varadero. (Lea acá: Piden que la Unesco salve los corales de Cartagena)
Conocidos coloquialmente como los “corales gamines”, este arrecife se ha convertido en uno de los ecosistemas que más intriga les han causado a los científicos. Los corales, por definición, son especies que crecen en agua cristalinas y limpias, pero estos que se encuentran en la bahía de Cartagena han retado la descripción y siguen allí a pesar de estar sumergidos en un ambiente que cada vez se hace más hostil: sobrevivieron a las aguas turbias que llegan del río Magdalena y a la construcción del canal de Bocachica.
El problema es que algunos biólogos y ciudadanos creen que esa resiliencia pueda no durarles tanto. La posible construcción de la variante del canal de Bocachica que se piensa hacer para suplir la creciente demanda de barcos que llegan a Cartagena podría ponerlos en riesgo. Es por esto que en ese entonces la ONG Salvemos Varadero presentó ante la Unesco la petición de protegerlos y de negar la construcción de la nueva variante. Y aunque a finales del año pasado la propuesta no fue escuchada, esta semana la ciencia les acaba de dar un gran espaldarazo.
Se trata de un cuarto informe técnico realizado por el Invemar y el Ministerio de Ambiente, en el que se reconoce por primera vez una cartografía del área marina de Varadero, incluidos los arrecifes de coral, así como su riqueza en biodiversidad. Un documento que, según Bladimir Basabe, vocero de Salvemos Varadero, piensan convertir en un primer insumo para solicitar la protección de los corales gamines: ya sea ampliando el área marina protegida de los archipiélagos de las islas del Rosario y San Bernardo o pidiéndole a Parques Nacionales Naturales de Colombia (PNN) que lo blinde como uno de sus parques.
Según el informe técnico, que fue realizado por solicitud de la Contraloría para darle una mayor sostenibilidad al área de manejo especial de Varadero, entre la isla Tierra Bomba y el norte de la isla Barú, donde se encuentra el arrecife, hay nueve unidades de superficie del mar. Tres de ellas son de procesos biológicos naturales y asociadas a los arrecifes de coral, mientras cinco más son terrazas de arrecife que han sido transformadas por el transporte de sedimentos entre la bahía de Cartagena y el mar Caribe.
“La unidad geomorfológica predominante de Varadero es la terraza arrecifal, debido a su amplia extensión de 204,45 hectáreas (58 %), seguida de planicie (17 %) y talud (10 %)”, explica el informe.
En cuanto a la biodiversidad de la zona, el estudio arroja unos datos potentes: 32 especies de corales pétreos, 39 especies de invertebrados móviles, 26 especies de octorocorales y cinco especies negras, además de las 102 especies de peces registrados.
Con estos datos en mano, el Invemar y la cartera de Ambiente sugieren incluir los corales de Varadero en el atlas de áreas coralinas de Colombia, algo que no ha sucedido ya que apenas fueron identificados por la ciencia en el 2014, gracias a la investigación de la bióloga Valeria Pizarro. Por su parte, Salvemos Varadero espera que el estudio sirva para que PNN considere la protección de esta área.
Debido a que se ha estimado que en el 2009 ingresaban a la bahía de Cartagena 4.553 barcos, pero la cifra para el 2018 puede llegar a los 8.000 anuales, en el 2016 el entonces vicepresidente, Germán Vargas Lleras, anunció la construcción de un canal alternativo. Desde entonces el proyecto, a cargo del Invías, la Sociedad Portuaria de Cartagena y Contecar, quienes a su vez contrataron a la Financiera de Desarrollo Nacional (FDN) para su construcción, ha disparado varias alarmas, en especial por la incertidumbre de lo que podría pasarles a los corales gamines con su construcción. (Lea también: La obra que amenaza a los corales “gamines”)
En diciembre de 2017, el FDN le dijo a El Espectador que el impacto del canal alternativo sobre el arrecife sólo se conocerá al terminar el estudio. Por esto, la empresa advierte que “el proyecto se hará únicamente si es viable ambientalmente y si cuenta con todas las autorizaciones, entre las cuales se encuentra la licencia ambiental”.