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Todo estaba dado para que el alcalde Enrique Peñalosa aprobara su Plan de Ordenamiento Territorial (POT) por decreto. El ritmo al que trabajaron en los últimos meses (temporada electoral) los concejales de la Comisión del Plan, que debían discutir el proyecto, no daba para pensar otra cosa. Y menos luego de que la semana pasada, en medio de una jugada política, el concejal y presidente de la Comisión del Plan, Juan Felipe Grillo (Cambio Radical), cancelara la última sesión programada para el miércoles 30 de octubre, en la que se someterían a votación las ponencias a favor y en contra.
Como el cabildo solo tenía hasta el 3 de noviembre para tomar una decisión, la cancelación de dicha sesión le dejaba el camino despejado al mandatario distrital para expedir el martes el Plan de Ordenamiento, en el que quedaba consignado su modelo de ciudad para los próximos 12 años. Sin embargo, el panorama cambió sorpresivamente. Tras la indignación que suscitó el hecho, el viernes, nueve de las 11 bancadas (menos los partidos MIRA y Centro Democrático) solicitaron citar a sesiones extraordinarias.
Casi a última hora el concejal Grillo, quien por dos días evadió a todo el mundo para no dar explicaciones, atendió el llamado y citó a sesión este sábado para abrir la deliberación. Y en un encuentro que duró tres horas, con una votación de ocho a cinco, los concejales hundieron el POT de Peñalosa al aprobar la ponencia del concejal Celio Nieves (Polo), que rechazaba el proyecto. Ahora la responsabilidad de sacar adelante un nuevo POT será de la alcaldesa electa, Claudia López, quien ya le había pedido a Peñalosa que no lo expidiera por decreto.
¿Qué pasó?
“El POT se hundió el 27 de octubre”, señaló el secretario de Planeación, Andrés Ortiz, al finalizar la sesión del Concejo. En los pasillos del cabildo la conclusión fue la misma: los pronunciamientos de la nueva alcaldesa y la nueva configuración del Concejo (del que quedaron por fuera 22 de los actuales cabildantes) habrían influido en la votación, pues fueron el partido Liberal y el de la U, que en los últimos cuatro años fueron de la bancada de gobierno, los que terminaron votando en contra y dando la estocada final.De ahí que las opiniones de los concejales que respaldaban la iniciativa y terminaron derrotados fueran un rosario de lamentos. Lucía Bastidas (Alianza Verde), por ejemplo, cuestionó que se hubiera politizado un debate que debió haber sido técnico. “Es una desgracia para la ciudad, porque tenemos un POT de 2004, así que no pierde Peñalosa sino la ciudad. A pesar de todo, se cumplieron los tiempos y el proyecto tenía estudios que se construyeron durante más de tres años”.
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En ese mismo sentido, el concejal Grillo también expresó su pesar y resaltó que el proyecto estaba lleno de bondades: “Bogotá necesita un POT, porque el vigente no se acomoda a las realidades sociales, ambientales y económicas de la ciudad”. Por su parte, Andrés Forero (Centro Democrático) apuntó sus críticas al Distrito al resaltar que “pudo haber presentado antes el proyecto, pero estuvo muy encaprichado con incluir la Reserva Van der Hammen”.
Para la oposición encabezada por Celio Nieves, quien logró imponer su criterio, el origen de esta decisión tiene que ver con “la falta de participación ciudadana y la falsa información del POT”. Manuel Sarmiento, copartidario de Nieves, fue más punzante y afirmó que al Distrito le salió el tiro por la culata: “Estaban confiados en que al presentarlo en elecciones podrían alargar la discusión y sacar el POT por decreto, pero se les volteó el plan”.
Las palabras de Sarmiento hacen recordar lo ocurrido en 2016 con el Plan de Desarrollo de Peñalosa. Al igual que el Distrito con Grillo, en esa ocasión fueron los del Polo los que esperaban que el concejal de su bancada, Venus A. Silva, incumpliera su obligación de radicar la ponencia para hundir la iniciativa. No obstante, él la radicó a última hora y aprobaron el proyecto.
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Lo que viene
La responsabilidad de tramitar un nuevo POT queda ahora en manos de la nueva alcaldesa, Claudia López, quien desde el primer día deberá estructurarlo para radicarlo de nuevo en el Concejo. No obstante, según el secretario de Planeación, la ventaja es que ya hay estudios, con lo que podría ahorrarse la primera fase de diagnóstico.“Es lamentable lo que sucedió, pero invito a la nueva administración a que parta de los estudios, porque costaron mucho dinero y están actualizados a la realidad bogotana. No empezarán de cero: podrían ir a la fase de participación, luego a formulación, concertación con autoridades ambientales y por último al Concejo. Todo eso tardará dos y tres años”, explicó.
Hay algo fijo que tendrá que hacer López y será actualizarlos con la cifra de población que reveló el DANE en el censo de 2018. Además de sumar los puntos que ya ha dicho que cambiaría: la movilidad basada en una red de metros, una agenda ambiental en torno al cambio climático, la protección de la estructura ecológica principal y una visión de ciudad-región.
El tiempo que tarde dependerá de dos escenarios: hacerle modificaciones al POT Peñalosa o empezar de cero. Sea cual sea su decisión, deberá hacerlo lo antes posible, ya que el Plan vigente lleva 15 años determinando el rumbo de una ciudad que crece a pasos agigantados.
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