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Si una dependencia es clave para trazar el futuro de una administración y de la ciudad es la Secretaría de Planeación. Allí es donde se articula cada una de las decisiones que benefician o afectan la cotidianidad de la gente. Después del alcalde, es prácticamente el cerebro detrás de los planes a mediano y largo plazo y al frente de esta responsabilidad está Adriana Córdoba, exveedora Distrital y esposa de Antanas Mockus. Ella debe sacar este año dos proyectos clave para el rumbo de la capital y ajustarlos a los efectos de la emergencia en salud: el Plan de Desarrollo (PDD) y el de Ordenamiento Territorial (POT).
¿Llegar a Planeación estaba en sus metas?
Antanas Mockus alguna vez dijo: el poder debe ser para quien lo quiera poco, porque el que lo quiere mucho es capaz de hacer cualquier cosa por él. Mis pretensiones no se pueden materializar en término de un bien particular. Lo que sí tengo es alto sentido del deber y quiero estar donde pueda aportar. Claramente Planeación es un dulce, porque puedo aplicar mi formación profesional.
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¿Cómo llega al cargo?
Cuando salí de la Veeduría quería tiempo para mí, pero me llamaron de la Procuraduría, donde coordiné temas de transparencia y seguimiento a los acuerdos de paz. Renuncie en octubre, pero vino la campaña a la Alcaldía. Me sumé, porque para mí sí era importante que Bogotá tuviera una voz diferente. El 28 de octubre la alcaldesa me dijo que si la ayudaba con el empalme y acepté. Luego terminé con una tarea como estas.
¿Qué esperar la ciudad de su gestión?
En el 2000 escribí un ensayo y puse que quería dirigir Planeación Nacional, porque considero que una planeación con enfoque de población y regional es lo que necesita el país y no por sectores, porque el ser humano es integral. Y mi propósito será hacer la tarea bien e instalar las bases para que la generación de 2038 tenga lo mejor posible.
¿Le dará un giro a la Secretaría?
Venimos con la idea de construir sobre lo construido. Revisaremos varios planes en los que se venían avanzando, pero a mediano y largo plazo, en una ciudad al 2035 y a 2050, contemplando tres complejidades: sostenibilidad económica, social y ambiental. Por eso, las decisiones las conversaremos con Ambiente, Hábitat, Desarrollo Económico, aprovechando las lecciones aprendidas.
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El Plan de Desarrollo y el POT serán este año los grandes retos de su gestión ¿cómo va?
Estamos trabajando al tiempo el PDD y el POT. El trabajo con el POT lo empezamos en noviembre del año pasado, cuando creamos una comisión, con representantes de diferentes sectores, para analizar el proyecto de Enrique Peñalosa y ajustarlo a la luz de las propuestas de la nueva administración.
¿Qué tema están revisando?
Estamos revisando cinco. Movilidad, teniendo en cuenta el metro como eje estructurador, tanto en su línea pesada como en la red férrea, para tener un sistema multimodal regional pensando en todos los actores. El otro es la relación con la región en lo ambiental, lo económico y lo social. También las proyecciones de población, porque el proyecto de POT de la pasada administración no tenía los nuevos datos y los vamos a ajustar, para decidir hacia dónde crecemos o dónde se revitaliza. Todo, teniendo en cuenta los datos de la región, a fin de tener una planeación organizada.
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¿Y en lo ambiental?
Ese es el cuarto punto: la Estructura Ecológica Principal, que antes era vista como parte del espacio público, nosotros la estamos viendo como el ordenador del territorio. El río Bogotá, los cerros y los humedales. Ahí toma gran importancia la reserva Van der Hammen, donde haremos lo que debimos hacer desde 2014 con su plan de manejo.
¿Y cómo los van a ajustar ante la emergencia?
Las medidas que se han tenido que tomar para aplanar la curva de propagación del virus, afectan la actividad económica y social del país y de la ciudad. Las medidas van a tener impacto en pobreza y en los ingresos tributarios de la ciudad. En ese sentido tenemos dos grandes desafíos: (i) atender la crisis, mitigar el impacto social y económico de la crisis y (ii) contribuir a la reactivación social y económica que esta crisis produzca.
¿Cómo influye esto en los planes?
Debemos conseguir los recursos para administrar la emergencia, que en Bogotá está cercana a los $3 billones, y priorizar las inversiones que permitan la reactivación económica y social de la ciudad. Esto implica ajustar el PDD a desafíos. Una vez identificados los costos de la emergencia, las fuentes de financiamiento, los escenarios económicos y los costos de reactivación, haremos ajustes en prioridades, metas físicas y presupuestales, poblaciones y territorios.
En esto ¿cómo impulsar la revitalización?
Estamos revisando, porque queremos generar desarrollo, respetando el medio ambiente, y que exista un nuevo contrato social, con sostenibilidad social. ¿Qué quiere decir? generar riquezas, pero redistribuyendo los costos y beneficios de vivir en la ciudad, afinando los instrumentos de focalización.
¿Cuál es el panorama de esa inequidad?
Los que históricamente han asumido el mayor costo de vivir la ciudad son los más vulnerables por edad, por género, por ingresos. Debemos rediseñar todo para mejorar. Muchos vienen a vivir a Bogotá, porque la ven como una ciudad con oportunidades, pero eso implica, por ejemplo, soportar más contaminación y tiempos de desplazamiento. Hay beneficios y hay costos. La última encuesta de movilidad muestra que hay gente que dura hasta 90 minutos en el transporte público y los que duran más tiempo son localidades como Usme. Cuando hablamos de un nuevo ordenamiento, es que se redistribuyan esos costos.
¿Cómo lograrlo?
Tenemos que desarrollar nuevas centralidades, con equipamiento, recreación, educación, de acceso a oportunidades y cultura. Si tenemos una movilidad multimodal, llegará el momento en el que tendrán menos afectación en la calidad de vida. La renovación urbana debe considerar todo eso. Tenemos que redistribuir costos y beneficios. Eso implica rediseñar también subsidios y contribuciones. Gracias a los datos de Sisbén, estratificación y encuesta multipropósito tenemos buena información para hacerlo.
¿La mujer será protagonista del PDD?
Estamos frente a la feminización de la pobreza. Ellas son tres veces más pobres que los hombres, ya que por años han puesto sobre sus hombros el bienestar de los niños, adultos mayores, personas con discapacidad. Al poner en el ordenamiento territorial el sistema de cuidado, buscamos mejorar los equipamientos de educación, acceso a la salud, preescolar, para que ellas puedan liberar tiempo para educarse y generar ingresos. De los 200.000 empleos que queremos crear, 140.000 están focalizados en mujeres y mujeres jóvenes.
¿Recuperarán parte del POT de la anterior administración o crearán uno nuevo?
La idea es tomar lo mejor del POT de 2004, la organización de la estructura ecológica principal, la socioeconómica y de servicios, así como la visión de integración regional; lo mejor de la modificación (Mepot) que intentó hacer Gustavo Petro, en términos de adaptación al cambio climático, y del proyecto que se hundió el año pasado en el Concejo, los instrumentos de cargas y beneficios en función de la revitalización y el desarrollo. La planeación debe ser con la región y todos los sectores; lo vamos a hacer con los recursos y el equipo de la secretaría, y el plan tendrá lo mejor de lo que ya existe: construir sobre lo construido.
¿Y cómo está el cronograma del POT?
Lo planeamos hasta diciembre. Entre enero y marzo revisamos el diagnóstico del documento técnico de soporte y la cartografía. Producto de esa revisión en abril tendremos un resultado que vamos a socializar con la ciudadanía, para decirles cuál será nuestra línea base. Hasta junio haremos los ajustes a todos los documentos. En julio terminaríamos la primera fase que es de formulación. La segunda fase que es la de concertación, se envía a la CAR la parte ambiental. En este punto vamos a aprovechar la que ya se hizo del documento del año pasado y vamos a hacer unos ajustes al tema ambiental y de ruralidad, por lo que solo pediríamos ajuste al acta de concertación. La idea es que sea un mes, para que en agosto o septiembre tengamos este trámite, y así volver a presentarlo al Consejo Territorial de Planeación y socializarlo con la ciudadanía. La idea es presentarlo al Concejo a más tardar en octubre. Ojalá tengamos un Plan listo a fin de año.
Para rechazar TM por la Séptima, la alcaldesa dijo por allí no había tanta demanda como para una troncal, pero el norte será la zona de expansión ¿No deja en el aire la conectividad?
Lagos de Torca, por ejemplo, está en piso firme y una ventaja es que tiene pensada, no solo la conectividad ambiental, sino de infraestructura. La conectividad en movilidad nos interesa y por eso estamos pensando en el Regiotram, la Novena y la Séptima como una salida sostenible. Esto es una obligación y una prioridad. Tenemos que demostrar que no solo se puede edificar, sino que se puede con sostenibilidad económica, ambiental y de movilidad.
¿Los constructores han expresado inquietud por la cancelación de troncales en la zona?
Con ellos hemos tenido buena articulación. Desde noviembre nos empezamos a reunir para hablar de la importancia de la Estructura Ecológica Principal, porque hay cosas que tenemos que preservar por encima de otras. Nos estamos imponiendo un desafío superior y es que sea económicamente sostenible en los social, pero respetando la estructura ecológica.
Sacar un plan parcial tarda años, ¿por qué?
Hasta donde hemos visto, no hay nada que indique que deba tanto (hasta 12 años). Nuestro desafío será que sean máximo dos años. Queremos agilizar, pero con calidad. De ahí la importancia de las mesas con los constructores para saber dónde están las talanqueras. Es coordinar, para sacar los proceso, acelerada pero ordenadamente.
¿Dónde estaría la clave?
La tarea de Planeación, según la norma, es formular la política económica, social y ambiental de infraestructura de la ciudad. Imagine la ciudad como un cuerpo. Podemos tener la mejor Secretaría de Movilidad y desarrollar unas piernas fuertes, o contar con una superpolítica educativa, pero si es raquítico en otros sistemas, como el respiratorio o el circulatorio, pues será un organismo que no funciona. Nuestra tarea será armonizar todas las políticas.
¿En ese cuerpo, Planeación sería el cerebro?
Pues tiene la misionalidad de articular. Por eso estamos en todos los temas. Podemos poner todos los mapas de la ciudad, para tomar mejores decisiones.
¿Cómo va el río Bogotá?
El Distrito ha cumplido casi el 78 % del fallo. Nos faltan tareas puntuales. Elaboramos la respuesta a la magistrada que le hace seguimiento y enfatizamos en la incorporación del Pomca al POT, algo que Bogotá ha cumplido con creces. Por ejemplo, desde 2004 Bogotá fijó la ronda del río en 270 metros y el Pomca habla de 27 metros. Lo mismo en acciones para reducir el riesgo y la gobernanza. Todo quedará en el nuevo POT.
¿Habilitarán suelo para urbanizar cerca del río?
Esa es una zona que tiene doble blindaje: es de protección y hace parte de la Estructura Ecológica Principal. Pese a que ha disminuido el riesgo, no quiere decir que automáticamente se vuelva suelo de expansión.
Si la ronda de 270 metros se mantiene, ¿qué pasará con los proyectos a orillas del río?
Se revisará a la luz del nuevo ordenamiento territorial y de la región. No es solo lo que decida la capital, sino los vecinos. Una prioridad será articular los planes con los 46 municipios de la cuenca. Creamos una mesa regional de POT. Nada haríamos si Bogotá declara suelo de protección y al otro lado, de expansión.
¿Pero deben concretar la ciudad región?
En el Plan de Desarrollo del Distrito y el de la Gobernación dejamos un capítulo para proyectos específicos y eso es un orgullo, porque es un esfuerzo concreto de Bogotá Región. Antes no hubo la voluntad política. Tuvimos reuniones con los 24 alcaldes, con el gobernador y luego mesas de trabajo. La integración es necesaria, porque Bogotá sin los vecinos no tiene desarrollo garantizado. Nos interesa que la ciudad- región sea sostenibles en lo ambiental, económico y social.
¿Van a nombrar gerentes para temas de región?
Para nosotros es importante la inclusión social, la desfeminización de la pobreza y tener legitimidad institucional. Entonces, las instituciones tienen que actuar bien y ganarse la confianza de los ciudadanos. Por eso es clave fortalecer las secretarías. La reforma institucional tiene los temas de integración regional, en cabeza de la Secretaría de Planeación, pero existirá un comité de integración que incluye a Movilidad, Desarrollo Económico, Acueducto, entre otras. Para que esto suceda, necesitamos que esta institucionalidad funcione, consolidando equipos que las apoyen. Además, conformaremos un equipo con la gobernación para apoyar las subregiones.
¿Qué metas son una obligación para usted?
Sacar adelante un Plan de Ordenamiento Territorial (POT) concertado con la región y aprobado por el Concejo, para que tenga toda la legitimidad; adelantar el cuaderno en temas ambientales, en el que el ordenamiento territorial reconozca la Estructura Ecológica Principal como el eje estructurador; simplificar y modernizar los trámites y normas para la planeación urbana, y lograr que la Secretaría tenga ese protagonismo como el armonizador de las políticas de la ciudad.
¿No teme que la imagen de su esposo Antanas Mockus opaque su mérito profesional?
Estoy orgullosa de mi vida con Antanas. A veces me critico porque hubiera hecho cosas diferentes, pero nunca de estar enamorada de él, de haber construido un proyecto de vida a su lado, porque parte de los logros han sido compartidos. En mi formación he trabajado toda mi vida en proyectos de planeación del desarrollo, en derechos humanos. Pasé por Naciones Unidas, Unicef, en la Veeduría y la Procuraduría. En la Veeduría la gente se pudo dar cuenta de quién era yo, desprendida de la imagen de Mockus, el alcalde. Me he preocupado por cumplir la ley. La gente que me ha conocido en el trabajo puede hacer su propio balance. Y en estos meses de estar en Planeación cumplí una meta como el proyecto del Plan de Desarrollo y eso es muy satisfactorio. No me preocupa que me acerquen o me distancien de Antanas. Solo me importa que sientan que estoy trabajando bien.