¿Estados Unidos se está volviendo más prejuicioso por Trump? La ciencia responde
En 2011 psicólogos predijeron que este país se convertiría más racista como consecuencia del aumento demográfico de las minorías. Dos estudios encontraron que el actual presidente sí legitima que aumenten las manifestaciones públicas de odio contra grupos minoritarios.
Redacción ciencia
Últimamente varios eventos que han sucedido alrededor del mundo y, por qué no, precisamente en Estados Unidos, nos han recordado que el racismo y la xenofobia son actitudes que están lejos de desaparecer.
El fin de semana que acaba de pasar una polémica manifestación de la extrema derecha estadunidense, realizada en Charlottesville, Virginia, sumada a la respuesta antirracista dejó un sabor amargo. Disturbios, un saldo de tres muertos y la sensación de que el presidente de este país, Donald Trump, no estaba dispuesto a condenar los actos racistas que armaron la discordia.
Igualmente, unos días después, Colombia sintió un coletazo de lo que se está viviendo en este país tras conocer que la periodista colombiana Ilia Calderón recibió insultos cargados de odio mientras le realizaba una entrevista a un líder de la “supremacía blanca”.
“Me enoja haberte visto, y a todos los de tu tipo que veo cada día…para mí eres mongloide”, le dijo Chris Barker, líder de una de las ramas del Ku Klux Klan, a la periodista, según declaro el canal de noticias Univisión.
Contrario a lo que sería lógico, en vez de desaparecer, pareciera que el racismo sigue creciendo. Fenómeno que es casi imposible no relacionar con el hecho de que quien asume el mayor poder en Estados Unidos, el presidente Donald Trump, parece legitimar estas acciones y discursos. ¿Pero es posible que este tipo de manifestaciones aumenten a partir del discurso de un presidente? ¿Eran manifestaciones de odio que permanecían escondidas y hoy encuentran una ventana de oportunidad para pronunciarse?
Un artículo publicado en la revista Vox hace un intento por reunir los estudios científicos que han intentado explicar esta relación.
En 2011, a partir de un censo que predecía que para 2025 las minorías estarían cerca de representar el 50% de la población de Estados Unidos, las psicólogas Jennifer Richeson y Maureen Craig hicieron la siguiente predicción: “muchos blancos se sentirán amenazados por estos cambios demográficos y actuarán para neutralizar la amenaza”.
“Si los blancos se perciben a sí mismos como una minoría numérica, este cambio demográfico puede inspirar a que los Americanos sientan que necesitan ser miembros de un grupo racial y que deben trabajar en pro de ello”, continuaba la predicción.
De hecho, después de conducir un experimento con personas blancas en el cual se les hizo leer estas predicciones demográficas Richeson y Craig llegaron a la conclusión de que, en promedio, la mayoría de respuestas decían que preferían trabajar con personas que fueran de su mismo origen étnico.
Más recientemente, y por la misma línea de investigación, se sumó una encuesta realizada por la Oficina Nacional de Investigación Económica, de Estados Unidos, donde se preguntó si la elección de Trump actuaba como una validación del sentimiento anti-inmigrante.
Antes de que Trump fuera elegido el 54% de los participantes afirmaron que donarían plata a una organización anti inmigrante mientras no fuera pública, mientras el 34% estuvo de acuerdo en donar así se hiciera pública. No obstante, después de que Trump fuera elegido como presidente la cifra de las personas que donarían a organizaciones anti-inmigrantes públicamente aumentó a 48%. Trump valido este tipo de “luchas”.
Finalmente, la revista Vox habla de un estudio preliminar realizado por el psicólogo de la Universidad de Kansas, Chris Crandall, que también ha encontrado resultados similares. El año pasado el investigador les pidió a 400 personas, la mitad partidarios de Trump y la mitad de Clinton, que calificaran qué tan normal era para ellos desacreditar personas de grupos marginados, como obesos, musulmanes y discapacitados. Se les pidió hacer lo mismo antes y después de las elecciones.
En ambos casos, es decir tanto los partidarios de Trump como de Clinton, tuvieron una respuesta donde veían este tipo de comportamiento como más aceptable tras la elección de Trump como presidente.
Últimamente varios eventos que han sucedido alrededor del mundo y, por qué no, precisamente en Estados Unidos, nos han recordado que el racismo y la xenofobia son actitudes que están lejos de desaparecer.
El fin de semana que acaba de pasar una polémica manifestación de la extrema derecha estadunidense, realizada en Charlottesville, Virginia, sumada a la respuesta antirracista dejó un sabor amargo. Disturbios, un saldo de tres muertos y la sensación de que el presidente de este país, Donald Trump, no estaba dispuesto a condenar los actos racistas que armaron la discordia.
Igualmente, unos días después, Colombia sintió un coletazo de lo que se está viviendo en este país tras conocer que la periodista colombiana Ilia Calderón recibió insultos cargados de odio mientras le realizaba una entrevista a un líder de la “supremacía blanca”.
“Me enoja haberte visto, y a todos los de tu tipo que veo cada día…para mí eres mongloide”, le dijo Chris Barker, líder de una de las ramas del Ku Klux Klan, a la periodista, según declaro el canal de noticias Univisión.
Contrario a lo que sería lógico, en vez de desaparecer, pareciera que el racismo sigue creciendo. Fenómeno que es casi imposible no relacionar con el hecho de que quien asume el mayor poder en Estados Unidos, el presidente Donald Trump, parece legitimar estas acciones y discursos. ¿Pero es posible que este tipo de manifestaciones aumenten a partir del discurso de un presidente? ¿Eran manifestaciones de odio que permanecían escondidas y hoy encuentran una ventana de oportunidad para pronunciarse?
Un artículo publicado en la revista Vox hace un intento por reunir los estudios científicos que han intentado explicar esta relación.
En 2011, a partir de un censo que predecía que para 2025 las minorías estarían cerca de representar el 50% de la población de Estados Unidos, las psicólogas Jennifer Richeson y Maureen Craig hicieron la siguiente predicción: “muchos blancos se sentirán amenazados por estos cambios demográficos y actuarán para neutralizar la amenaza”.
“Si los blancos se perciben a sí mismos como una minoría numérica, este cambio demográfico puede inspirar a que los Americanos sientan que necesitan ser miembros de un grupo racial y que deben trabajar en pro de ello”, continuaba la predicción.
De hecho, después de conducir un experimento con personas blancas en el cual se les hizo leer estas predicciones demográficas Richeson y Craig llegaron a la conclusión de que, en promedio, la mayoría de respuestas decían que preferían trabajar con personas que fueran de su mismo origen étnico.
Más recientemente, y por la misma línea de investigación, se sumó una encuesta realizada por la Oficina Nacional de Investigación Económica, de Estados Unidos, donde se preguntó si la elección de Trump actuaba como una validación del sentimiento anti-inmigrante.
Antes de que Trump fuera elegido el 54% de los participantes afirmaron que donarían plata a una organización anti inmigrante mientras no fuera pública, mientras el 34% estuvo de acuerdo en donar así se hiciera pública. No obstante, después de que Trump fuera elegido como presidente la cifra de las personas que donarían a organizaciones anti-inmigrantes públicamente aumentó a 48%. Trump valido este tipo de “luchas”.
Finalmente, la revista Vox habla de un estudio preliminar realizado por el psicólogo de la Universidad de Kansas, Chris Crandall, que también ha encontrado resultados similares. El año pasado el investigador les pidió a 400 personas, la mitad partidarios de Trump y la mitad de Clinton, que calificaran qué tan normal era para ellos desacreditar personas de grupos marginados, como obesos, musulmanes y discapacitados. Se les pidió hacer lo mismo antes y después de las elecciones.
En ambos casos, es decir tanto los partidarios de Trump como de Clinton, tuvieron una respuesta donde veían este tipo de comportamiento como más aceptable tras la elección de Trump como presidente.