“Es posible erradicar los cultivos sin aspersión”: Gobernador de Caldas
El departamento de Caldas fue reconocido por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito por completar cinco años sin coca. El departamento cafetero se convierte en el primero del país en lograr esa certificación. Entrevista con el gobernador Guido Echeverri.
-Redacción Política
¿Qué significa para Caldas tener el reconocimiento de las Naciones Unidas como un departamento libre de cultivos de coca?
Tiene un significado especial. Logramos, después de monitoreos muy rigurosos de las Naciones Unidas, demostrar que somos un departamento sin una sola mata de coca desde hace cinco años. Tuvimos casi 3.000 hectáreas para 2006 y logramos erradicarlas de manera manual, sin aspersión, con proyectos productivos, trabajo con la comunidad, los alcaldes y las autoridades. No hubo resiembra ni reincidencia, lo cual es importante, porque en Colombia ha habido grandes porcentajes de resiembra cuando se sustituye o se asperja.
Lea: Colombia todavía es el mayor productor de coca del mundo: ONU
¿Y cómo se logró que no hubiese resiembra?
Hemos tenido un trabajo muy cercano a la comunidad. Ha sido una política consensuada, con una presencia muy fuerte del Estado en el oriente de Caldas, que ha sido la región más favorecida con oferta de bienes y servicios públicos.
Han logrado mantener ese récord desde hace cinco años; es decir, antes de la firma del Acuerdo de Paz. ¿Cómo se inició ese trabajo?
Este proceso se enmarcó dentro de las políticas nacionales de erradicación de cultivos de coca. La particularidad fue que se logró la sustitución como consecuencia de la erradicación manual, a través de la oferta de proyectos productivos con la comunidad. En esas zonas hay mucha asociatividad, la gente es muy gregaria y eso hizo posible que antes de la firma del Acuerdo se iniciara el proceso de erradicar. Lo fundamental es que no hubo resiembra. Los campesinos de Caldas encontraron otras opciones económicas.
Uno de los problemas de la sustitución es la falta de conexión para comercializar esos productos, ¿cómo se solucionó ese problema?
Se ha hecho una gran inversión en los últimos cuatro años en vías secundarias y terciarias, que son las que comunican a los municipios de Caldas, que estaban en muy mal estado. Para uno ir de Manizales a Samaná, hace cinco años, se demoraba ocho horas. Hoy ese trayecto se hace en cuatro. Hay una gran conectividad de vías pavimentadas entre municipios y en vías campesinas. Allí se ha construido y recuperado más de 300 kilómetros, entonces hay más acceso para que los campesinos lleguen a los mercados.
Lo que logró Caldas ha puesto en entredicho el plan del Gobierno Nacional de retomar la aspersión con glifosato, ¿cuál ha sido la experiencia con ese mecanismo?
Creo que es posible erradicar los cultivos sin aspersión, todo sobre la base de un trabajo consensuado con la comunidad y con presencia del Estado, con oferta de bienes y servicios.
¿Cuál cree que es la principal barrera para erradicación total sin la aspersión con glifosato?
Creo que si la aspersión no es aceptada por la comunidad, difícilmente la comunidad va a dejar de lado la resiembra. En la medida en que cualquier política no sea pactada con la comunidad, tenderá al fracaso.
Lea: Prioridad del Gobierno Duque: más erradicación, menos sustitución de cultivos de coca
¿Y cuáles fueron los productos con los que las comunidades en Caldas hicieron la sustitución de la coca?
Hay caucho, que era un cultivo que no se producía en la zona y hoy es un producto de exportación. Hay aguacate hass; hay asociatividad para promover turismo, porque es una zona bonita, con la biodiversidad de la selva de Florencia. Hay café y el Comité de Cafeteros nunca abandonó a los campesinos; hay plátano, caña de azúcar y ganadería.
¿El cultivo de esos productos fue pactado con cada una de las familias?
Varios fueron pactados a través de la asociatividad campesina. Trabajamos muy duro para que la gente se organizara y, a partir de ahí, conseguimos compradores de los productos. Hoy hay un pacto entre los productores y los compradores para que en esa cadena no pierdan recursos los campesinos.
La dinámica de violencia en las zonas de sustitución es que llegan los antiguos compradores de la coca, amenazan a los pobladores, les ofrecen dinero. ¿Cómo es la situación de orden público en esas zonas de Caldas?
Es una zona absolutamente tranquila. En 2006, Caldas llegó a tener 2.500 homicidios por año y hoy estamos en un promedio de 17 homicidios por 100.000 habitantes, lo que nos hace uno de los departamentos más pacíficos del país. Esa zona la he recorrido caminando en los últimos tres años y está pacificada, no tiene problemas de orden público. Hay homicidios de vez en cuando, pero en general, es una zona pacífica. En un municipio como Samaná, el 80 % de los habitantes tiene por lo menos una víctima en su familia, pero es un tema superado.
¿Cuántas personas hicieron el proceso de sustitución de cultivos?
Ese proceso puede involucrar a unas mil familias.
¿Cuál es el mensaje desde Caldas al Gobierno Nacional para disminuir las hectáreas cultivadas en otras partes del territorio?
Creo que es importante hacer un trabajo acordado entre autoridades regionales, locales, Policía, Ejército y organismo internacionales. Segundo, un trabajo cercano y consensuado con la comunidad para que la gente entienda que no es buen negocio sembrar coca y que lo que genera son dificultades. Fundamentalmente, inversión del Estado y presencia con bienes y servicios, escuelas, puestos de salud, mejor vivienda y la generación de confianza para que la gente entienda que el Estado cumple con los compromisos y honra los pactos con la comunidad.
Opinión: ¿Por qué el Gobierno no debería retomar las fumigaciones aéreas con glifosato?
¿Está equivocado el Gobierno en el camino que elegido para erradicar?
Yo respeto mucho la diferencia que existe entre Caldas y otros departamentos, pero a mí me parece que nuestra experiencia debe ser mirada, porque se logró erradicar completamente la coca y no se permitió la reincidencia y la resiembra, con mecanismos acordados con la comunidad que no implican aspersión.
¿Qué significa para Caldas tener el reconocimiento de las Naciones Unidas como un departamento libre de cultivos de coca?
Tiene un significado especial. Logramos, después de monitoreos muy rigurosos de las Naciones Unidas, demostrar que somos un departamento sin una sola mata de coca desde hace cinco años. Tuvimos casi 3.000 hectáreas para 2006 y logramos erradicarlas de manera manual, sin aspersión, con proyectos productivos, trabajo con la comunidad, los alcaldes y las autoridades. No hubo resiembra ni reincidencia, lo cual es importante, porque en Colombia ha habido grandes porcentajes de resiembra cuando se sustituye o se asperja.
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¿Y cómo se logró que no hubiese resiembra?
Hemos tenido un trabajo muy cercano a la comunidad. Ha sido una política consensuada, con una presencia muy fuerte del Estado en el oriente de Caldas, que ha sido la región más favorecida con oferta de bienes y servicios públicos.
Han logrado mantener ese récord desde hace cinco años; es decir, antes de la firma del Acuerdo de Paz. ¿Cómo se inició ese trabajo?
Este proceso se enmarcó dentro de las políticas nacionales de erradicación de cultivos de coca. La particularidad fue que se logró la sustitución como consecuencia de la erradicación manual, a través de la oferta de proyectos productivos con la comunidad. En esas zonas hay mucha asociatividad, la gente es muy gregaria y eso hizo posible que antes de la firma del Acuerdo se iniciara el proceso de erradicar. Lo fundamental es que no hubo resiembra. Los campesinos de Caldas encontraron otras opciones económicas.
Uno de los problemas de la sustitución es la falta de conexión para comercializar esos productos, ¿cómo se solucionó ese problema?
Se ha hecho una gran inversión en los últimos cuatro años en vías secundarias y terciarias, que son las que comunican a los municipios de Caldas, que estaban en muy mal estado. Para uno ir de Manizales a Samaná, hace cinco años, se demoraba ocho horas. Hoy ese trayecto se hace en cuatro. Hay una gran conectividad de vías pavimentadas entre municipios y en vías campesinas. Allí se ha construido y recuperado más de 300 kilómetros, entonces hay más acceso para que los campesinos lleguen a los mercados.
Lo que logró Caldas ha puesto en entredicho el plan del Gobierno Nacional de retomar la aspersión con glifosato, ¿cuál ha sido la experiencia con ese mecanismo?
Creo que es posible erradicar los cultivos sin aspersión, todo sobre la base de un trabajo consensuado con la comunidad y con presencia del Estado, con oferta de bienes y servicios.
¿Cuál cree que es la principal barrera para erradicación total sin la aspersión con glifosato?
Creo que si la aspersión no es aceptada por la comunidad, difícilmente la comunidad va a dejar de lado la resiembra. En la medida en que cualquier política no sea pactada con la comunidad, tenderá al fracaso.
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¿Y cuáles fueron los productos con los que las comunidades en Caldas hicieron la sustitución de la coca?
Hay caucho, que era un cultivo que no se producía en la zona y hoy es un producto de exportación. Hay aguacate hass; hay asociatividad para promover turismo, porque es una zona bonita, con la biodiversidad de la selva de Florencia. Hay café y el Comité de Cafeteros nunca abandonó a los campesinos; hay plátano, caña de azúcar y ganadería.
¿El cultivo de esos productos fue pactado con cada una de las familias?
Varios fueron pactados a través de la asociatividad campesina. Trabajamos muy duro para que la gente se organizara y, a partir de ahí, conseguimos compradores de los productos. Hoy hay un pacto entre los productores y los compradores para que en esa cadena no pierdan recursos los campesinos.
La dinámica de violencia en las zonas de sustitución es que llegan los antiguos compradores de la coca, amenazan a los pobladores, les ofrecen dinero. ¿Cómo es la situación de orden público en esas zonas de Caldas?
Es una zona absolutamente tranquila. En 2006, Caldas llegó a tener 2.500 homicidios por año y hoy estamos en un promedio de 17 homicidios por 100.000 habitantes, lo que nos hace uno de los departamentos más pacíficos del país. Esa zona la he recorrido caminando en los últimos tres años y está pacificada, no tiene problemas de orden público. Hay homicidios de vez en cuando, pero en general, es una zona pacífica. En un municipio como Samaná, el 80 % de los habitantes tiene por lo menos una víctima en su familia, pero es un tema superado.
¿Cuántas personas hicieron el proceso de sustitución de cultivos?
Ese proceso puede involucrar a unas mil familias.
¿Cuál es el mensaje desde Caldas al Gobierno Nacional para disminuir las hectáreas cultivadas en otras partes del territorio?
Creo que es importante hacer un trabajo acordado entre autoridades regionales, locales, Policía, Ejército y organismo internacionales. Segundo, un trabajo cercano y consensuado con la comunidad para que la gente entienda que no es buen negocio sembrar coca y que lo que genera son dificultades. Fundamentalmente, inversión del Estado y presencia con bienes y servicios, escuelas, puestos de salud, mejor vivienda y la generación de confianza para que la gente entienda que el Estado cumple con los compromisos y honra los pactos con la comunidad.
Opinión: ¿Por qué el Gobierno no debería retomar las fumigaciones aéreas con glifosato?
¿Está equivocado el Gobierno en el camino que elegido para erradicar?
Yo respeto mucho la diferencia que existe entre Caldas y otros departamentos, pero a mí me parece que nuestra experiencia debe ser mirada, porque se logró erradicar completamente la coca y no se permitió la reincidencia y la resiembra, con mecanismos acordados con la comunidad que no implican aspersión.