Las peticiones de víctimas en el exilio a la Unidad de Búsqueda de Desaparecidos
Definir cómo será el traslado de las muestras de ADN y que la entrega digna de los cuerpos sea en los países de exilio son algunas de las solicitudes. Gladys Ávila, vocera del Grupo Europa de Familiares de personas desaparecidas en Colombia cuenta cómo se han organizado las víctimas de este crimen en el exterior.
Carolina Ávila Cortés / @lacaroa08
Gladys Ávila Fonseca es la voz de un grupo de colombianos exiliados en Europa por causa del conflicto armado, específicamente, por la desaparición forzada de sus familiares. Es quien desde 2009, a través de la Organización Multicultural de Integración y Derechos Humanos (OMI) ha convocado a otras víctimas en Suecia para compartir sus experiencias de dolor, para acompañarse y recordar a su tierra natal y a aquellos que están ausentes. Pero también ha logrado que, como ella dice, en Europa se enteren de que en Colombia fueron desaparecidas más de 120 mil personas en plena democracia, superando las dictaduras de Argentina y Chile.
(Escuche el pódcast: Desde el exilio también buscan los desaparecidos)
Ella también fue víctima de este crimen. El 20 de abril de 1993, su hermano Eduardo Ávila, desmovilizado del M-19, fue desaparecido en Bogotá por miembros de la Sijín. Él, sabiendo el peligro que corría, días antes le había dicho que si algo le pasaba nunca dejara de buscarlo, que él haría lo mismo por ella. Una semana después lo encontró muerto en la vía a El Guavio (Cundinamarca), con signos de tortura. Aunque lo pudo enterrar, con dolor, asumió desde ese entonces la búsqueda de otras personas desaparecidas. Eso provocó su exilio en 2006.
Las constantes amenazas, atentados y asesinatos a los integrantes de la primera organización de familiares buscadores en Colombia, la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (Asfaddes) a la cual Gladys perteneció y dirigió, también le llegaron a ella. Se tuvo que ir para Suecia en 2006 con su familia. Allí reconstruyó su vida, estudió de nuevo y ahora trabaja con personas en condición de discapacidad. Nadie se imagina lo que es el destierro, dice, el no poder continuar con la búsqueda, el enfrentarse a una nueva cultura, a la soledad y a las secuelas de la desaparición de su ser querido.
De acuerdo con el Centro Nacional de Memoria Histórica, en su informe ‘Exilio colombiano: huellas del conflicto armado más allá de las fronteras’, son más de 400.000 personas que están en el exilio por este hecho. Y además, concluye que es el segundo hecho victimizante con mayor número de personas afectadas después del desplazamiento forzado interno por la guerra.
De voz en voz
Durante los dos años siguientes a su exilio, Gladys fue encontrándose con otros familiares que había conocido en Colombia. La red fue creciendo y, con 26 personas surgió oficialmente en Suecia la Organización Multicultural de Integración y Derechos Humanos, en el 2009. “A través de la organización hicimos grabaciones en casetes de sus historias para entender los estragos del exilio en la búsqueda de personas desaparecidas, como los colapsos de la memoria, enfermedades o el paso de los años”, cuenta Gladys. “Recogimos los relatos de amenazas y persecución de al menos 18 personas que hoy tiene en sus manos la Comisión de la Verdad”.Gladys trabaja de la mano con Carlos Beristain, el comisionado a cargo de recoger las memorias de la guerra que están en el exilio. Además de aportar la documentación que ha recogido OMI en diez años, ella hace parte de los 43 multiplicadores en Europa que apoyan a la Comisión en la recolección de testimonios y difusión de su trabajo.
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No obstante, con la creación del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición por el Acuerdo de Paz firmado con las Farc, que compone la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas (UBPD) y la Comisión de la Verdad, Gladys vio la necesidad de empezar un “voz a voz” que permitiera hacer un primer rastreo y ubicación de más víctimas de este flagelo exiliadas en ese continente. Así se consolidó el Grupo Europa de Familiares de Personas Desaparecidas en Colombia, con integrantes de diez países: Suecia, Noruega, Suiza, España, Holanda, Alemania, Inglaterra, Bélgica, Italia y Francia.
En los encuentros que han realizado desde diciembre de 2018, cuando se conformó el grupo, llegan dos personas por país, sin embargo, son muchos más integrantes. En el grupo están, por ejemplo, Adriana Quintero, hija de Ángel Quintero, desaparecido el 6 de octubre del 2000 con Claudia Monsalve en Medellín. Ambos eran defensores de derechos humanos e integrantes de Asfaddes. Adriana, además de su padre, busca a seis familiares más desaparecidos. También está Juan Camilo Zuluaga, hijo de Amparo Tordecillas, militante del Ejército Popular de Liberación (EPL) que desapareció el 25 de abril de 1989. Él se tuvo que exiliar a los 10 años en Italia. Pero no solamente hay víctimas de crímenes cometidos por el Estado, también las hay de paramilitares y la exguerrilla de las Farc.
“En Colombia es más sencillo que las organizaciones se reúnan, pero para nosotros no es así por las distancias. Y conseguir recursos es difícil porque todo va destinado para organizaciones en el país, porque allá sucedió el conflicto. A nosotros nos ha tocado sacar plata de nuestros bolsillos o buscar recursos por otros lados. La solución jurídica y económica para eso no la hemos encontrado”, señala Gladys. El apoyo lo han encontrado en el gobierno de Suecia, de Extremadura, en España, el Foro Internacional de Víctimas y el Colectivo Orlandos Fals Borda.
Aun así, han tenido dos acercamientos con la UBPD en España. Desde ese momento, el Grupo Europa puso en conocimiento a Luz Marina Monzón, directora de la Unidad, su primera propuesta de que el exilio sea tenido en cuenta como un territorio por el Sistema Integral. Y así quedó. La Comisión ya está trabajando con multiplicadores fuera de Colombia y la UBPD tiene consignado dentro de la construcción del Plan Nacional de Búsqueda de personas desaparecidas encuentros vía Skype con organizaciones en España, Bélgica, Inglaterra y Argentina.
De hecho, el Grupo Europa ya le entregó un primer informe a la UBPD con 60 casos recogidos de desaparición de familiares que están en el exilio. El informe se llama “Sus voces, nuestras memorias” y fue entregado en un evento en Bogotá en septiembre de este año.
La segunda petición es conectarse con otras organizaciones de Europa, el Cono Sur, Estados Unidos y Canadá. “En noviembre de este año, en Argentina, se tendrá un primer encuentro entre la UBPD y familiares buscadores allá. A la par, nos han contactado desde Estados Unidos y Canadá para unirse a la articulación con el Sistema. Nuestra idea es capacitarlos para que ellos conformen sus grupos y entre todos crear una plataforma que nos permita ir por el mismo camino”. Además, Gladys asegura que cada vez se están encontrando a más familiares que fueron víctimas de la desaparición de sus seres queridos por secuestros, reclutamientos ilegales y muertes en combates.Y aunque estas dos primeras peticiones van sobre la marcha, Gladys asegura que hay más preocupaciones, como el tiempo que tarde la UBPD en empezar a exhumar, identificar y hacer entregas dignas de los cuerpos.
Pero hay otras preocupaciones: “Luz Marina dice que no quiere estar sacando cuerpos a la loca, pero le he dicho que, si bien entendemos la necesidad de construir el Plan Nacional de Búsqueda, a los familiares nos queda poco tiempo. Ya estamos agotados, muchos llegando a la vejez o enfermos. A eso se le suma que estamos en un contexto político complicado, donde se quiere debilitar el Sistema Integral de Verdad. Hay que empezar con lo que hay”, sostiene.
También pide que se agilice y se facilite el proceso de toma de muestras de ADN a los familiares que están fuera de Colombia. “Hay familias enteras en el exilio. La cadena de custodia de muestras de sangre es muy complicada, no es solo meterlas en una maleta y subirlas a un avión. Tiene que tener cierta temperatura y cuidado”, por eso, afirma que podrían aplicarse otras estrategias que usan en España, como la recolección de material genético solo con la prueba de saliva, que es mucho más fácil de transportar.
Otra petición es que la UBPD reconozca a las víctimas que quieren y pueden retornar al país y las que no, por temas de seguridad. “Es vital para muchas familias que en el momento en el que logren ubicar a su ser querido sea entregado en el país del exilio. Debe construirse un protocolo para trasladar los cuerpos”.
Gladys, quien estuvo en Colombia en el Encuentro de Reconocimiento a las mujeres y familiares buscadoras en Pasto (Nariño) como vocera de sus compañeros en Europa, sostiene que para ellos la Jurisdicción Especial para la Paz no es prioridad, sino la Unidad de Búsqueda y la Comisión de la Verdad, ya que por ser extrajudiciales y confidenciales les genera la esperanza de que paramilitares, excombatientes, militares y civiles hablen sin miedo sobre las razones por las que desaparecieron a sus familiares, sobre qué pasó con ellos y los lugares donde están enterrados.
El compromiso de búsqueda de Gladys no se detiene por una frontera ni por la distancia. Para ella es una promesa de vida que le hizo a su hermano. “Si yo cumplo con esta tarea, me voy a reencontrar con él por más raro que suene. Pero la búsqueda la seguiré haciendo hasta que me den las fuerzas”.
Gladys Ávila Fonseca es la voz de un grupo de colombianos exiliados en Europa por causa del conflicto armado, específicamente, por la desaparición forzada de sus familiares. Es quien desde 2009, a través de la Organización Multicultural de Integración y Derechos Humanos (OMI) ha convocado a otras víctimas en Suecia para compartir sus experiencias de dolor, para acompañarse y recordar a su tierra natal y a aquellos que están ausentes. Pero también ha logrado que, como ella dice, en Europa se enteren de que en Colombia fueron desaparecidas más de 120 mil personas en plena democracia, superando las dictaduras de Argentina y Chile.
(Escuche el pódcast: Desde el exilio también buscan los desaparecidos)
Ella también fue víctima de este crimen. El 20 de abril de 1993, su hermano Eduardo Ávila, desmovilizado del M-19, fue desaparecido en Bogotá por miembros de la Sijín. Él, sabiendo el peligro que corría, días antes le había dicho que si algo le pasaba nunca dejara de buscarlo, que él haría lo mismo por ella. Una semana después lo encontró muerto en la vía a El Guavio (Cundinamarca), con signos de tortura. Aunque lo pudo enterrar, con dolor, asumió desde ese entonces la búsqueda de otras personas desaparecidas. Eso provocó su exilio en 2006.
Las constantes amenazas, atentados y asesinatos a los integrantes de la primera organización de familiares buscadores en Colombia, la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (Asfaddes) a la cual Gladys perteneció y dirigió, también le llegaron a ella. Se tuvo que ir para Suecia en 2006 con su familia. Allí reconstruyó su vida, estudió de nuevo y ahora trabaja con personas en condición de discapacidad. Nadie se imagina lo que es el destierro, dice, el no poder continuar con la búsqueda, el enfrentarse a una nueva cultura, a la soledad y a las secuelas de la desaparición de su ser querido.
De acuerdo con el Centro Nacional de Memoria Histórica, en su informe ‘Exilio colombiano: huellas del conflicto armado más allá de las fronteras’, son más de 400.000 personas que están en el exilio por este hecho. Y además, concluye que es el segundo hecho victimizante con mayor número de personas afectadas después del desplazamiento forzado interno por la guerra.
De voz en voz
Durante los dos años siguientes a su exilio, Gladys fue encontrándose con otros familiares que había conocido en Colombia. La red fue creciendo y, con 26 personas surgió oficialmente en Suecia la Organización Multicultural de Integración y Derechos Humanos, en el 2009. “A través de la organización hicimos grabaciones en casetes de sus historias para entender los estragos del exilio en la búsqueda de personas desaparecidas, como los colapsos de la memoria, enfermedades o el paso de los años”, cuenta Gladys. “Recogimos los relatos de amenazas y persecución de al menos 18 personas que hoy tiene en sus manos la Comisión de la Verdad”.Gladys trabaja de la mano con Carlos Beristain, el comisionado a cargo de recoger las memorias de la guerra que están en el exilio. Además de aportar la documentación que ha recogido OMI en diez años, ella hace parte de los 43 multiplicadores en Europa que apoyan a la Comisión en la recolección de testimonios y difusión de su trabajo.
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No obstante, con la creación del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición por el Acuerdo de Paz firmado con las Farc, que compone la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas (UBPD) y la Comisión de la Verdad, Gladys vio la necesidad de empezar un “voz a voz” que permitiera hacer un primer rastreo y ubicación de más víctimas de este flagelo exiliadas en ese continente. Así se consolidó el Grupo Europa de Familiares de Personas Desaparecidas en Colombia, con integrantes de diez países: Suecia, Noruega, Suiza, España, Holanda, Alemania, Inglaterra, Bélgica, Italia y Francia.
En los encuentros que han realizado desde diciembre de 2018, cuando se conformó el grupo, llegan dos personas por país, sin embargo, son muchos más integrantes. En el grupo están, por ejemplo, Adriana Quintero, hija de Ángel Quintero, desaparecido el 6 de octubre del 2000 con Claudia Monsalve en Medellín. Ambos eran defensores de derechos humanos e integrantes de Asfaddes. Adriana, además de su padre, busca a seis familiares más desaparecidos. También está Juan Camilo Zuluaga, hijo de Amparo Tordecillas, militante del Ejército Popular de Liberación (EPL) que desapareció el 25 de abril de 1989. Él se tuvo que exiliar a los 10 años en Italia. Pero no solamente hay víctimas de crímenes cometidos por el Estado, también las hay de paramilitares y la exguerrilla de las Farc.
“En Colombia es más sencillo que las organizaciones se reúnan, pero para nosotros no es así por las distancias. Y conseguir recursos es difícil porque todo va destinado para organizaciones en el país, porque allá sucedió el conflicto. A nosotros nos ha tocado sacar plata de nuestros bolsillos o buscar recursos por otros lados. La solución jurídica y económica para eso no la hemos encontrado”, señala Gladys. El apoyo lo han encontrado en el gobierno de Suecia, de Extremadura, en España, el Foro Internacional de Víctimas y el Colectivo Orlandos Fals Borda.
Aun así, han tenido dos acercamientos con la UBPD en España. Desde ese momento, el Grupo Europa puso en conocimiento a Luz Marina Monzón, directora de la Unidad, su primera propuesta de que el exilio sea tenido en cuenta como un territorio por el Sistema Integral. Y así quedó. La Comisión ya está trabajando con multiplicadores fuera de Colombia y la UBPD tiene consignado dentro de la construcción del Plan Nacional de Búsqueda de personas desaparecidas encuentros vía Skype con organizaciones en España, Bélgica, Inglaterra y Argentina.
De hecho, el Grupo Europa ya le entregó un primer informe a la UBPD con 60 casos recogidos de desaparición de familiares que están en el exilio. El informe se llama “Sus voces, nuestras memorias” y fue entregado en un evento en Bogotá en septiembre de este año.
La segunda petición es conectarse con otras organizaciones de Europa, el Cono Sur, Estados Unidos y Canadá. “En noviembre de este año, en Argentina, se tendrá un primer encuentro entre la UBPD y familiares buscadores allá. A la par, nos han contactado desde Estados Unidos y Canadá para unirse a la articulación con el Sistema. Nuestra idea es capacitarlos para que ellos conformen sus grupos y entre todos crear una plataforma que nos permita ir por el mismo camino”. Además, Gladys asegura que cada vez se están encontrando a más familiares que fueron víctimas de la desaparición de sus seres queridos por secuestros, reclutamientos ilegales y muertes en combates.Y aunque estas dos primeras peticiones van sobre la marcha, Gladys asegura que hay más preocupaciones, como el tiempo que tarde la UBPD en empezar a exhumar, identificar y hacer entregas dignas de los cuerpos.
Pero hay otras preocupaciones: “Luz Marina dice que no quiere estar sacando cuerpos a la loca, pero le he dicho que, si bien entendemos la necesidad de construir el Plan Nacional de Búsqueda, a los familiares nos queda poco tiempo. Ya estamos agotados, muchos llegando a la vejez o enfermos. A eso se le suma que estamos en un contexto político complicado, donde se quiere debilitar el Sistema Integral de Verdad. Hay que empezar con lo que hay”, sostiene.
También pide que se agilice y se facilite el proceso de toma de muestras de ADN a los familiares que están fuera de Colombia. “Hay familias enteras en el exilio. La cadena de custodia de muestras de sangre es muy complicada, no es solo meterlas en una maleta y subirlas a un avión. Tiene que tener cierta temperatura y cuidado”, por eso, afirma que podrían aplicarse otras estrategias que usan en España, como la recolección de material genético solo con la prueba de saliva, que es mucho más fácil de transportar.
Otra petición es que la UBPD reconozca a las víctimas que quieren y pueden retornar al país y las que no, por temas de seguridad. “Es vital para muchas familias que en el momento en el que logren ubicar a su ser querido sea entregado en el país del exilio. Debe construirse un protocolo para trasladar los cuerpos”.
Gladys, quien estuvo en Colombia en el Encuentro de Reconocimiento a las mujeres y familiares buscadoras en Pasto (Nariño) como vocera de sus compañeros en Europa, sostiene que para ellos la Jurisdicción Especial para la Paz no es prioridad, sino la Unidad de Búsqueda y la Comisión de la Verdad, ya que por ser extrajudiciales y confidenciales les genera la esperanza de que paramilitares, excombatientes, militares y civiles hablen sin miedo sobre las razones por las que desaparecieron a sus familiares, sobre qué pasó con ellos y los lugares donde están enterrados.
El compromiso de búsqueda de Gladys no se detiene por una frontera ni por la distancia. Para ella es una promesa de vida que le hizo a su hermano. “Si yo cumplo con esta tarea, me voy a reencontrar con él por más raro que suene. Pero la búsqueda la seguiré haciendo hasta que me den las fuerzas”.