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Nada pesa más que la incertidumbre. Imagine que un día su mamá, su esposo, su hijo, su hermano -cualquier ser querido- sale de casa. Se despide, como cualquier otro día, prometiendo volver en unas horas. Y de repente, nunca llega. No se sabe a dónde se fue, quién se lo llevó ni bajo qué circunstancias. De pronto llegan noticias: alguien dice que tal vez fue asesinado, pero no es es seguro. No hay rastros de su cuerpo ni de su paradero. Y usted no sabe qué pensar. No sabe qué otra puerta tocar, dónde preguntar, dónde encontrar certezas para saber si debe hacer un duelo o continuar buscando. Pasan meses, años, décadas, y todavía no encuentra respuestas. El tránsito entre la ilusión y la frustración es lo único seguro.
A ese drama, profundo como pocos, se enfrentan al menos 111.640 familias en todos los rincones de Colombia: la desaparición forzada. No hay un solo departamento del país en el que la guerra o la represión estatal no hayan huella de este crimen, cuyas víctimas son conmemoradas cada 30 de agosto.
En el marco de esta fecha, Colombia+20 de El Espectador recoge algunas de las historias en profundidad que su equipo periodístico ha rastreado en los últimos años.
Estas crónicas dan cuenta no solo de los distintos patrones y modalidades que los grupos armados ilegales y las fuerzas del Estado han usado para desaparecer a sus víctimas, sino de la lucha de sus familias y las organizaciones de la sociedad civil para encontrarlas.
Casos de desaparición perpetrados por grupos guerrilleros y paramilitares; civiles inocentes asesinados por el Ejército bajo la lógica repudiable de los ‘falsos positivos’; poblaciones que cambiaron su relación con los ríos porque allí eran depositados los cuerpos de las víctimas; estudiantes universitarios y líderes de izquierda cuyo paradero sigue siendo una incógnita; antiguos combatientes que están contribuyendo a encontrar los restos de las víctimas y de sus antiguos compañeros en armas.
Estas son apenas algunas de las historias que muestran cómo la desaparición forzada creó una herida en la sociedad colombiana, que aún está muy lejos de encontrar verdad, reparación y justicia. A continuación puede leerlas:
1. El fin del viacrucis para hallar a Óscar Morales, el último hijo desaparecido de Madres de Soacha
Tras 16 años de lucha, en junio de 2024 el cuerpo de Óscar Alexánder Morales Tejada fue entregado a su familia y sepultado. Era la única víctima de los ‘falsos positivos’ de Soacha que faltaba por ser encontrada.
La última vez que sus padres escucharon su voz fue el 31 de diciembre de 2007. Dos semanas después, en El Copey, Cesar, un grupo de militares lo mató para presentarlo ilegítimamente como delincuente dado de baja en combate y engordar sus índices de ‘éxito militar’, lo que en Colombia se conoce como falsos positivos, una practica que solo entre 2002 y 2008 dejó al menos 6.402 víctimas.
Luego del homicidio, los soldados desaparecieron el cuerpo de Óscar, que pasó 16 años en un espacio de inhumación (fosa común) junto a más de 50 víctimas en el cementerio de ese municipio. En este artículo, contamos el caso.
2. El caso colectivo 82, insignia de la memoria de la Universidad Nacional
En 1982, ocho estudiantes de la Universidad Nacional fueron desaparecidos por agentes F2, la antigua estructura de inteligencia de la policía. Tras 42 años de lucha, sus familias lograron que les otorgaran un grado simbólico. Así lo contamos en esta crónica. También puede ver nuestro reportaje audiovisual sobre el caso:
3. El pueblo que adoptó los cuerpos de desaparecidos del río Magdalena
En Puerto Berrío, Antioquia, cientos de cuerpos de víctimas hallados en el río Magdalena fueron enterrados por habitantes locales que les daban un nombre y les pedían milagros. Las mujeres que lideraron los procesos de búsqueda y memoria ahora son claves en las labores de la UBPD para exhumar e identificar los restos. Acá puede leer su historia.
4. El paradero desconocido de las víctimas del exterminio de la Unión Patriótica
Durante al menos 20 años, más de 6.000 miembros de la UP fueron víctimas de asesinatos, desapariciones, amenazas y exilios. Las mujeres se echaron sobre sus hombros el caso para conseguir verdad y conservar la memoria. Esta es la historia de una de ellas, que sufrió la desaparición de sus hermanos.
5. La lucha por encontrar a una víctima de secuestro de las FARC
En el año 2000, Hernán Bustos fue secuestrado por el frente 22 de las antiguas FARC cuando fue a pagar por el plagio de su hermano. Más 20 años después, “Hugo 22″, excomandante de ese frente, comenzó a trabajar con la Corporación Reencuentros y abogados de la familia para dar con el cuerpo del hombre de 72 años. En este artículo le contamos cómo va el proceso.
6. Los desaparecidos ya identificados que aún no encuentran a sus familias
En los cementerios de Colombia, hay cuerpos plenamente identificados que todavía no han podido llegar a sus familias. Esta es la historia de Jesús*, quien desapareció en 2008 cuando tenía 23 años. En 2021, a través de algunos datos y características físicas, la Unidad de Búsqueda comenzó a buscar a su familia hasta que la encontró. ¿Cómo se logró? Acá se lo contamos.
7. El primer hallazgo de una persona con vida fuera del país
Mariela fue reclutada a la fuerza por un grupo guerrillero. Quiso salir de la guerra, pero la persecución la obligó a abandonar a sus hijos y huir a Venezuela. Tres décadas después, mientras la Unidad de Búsqueda de Desaparecidos seguía su rastro, sus parientes entraron en contacto a través de Facebook. Así fue el reencuentro de la primera colombiana hallada con vida en otro país.
8. ¿Cómo buscan a los desaparecidos en zonas donde sigue activa la guerra?
Pese a la presencia y el control del ELN y las disidencias de las FARC, la Unidad de Búsqueda de Desaparecidos logró intervenir la región del Catatumbo, donde habría más de 2.400 víctimas de este crimen, incluidas personas de otros departamentos que trabajaban en cultivos de coca y otras actividades. En este reportaje le contamos cómo se lograron poner en macha las labores de búsqueda.
9. “Todos merecen ser buscados”: la consigna de ex-FARC para hallar a sus compañeros desaparecidos
En el bombardeo a Raúl Reyes en 2008, desaparecieron los cuerpos de 22 combatientes de las extintas FARC. Una de las víctimas fue Wilson Macías. Su familia empezó una batalla para recuperar su cuerpo y el de otros combatientes, que estarían en un cementerio de Quito. Esta historia es apenas una muestra de los desafíos para encontrar a los exguerrilleros.
10. Una región que se unió para hallar a los desaparecidos de la violencia paramilitar
El 20 de febrero de 2020, el Sistema Integral para la Paz recibió un informe que detalla parte de los horrores que sufrió una subregión del Eje Cafetero durante el conflicto armado: más de 2.000 personas desaparecieron a lo largo de la guerra en el Magdalena caldense, de las cuales poco o nada saben la mayoría de sus seres queridos en los municipios de La Dorada, Norcasia, Victoria y Samaná.
En este artículo narramos la lucha de los pobladores para encontrar a las víctimas de la violencia de grupos guerrilleros y para militares que operaron en la zona.
Bonus: El testimonio de un nieto robado en la dictadura argentina y encontrado por Abuelas de Plaza de Mayo
Aunque Colombia es uno de los países más golpeados por la desaparición forzada, se trata de un crimen presente en todo el cono sur. Manuel Gonçalves fue raptado por los militares en 1976 en Argentina, tras el asesinato de sus padres. En el Día Internacional de las víctimas de Desaparición Forzada, Manuel recuerdó, en esta crónica, el camino para recuperar su verdadera identidad, su hogar y su historia.
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