La Aldea, un antídoto contra la polarización
Estas historias quieren abrir conversaciones en las que niños y adultos puedan abrirse a la opinión del otro, cuestionar sus certezas y, por qué no, cambiar de parecer.
Colombia2020 / @EEColombia2020
Las historias de La Aldea son inspiradas en hechos reales y en las lecciones que han dejado los procesos de paz de países como Guatemala, Argentina, Chile, El Salvador, Camboya, Ruanda, Irlanda del Norte y Yugoslavia. Las experiencias de estos países y sus procesos funcionan como un espejo para observar lo que sucede con la implementación del proceso de paz en Colombia y reflexionar sobre la manera en la que se resuelven los conflictos, se recupera la confianza, se trabaja por la verdad, la justicia y la memoria, a casi tres años de la firma del Acuerdo de Paz.
La segunda temporada de La Aldea está pensada tanto para niños como para adultos. Funciona como metáfora de la realidad colombiana para abrirle las puertas al diálogo a través de las particulares vidas de los animales que protagonizan estos fascículos.
La polarización es el principal desafío que tiene el país, la mejor manera de poder superarla pueden ser las buenas conversaciones, así explica Emmanuel Neisa, director de contenidos de ClickArte. “Pensamos que abrir conversaciones significativas sobre los temas que nos dividen, en las aulas y con familia y amigos, puede ser el antídoto. La segunda temporada de La Aldea pretende ser esa estrategia pedagógica para superar esos temas que dividen la sociedad”.
Esta obra pretende ser un aporte pegagógico para las instituciones educativas para hablar de las temáticas actuales del país, como el proceso de paz, la justicia y la importancia de conocer la verdad del conflicto armado y lograr la reconciliación.
Puede leer: La Aldea, un libro para explicarle la realidad nacional a los niños
En cada entrega los personajes se enfrentan a grandes interrogantes para mejorar su convivencia en La Aldea. Muchas adversidades parecen dificultar cada vez más buenos resultados de diálogo y reconciliación entre los personajes.
Para Diana Ospina, escritora de La Aldea, los papeles que juegan cada uno de los personajes en esta temporada permiten que los colombianos se identifiquen en varios momentos con lo que va sucediendo a lo largo de esta historia. “Los animales de La Aldea han dicho nunca más al conflicto que los separó, al daño que se hicieron y nunca más a la repetición. La memoria es un tema muy importante en esta temporada porque debemos recordar lo que nos causó daño para no repetir lo que nos sucedió y poder construir algo nuevo”.
Las ocho historias salen cada viernes de forma gratuita junto a la edición impresa de El Espectador hasta el próximo 8 de noviembre.
Esta es una iniciativa creada por Colombia2020 y ClickArte con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud), la Unión Europea y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados (Acnur).
Las historias de La Aldea son inspiradas en hechos reales y en las lecciones que han dejado los procesos de paz de países como Guatemala, Argentina, Chile, El Salvador, Camboya, Ruanda, Irlanda del Norte y Yugoslavia. Las experiencias de estos países y sus procesos funcionan como un espejo para observar lo que sucede con la implementación del proceso de paz en Colombia y reflexionar sobre la manera en la que se resuelven los conflictos, se recupera la confianza, se trabaja por la verdad, la justicia y la memoria, a casi tres años de la firma del Acuerdo de Paz.
La segunda temporada de La Aldea está pensada tanto para niños como para adultos. Funciona como metáfora de la realidad colombiana para abrirle las puertas al diálogo a través de las particulares vidas de los animales que protagonizan estos fascículos.
La polarización es el principal desafío que tiene el país, la mejor manera de poder superarla pueden ser las buenas conversaciones, así explica Emmanuel Neisa, director de contenidos de ClickArte. “Pensamos que abrir conversaciones significativas sobre los temas que nos dividen, en las aulas y con familia y amigos, puede ser el antídoto. La segunda temporada de La Aldea pretende ser esa estrategia pedagógica para superar esos temas que dividen la sociedad”.
Esta obra pretende ser un aporte pegagógico para las instituciones educativas para hablar de las temáticas actuales del país, como el proceso de paz, la justicia y la importancia de conocer la verdad del conflicto armado y lograr la reconciliación.
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En cada entrega los personajes se enfrentan a grandes interrogantes para mejorar su convivencia en La Aldea. Muchas adversidades parecen dificultar cada vez más buenos resultados de diálogo y reconciliación entre los personajes.
Para Diana Ospina, escritora de La Aldea, los papeles que juegan cada uno de los personajes en esta temporada permiten que los colombianos se identifiquen en varios momentos con lo que va sucediendo a lo largo de esta historia. “Los animales de La Aldea han dicho nunca más al conflicto que los separó, al daño que se hicieron y nunca más a la repetición. La memoria es un tema muy importante en esta temporada porque debemos recordar lo que nos causó daño para no repetir lo que nos sucedió y poder construir algo nuevo”.
Las ocho historias salen cada viernes de forma gratuita junto a la edición impresa de El Espectador hasta el próximo 8 de noviembre.
Esta es una iniciativa creada por Colombia2020 y ClickArte con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud), la Unión Europea y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados (Acnur).